CAPÍTULO 32

La noche anterior hable con mi abuelita acerca del asunto por lo que ella me abrazo tan fuerte por el dolor que sabía que yo estaba sintiendo, por lo que me acosté temprano y dormí, tenía que verlo por última vez y Amy, así como Manfrid me iban a ayudar.

Ahora estoy en el auto de Amy y Manfrid está a mi lado acariciando mi mano.

— Tranquila ya vamos a llegar — me decía.

Mientras Amy aceleraba sentimos como nos desviamos del camino

— ¡Maldición, la llanta! — informa Amy.

¿Por qué justo nos pasaba este día?, ¿acaso el destino no quería que lo vuelva a ver a decirle que yo lo iba a esperar? tan solo necesitaba verlo, era una necesidad para mí.

— Esta solo a unas tres cuadras de aquí el aeropuerto Hannah, ayudare a Amy — informa Manfrid — ve, tienes que encontrarlo — me dice.

Por lo que me bajo rápidamente del auto para emprender mi camino, acelero mis pasos para correr, sentía que los minutos pasaban tan rápido, sentía los latidos de mi corazón a mil, mis manos sudorosas por el nerviosismo y el miedo se hacía presente de no encontrarlo.

Seguía corriendo, estaba segura de que él me estaría esperando. 

— Por favor, amor, espérame, no te vayas aun — susurraba para mí misma.

— ¿Entonces vendrás a verme?, prométeme que si iras — dice aquel chico de cabellos castaño.

— Obvio que voy a ir amor, tendría la necesidad de verte por última vez — digo sonriendo.

— Además, ahí responderé a tu pregunta — sonrío.

— ¿Por qué tenemos que esperar?, ¿por qué no me respondes ahora? — dice con un puchero.

— Porque quiero que sea especial.

— ¿Especial? — me pregunta — tu eres mi persona especial — dice sonriendo para luego hacerme cosquillas en mi estómago.

Recuerdo nuestra última conversación que tuvimos, por lo que lagrimas salen de mis ojos al tener miedo de que no lo encuentre, una gota de esperanza cae en mi cuando veo el aeropuerto a una esquina, así que me apresuro.

— Hannah al regresar, yo quiero estar contigo para siempre, no quiero que nadie nos separe, por eso dejare ir mi pasado, porque mis heridas ya sanaron — me dice.

— ¿Así? — pregunto. 

— Todo gracias a ti, porque tú me ayudaste, cuando ayer fui a visitar a mi madre, ya no dolía tanto como antes lo hacía, y le hablé acerca de ti — me dice reposando su cabeza en mi hombro.

— ¿Qué le hablaste de mí? — pregunto con la duda. 

— Le dije que encontré la felicidad a tu lado, le dije lo hermosa que eres y que tu corazón es tan sincero como el de ella, que gracias a ti descubrí lo que es el amor, un concepto que antes no quería ni saberlo, que me alejaba de ello e ignoraba cada vez que te veía, pero al final caí rendido, porque gracias a ti sentí todas estas cosas, sabía que desde pequeños nuestros destinos iban a estar juntos amor — me dice que no soporto las lágrimas. 

— Es lindo de tu parte Taemin— digo. 

— Amor, quiero preguntarte algo — me dice levantando su cabeza y mirándome. 

— Dime cariño. 

— ¿Te casarías conmigo en mi llegada? — me pregunta.

Se que vamos a estar hablándonos por teléfono así que no perderemos la comunicación, quiero responderle en ese instante, pero no lo hago 

— Te responderé en el aeropuerto — digo sonriendo.

Al ver que me estoy acercando además ver que tengo algo de tiempo mi corazón late a mil al saber que pronto te veré, cruzo la calle rápidamente. 

— Taemin, yo también quiero pasar el resto de mi vida contigo — susurro.

Escucho un fuerte sonido de bocina de un auto acercándose a mí, me apresuro, pero es en vano, porque siento un fuerte golpe que me hace estrellarme en la luna del coche y caer en el piso, un fuerte dolor me invade todo mi cuerpo y sobre todo el miedo de no ver su rostro una vez más. 

Si Taemin, si sería tu esposa. 

Mis ojos pesan hasta que lentamente los voy cerrando, me digo en mi interior de que debo ser fuerte y que debería esforzarme por levantarme, pero todo es en vano, ni siquiera tengo fuerzas para levantarme ni pronunciar alguna palabra hasta que todo pierde el sentido.