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CAPITULO 23

CAPÍTULO 23

8:30 p.m., estaba esperando, sentado en uno de los bancos del parque, repasando las palabras que tendría que decir. Mis nervios no ayudaban; mis manos temblorosas revisaban la hora constantemente.

9:00 p.m., los nervios me dominaban. Me levanté para caminar de un lado a otro. ¡Esto era tan difícil! 

9:16 p.m., el momento que tanto había esperado había llegado, pero me sentía extremadamente nervioso.

— ¿Has estado esperando mucho tiempo? — escucho su voz. 

Me doy la vuelta para mirarla. Mi corazón casi explota al verla con su gran sonrisa y esos ojos en los que me pierdo cada vez que los veo. 

— No he estado mucho tiempo, llegué hace un momento — sonrío. 

— Bueno, ¿quieres comer algo? — pregunta — Tengo hambre — hace un gesto adorable con los labios. 

— ¿Capuchino? — le pregunto y ella asiente con la cabeza. — Claro no soy un mago para descubrir que esa es tu bebida favorita, siempre todas las mañanas te veo ingresar al aula con tu vaso de capuchino — y ella solo ríe.

Caminamos juntos disfrutando del silencio, un silencio cómodo para nosotros donde las palabras sobran para expresar lo que sentimos.

— Dos capuchinos por favor — ordeno a la señora que estaba atendiendo. — ¿Quieres algún postre? — le pregunto. 

— No, está bien con solo eso — me indica mientras tomo el pedido en mis manos y salimos.

Encuentro unos asientos disponibles cerca del parque y nos sentamos. Siento nerviosismo en mis manos temblorosas mientras le entrego su capuchino. Ella percibe mi temblor y deja su capuchino a un lado, mirándome fijamente. Quiero que este momento dure para siempre, estar así juntos. Siento su cálida mano sobre la mía, tan tranquila.

— No hagas eso — digo. — Mi corazón va a explotar — añado con una sonrisa y escucho su risa, que suena como una melodía en mis oídos. 

— Taemin — me dice suavemente. 

— Hannah — respondo. 

— Desde aquel día que me ped...

— Permíteme comenzar — la interrumpo. — Espero tener fuerzas para contarte esto, porque aparte de mi familia cercana, nadie más sabe. Cuando era pequeño, enfrenté problemas familiares. Pensé que éramos la familia perfecta, pero el amor se desvaneció gradualmente con discusiones, celos y luego violencia...

BLASH BACK 

— Amor — decía mi madre con voz temblorosa mientras me abrazaba. Podía sentir su tristeza reflejada en cada lágrima que se escapaba de sus ojos. Me aferré a su abrazo, buscando consuelo en su aroma familiar. 

— ¿Mamá? — pregunté, preocupado por su estado. 

— Mi Taemin hermoso, vamos a mudarnos ¿sí? Iremos a la casa de tu tía Claudia, donde nos espera chocolate caliente — trató de sonreír, aunque sus ojos seguían nublados por la preocupación.

Bajamos las escaleras con nuestras maletas preparadas. Al salir, vi cómo se ajustaba el cubrebocas. Sabía que no era solo para protegerse del frío; era para ocultar los moretones que intenté curar la noche anterior, pero que habían reaparecido por la mañana.

— ¿Estás listo, Thiago? — preguntó por teléfono. — Estaré allí en 10 minutos. — menciona antes de cortar la llamada y dirigirse a mi — Por fin seremos felices, ¿verdad, mi amor? — me dijo con una sonrisa forzada mientras caminábamos. — ¿Te gusta la idea de pasear y cocinar juntos? 

— ¿Papá también nos acompañará? — pregunté ingenuamente.

— Tu padre estará ocupado, amor. Debe ir al médico para recuperarse — respondió, evitando detalles.

Era demasiado joven para entender las verdaderas razones detrás de nuestras prisas y temores. Si tan solo hubiera sabido el peligro inminente, habría actuado diferente, quizás evitando lo inevitable. 

— ¡Kristen! — la voz de mi padre resonó detrás de nosotros.

Mi madre se tensó al instante. Sentí cómo su mano apretaba la mía con fuerza mientras cruzábamos la calle. Mi padre estaba furioso, descontrolado, y no se detuvo ante nada para alcanzarnos. La gente se apartaba mientras él se acercaba, ignorando las miradas preocupadas.

— ¡¿A dónde crees que llevas a mi hijo?! — rugió, agarrando el brazo de mi madre.

— ¡Suéltame! — ella gritó, tratando de liberarse. 

Me levantó en sus brazos y corrimos hacia el auto negro que nos esperaba. Parecía que íbamos a escapar, pero mi padre nos alcanzó antes de que pudiera cerrar la puerta. 

— Tú no irás a ninguna parte — gruñó, arrastrándola hacia un oscuro pasadizo cercano.

— ¡Suéltame! — mi madre luchó, pero fue inútil. Estaba atrapada en la ira de mi padre.

Paralizado por el miedo, me quedé mirando. Las lágrimas comenzaron a llenar mis ojos mientras veía cómo mi madre enfrentaba la violencia de mi padre una vez más.

— ¡Mamá! — grité, corriendo hacia ellos. 

— No, Taemin, ve al auto, corre — me dijo ella con desesperación, intentando protegerme.

Intenté intervenir, pero mi padre me empujó con tanta fuerza que caí al suelo, impotente y asustado. Vi cómo golpeaba a mi madre, cada puñetazo resonando en mi pecho como un eco doloroso.

— ¡Dereck, por favor! — mi madre sollozó bajo su furia. 

— ¡¿Pero qué?! Eres una carga para mí con tu enfermedad — él rugió, ignorando sus súplicas mientras la golpeaba una y otra vez.

— Taemin, ve al auto — mi madre me dijo, luchando por respirar entre los golpes.  

Corrí hacia el auto en busca de ayuda, gritando por Thiago, quien finalmente me escuchó y corrió hacia el pasadizo. No sé qué pasó exactamente después. Solo recuerdo ver a mi madre saliendo del pasadizo, ensangrentada y desesperada por huir de mi padre, sin embargo, no se percató de un auto que venia a toda velocidad que la arrollo.

— ¡Mamá! — mi voz se quebró mientras corría hacia ella. — Mamá, no te vayas — susurré, viendo cómo luchaba por mantenerse consciente. 

Fui apartado de ella, desesperado por estar a su lado. Mi madre era todo lo que tenía en el mundo. Era la razón de mi sonrisa, mi seguridad, mi hogar. Quería creer que todo estaría bien, pero la imagen de ella ensangrentada no me dejaba en paz. 

— ¡Thiago! — grité. — ¡Ayúdala, por favor! 

Mis lágrimas caían libremente mientras me aferraba a la esperanza de que mi madre se recuperaría. 

.

Luego del entierro de mi madre, me fui lejos, a estudiar en otro departamento del país, no estuve solo mi tía Claudia y Thiago me acompañaron porque no podía soportar estar en ese lugar lleno de recuerdos de ella. Desde entonces, mi percepción del amor cambió drásticamente. 

Nunca quise experimentar un amor como el de mis padres. Las palabras finales de mi madre, amando a mi padre a pesar de todo, me confundían. ¿Cómo puede existir amor en medio de tanta toxicidad? Me alejé de todos, decidido a evitar ese tipo de amor y jurándome a mí mismo nunca enamorarme. 

 FIN DEL FLASH BACK

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