5
Verse al espejo luciendo aquella ropa lo hace sentir ridículamente nervioso.
Es solo una noche. Saldrá con Jimin. ¿Por qué se siente así?
Al parecer, Jungkook no puede con tanto, se pone aún más nervioso cuando ve a su madre en el umbral de la puerta mirándolo divertida.
- ¿Me veo bien? - pregunta como un adolescente inseguro. Su madre ríe y se acerca para mirarlo a través del espejo.
- Por supuesto que sí. Verte así nervioso por salir me recuerda cuando estabas en último año de preparatoria. Lucías ese precioso traje negro que te quedaba a la medida, en aquel entonces tenías 17 años y eras muy introvertido.
- Y ya tengo 32 y sigo igual.
- Es cierto, pero más guapo, mírate - y nuevamente dirigen su vista y Jungkook esta vez, se ve diferente. Como si su madre tuviera las palabras perfectas para él.
De pronto la mujer se sentó sobre la cama y la acarició con suavidad y su semblante cambió un poco.
- Recuerdo aquella tarde que me dijiste que querías invitar a Sam al baile pero terminaste invitando a SunJi. Y aún no sé cómo terminaste casándote con ella - mencionó con algo de tristeza en sus palabras.
- Éramos muy jóvenes.
- Lo sé. Me hubiera gustado en el fondo que invitaras a Sam. Era quien te gustaba.
- Pero si hubiera tomado esa decisión, no hubiera tenido a Yumi.
La madre de Jungkook se pone de pie y se acerca a su hijo y lo ve directo a los ojos y con esa sonrisa única y llena de amor habló, confrontándolo con delicadeza, soltando lo que tenía profundamente guardado en su interior. - Yumi es una gran bendición, hijo. Pero me hubiera gustado que seas feliz. Realmente feliz. ¿Lo entiendes?
Jungkook se quedó en silencio, bajó la mirada y la mujer lo acarició en el rostro acunándolo entre sus manos.
- Siempre lo supe cariño, las mamás tenemos un sexto sentido.
- Madre...
- Jungkook, es tiempo de que busques tu felicidad y este es un buen inicio. Te lo mereces.
- Pero mamá, no es tu obligación cuidar de Yumi y ya no puedo actuar con irresponsabilidad, porque soy papá. ¿No estoy siendo un mal ejemplo?
- Divertirse no es ser mal padre, mi amor, no eres irresponsable por desear vivir tu vida. Quítate eso de la cabeza y con respecto a mi nieta, no es mi obligación cuidarla pero me complace hacerlo.
- Prometo no llegar tarde.
- Ay, hijo, ya no tienes 15 años. ¡Duerme fuera! Bebe mucho, no sé... ¡Haz locuras!
Jungkook se soltó a reír a carcajadas y abrazó tan fuerte a su madre y esta le correspondió.
- Eres el mejor padre que Yumi puede tener y lo estás haciendo excelente. Nunca lo olvides. Ve pronto que se te hace tarde.
Jungkook asintió y se volvió a mirar al espejo, esta vez más convencido. Las palabras de su madre lo llenaron de energía y ahora tenía ganas de disfrutar la vida.
Se acomodó el cabello y salió de su cuarto.
Yumi al verlo abrió los ojos con sorpresa, pues jamás había visto a su papá vestido de ese modo.
- ¡Te ves guapísimo papi!
Jungkook la abrazó fuerte y besó todo su pequeño rostro y su niña rió.
- ¿En serio me veo bien?
- Papi es el hombre más guapo del mundo.
- Y tú la princesa más encantadora.
- Papi pórtate bien.
- Eres una pequeña mamá, corazón. Prometo portarme bien y tú promete dormir temprano, ¿sí?
- ¡Que se diviertan! - fue lo último que dijo su madre antes de que Jungkook saliera de casa.
- ¿Abu, por qué estás tan contenta?
- Pronto lo sabrás, corazón. ¿Quieres ver Ratatuille?
- ¡Siiiii!
Jungkook subió al auto y tardó varios minutos en encenderlo. Respiró profundamente y se propuso a tener una buena noche.
Se parqueó y bajó por fin luego de unos minutos de ejercicios de respiración. Alrededor las luces LED de los locales, antros y lo movido de la zona, le abrumaron. No había visto esto en siglos.
Había estado repitiéndose así mismo el nombre del lugar donde se encontrarían con Jimin que cuando observó los carteles colgantes al llegar, sintió desfallecer. Las piernas no le reaccionaban y comenzó a reírse por actuar tan infantil.
Estaba muy nervioso. Se preguntaba si realmente fue buena idea ir. Pero recordó las palabras de su madre y le sirvieron de impulso para caminar hasta la puerta del sitio.
Un karaoke. Al menos no es una discoteca, pensó. De igual forma, el ambiente del sábado por la noche le hizo poner la piel de gallina. Una mezcla de nervios y euforia corrían en su interior.
Por poco se sintió fuera de lugar, aunque no luzca muy adulto, la sensación de que es mucho mayor a la mayoría de jovencitos que reían y caminaban a lo largo de aquella calle fue inevitable.
Por fin entró y Jimin ya lo esperaba con una gran sonrisa.
- Pensé que se había arrepentido de venir. Ni siquiera le pedí su número - mencionó entre risas, notablemente nervioso. Al parecer no era el único en ese lugar. - Venga, reservé un lugar para los dos.
Jungkook se dejó guiar por el pasillo iluminado y llegaron a una sala.
- Elija la canción que desee...¡Nos vamos a divertir muchísimo!
- No sé cantar.
- Por favor, Jungkook, no importa. Solo déjese llevar. No estamos en las audiciones para BigHit.
El hombre asintió y escogió una balada y comenzó a cantar. Sorprendentemente, su voz era tan hermosa y suave que Jimin no pudo evitar conmoverse y aplaudirle cuando terminó.
Bastaron varios minutos y un par de vasos de cerveza para que Jungkook se sintiera más cómodo y fue como haber liberado a un pajarito enjaulado.
Eran como niños. Riendo, cantando y disfrutando.
Jungkook mientras cantaba, no pudo evitar pensar en cómo es que dejó pasar tanto tiempo, creyendo que su vida se había acabado, cuando realmente estaba comenzando a hacerlo.
Cantaron por mucho tiempo y luego salieron a comer. Cenaron la comida más grasosa que pudieron y no dejaban de reír.
Jimin es un chico demasiado divertido, justo todo lo contrario a Jungkook. Desinhibido y parlanchín, bromeaba contando sus historias y con sus ocurrencias y expresiones pasó haciendo sonreír al hombre todo el tiempo.
No habían bebido mucho y Jungkook se sentía eufórico, con un sentimiento extremo de placer en su cuerpo. No había experimentado jamás algo así en su vida y al parecer, no deseaba que se extinguiera.
Jimin miró la hora en su teléfono, eran apenas las diez así que se le ocurrió caminar un poco.
Hablar con él es fácil, piensa Jungkook. Siempre tiene algo que decir y se toma el tiempo de escuchar también. A Jungkook los pies le latían como si hubiera bailado toda la noche. Pidió sentarse en algún lugar y llegaron justo frente al río.
- Cuénteme. ¿Cómo fue que se hizo ese tatuaje en su brazo? - preguntó mientras se acomodaba en el césped de una gran área verde que tenía una hermosa vista de gran parte de la ciudad. La calma invadía el sitio y la frescura del ambiente era tan placentera.
- Tenía 18 y algunos billetes en el bolsillo - Jungkook respondió divertido recordando el pasado.
- Había recibido mi primera paga, trabajaba como ayudante de cocina en un restaurante de un buen amigo de mi padre y como siempre mis papás cuidaron de mí, mamá dejó que lo usara en algo que quisiera muchísimo. Así que me armé de valor y me lo hice.
- Un poco contrario a su personalidad... ¿No lo cree?
- Sí, eso creo. Toda persona que me conoce por primera vez cree que soy un "Bad boy" o no se imagina siquiera que soy papá. Pero cuando me empieza a tratar, se lleva la sorpresa.
- Usted es como un croissant dulce.
- ¿Qué?
- Lo siento, no se me ocurrió otra cosa. El croissant parece duro por fuera por la costra pero por dentro es muy esponjoso y suave. Usted es una persona muy...¿suave?
- De todas las descripciones, esta sin duda ha sido la más interesante - dijo entre risas. - Cuéntame algo sobre ti.
- Bueno, no tengo un pasado dramático en realidad. Crecí con mis padres, fui un buen estudiante en la escuela. Estaba en el teatro, jugaba baloncesto y desde siempre amé la cocina. Mis padres y yo íbamos a abrir una pequeña cafetería pero decidieron irse un poco más temprano.
- ¿Hace cuánto pasó?
- Ya tres años. Fue repentino todo, pero no me siento mal. Hice todo lo que debí por ellos hacer mientras estaban con vida. Y gracias a ellos soy lo que soy.
- Eres muy fuerte, Jimin.
- Sí, es por amasar pan - Jungkook se quedó en silencio y le tomó un par de segundos entender el chiste. Cuando por fin lo hizo, Jimin ya estaba retorciéndose de la risa.
- ¿Nunca has pensado dar clases de pastelería?
- Oh, sí... Quiero dar clases a niños. Aunque mi taller es un poco pequeño, estoy trabajando para adecuar un espacio donde pueda enseñar.
- ¿No abrirás un curso para un papá soltero amante del chocolate?
- ¿Quiere aprender?
- ¿Por qué no?
- ¡Pues, cuando quiera!
- ¿Hoy puede ser? Pero antes que nada. Ya deja la formalidad. Me siento un anciano.
- ¿Pero y no lo es?
- Pequeño atrevido.
- Vamos anciano, ¡atrápame si puedes!
Jimin se levantó de un salto para echarse a correr y Jungkook imitó la acción para perseguirlo.
Y mientras corría, una enorme sonrisa se dibujó en su rostro.
Por primera vez en mucho tiempo, se sintió muy feliz.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro