12
Pese a los nervios, el día de la audiencia llegó y todo salió bien. Jimin estaba tenso en su sitio, pero al ver a Jungkook recordaba que no estaba solo.
La pequeña MinJi escuchaba atenta todo lo que el juez decía y cuando terminó todo se lanzó a Jimin en un fuerte abrazo.
El chico sabe que su vida cambiará desde el momento en que salga por aquella gran puerta caoba.
— Voy a llevar a las niñas al auto, mueren por comer pollo frito.
— Está bien. Iré al baño y salgo enseguida.
Ambos se separaron y Jimin se dirigió al baño. Al salir una presencia inesperada aguardaba por él del otro lado de la puerta.
— Jimin.
— ¡Señora Suwan!
— ¿Podemos hablar un momento?
El chico asintió y se sentaron un momento en una pequeña sala de estar en aquel lugar. Jimin tenía muchas cosas en su cabeza, muchas preguntas y demasiadas emociones desordenadas en su interior. Para su tranquilidad, la mujer rompió el silencio primero.
— Jimin, yo sé que todo esto te cambió la vida. Mis decisiones te han arrastrado hasta aquí sin poder hacer mucho al respecto. Vengo a pedirte perdón en primer lugar.
— No es necesario. Yo amo mucho a la pequeña. No es ninguna molestia, señora.
— Yo sé todos los sueños que tienes, eres muy joven aún y sé que una niña no estaba en tus planes, te debo la vida entera, Jimin.
— Señora, no puedo entender por todo lo que está pasando, solo desearía que se quitara ese peso de encima y pueda mas bien perdonarse así misma por lo que sucedió. Yo prometo cuidar a MinJi como mi hija. Además, tengo un gran apoyo a mi lado. Estaremos bien. Lo único que quisiera es que pronto pueda regresar. MinJi jamás la olvidará. No dejaré que eso suceda.
— Jimin. Tengo que irme — dijo la mujer sin poder contener las lágrimas. — Se feliz con mi niña, te lo pido.
El chico sonrió y le extendió la mano a la mujer que intentaba parecer fuerte. Al final, seguía siendo una madre que debe separarse de su hija.
La mujer se fue por fin y Jimin camina a paso rápido hacia el estacionamiento para reencontrarse con los demás.
— ¿No podías hacer popó, tío Jimin? — preguntó divertida una de las niñas y se echaron a reír.
Jimin sonrió y abrochó los cinturones de ambas niñas y subió al auto para salir.
— ¿Qué pasó? — preguntó Jungkook con notoria curiosidad.
— No tienes idea. Hablamos después, primero vamos a comer.
— Como usted ordene.
Ya en casa de Jungkook, las niñas habían hecho un fuerte con sábanas y cojines en el dormitorio de Yumi, los adultos lavaban los platos de la comida que habían pedido para llevar a casa y viendo que las niñas disfrutaban de su juego, se sentaron en la sala.
Como si hubieran estado sincronizados, ambos soltaron un largo y sonoro suspiro, querían simplemente relajarse un momento.
— Ahora sí, ¿me dirás que sucedió en el juzgado?
— Fue a verme la madre de MinJi. Me dio mucha tristeza, ella está devastada.
— No podría imaginar separarme de mi hija. Realmente debe estar pasándola muy mal.
— Kook. ¿Crees que voy a poder?
Jungkook se acercó un poco a Jimin y este tomó sus manos y las acarició con suavidad, asintiendo convencido.
— Lo que creo es que eres tan increíble y capaz de lograr todo lo que te propongas, así como superar cualquier obstáculo. Yo sé que todo esto es demasiado apresurado y me imagino que tu mente está tan revuelta ahora mismo, pero, no dudes jamás de tu potencial. Lo has hecho bien hasta el día de hoy, has logrado todo a base de gran esfuerzo y ahora tienes una hija. Es una locura pero ten confianza. Yo estaré contigo en todo momento que necesites. No seré el padre perfecto ni el hombre perfecto pero no me veo ya haciendo nada sin ti.
— ¿Y si yo pienso igual? Es cierto, todo ha sido en parte apresurado y muy caótico pero no me arrepiento de nada y creo que estamos en el mismo sentir, quiero quedarme contigo por todo el tiempo que la vida me permita.
Jungkook cree que se ganó la lotería, entre tantas cosas que ha pasado en su vida, siente que haber coincidido con Jimin ha sido una de las cosas más increíbles que pudo haberle sucedido. Siente en su corazón que esto es como debió pasar, no solo está enamorado de pies a cabeza de este chico, tiene la necesidad de estar con él y ayudarle en el cumplimiento de sus sueños y en todo lo que necesite.
El ambiente se volvió más íntimo y en el momento que iban a mostrarse cariño con un beso, ambas niñas se lanzaron encima de ellos, riendo y jugando.
— ¡Papi, papi, yo también quiero un beso! — gritó la pequeña Yumi, Jungkook la agarró por los aires y comenzó a hacerle cosquillas, MinJi reía sin parar y llegó su turno también.
Este padre tiene mucho amor para compartir y ahora sin querer, tiene otra princesa para amar.
Conversaron y rieron un poco más con las ocurrencias de las niñas, hasta que llegó la hora de dormir. Las pequeñas sumergidas en su sueño profundo eran observadas con ternura por los dos adultos que salieron de la habitación a hurtadillas.
— Hoy ha sido un largo día. Estoy molido, quisiera dormir unos trescientos años — dijo Jimin.
— ¿No crees que me toca un poco de amor solo para mí?
— Qué atrevido eres, Jeon.
— Terminemos lo que empezamos, ¿te parece?
— Me parece una excelente idea.
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