Capítulo 24: «Dilo...»🦋
Mi cuerpo se estremeció y ni siquiera podía evitarlo, me sentía presa del deseo y de mis ganas; me sentía presa ante la sumisión de aquellos dos hombres que me estaban volviendo loca e inevitablemente me envolvían entre sus tentaciones, justo como ahora.
Estaba en la encimera de la cocina con mis piernas separadas, los labios de Leroy parecían nadar en mi zona haciéndome enloquecer, mientras su hermano disfrutaba de la vista, mis jadeos parecían ser música para sus oídos y yo sin duda disfrutaba ser un jodido instrumento si era tocada por ellos.
—Más.
Rogué, y sentí como la cabeza de Leroy vibraba entre mis piernas.
—¿Quieres que entre la lengua completa? —Leroy levantó su cabeza y yo bajé un poco la mía, sacó su lengua y con una sonrisa en los labios me dijo —no hay más, nena, te lo estoy dando todo, eres una insaciable. Me encantas tanto flaca.
Fue turno de Lucien de carcajearse.
—Pedías tanto una mujer que te aguantara, ahora ¿no la aguantas a ella?
Su broma personal tomó más tiempo de lo esperado, y para cuando fui levantada por Leroy, siendo apoyaba en su hombro como un saco de cebollas era tarde. Mi cabeza dio vueltas cuando subió las escaleras, levanté un poco el rostro y mordí mi labio inferior cuando vi como Lucien se deshacía de su camisa.
—Lo morderé dentro de poco.
Sus palabras me hicieron sonreír.
—Cómo si fueses capaz de hacerlo.
—Deberían ser veinte, ¿no crees, hermano? —dijo Leroy, me confundí ante sus palabras, pero la sonrisa lujuriosa y llena de maldad de su hermano me hizo caer en cuenta a lo que se refería.
—Mientras me hace maravillas con esa lengua, ¿No crees?
Al estar dentro de la habitación mi cuerpo fue dejado sobre la cama, ambos estaban mirando mi cuerpo, ante sus miradas sucumbí al deseo de llevar dos de mis dedos a mi boca, y al estar fuera sonreír para ellos; la luz opaca en la habitación era suficiente, nuestro deseo iluminaba lo que era necesario.
—Quítate el vestido.
Mis manos fueron de forma lenta al ruedo de mi vestido, sabía que les estaba dando un espectáculo y mirar como sus manos de formas desesperadas se movían me hacía sentir mucho más poderosa; en aquellas dos tentaciones frente a mí, en aquellas dos tentaciones que eran mías.
—No puedo esperar a que te pongas de rodillas cuando puedo hacerlo por ti.
Soltó Leroy, pero en cambio quién se movió fue Lucien, una de mis piernas fue sujeta y por medio de ella fui arrastrada por la cama, haciendo que soltara el ruedo del vestido. Mi cuerpo fue levantado y puesto sobre las piernas de Lucien, este estaba sentado en un mueble sin espalda, por lo que suponía su hermano estaba muy cerca. Sentí el frio en la parte trasera de mi cuerpo y sin poder evitarlo grité cuando la mano del primer demonio cayó sobre mi piel descubierta.
—¡Ah! ¿por qué haces eso? —pero, aunque me mostraba sorprendida, me había gustado.
—Porque puedo.
Y así recibí cuatro más por su parte, mi labio inferior dolía ante el contacto que tenía con mis dientes, mi cuerpo exigía mucho más, porque mientras su mano azotaba mi trasero sus dedos hacían contacto con mi centro. El efecto del vaso que me había tomado se esparció y ahora estaba completamente, enteramente y efusivamente maravillada ante la entrega de ambos hombres.
—Abre la boca flaca.
Mi cabeza se levantó un poco y chocó en lleno con el miembro de Leroy justo en mi cara, sonreí internamente y separé los labios, su miembro se introdujo a mi boca y mientras lo hacía dos de los dedos de Lucien se introdujeron a donde nunca, nunca, pero nunca me había dado el sol. Mi cuerpo se contrajo y gemí de forma ahogada mientras tenía la virilidad de Leroy en mi boca.
—Si pegas los dientes, te azotaré hasta que no sienta la palma de mi mano.
Y la idea me encendió muchísimo más.
—Es masoquista hermano, quiere que la azotemos y la dominemos, ¿No es así? —. Asentí mientras mi lengua hacia disfrutar a uno de mis hombres, chupaba hasta no poder y sin evitarlo levanté una de mis manos masajeándolo de igual forma —quieres que te atemos y te digamos cosas sucias, que te hagamos sentir una reina, pero que cuando estés desnuda hagamos con tu cuerpo lo que nos plazca, mientras nos cedes tu alma, mientras este infierno te consume. Mi infierno, su infierno, nuestro infierno.
Las palabras de Lucien estaban volviéndome loca, hasta que no pude más y me levanté; mis manos fueron a mi vestido deshaciéndose de el, me arrodillé sobre la cama jadeante, bajo la mirada expectante de aquellos hombres.
—Los deseo, aquí, ahora. No... yo no necesito más, solo que acepten estar conmigo, y si quieren que sea solo una noche, díganme o déjenme ir —levanté la mirada y me encontré con sus miradas frías y sin ninguna expresión —permítanme mostrarles que, una persona puede dar más que sexo, que...
—¿Qué nos estás proponiendo?
—¿Una relación?
—Yo no puedo ser casual, no cuando los deseo, no cuando enserio me gustan...
Sus sonrisas hicieron que me confundiera y más aún cuando sus cuerpos completamente desnudos se acunaron con el mío en medio, uno estando detrás, uno estando delante de mí, ambos besaron mi cuerpo, uno la espalda hasta el cuello, otro mis labios hasta el pecho.
—No necesitamos una etiqueta, eres nuestra, nosotros tuyos. ¿Crees que llamarnos pareja sería más de lo que ya tenemos? No, nena. Somos más que eso, somos nuestro infierno. Tú el nuestro, nosotros el tuyo.
—No sabía que su romance era tan oscuro, señor Leroy.
—Lo único que quiero es que nos clavemos en ti —su respuesta llegó con las manos de Lucien levantando mi cuerpo, su miembro se introdujo a mi cuerpo y no justamente al frente; entro de forma suave, como sus besos y toques, envolviéndome y haciéndome humedecer mucho más, supongo que, mientras estaba distraída utilizó lubricante, al menos era cuidadoso.
—Levántate un poco más para mi hermano, muñeca.
Seguí su orden y al sentirlos a ambos completamente me sentí plena, como si fuese una pieza de ajedrez en busca de su tablero, ya no me sentía vacía, sentía que... por primera vez, el sexo tenía sentido.
—Sí, sí...
Gemí ante el deseo, jadeé cuando ambos hombres gruñían, besaban y mordían mi cuerpo. Besé los labios de Leroy frente a mí y con poca delicadeza mordí de igual forma.
El sonido de la puerta siendo abierta me distrajo, pero, aun así, los hombres que atosigaban mi cuerpo se quedaron de la misma forma.
—Que no te distraiga que vean lo que te hacemos sentir
—Joder, nos están viendo.
—¿La oíste hermano? Tenemos público —mi cintura fue sujeta por dos manos que apretaron con necesidad y que hicieron que ambos miembros se sintieran muchísimo más profundos, sin poder evitarlo gemí cuando los labios de Leroy fueron a mis pechos abrazando uno de mis pezones con sus labios.
—¡Nos están viendo! —solté seguido de un gemido, Lucien beso mi cuello y pude sentir sus dientes a causa de una sonrisa.
—Pues que disfruten el show.
Al día siguiente mi cuerpo se paseaba por la cocina de aquella casa, caminaba con lentitud y con mis piernas un tanto separadas. Quemaba, joder, me dolía hasta respirar.
Había entendido porqué habían mencionado veinte, y lo comprendí aún más cuando después de que se unieran a mi más de cuatro veces, las catorce nalgadas que faltaran cayeran en mi trasero, sin duda, un abuso, me gustaba, pero un abuso.
Aunque esos orgasmos, fueron lo mejor de la semana.
Me encontraba terminando de hacer el desayuno, que, por cierto, aquellos dos hermanos debían de hacer compras de forma urgente, solo me alcanzó hacer algunos waffles, huevos, y tocino, también había panes para tostadas, por lo que, corté algunas y las puse en la esquina de cada plato. Lo acompañé con jugo que de naranja que había en el refrigerador y de algún modo me sentí aliviada.
—Buenos días —la voz de Lucien a mis espaldas me hizo sobresaltar.
—Buenos días —carraspeé nerviosa, la última vez, había sido insultada y casi asfixiada contra la pared —siento si te molestó, no quise... no quise incomodar, solo hice desayuno, me iré ahora mismo.
Jugaba con mis manos nerviosa, sentí como su presencia se acercaba a mí y cerré los ojos ante el temor, el tacto de su mano húmeda me estremeció, su mano se paseó por mi cuello y al sentir sus labios sobre el abrí los ojos exaltada, pero los cerré al momento dejándome llevar por la sensación.
—Estás aquí. No te fuiste, no te vayas.
Susurró en mi oído, mis labios buscaron los suyos como si mi cuerpo lo necesitara, es cierto que la noche anterior había estado con ellos, pero a pesar de eso para mí, tiene un poco más de validación, ver si habrá rechazo o aceptación, ver si fue suficiente, ver si al final había encontrado al ser indicado, que la aceptaría tal y como era.
Las manos de Lucien fueron a mis piernas y se deslizaron por la parte interna de mis muslos, sus labios se alejaron de los míos y sus ojos viajaron a mi rostro buscando mi mirada, mi respiración se detuvo al sentir como sus dedos entraban en mi de forma lenta, mis labios se separaron soltando el aire que contenía, sus ojos veían cada expresión que realizaba mi rostro mientras sonreía complacido.
—Dilo —me pidió moviendo sus dedos mucho más rápido.
—Todavía no es tiempo.
Él asintió mientras acercaba su nariz acariciando la mía. Puse mis manos sobre sus hombros mientras me acercaba a mi orgasmo.
—Pero, buenos días —la sonrisa burlona y lujuriosa de Leroy hizo que me sonrojara y que mirara hasta él estando con su hermano cerca.
—¿Se lo darás?
—Claro que no, es una rebelde.
Mi boca se abrió en forma de un circulo cuando sentí que salía de mí.
—¡No! No pares —rogué, pero al contrario recibí un beso sobre la frente.
—¿Acaso quieres que papi te haga venir? —sin poder evitarlo dejé caer mi mano sobre su hombro en un juego juguetón.
—Hice desayuno. Ahí están sus platos, espero les guste —vi como ellos vieron sus platos y mientras que Lucien parecía fascinado, Leroy hizo una mueca de desagrado —¿Pasa algo malo, Leroy?
—No como cebollas, nena —yo asentí moviéndome rápidamente, tomé el plato que estaba frente a él —puedo comerlo, flaca, no te preocupes, tráelo acá.
Ignorando su petición sustituí su plato, estaba igual, pero aquél huevo no tenía cebollas. Cuando lo puse frente a él sonreí con timidez.
—¿Y ahora? —él sonrió para mí, y su hermano me miró con un brillo en los ojos, era ¿fascinación? ¿cariño? ¿aceptación?
—¿Dónde están mis buenos días?
Preguntó Leroy.
—Es una maleducada, hermano —yo sonreí apoyándome sobre el desayunador, mientras miraba como comían, era simplemente, exquisito.
—Porque puedo.
Ambos se miraron luego de haber dicho esa frase y me miraron después, sonrieron mientras guardaban silencio, su comunicación telepática me puso nerviosa.
—¿No trabajarán hoy? —ambos negaron —¿Por qué? —ambos se volvieron a mirar y bajaron las cabezas a sus platos. ¡Joder!
—No estamos acostumbrados a hablar en el desayuno.
—De acuerdo, no hay problema. Seguiré gozando de la vista.
El sonido del cubierto de Leroy cayendo al plato me exaltó un poco.
—¿Podrías dejar de ser así? —mi cuerpo se heló, tragué con nerviosismo, y lo hice aún más cuando el cuerpo de él dio la vuelta hasta llegar hasta mí.
—¿Así cómo? —. Me atreví a preguntar cuando me levantó de la cintura y me subió sobre la encimera.
—Así tan madura y comprensible, decisiva y peligrosa, tan rebelde y cariñosa. —Sonreí con ternura, dejé un beso sobre su frente y bajé hasta su nariz dejando uno también, y al finalizar dejé un pico húmedo sobre sus labios.
—Te mereces un premio, ¿no crees? —asentí hipnotizada bajo su mirada, embobada y hechizada. Se deshizo de mi camisa dejándome completamente desnuda, el cuerpo de Lucien apareció en mi campo de visión; él seguía aquí, su mirada sobre mí me desbordó el alma.
—Abre tu paraíso para tus demonios, nena.
Y así lo hice, estando completamente desnuda separé las piernas, ambos remojaron sus labios haciendo que deseara que dejaron sobre mí todas sus marcas, no necesitaba más, tenía a mis dos de demonios allí, dispuestos para mí, tanto como yo lo estaba.
El rostro de Leroy fue a mi entrepierna, y al estar pocos segundos su hermano se unió a él.
—¿No mirarás a los ojos a tus esclavos? —sonreí y levanté mis manos dejándolas caer en sus cabezas, una para Lucien, otra para Leroy, cuando bajé la vista jadeé de sorpresa y de placer al ver sus lenguas jugando conmigo y chocándose de vez en cuando.
—Mírame, Leroy. —Él lo hizo de inmediato, de forma tan sumisa que me enloqueció—. Esos son tus buenos días.
¡Hasta que por fin! Gracias por leer. <3
¡Ya son 8k lecturas! 💥
Gracias por esta hermosura, JackieSu01 ♥♥
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