Capítulo 19: «Parte de mi historia» 🦋
—Mi madre siempre ha tenido problemas conmigo, pero no la culpo, —Sonreí pasando uno de mis dedos por los bordes superiores del vaso de café —yo también tendría problemas conmigo.
—Creo que siempre tenemos problemas con las cosas que salen de nosotros. Continua. —Asentí.
—Mi padre murió hace mucho y dejó deudas, pero no económicas, había pagado con la virginidad de mi hermana y yo, siempre lo supe, pero, aun así, yo solo... empecé a trabajar siendo benefactora de los gastos de casa, mi madre y mi hermana empezaron a verme como un banco, exigiendo dinero y tratándome mal, pensé muchas veces en irme, pero, ¿Qué pasaría con ellas?
—Esa no era tu responsabilidad, tu madre debía ayudarte también, que maldita.
—Hace pocas semanas noté que algunas cosas faltaban en la casa, pero lo ignoré y mi consecuencia fue el día de hoy al llegar a casa y verla cerrada y con una carta diciéndome que podía empezar desde cero con nada, ya que, tenía a dos hombres dispuestos a darme todo. —Finalicé.
—Mi niña... —Yo la miré, tratando de forzar una sonrisa, pero mis comisuras no eran tan hipócritas como yo, mi cabeza bajó a la mesa y mis manos trataron de tapar mi rostro, mis sollozos salieron al igual que las lágrimas. Sentí como su presencia mientras se acercaba, una de sus manos pasó por mi cabeza, dándome apoyo, pero la verdad es que en ese momento me sentía tan poco, tan basura, tan nada. —No estás sola, yo estoy contigo.
Aunque intentara verme como la persona más fuerte del mundo iba ser más fuerte, era difícil, pero no inevitable.
—Iremos a mi casa. —Mi rostro se levantó mirándola —Te quedarás unos días conmigo mientras consigues algo para ti, aunque no me molestaría que te quedaras conmigo para siempre. Me siento sola. —No me negaría ante su ayuda, pero si le pagaría, no estaba dispuesta a tomar cosas gratis.
—Bien, te pagaré la renta. —Ella se carcajeó abriendo sus ojos de forma exagerada mientras negaba.
—Eso es imposible. —Pasé mis manos por mi rostro quitando todo rastro de lágrimas.
—Entonces mantendré el refrigerador lleno y limpiaré siempre la casa, también cocinaré. Si no es así pues me quedaré aquí. —Dije con decisión, ella por su parte negó mientras bajaba la cabeza.
De todas las personas que esperé mi extendieran la mano, Gayle era la última, no había ido hasta donde Gabriel, no podría, ¿con que cara? Y mis mejores amigas, ¿Dónde se suponía que estaban en ese momento?
O más bien, Nataly, porque después de hoy no quería ver a Melody ni siquiera en pintura.
Después de eso terminé de comer lo que había tomado, ya me encontraba un poco más calmada, pero el constante pensamiento de que podría estar pasando con mi hermana no me abandonaba.
Mientras salíamos del café lo cerramos, y me aseguré varias veces de que estuviese bien cerrada. El camino hasta su casa fue silencioso, para mi sorpresa ella vivía a diez minutos del café. Su departamento era acogedor, tenía tres puertas que se notaban al entrar al departamento, muebles en el centro, un espacio que daba a la cocina. Era parecido a mi casa. Limpio, amplio y acogedor.
—Lo siento. —Dijo mientras iba hasta una mesa que estaba frente al mueble, el cual estaba frente a la televisión. —Esto es obra de mi primo Drick.
—No te preocupes. —Dije mirando alrededor.
—Bueno. Hablemos de las reglas —yo sonreí mientras asentía —si traes chicos que vayan directamente a tu habitación, nada de muestras afectivas en la sala —remojó sus labios con una sonrisa ladina. —Querría que me invitaran.
—¡Gayle!
—Bueno. Me gusta mucho que la casa huela a flores. Me gusta que todo esté ordenado, no me molesta la música, si vas a poner a Doja Cat, te pido por favor que pongas el volumen al cien.
Yo sonreí de lado mientras asentía.
—Las seguiré al pie de la letra.
Luego de eso, preparé la cena para ambas e intenté contactar con mi hermana, lo cual fue sumamente inútil, le dejé varios mensajes y también la dirección de donde me encontraba, así podría venir y hablar conmigo.
Gayle por su parte estaba sentada en el mueble viendo tele, yo también la veía, pero a la lejanía, estaba leyendo. Para mi sorpresa en la habitación que estaba vacía había algunos libros juveniles, y el que más llamó mi atención fue uno con la tapa morada entre azul y con una pareja apunto de besarse.
—¡Joder! Bésala y ya. —Gritó, Gayle, yo sonreí mientras negaba y me dispuse a ponerme a su lado, ella estaba lo suficiente distraída para no oír lo que yo tenía que decir, pero, aun así, yo...
—Si hay alguien que quiere estar contigo, sí o sí, y no tiene una razón, ¿qu-e harías?
Ella hizo una mueca, pero luego sonrió, aun viendo a la televisión.
—Y a ese alguien con quien quiere estar... ¿le gusta?
—Sí.
—Pues buscaría una razón, —ella giró la cabeza hacia mí con una sonrisa ladeada —que dos personas se gusten es una razón suficiente para estar juntos, no estamos en una película donde todo gira a que si a ti no te gusta el morado y a mí sí, nos hace incompatibles por siempre... si se quiere se puede.
—¿Crees? —Con duda la observé.
—Claro... no estamos en Romeo y Julieta, tampoco en Orgullo y Prejuicio, aunque, —volteó hacia mi nueva vez —no busques a alguien que no te ame como Darcy, ¿vale? Eres la mejor flor de la temporada, chiquita.
Sonreí, mis ojos se humedecieron. —Graci...
—¡Pero qué hijo de puta! ¡Córtale la cabeza!
En ese momento negué con la cabeza, mientras me levantaba. Ella no estaba en mí en esos momentos, estaba metida en su película, una para adolescentes, mejor dicho. Yo la había visto desde hace años, me gusta sí, pero no la repetiría. Dejó traumas.
La noche terminó de caer de forma hermosa y cuando marcaban las doce cerré mis ojos, traté de dispersar todas las cosas que había en mi cabeza, pero se me hizo imposible y lo fue más grande cuando mi teléfono vibró bajo la almohada.
¿Dónde estás? Pensé que éramos amigas. Aquél mensaje de Nataly me desconcertó.
Lo somos. ¿Qué sucede? El mensaje se marcó como leído al segundo, por lo que supuse que no era algo de broma, era serio.
Me incorporé sobre la cama mientras me sentaba.
Pasan cosas y me entero por otra persona, ¿no pudiste decirme que te habían echado de casa? Pudiste haber venido a la mía.
La cosa es que yo no quería ir a la tuya, Nataly. Pasaron unos segundos en los que el mensaje había sido visto, pero no respondió. Me vi en la obligación de aclararlo, por ende, dejé otro mensaje. No es por nada malo, pero tus primos pueden localizarme y arrastrarme hasta su casa otra vez, quiero aclarar mis cosas, buscar a mi hermana, debo buscarle un poco más de sentido a mi vida... por favor, apóyame en esto, te diré todo cuando nos veamos, por favor.
¿A qué le llamas buscarle sentido, Maddox? ¡Dios! Los Ayers están tras tu maldito trasero. No puedo negar que mis ojos se pusieron en blanco a causa de ese mensaje.
Quiero estudiar, ¿bien? Quiero entrar a la universidad y estudiar psicología, apoyar a mi hermana y ayudarla en todo, para que, aunque sufra todo sea más ligero de llevar... apóyame en esto, ¡eres mi mejor amiga! Para ese entonces la furia estaba llenando todos mis sentidos.
No me jodas con eso. Tienes a los Ayers tras de ti, pueden pagar la mejor universidad del planeta entero, después de todo, ya empezaste por uno, puedes tener al otro y obtener el mundo.
¿A qué te refieres? Inquirí. Si era lo que pensaba, ¡Dios!
¿Crees que no sé qué te revolcaste con Lucien? Tienes esa cara de mosca muerta, pero eres peor que yo. Malagradecida. Sin poder evitarlo sonreí, y aunque dentro de mí el corazón se estrujó no la quité de mis labios.
Ya. ;)
Un tic en mi ojo derecho hizo que los cerrara con fuerza, y sin pensarlo lancé mi teléfono a la pared haciendo que este se hiciera pedazos, no me importaba lo que había hecho en ese momento, mañana lo pensaría.
🦋🦋
Gracias por leer. <3
Pasan cosas con Nataly, esa una idiota, pero es buena... creo
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