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Narra link:

Había estado ya varios días con Sidon, sabía que ya era hora de volver con los de mi región pero no quería hacerlo, menos ahora que había formado cierto amor por la compañía del zora, me asome por la ventana dejando que las brisas de aire me despeinaran, me gustaba tal cosa pues me recordaba cuando escalaba montes y montaba las morsas del desierto, sonreí un poco para después bajarme de la ventana, aún era de mañana así que Sidon no estaría en la habitación si no hasta la tarde noche, tome mi traje yiga para poder ponerme este y salir de la región en dirección a mi clan, tenía sospechas que mi padre me regañaría o nada más me diría si traje algo de mi viaje.

-(espero y no tener el olor de Sidon, me matarían si notarán que estuve con el)- pensé, si, estaba algo nervioso por aquello pero ese nervio desapareció cuando vi un gran árbol de cerezo a lo lejos, quise ir a investigar pero note que la distancia era demasiado grande para ir caminando, note el río que guíaba hacia el lugar al cual quería ir, si le preguntaba al zora de que me llevase a ver el cerezo este aceptará sin negarse, así que deje el plan para la noche, me dispuse a caminar hacia mi clan y antes de llegar a las orillas de la región mire una pequeña flor el cual brillaba como la luna, tome está y la guarde en mi alforja por si llegaba a usarla en un elixir o algo.

-por la Diosa, por qué hace más calor que de costumbre- dije para mí mismo, notando que estaba sudando de apoco, apresure el paso para tratar de llegar lo más antes posible a la guarida ya que la región estaba siendo mas calurosa que de costumbre.

Finalmente llegué a la guarida dejándome caer al suelo, los yiga que estaban de guardia se sorprendieron por ello pues no me habían visto desde ya hace un rato, uno de los guardias se acercó a mi con un plátano bélico en manos.

-toma, debes estar cansado después de caminar bajo el sol- dirigí la mirada a mi mayor, tomando el plátano para después comerlo de un solo bocado, trate de sentarme pero aún se me era difícil.

-estoy bien, estaré bien descuida- sentía que mis mejillas ardían, supuse que mi celo se había adelantado pues mi contrario trataba de llamar refuerzos pidiendo algunos elixires, solté un gruñido molesto por eso, ¡Justo cuando regrese de la región de los zora se le ocurre a mi celo aparecer!, Odiaba tener tan mala suerte y para colmo tendre que quedarme aquí hasta que el celo se controle.

-mi padre, ¿Dónde está?- hable en tono bajo ya que no quería alertar a otros yiga.

-el maestro kogg está en el área de entrenamiento, está poniendo en forma a los reclutas- hablo un guardia que estaba por la zona, supuse que era mi momento de volver a la región de mi rey pero tampoco quería asolearme de nuevo, me deje caer de nuevo en el suelo tratando de refrescarme.

-no le digan que estoy aquí, por favor- dije con algo de dificultad ya que estaba boca abajo, ambos guardián solo dijeron que si a mí petición y siguieron con sus deberes, dejándome en el suelo.


Narrador:

Link logro desacalorarse después de esa larga caminata que hizo, se dio vuelta mirando hacia el techo preguntándose si ir está noche con el Zora o quedarse a pasar la noche en su guarida, pataleo un poco pues le atormentaban esas preguntas constantes en su cabeza.

-bien, el dijo que me ayudaría con mi celo, no creo que sea tan malo- soltó una risa nerviosa seguido de un grito.

Quería ir con sidon pero era un riesgo estar ahí fuera sin ningún elixir encima, pero tampoco quería tomar esto ya que si le gustaba la idea de estar con el Zora en ese momento vergonzoso que pasaba el hylian, pasaron unos minutos los cuales sintió como horas el rubio, se levantó del suelo sacudiendo la arena que pudiera traer encima y solo volvió a salir de la guarida sin antes despedirse de los guardias del lugar, los yiga sabían que el chico no regresaría luego así que mantuvieron el secreto entre ellos así evitando que el maestro kogg se enterará de lo que haría link.

-no será tan malo, ¡puedes hacerlo link!- se alentó mientras iba corriendo hacia la región, para este entonces estaba anocheciendo lo que emociono un poco al chico, le gustaba ver el sol descender entre las montañas pero no tenía tiempo de ver aquel atardecer, tenía que llegar con su amado lo antes posible.

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