Capítulo veintitrés
CAPÍTULO VEINTITRÉS
Cuatro de Octubre de 2018
Quedamos profundamente dormidos tras la intensidad de nuestro momento íntimo. Esa mañana de domingo yo me desperté feliz. No sabría decir muy bien por qué. Retiré las sábanas a un lado y me senté al borde de la cama. Aparté mi pelo despeinado ya con necesidad urgente de ser lavado, y agarré mi teléfono que estaba encima de una de las mesitas. Llamé a mi madre.
— ¡Hija! ¿Dónde estás? ¿Cómo te encuentras?
— Estoy bien mamá. — Tragué saliva. — Siento mucho haber desaparecido así sin decir nada.
— ¿Estás con ese chico, verdad? - Podía notar la preocupación en su voz.
— ¿Cómo lo sabes?
— Elliott vino ayer de noche a contarme lo sucedido. ¡Júrame por dios que no tienes nada que ver con la desaparición de ese chico en la Universidad!
— ¡Claro que no! Ni Jasper ni yo tenemos algo que ver.
Siento como los labios de Jasper rozan mi espalda mientras hablo con mi madre. Se había despertado.
— Vuelve ya, hija. Por favor.
— Sí, mamá. Te veo esta noche.
Cuelgo.
Sonrío tímidamente hacia Jasper mientras me doy la vuelta y le abrazo. Me quedo semi tumbada en la cama agarrada a su cintura y él acaricia mi espalda con su mano.
— ¿Has dormido bien?
— He tenido noches mejores. — Elevo mis ojos hacia él y me río.
— ¿Por qué le has dicho que regresas hoy? — Me pregunta seriamente.
— Porque eso fue lo que acordamos, ¿no? Yo tengo clase mañana.
— Aún no sé cuándo regresaremos. — Se levanta, se pone los pantalones y va hacia la puerta. — Vístete y baja. — Escucho como cierra la puerta.
Mi cabeza retiene demasiada información. El único gesto que sale de mí ahora mismo es llevar mis manos a la cabeza al mismo tiempo que resoplo y aparto mi pelo hacia atrás. Me visto y me lavo los dientes con uno de los cepillos de dientes que la Sra. Coleman pone en las habitaciones. Cuando mi madre menciono a Elliott no pude evitar echarle un poco de menos. He sido muy dura con él. Si esto está pasando está claro que es por mi culpa. Y ahora mismo, pienso que no se merece a alguien como yo, después de todo lo que le he hecho sufrir...
Mi curiosidad consigue vencer a mi prudencia y me acerco a la habitación dónde encontré a Jasper después de matar a un chico inocente por cumplir un estúpido reto y dónde más tarde vi entrar a Rhonda con exactamente el mismo objetivo. La puerta está cerrada. Tenía demasiadas ganas de entrar para así poder ver como estaba la escena del crimen. ¿De verdad pueden hacer todo esto sin que nadie les descubra?
Estoy bajando las escaleras en dirección al "hall" del hotel para reunirme con Jasper.
Jack y Rhonda también están ahí. Como si nada hubiera pasado.
Jasper y Rhonda están hablando entre ellos, lo que me resultó muy extraño y Jack se dirigió hacia mí.
— ¿Has tenido suerte? — Me sonríe.
— Aún no he recibido nada. — Negué con la cabeza. — ¿De qué están hablando? — Señalé con mi cabeza hacia mi novio y su ex novia.
— Ni idea. Supongo que de lo de ayer. — Jack me mira de reojo cuando ve mi cara. — ¿Estás celosa? — Se ríe.
— ¿Qué? ¡No! - Niego con mi cabeza. — Solo tengo curiosidad.
— Por lo que he conseguido saber, ayer limpiaron todo antes de salir con los cadáveres por la ventana hacia el bosque. — Le interrumpí.
— Pensándolo mejor, prefiero no saberlo. — Le di la espalda a Jack mientras me acerqué a Jasper.
Me agarró de la cintura y me sentó encima de él y me plantó un beso delante de Rhonda.
— ¿A dónde vamos? - Pregunté para romper el hielo.
— Luego lo descubrirás. - Contestó Jack mientras salía por la puerta del Hostal seguido de su hermana.
Jasper me levanta suavemente y me extiende su mano para qué se la coja. También salimos por la puerta. Jasper se enciende un cigarro al segundo de pisar la calle, vuelve a agarrarme de la mano y caminamos dirección al bosque.
Hoy hace un buen día, hace bastante calor, se puede salir perfectamente con una chaqueta fina que no abrigue demasiado. Los hermanos van por delante y Jasper y yo les seguimos en la distancia. Nos dedicamos leves sonrisas, miradas de reojo, nos apretamos la mano mutuamente, pero sin pronunciar palabra.
— Me gustaría volver hoy a mi casa, no puedo esperar más a ver a mi madre.
— ¿Segura que es a tu madre a quién quieres ver? — Me dice mientras sigue mirando al frente.
— Claro. ¿A quién si no? — Pregunto confusa.
Jasper niega con la cabeza sin dar respuesta.
— ¡Ya no está! - Grita Rhonda en la lejanía mientras Jack y ella están parados frente a una pequeña montaña de tierra.
Jasper levanta la vista y extiende su brazo hasta realizar el símbolo del OK.
Siguen caminando.
— ¿Qué es lo que ya no está? - Pregunté extrañada.
— La nota Paige, la nota.
— ¿Qué nota?
— La que dejamos ayer aquí cuando quemamos los cuerpos.
Mi estómago se empezó a revolver como si dentro tuviera una serpiente intentando atravesar toda mi piel. Una sensación no del todo cómoda. Pensar que horas antes habían quemado a esos inocentes chicos...
— ¿Y eso qué quiere decir?
— Que han recibido que hemos ejecutado la prueba a la perfección.
— ¿El gran Gasym ha estado aquí? ¡Caray! ¿Es omnipotente? — Me reí sarcásticamente.
— No tuvo por qué ser él. Como ya te dije, somos muchos. — Jasper suelta mi mano y se adelanta hasta alcanzar a Jack y Rhonda, quienes se apoyan junto a un árbol mientras observan un pequeño pueblo frente a sus ojos. Jack tira un cigarrillo ya consumido al suelo y coge su móvil de su bolsillo trasero. Le pasa el móvil a Jasper, quien empieza a leer algo y rápidamente le devuelve el móvil. Rhonda mira a ambos, Jack también, en resumen, los tres se miran entre ellos como teniendo algo entre manos. Y yo, que estoy a cuatro metros por detrás, sigo sin entender nada. Suplicando cada vez más por volver a mi casa y tomarme unos días para estar sola y pensar por mí cuenta. Está claro que lo que tienen entre manos, no va a acabar muy bien. ¿Es así como pretenden pasar el resto de sus vidas? ¿Siguiendo órdenes de alguien a quién ni siquiera ven? Aunque se me olvida que Jasper está loco, reconoce ser un psicópata y reconoce que disfruta matando. Pero Jack y Rhonda como me contaron, están aquí porque Jasper les ha metido. ¿Cómo pueden hacer esto sin remordimientos?
— ¿Sería mucha molestia preguntar lo que os traéis entre manos? — Arqueó una de mis cejas y tuerzo mi cabeza. — Pensé que era una más, pero estoy comprobando que aún no.
Jasper se acerca a mí lentamente y me agarra de los brazos. Agacha su cabeza hasta tenerla a mi altura. Me mira fijamente sin decir una palabra.
— ¿Qué? — Añado.
— ¿Tienes prisa? — Ríe sutilmente.
— ¿No? — Frunzo el ceño — O sí. No sé. No entiendo nada.
— Al principio no sabías nada y mira todo lo que sabes ahora, sabrás las cosas en su momento. — Jasper me acaricia rápidamente el rostro como un gesto de consolación y se da media vuelta. — Vamos.
Jack, Rhonda y Jasper siguen dirección a ese pequeño pueblo, pero yo me quedo quieta.
Al principio nadie miraba hacia atrás. Pensaban que yo estaba detrás de ellos como un conejito. Pero estaban en lo incorrecto. No puedo seguir metiéndome en la boca del lobo, y a ciegas. Cuesta abajo y sin frenos. Necesito un puto punto de apoyo. Y Jasper es el único que puede ayudarme.
— Amor, ¿por qué no vienes? — Jasper se da media vuelta y poco a poco empieza a caminar de nuevo hacia mí. — Adelantaros vosotros. Luego os veo. — Jack y Rhonda asienten y siguen hacia delante.
— ¿Qué pasa, Paige? — Al mismo tiempo que llega a mí, me da un abrazo, cubriendo todo mi cuerpo.
— Nada... Solo pido que entiendas mi situación. Deberías empezar a pensar las cosas más detenidamente. Si no esto puede acabar muy mal. — Levanto mi vista y le miro a los ojos. Esos ojos qué son mi puta perdición.
— La entiendo. Y te puedo prometer que no me separare de ti. ¿Vale? — Agarra mi barbilla con su mano y me besa.
Sus besos me dan seguridad, a día de hoy, en este preciso instante, no podría imaginarme sin verle, sin tocarle, sin sentirle. El tan sólo mirarlo y saber que es mío, que somos él y yo desde el momento cero, y que nuestra conexión nos ha llevado hasta el puto límite, hace que sienta una especie de amarre hacia él, como si tuviéramos un fino hilo encargado de unirnos cada vez que nos separamos.
— Necesito un momento de tranquilidad, Jasper. Tú y yo, y nadie más. Dejar de lado toda esta locura. — Suspiré. — Aunque sea por un rato.
— Ven. Sígueme. — Jasper empezó a caminar hacia el interior del bosque después de haberse quedado en silencio tras mi petición. Parece ser que ha escuchado mis palabras.
— ¿A dónde vamos? — Pregunto mientras me acelero hasta alcanzarle. — ¿Y Jack y Rhonda?
— Que les den. Nos uniremos a ellos más tarde. — Aborda mi cuerpo y me levanta por los aires, activando rápidamente mis instintos más picantes. Me posó suavemente en el suelo y mordió mi labio traviesamente al mismo tiempo que apretujó mis glúteos. — No voy a rechazar ninguna oportunidad que se me presente de poder arrancarte la ropa y sentir que eres mía una vez más.
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