Capítulo veintiséis
CAPÍTULO VEINTISEIS
Cinco de Octubre de 2018
Jasper seguía en silencio cuando nos alejábamos por el callejón, le tenía agarrado muy fuerte.
Por una vez yo estaba tranquila, solo estaba junto a un hombre triste, no estábamos haciendo nada ilegal como Jack y Rhonda en estos momentos.
— Vámonos a casa. — Le dije. — Yo conduzco.
— ¿Qué casa, Paige? — Baja su mirada en busca de mis ojos. — Yo no tengo casa. De hecho, tú eres mi casa. ¿Por qué no me dejas, después de las cosas tan horribles que he hecho?
Me pongo frente a él. Le agarro las manos.
— Vuelve a mirarme a los ojos. — Aprieto sus manos. — ¿Qué ves?
— Veo a la chica que hace que mi existencia valga la pena. — Sonríe.
— Vaya. — Me sonrojo. — No me esperaba esa respuesta. Me refería a mí, Jasper. Mis ojos brillan cuando te miro. — Le rodeo con mis brazos y apoyo mi cabeza en su pecho. — Tú también eres mi casa. Por eso estoy dispuesta a todo por ti.
— Te quiero. — Besa mi cabeza.
Alzo la vista, cojo un poco de impulso y me subo a él. Rodeo sus caderas con mis piernas, el agarra mis muslos con sus brazos, y con los míos, rodeo su cuello. Empezamos a besarnos todo el camino al coche. Reímos como nunca, Jasper tenía que dejar de besarme para poder mirar el camino y no tropezarse, pero yo no le dejaba. Pellizcaba mis glúteos para que yo dejara de ser tan "traviesa" y yo mordía su oreja cuando no podía besar sus labios.
Mi teléfono sonó según puse el pie en el coche.
— Hija, no te muevas de donde estás porque estoy a un kilómetro. ¿Qué coño haces en este pueblo?
Mi pulso comenzó a temblar al descubrir que mi madre, con un tono de voz agitado, afirmaba estar muy cerca de mí. ¿Pero cómo pudo saber cuál era mi ubicación? ¿Qué explicación sumamente creíble iba a darle del por qué yo me hallaba en este pueblo, tan lejos de mi casa, un domingo casi de madrugada? Mi cuerpo se quedó inmóvil, un escalofrío recorrió todas y cada una de las partes de mi ser, y mi única reacción tan sólo fue colgar el teléfono.
Jasper me miró confuso, tratando de entender que ocurría y porque yo me quedé paralizada como si acabara de ver a un espíritu frente a mis ojos.
— Tengo un problema. — Dije jadeando. — Tengo que irme.
— ¿Qué? — Frunció el ceño. — ¿A dónde?
— No sé cómo, pero mi madre está aquí. Y no creo que lo más apropiado sea que me vea contigo. — Dije al mismo tiempo que accionaba la palanca para abrir la puerta del coche.
Jasper estiró su brazo y agarró el mío.
— Pero si ya sabe que tú y yo estamos juntos. Yo hablaré con...
— ¿Y crees que eso es suficiente? ¿Crees que ella acepta nuestra relación? — Interrumpí.
— Bueno... Quizá no. Pero debería entenderlo.
— Ojalá fuera tan sencillo. Todo lo que tú mismo le contaste en esa "sesión", son las razones por las que no me quiere cerca de ti. — Solté suavemente su brazo con mi mano, y empujé la puerta hasta encontrarme en el exterior. La cerré sin pestañear mientras hacía contacto visual con los ojos, aún rotos, de Jasper.
Tenía que dejarlo sólo tras la noticia de que hubiese sido padre, si no fuera por su personalidad pasota y huidiza, y aunque me hubiera gustado quedarme con él, la realidad me golpeó en la cara cuando asimilé que debía hace frente a mi madre, y volver a casa.
Mis explicaciones no fueron suficientes para él, que también se bajó del coche tras observarme varios metros por el espejo retrovisor, que el mismo recolocó para no perderme en su campo de visión.
— ¡Paige! ¡Espera! — Le oí gritar mientras escuchaba el ruido de sus zapatos golpeando el suelo cada vez más cerca de mí.
Me giré trescientos sesenta grados.
— ¡Para! ¡No me persigas! Por favor te lo pido. Es por tu bien. Confía en mí. — Alcé mis brazos al frente para marcar una distancia entre los dos. — Ahora voy a llamarla, y me alejaré caminando. Te pido por favor que des media vuelta y te vayas.
Jasper se quedó en silencio. Realmente pensé que Jasper había escuchado mis palabras y que iba a obedecer mi petición. ¿Pero en qué momento pude estar convencida de que Jasper hiciera por una vez lo que le dicen?
Seguí caminado, mi aliento cada vez se volvía más seco, mientras esperaba a que mi madre contestara el teléfono.
— Mamá. Siento haberte colgado. ¿Dónde estás?
— Te estoy viendo. ¿Puedes verme?
Colgué el teléfono cuando a la lejanía vi su coche acercase por una carretera de piedra muy mal construida. El coche se tambaleaba por una calle estrecha sin apenas una persona por la vía pública.
Varias farolas alumbraban la calle, todos los coches estaban aparcados, y tan sólo se veían algunas luces en algunas viviendas situadas en nuestro alrededor.
— ¡Hija! — Se tiró a mis brazos. — ¿Qué haces aquí? ¿Estás bien? — Sus ojos recorrían todo mi cuerpo tratando de asegurarse de que yo estaba correctamente. Tocaba mis hombros con sus manos y varias lágrimas aparecieron en su rostro. — Que sea la última vez que me das estos sustos. Dos días sin saber nada de ti. ¡Qué infierno! ¿Has estado con Jasper, verdad?
Apenas me dio tiempo a coger aire y a pensar que mentira iba a contar para excusarme de haber desaparecido cuando una voz dispara contra nosotras desde la parte más oscura de la acera.
— Sí. — Dijo Jasper con seguridad situándose frente a mi madre, y detrás de mí.
Mi madre me mira aterrorizada, asegurándose una última vez de que yo estaba bien.
— ¿Por qué has traído aquí a mi hija? — Contesta con reproche, y algo de ansiedad. — ¿Te ha obligado a venir aquí, Paige? ¿Por eso no contestaste al teléfono?
— No. — De nuevo contesta Jasper.
Cierro los ojos y me armo de valor para contestar de una vez por todas, al fin y al cabo, soy la preocupación de ambos y tengo que dar la cara y ser sincera con mis sentimientos.
— Nadie me ha obligado, mamá. He venido aquí porque he querido. — Le dije directamente a los ojos.
— ¿Y todo lo que te he dicho? ¿Acaso hablo con las paredes? — Su reproche está vez se dirige hacia mí. — ¡Te dije que no te acercaras a este chico!
— ¿Y eso por qué? — Jasper preguntó amenazante.
— Jasper, no sigas. — Giré mi cabeza hacía el, con una actitud cortante y decidida. — Me acerco a él porque estoy enamorada de él, mamá. Y lo vas a tener que entender, te guste o no.
Mis palabras fueron claras.
— ¡No te das cuenta de que es sospechoso de asesinato! — Mi madre me agarra fuerte y me separa aún más de él. — ¿No te das cuenta de qué lo más probable es que estés siendo manipulada por un seductor?
— Ser sospechoso no me hace culpable. También han interrogado a tu hija. — Dijo Jasper enfurecido.
— ¿Entonces porque te has ido de BrookVille? ¿Llevándotela contigo?
— La policía no tiene pruebas contra mí. Y sólo quería presentarle unos viejos amigos. — Contestó Jasper de manera más calmada.
— Es cierto mamá. — La miré a los ojos. — Hasta el Sr. Ronson dudó de mí, y por eso me interrogó.
— Sea lo que sea, nos vamos de aquí ahora mismo. Y tú, por tu bien te mantendrás alejado de mi hija.
Mi madre tira de mi fuertemente y me lleva hasta el coche, hasta es ella la que me abre la puerta y me abrocha el cinturón de seguridad, ya que yo sólo estoy mirando a Jasper desde la distancia tratando de explicarle a través de mis ojos, el por qué no quería que se encontrara con mi madre, y lo mucho que sentía dejarle solo.
Jasper se queda parado e inmóvil observando como el coche de mi madre, da la vuelta y se va perdiéndose entre el camino de piedras, hasta que desaparece por completo en una esquina.
Mi madre conduce en silencio, sin perder de vista la carretera, tan sólo se mueve para poner el intermitente y cambiar la intensidad de las luces. Algunas gotas de lluvia empiezan a golpear los cristales del coche, y activa el parabrisas.
Yo estoy apoyada en el cristal de mi derecha. Pensando en lo que Jasper podría estar haciendo. Estaba convencida de llamarle esa misma noche, o la mañana siguiente, si no recibía noticias de él primero, hasta que mi teléfono sonó, con la notificación del mensaje que llevaba varias horas esperando. Gasym.
[Yo he avisado a tu madre. Ahora tú vas por tu cuenta. Deberás pasar el período de prueba alejada de tu compañero. Yo se lo comunicaré. Si cumples, os ayudaré a ambos.]
Leí el mensaje con el móvil girado hacia mí, para asegurarme de que mi madre no lo leyera bajo ninguna circunstancia. Acababa de entender como mi madre había conseguido encontrarme, pero también recibí la inesperada noticia de que iba a tener que estar alejada de Jasper durante un tiempo.
Comprendí entonces que no recibiría ningún mensaje suyo, simplemente debería seguir mi vida hasta que nos volviéramos a encontrar. Pero yo debía dar todo de mí, por él. Por volver a tenerle cerca y por un futuro junto a él.
Confié en las palabras de Gasym sobre que iba a hacérselo saber a Jasper, así que me tranquilice y me mentalice de que el juego ha había empezado y no podía fallar.
RECIBIDO.
Bloqueé el teléfono y lo guardé en mi bolsillo.
— ¿Era él? — Mi madre me mira de reojo.
— No. — Contesté.
— Eso espero. Ya hablaremos de esto mañana. — Dijo decidida antes de poder seguir ignorándome como llevaba haciendo lo que llevábamos de viaje.
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