Capítulo treinta y nueve
CAPÍTULO TREINTA Y NUEVE
25 de Diciembre de 2018
Una bandada de pájaros camuflados en lo más alto de los pinos alza a volar a causa del disparo que proviene del camino que íbamos dejando atrás antes de detenernos. Sonó limpio, potente y claramente eficaz. El silencio cobró voz, sentí una fuerte agitación en mi corazón.
Jasper y yo corrimos de nuevo al oscuro y tenso lugar donde se encontraban los demás.
Sentía que aunque Jasper y yo teníamos motivaciones completamente diferentes sobre cómo iba a desarrollarse la noche, él iba a alargar mi vida todo lo que estuviese en su mano, sé que aún tenía esperanza de que yo fuese capaz de asesinar a alguien. Pero yo, quería luchar por conseguir una victoria, que sería salir con vida de allí, huir, y regresar a casa.
— ¡La iba a matar, Paige! ¡La iba a matar! — Elliott está desplomado en el suelo, destrozado. La pistola que le había cogido a su padre estaba tirada a pocos metros de él y corrí a cogerla rápidamente.
Rhonda se hallaba tirada en el suelo, agarrando la cabeza de su hermano Jack, que se desangraba por el pecho mientras cogía con fuerza la mano de su hermana.
Jasper les acompañó y se colocó de rodillas al lado de Jack.
— ¡El juego se acaba aquí! — Grité empoderada. — ¿No queríais qué matara? ¡No dudaré en hacerlo contra vosotros!
Rhonda dirigió su mirada hacia mí. Pude saborear su odio, odio que me tuvo desde el día en que me conoció, pero yo fui demasiado inocente como para darme cuenta.
— ¡Estás acabada! — Gritó fuertemente mientras se levantó en décimas de segundo. La lluvia nos quitaba mucha visión, sujetaba el arma nerviosa, mis manos temblaban y no podía apuntar con precisión. Rhonda sacó un cuchillo de su chaqueta y se abalanzó al cuello de Tessa. Tessa se quejó, se sorprendió, la pilló desprevenida, nos miró fijamente a los ojos y perdió la consciencia segundos antes de también perder la vida. Ni siquiera tuvimos el valor de acercarnos a desatarla, ni siquiera tuvimos tiempo suficiente para despedirnos, para salvarla... Sólo corrimos. Lo más rápido que pudimos.
Jasper y Rhonda nos siguieron muy de cerca, abandonando el cuerpo de su compañero y hermano. Aunque Elliott y yo hicimos exactamente lo mismo, abandonamos a Tessa, en el bosque, atada, apuñalada, y no miramos atrás.
— Papá, estamos en peligro. — Elliott contactaba con su padre mientras cerraba la puerta de la cabaña. Nos dirigimos al piso de arriba.
— Se han ido, estamos solos. — Dije tras comprobar que ni Justin ni Álex estaban en la casa.
— No tardes, por favor. — Elliott colgó en teléfono. — Llamaré a Justin.
Entramos en la habitación de su tío y cargamos dos escopetas, yo también tenía la pistola del padre de Elliott guardada en el bolsillo.
— Su coche no está. — Dije mirando por la ventana hacia la entrada de la casa.
— Justin, ¿Dónde estáis? — Elliott caminaba por la habitación. Yo seguía revisando la ventana. — Es una locura. Mi padre está en camino. Ir a casa. — Colgó de nuevo, y me miró. — Se fueron cuando escucharon el disparo.
— Menos mal que se preocuparon por nosotros. — Dije irónicamente.
— Nos habíamos marchado, ¿Qué iban a hacer? — Se posicionó a mi lado frente a la ventana.
— Mira. — Señalé. — Están ahí.
— He cerrado todo. Les costará entrar. La puerta del sótano también está cerrada, solo podemos abrirla desde dentro. — Dijo convencido. — Tienes que escaparte por ahí, Paige. Yo ya he matado a alguien, lo volveré a hacer si es necesario. Pero tú debes ponerte a salvo.
— ¿Estás tonto? Todo esto es mi culpa. — Le miré a los ojos. — Voy a quedarme. — Agarré su mano. — Saldremos de esto juntos. Por mucho que no tengan escrúpulos, nosotros tenemos armas.
— ¡Paige! ¡Abre la jodida puerta! — Jasper aporreaba con fuerza la puerta de la entrada.
— Disfruta tus últimos instantes de vida, zorra. — Dijo Rhonda también en el exterior ansiando entrar. — Me cargaré a tu novio frente a ti, y después acabaré contigo lentamente. ¡No me hace falta recibir un reto para saber que este asesinato será el más placentero de mi vida!
Elliott cerró el armario con llave. Bajamos a la planta de abajo, y nos sentamos en el sofá apoyando las dos escopetas en el suelo. Teníamos la puerta a nuestra derecha.
— ¡Largaros! — Grité. — Hoy no nos vamos a morir. Hemos llamado a la policía... Y estamos armados.
— ¡Qué hija de puta! — Rhonda golpeó con rabia la puerta. — Tienes que irte, Jasper. Tienes que desaparecer.
— ¿No te has olvidado de él, verdad Rhonda? Dispuesta a jugártela por tu amado. ¡Qué bonito! — Vacilé.
— ¿Y tú eres tan ilusa de creer que ganarás este juego? ¡Acabarás muerta! ¡Es un hecho!
— No será por ti. — Afirmé.
Todo se quedó en silencio. Ya no escuchábamos golpes en la puerta. Revisamos sutilmente el exterior desde las distintas ventanas en la planta baja, y no había rastro de ninguno de ellos. Suspiré.
— Luego... Deberíamos ir a por Tessa. — Me derrumbé. Secaba mis lágrimas con la manga de mi chaqueta, intentando mantenerme con fuerzas. Pero era imposible.
— No es tú culpa. — Elliott se acercó a mí y besó mi cabeza mientras me arropaba en sus ágiles brazos.
— Todo es mi culpa. Lo sabes y lo sé. — Levanté mi cabeza para mirarle. — Yo he empezado esto.
— No has sido tú, ha sido Jasper. — Me afirmó.
Cerré mis ojos.
— Tessa no merecía acabar así. — Me separé de él y volví a sentarme en el sofá.
— Lo solucionaremos. Rhonda pagará por lo que le ha hecho.
— ¿Cómo? ¿Cuándo? — Exclamé nerviosa. — Se han ido. Han desaparecido, como siempre. Y volverán para acabar lo que empezaron, y después, volverán a huir. Y nunca los pillaran, y nosotros acabaremos...
Giramos nuestra cabeza a la velocidad de la luz, el aporreo de la puerta agitó nuestra respiración y elevó la velocidad de nuestro pulso.
— A lo mejor es tu padre. — Dije levantándome sigilosamente.
— Mi padre tiene llaves. — Elliott tragaba saliva, y ambos, nos acercamos lentamente hacia la puerta.
Elliott estaba a pocos centímetros de alcanzar el pomo con su mano.
— Espera. — Le impedí el empezar la acción. — ¿Vamos a abrir así sin más? — Susurré.
— ¿Y qué hacemos? — Inclinó su cabeza.
— ¿Y si es ella? — Inspiré. — Venga abre. — Me atreví finalmente.
Elliott cogió aire, agarró el pomo, lo giró sobre sí mismo.
— ¿Elliott? ¿Estás ahí? — Tocó la puerta suavemente.
— ¿Papá? — Finalmente abrimos la puerta.
— ¿Qué pasa hijo? — Pregunta Michael extrañado.
— ¡Joder, qué susto! — Solté todo el aire que llevaba conteniendo durante casi dos minutos.
— ¿Estáis bien, verdad? — Entró dentro de casa y Elliott cerró la puerta al instante.
Elliott y yo nos miramos.
— Tessa ha muerto. — Dije mirando al suelo.
— ¿Qué? ¿Qué ha pasado? — Se acercó a su hijo y colocó su mano sobre su hombro.
— Hemos encontrado al asesino. — Comenzó a hablar Elliott.
— ¿Al de Tessa? — Preguntó.
— Al de Tessa, al de Marc, al de la fiesta de la Universidad... Son el mismo. — Mira a su padre. — Y ha venido a por nosotros.
— ¿Estáis solos?
— Tessa está en el bosque. — Añadí. — Hay otro cadáver, su novio. — Michael nos miraba a ambos sin entender nada. — Pero no era quién decía ser, quería matarla... Y yo le he disparado.
Elliott me mira tras escuchar esa falsa declaración.
— He sido yo, papá. No ella. — Se culpa. — No quería llegar a ese extremo, pero era él, o Tessa.
— No sirvió de mucho, tan sólo conseguimos darle unos segundos más de vida. La hermana de su novio, la mató seguidamente.
— ¿Entonces la culpable es la hermana del novio de Tessa? — Intenta aclararse Michael.
— Bueno, él también era un asesino, pero no esta noche. — Cuenta Elliott.
— Pero está muerto. — Afirma Michael. — ¿Sabéis a dónde ha ido esa chica?
— Estaba aquí hace poco, intentando entrar a por nosotros. — Continué. — Pero ella y Jasper han desaparecido.
— ¿¡Jasper?! ¿Tu ex novio Jasper? — Se asombra Michael.
— Él es el asesino. — Declara Elliott, dejando a su padre sin palabras.
— A ver que yo me aclare. — Rasca su cabeza. — ¿Cuántos son?
— Tres. — Dije. — Bueno, el de los asesinatos recientes en Brookville fue Jasper. — Miré fijamente a Michael. — Y sí, sé que lo defendí a pesar de que me dijisteis que tuviese cuidado con él. — Michael tomó aire. — Pero los tres son asesinos.
— Vale. Uno está muerto. Quedan dos. — Se organizó. — Rhonda ha asesinado a Tessa, y Jasper a mínimo tres personas en todo este tiempo.
— Así es. — Afirmó Elliott.
— ¿Cómo habéis conseguido llegar a todo esto?
— ¿Te acuerdas qué el otro día te pregunté sobre el Gran Gasym y de qué si sabías algo de la historia?
— Sí... — Michael frunció el ceño.
— Pues a base de investigar, Paige y yo hemos descubierto la verdad. Pero no quisimos decir nada por si estábamos equivocados.
— ¡Ah, genial! ¡Y es mucho mejor jugarse la vida que avisar a la policía! — Contestó irónicamente.
— Lo siento, papá. — Sonrió forzadamente.
Elliott adornó la verdadera historia para salvarme el culo. Esa es la realidad. Nunca podría haber imaginado que su amor era tan puro e incondicional.
— Sabía que esto se te daba bien, pero no pensaba que tanto. — Río Michael. — Me has hecho el trabajo sucio. Ahora todo irá sobre ruedas.
— ¿Qué va a pasar ahora? — Se interesó Elliott.
— Si ya le ponemos cara a los culpables, la noticia se propagará pronto y no podrán pisar la calle sin ser reconocidos por alguien.
— Esperar. — Intervine tras estar varios minutos ausente mirando por la ventana. — El coche que trajo Jack sigue ahí.
— A lo mejor se ha marchado con Jasper. — Excusó Elliott.
Empecé a sospechar que eso no era así. Rhonda era una psicópata, y acababa de perder a su hermano. No iba a irse tan fácilmente sin añadir las ganas que tenía de matarme. No tiene nada que perder.
Pese a mi intuición, Elliott y yo, totalmente protegidos por su padre, salimos de la cabaña dirección al bosque, para poder recoger a Tessa, y marcharnos a casa.
— ¿Cómo descubristeis que era Jasper el asesino? — Preguntó Michael con la mano colocada encima de su arma. Mientras caminaba al frente del camino que los tres seguíamos.
Miré a Elliott. Ninguno de los dos hablábamos. Tragué saliva.
— Lo vi hacerlo.
— ¿Cuándo? — Se gira para mirarme a los ojos.
— En la universidad. — Miré hacia otro lado.
— Paige, eso fue hace meses. ¿Lo has encubierto? — Se pone serio. — ¿Fuiste tú quién robó mis llaves, verdad? ¡Mentisteis!
— ¡No, no, papá! — Elliott salió en mi defensa. — Todo me lo contó a mí desde el principio, tuvo que encubrirlo para que pudiésemos investigarlo. Jasper confiaba en ella y así es cómo hemos llegado a la conclusión de que ellos forman parte de la secta que lleva asesinando gente desde hace años y nadie aun ha pagado por ello.
Michael se quedó en silencio.
— Habéis encubierto asesinatos para poder destapar a unos macabros e inteligentes psicópatas. — Asentía con la cabeza.
Elliott y yo nos miramos por un segundo y seguidamente le miramos de nuevo, con una sonrisa forzada e incómoda.
— Y tú Elliott, has matado a un chico de un disparo porque iba a matar a una de tus amigas.
— ¡Papá no nos repitas lo que ya sabemos! — Se puso nervioso.
— Venir aquí. — Nos arropó con sus brazos. Sacudió la cabeza de Elliott despeinándole.
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