Capítulo 80
Sus ojos violetas eran incapaces de irradiar alguna emoción, estaban vacíos, carentes de vida y hundidos en el fondo de un océano misterioso, abrumador y traicionero; preparado para reactivar una de las tantas bombas nucleares que descansaban en sus profundidades desde la Segunda Guerra Mundial. Luego de unos segundos intentó devolverle la vitalidad a sus huecas cuencas pero lo único que logró fue dejar al descubierto una emoción mucho más comprometedora, miedo, el cual evadió al instante en que este apareció.
El frío comenzaba a deslizarse por mi piel en pequeñas gotas de sudor, rodando una detrás de la otra como si se tratase de una carrera entre ellas en una ventana que separaba a la llovizna y el interior de una casa, en un día cualquiera de invierno. Pero lo único que tenía en común con ese recuerdo era el clima, puesto que no encontraba ninguna imagen anterior a mi situación en la que me encontrara con una pluma clavada en mi pierna y mucho menos con mi respiración agitada a punto de perder la cordura.
Clavé mis dedos en la acera, intentando penetrarla con todos los restos de fuerza que aún quedaba en mi sistema, hecho que no funcionó ni por un milisegundo. Entonces evalué la situación e hice lo único que quedaba a mi alcance: gritar. Grité lo más que pude, grité hasta agotar mi aliento, grité sin importar quedarme sin oxígeno, grité porque era lo único que no podían quitarme.
- ¡Tú miedo... tú miedo me vale un pepino!
- ¡¿Ah?! -exclamó ofendida caminado como venganza de esto sobre mi brazo.
- ¿No conoces los modales, no? -preguntó Lila con una risa sarcástica estampada en sus dientes.
Cerré los ojos, ignorando lo que sucedía a mi alrededor, acto que duró unos segundos hasta que Le Paon magulló nuevamente mi brazo debajo del peso y filo de su tacón.
Un gemido salió de mis labios en respuesta y como si eso la alentara, continuó en su labor de dejarme sólo con una extremidad superior en funcionamiento, estaba segura que si el traje no fuera mágico este se hubiera roto en mil pedazos con un agujero del tamaño de Saturno en lugar de la punta del tacón.
Reprimí las lágrimas, apreté los labios y con la mano, que no estaba ocupaba asfixiando al pavimento, sostuve con desesperación uno de sus gemelos, rogándole en silencio para que detuviera la tortura.
Por su mirada deduje que pareció aceptar el trato aunque la sombra en su rostro decía lo contrario, mientras señalaba a Demoilustrador con un movimiento de cabeza, el sujeto ya se encontraba despierto luego del noqueo del cual Chuck Norris se sentiría como un padre orgulloso, y si se me permitía adivinar, atento en tres de los cinco sentidos que se supone y los humanos poseemos.
Pero había entendido mal y por más que el humor parecía un increíble mecanismo de defensa en contra del hormigueo que subía desde mi palma hasta el hombro, tenía que aceptar que ahora era su turno.
-Querubín -dijo con su tono aterciopelado que sólo utilizaba en sus intentos de coqueteo. La misma sombra que se había apoderado del rostro de Le Paon pasó por el suyo y sin ningún remordimiento en sus ojos, se acuclilló levantando mi rostro con el extremo de su lápiz.
-Nath... -musité con una vaga esperanza.
-No, no, no -negó haciendo sonar su lengua en un chasquido contra su paladar-. Recuerda que... -se inclinó y depositó un susurro en mi oído- él no está aquí.
Y volteando mi rostro, obligué a mi cerebro a recordar algo que anclara la memoria de Nath y lo trajera de vuelta, una palabra que desactivara el interruptor de Demoilustrador y le devolviera el control al pelirrojo que se había metido en esto.
Todo parecía disminuir en su velocidad, él acercándose, Le Paon y Volpina observándome y yo absorbiendo todo el frío que el cemento me podía transmitir.
¿Tenía miedo? Por supuesto, me encontraba al borde del colapso, pero en ese borde había una cuerda de esperanza que me regresaría la determinación una vez que Nath estuviera de vuelta a mi lado.
-Lirios -recordé.
Esa fue la palabra que hizo que se apartara y me mirara, permitiéndome reconocer en sus órbitas las infinitas emociones que habían salido a ver la luz. Sus ojos se abrieron tan rápido que por un momento llegué a pensar que se saldrían de sus cuencas.
Sonreí internamente -ya que estaba muy ocupada mordiendo mi labio inferior para no soltar otra ronda de alaridos-, rogando que aquello haya funcionado y con el último aliento que presumía tener, les pregunté:
- ¿Por qué a mí?
-Porque, aunque no lo creas, eres importante para nuestro plan -respondió Lila apuntándome con su flauta.
Le Paon levantó la mirada, y tal como lo presentí, lanzó una nueva oleada de plumas que impactaron en la espalda de mi compañero que se había interpuesto entre el ataque y yo, recibiendo tres plumas clavadas a lo largo de su espina dorsal.
El acto reflejo de levantar mi brazo para protegerme no había servido de nada, ya que Nath había hecho suyo el impacto y a los segundos comenzó a temblar frente a mí, deseé saber qué sustancia le había inyectado en mi lugar.
-Corre -fue lo último que dijo antes de caer y arrancar la pluma de mi pierna.
Intentando mantener mis sentidos en calma y aún afectada por la impresión, me alejé lo más rápido que mis heridas me lo permitían. Sostuve con fuerza la flauta, y antes de subir a un balcón para escapar de mis verdugos, miré hacia atrás.
La figura azulada de Le Paon había desaparecido de la escena del crimen y sólo quedaba Lila que conmovida por la situación no había despegado los pies de donde se encontraba el cuerpo de Demoilustrador.
-Tengo que alejarla de Nath y del Maestro.
Salté del balcón a la terraza con demasiada fuerza -o más de la que tenía- provocándome ver miles de colores frente a mis ojos y que mi brazo escociera en el intento por impulsarme a la siguiente. Giré nuevamente mi rostro y ahí estaba ella, cazándome irónicamente como un zorro lo hace con su presa.
El frío viento golpeó mis mejillas, alertándome de la cercanía de la castaña, por lo que no me detuve y corrí hasta mantenerla lo más alejada de Nathaniel y del despacho del Maestro Fu. Una vez cumplido el objetivo, me detuve en seco, con mi cabello lo suficientemente alborotado como para confundirme con un extra de Hairspray, y me dispuse a enfrentarla de la manera adecuada.
- ¿Qué tenía la pluma? ¡Dime! -demandé segura de que ella se encontraba a mis espaldas, escuchándome.
-Tranquila. No fue nada mortal -respondió inquietantemente calmada.
- ¿Entonces por qué temblaba? -reprimí un sollozo-. Se supone que es tu aliado ¿por qué no lo protegiste? -volteé para ver sus ojos, convencida de que eran las puertas del alma.
-Porque decidió protegerte a ti, por amor.
- ¿Y tú? ¿Por qué haces esto? -pregunté rápidamente sin detenerme a procesar lo que Lila había dicho.
Coloqué la flauta detrás de mí y con el pulgar pulsé el botón de marcado rápido, sabía que no lograría vencerla en este estado y menos estando sin refuerzos. En este momento no me importaba quien o que contestara, necesitaba ayuda y eso era lo único que pedía. Aguarde un segundo mientras ella pensaba en su repuesta y antes de que la contestadora se activara, cerré la llamada.
Parecía que seríamos sólo Lila y yo.
- Porque es la única forma de salvarlo.
- ¿Salvarlo? ¿A quién? -reclamé una explicación, viéndola bajar la mirada y cuando pensé que las lágrimas caerían de sus ojos, una extraña sonrisa se dibujó con sutileza.
Retrocedí hasta el borde de la terraza, y con el viento aullando en mis oídos, la escuché con atención.
-Hawk Moth no es más nuestro líder. Ahora él tiene el control sobre su marioneta. De él es quien te tienes que cuidar...
- ¿Podemos simplemente saltarnos esta parte? -cuestioné levantando una de mis cejas, agarrando con valor la flauta y respirando la confianza que restaba en el aire. Caminé a su alrededor analizando su lenguaje corporal por cualquier signo de debilidad- Sabes... ya como que me aburre ese mismo discurso de enojo, frustración y objetivo. Si tanto quieres mi miraculous, ven y arráncalo de mi cadáver.
Arremetí contra ella, cuidando que no golpeara mi brazo herido, pero con el suficiente impulso para derribarla, dejándole en claro que ya no escucharía ni una más de sus palabras. Ella a su vez bloqueó mi ataque con su flauta, pasándola con velocidad por detrás de mi cuello, para utilizarla como palanca y atraerme cual imán al suelo. Me balanceé sobre ella y Lila con su peso nos inclinó hacia la derecha, rodando una sobre la otra mientras que con mi mano libre bloqueaba el movimiento de la suya, girándola en contra de su espalda.
Era una batalla al puro estilo de Darwin y su teoría de la selección natural, en donde sólo el más apto sobrevivía y yo estaba lista para convertirme en ese individuo. Por supuesto el medio influía y lo supe al instante en que mi columna chocó contra el borde de la terraza y para evitar un final trágico, me deslicé debajo de su cuerpo para desvanecerla con un golpe de flauta por detrás en la espalda baja. Un gruñido salió de su garganta al mismo tiempo que yo intentaba controlar la contracción que los músculos de mi brazo sufría al llevarlo al límite de lo que podía soportar, la vista se me nublaba con cada paso que daba y lamentablemente me estaba quedando sin combustible, tampoco sabía si Trixx estaría herida o cuánto más ella podría soportar, por lo que no me arriesgué a invocar una ilusión.
Pero ella no estaba ni la cuarta parte de agotada de lo que yo me sentía, así que no desaprovechó la oportunidad y me barrió con sus pies, haciendo que mi cabeza rebotara contra la baldosa que cubría la superficie de la terraza. Pequeñas luces blancas comenzaron a bailar frente a mí, respiré profundo sosteniéndome el hombro derecho que había sido el afectado y me levanté esperando que mis rodillas no flaquearan frente a ella. Alcé la mirada y el único sonido que se escucharon a parte de nuestros jadeos fue el de mi flauta rodando hacia su dirección, me había quedado sin defensa.
Me encontraba sin ilusiones, sin arma y sin fuerzas ¿qué más podría perder? Si Piper Smith caería, lo haría en batalla y fue ahí que entendí el propósito de un héroe. Con astucia bombeé sobre mis pies y corrí hasta su posición logrando una falsa confianza en su próximo movimiento, entonces para el momento en que ella se agachó para voltearme desde la parte inferior de mi anatomía, salté sobre su mano y giré sobre mi cuerpo, rozando su mejilla con mi talón con la precisión de un arquero dotado con su última flecha. Intenté realizar la misma táctica una vez más pero Lila era lo suficientemente inteligente como para no dejarse engañar dos veces seguidas, por lo que en esta ocasión esquivó y golpeó mi costado con su pierna, agarrando e inmovilizando mis brazos en un movimiento que los deslizó hasta el borde de la terraza.
El frío de metal rasgó mi columna, dando de sobre aviso que ya no existía más superficie para continuar nuestra disputa por el título de Volpina, aquello me llevó a la desesperación ¿así terminaba? Mis manos comenzaron a temblar entre las suyas y en sus ojos vi algo que me devolvieron las agallas, tenía miedo. Ella tenía miedo.
Si ese sería el último recuerdo de esta batalla, prefería terminar dedicándole unas palabras y por supuesto una sonrisa.
-En momentos de vida o muerte se requieren decisiones igual de arriesgadas.
Como recurso final, giré mi tronco pasando por su agarre e inclinando mi pierna entre las suyas, desestabilicé su equilibrio por completo, finalmente la volteé desde atrás aprovechando que nuestras manos no tenían en mente separarse, quedando nuestros cuerpos en la misma posición, sólo que ahora la que se encontraba al borde y a punto de caer era ella.
-Al fin nos ponemos de acuerdo en algo.
Sus palabras fueron un balde de agua fría y a diferencia de un baño, este no te lo lanza cualquiera. Fruncí el ceño en respuesta a su afirmación y como si esta aún no hubiera acabado, se inclinó hacia adelante, desequilibrando nuestros pesos y levantándome sobre su cabeza... de un plano a otro, mis pies se encontraban en el aire y lo único que me mantenía anclada a la terraza era el agarre de Lila que tenía la misma seguridad que una cuerda floja.
-Y creo que esto me pertenece, au revoir.
Se despidió soltando mi mano.
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Hola!!! Regresando de un hiatus increíblemente largo e imprevisto. No sé como voy a superar esta batalla, al fin, aquí está el Volpina vs Volpina que tanto esperaban, digno de nuestras chicas. ¿Entonces qué ocurrió al final? ¿Nath continúa en el suelo? ¿Qué hará Lila? ¿Piper murió? ¿La caída ocurrió? ¿Qué pasó con Le Paon? ¿Para qué necesitan un miraculous?
Dios, son tantas preguntas y algunas ni yo sé como responderlas (nah mentira). Me creerían si les digo que ando obsesionada con High Hopes de Panic! At The Disco, es increíblemente pegajosa, se las recomiendo 100% y aún ando superando Glee (que ya me la terminé de ver por tercera vez seguida), ahora ando en la fase de los one-shots y quien diría que los que están en inglés son los mejores (exceptuando algunos que leo aquí en wattpad ;D) y también les recomiendo Trollhunters es animada y súper atrapante, me la vi con mi hermana y no me arrepiento, a parte es dirigida por Guillermo del Toro.
Los extrañé un montón y no tengo la certeza de saber cuando volveré a pasarme por acá, eso sí los capítulos siguientes serán los mejores. Ya estamos en la recta final y extrañaré mucho escribir y leer sus comentarios cuando todo acabe.
Denme su opinión sobre la batalla, acepto que estoy un poco oxidada, pero las recomendaciones son bienvenidas.
Canción del momento... The Greatest - Sia.
Los quiero un montón,
Nos leemos en el 81,
Un abrazo enorme,
Chao, The Writer.
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