Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 79

—Todo gran evento requiere de un ensayo.

.

.

Viernes por la tarde luego de un gran entrenamiento y me encontraba caminando sin el peso del mundo sobre mis hombros. Trixx había mejorado desde el miércoles después de la cita, y a unas cuantas horas para el baile, me dirigía al hotel, específicamente a la habitación de Chloe Bourgeois para preguntarle si los vestidos habían legado, pero mientras tanto tuve el honor y tal vez la suerte de encontrarme con André, el heladero de los enamorados, o al menos así lo conocían Iván y Mylène quienes frecuentaban sus rumbos.

Por lo que habían dicho no era muy sencillo toparse con él y si lo hacías era por una increíble suerte o simplemente por haber seguido una búsqueda por pistas de unas tres horas. Me fui por la primera opción, y acercándome a su carrito, le pedí un helado sin conocer cuál era su modus operandi.

—Deme un...

—No, no, no —me interrumpió moviendo su índice de un lado a otro—, ¿eres nueva por aquí, no?

— ¿Se podría decir que sí?

— ¿Cómo te llamas? —cuestionó sacando del compartimiento su cuchara de helado.

—Piper.

—Bien, Piper ¿alguna vez te han comparado con una cebolla?

— ¿Una qué? —pregunté confundida a tal grado que parecía que me había comido una.

— ¿Nunca has visto Shrek? Estos jóvenes de ahora —murmuró.

— ¿Qué decía? ¿Una cebolla? ¿Por qué?

—Porque ahora que te veo, tienes varias capas, demasiadas para un helado común y corriente —respondió colocando la primera bola en el cono.

— ¿Seguro de que estamos hablando de lo mismo? Como si sólo mirándome podría decir eso.

—No sólo eso —levantó la mirada y entrecerrando los ojos, completó—: Estás confundida, cereza como su cabello, chicle como sus ojos, vainillas su sonrisa y arándano por si las dudas.

Al terminar me extendió el cono y con una sonrisa, añadió:

—No soy psíquico pero en estos días dos chicos han venido por aquí y a los dos le he servido el mismo helado —giñó un ojo.

Sin creérmelo tomé el helado, le pagué y me fui caminado nuevamente rumbo al hotel, ya había recibido mi dosis de rareza diaria.

Las calles se encontraban tranquilas y hasta un poco desoladas para ser viernes, no le di importancia y continué en mi labor mientras compartía el helado con Trixx.

—Rico —señaló probando de la cuchara— ¿qué sabor es?

—No lo sé, ¿cereza, tal vez?

—Tal vez es frambuesa —dijo alguien e instintivamente giré para observar de quien se trataba, pero no había nadie.

Me puse alerta, ya conocía esta sensación y gracias al Maestro Fu, mis sentidos se encontraban lo más sensibles posibles, aun así retrocedí unos pasos sólo por precaución.

—O quizás es fresa —escuché detrás de mí.

Di la vuelta y sentí un cosquilleo en la punta de mis dedos. Algo no andaba bien.

—No, sí es cereza —corrigió—. Delicioso helado de cereza —susurró en mi oído, incrustando su melodiosa voz en mi cabeza.

Pero aquello no bastó para impedirme armarme de valor y conocer la identidad del causante de los sustos, fue ahí que lo vi en sus ojos turquesas, lamiendo el dedo con el que había tocado el helado que yacía desde hace unos segundos en la acera.

—Nath...

—No, lo siento querida, él está fuera de servicio —dijo rodeándome, tomando el papel del gato, en el gato y el ratón.

—Trixx...

—Chist —sentenció colocando su índice sobre mis labios—. ¿No creíste que vendría solo?

—Libéralo —ordené con rabia.

Esta era la millonésima vez que ocurría, aparentaba normalidad, que al fin podía gozar de felicidad, pero nunca terminaba bien y ya había recibido suficientes golpes como para hacerme una idea de lo que vendría.

No le permitiría noquearme otra vez.

—Ay Dios, qué dramática —exclamó una voz femenina desde el callejón.

— ¡Cierto! Me olvidaba —recordó haciendo una reverencia frente a mí— ¿Te han dicho que lo peor en las fiestas es llevar el mismo vestido? Pues te reco...

Y antes de que tuviera la oportunidad de terminar, me abalancé sobre él, propiciándole un puñetazo limpio en toda la superficie de la mejilla, por todo el mal que me había hecho pasar durante meses, pero al no estar transformada mi armadura no me cubría para evitar los dolores extras, por lo que al mínimo contacto mis nudillos crujieron como si reventara canguil justo en la palma de mi mano.

Un quejido de dolor salió de mis labios, seguido de una sacudida a la parte afectada. Maldije por lo bajo. Podía sentir como el viento revolvía mi cabello que se había soltado por el impulso y como este se intentaba colar por mis labios, lo aparté rápidamente y dije las palabras mágicas.

— ¡Trixx paws out! Bien, ya estos cansada de juegos, de trampas y de que se diviertan en mi cara. Así que más te vale salir de tu escondite y encararme, Lila Rossi —sentencié girando la flauta entre mis dedos.

Deslicé mis pies sobre la acera y al igual que en el viejo oeste fui directo a tirar a matar al callejón. Toqué una tonada formando una esfera en la punta de la flauta y con el hastío que sentía la lancé al callejón, esta cruzó la sucia pared e iluminado cada centímetro de la misma, se estrelló evaporándose en segundos. Y de repente, cuando estaba lista para ingresar a la boca del león, una figura se alzó de la oscuridad, bloqueándome la vista y chocando contra mí, me llevó al suelo.

— ¿Me llamabas? —ronroneó la falsa Volpina.

—Te estaba esperando.

Recordé las maniobras de los entrenamientos y las puse en práctica, era como si las empleara el sábado en el baile, sólo que la cita se había adelantado. Al instante, me levanté y con una sonrisa socarrona posada en mis labios, la invité a dar el primer golpe, acción que no se detuvo a pensar. Lanzó una barrida con su instrumento a mis pies, y sorprendiéndola, salté demostrándole los buenos reflejos que había desarrollado, y una vez en el aire, la embestí hacia adelante, cayendo y rodando por el suelo con ella entre mis brazos.

—De esta no te salvas, zorra —bramé en su rostro y alzando sus brazos sobre su cabeza, levanté la pierna, clavándole mi rodilla en lo alto de su estómago.

Gimió de dolor, pero casi al instante una mueca se posó en sus labios. Estaba sonriendo.

—Soy la carnada —pronunció inclinado su rostro a mi lóbulo.

Mi agarre flaqueó al entender lo que significaba su simple oración y fue ahí que tomó ventaja, posicionándose sobre mí y manteniendo mis muslos presionados entre sus piernas, impidiéndome moverme de la cintura para abajo. Forcejeé lo más que mis fuerzas me permitían pero no sirvió de mucho, ya que mientras una de sus manos se encargaba de bloquear mis brazos, la otra se hacía un camino imaginario a lo largo de mi tórax, usando sus dedos como pies, aumentando el tormento de lo que haría.

—Aún no —musitó tomando entre sus garras la cola de zorro de mi miraculous—. Quiero que sufras.

Y creía que empezaba a experimentar sus palabras, debido a que casi al instante un fuerte pinchazo se insertó en lo bajo de mi pierna, ardiendo de la misma forma que me imaginaba que el ácido clorhídrico quemaba.

— ¡AH! —grité apretando la mandíbula de tal forma que quizás ya me había roto los dientes y ni siquiera me había dado cuenta porque mi atención se encontraba en otro lado—. Ni... cre...

— ¿Segura? —preguntó levantándose confiada de que no me movería ni un centímetro de donde me encontraba—. Pero, vaya, qué descortés he sido, quiero presentarte al nuevo miembro de la camaradería, tal vez no la reconozcas pero acaba de enviarte una muestra de su aprecio —dijo acuclillándose a un lado mío y jugando con lo que parecía continuar clavado e mi piel.

Cerré los ojos e intenté en enfocar mi concentración en cualquier otra cosa que no fuera la tortura, pero ningún pensamiento ayudaba.

Volteé mi rostro que comenzaba a perlarse de sudor en contraste con el frío suelo y las pequeñas piedras de la acera que se clavaban en mi mejilla. Entrecerré mis ojos y lo divisé, Demoilustrador continuaba noqueado por el golpe que le había dado, parecía un cadáver, un cuerpo más sin vida dejado a su suerte en lo que se veía no sólo como una noche fría, sino que la más fría que París había experimentado.

Y el sol se dignaba a continuar el juego, cayendo sobre las farolas de la ciudad y estas a encenderse, iluminando lo que aparentaba ser la entrada magistral de la compañera a la que Lila se refería. Cerré nuevamente los ojos y esperando, el sonido de un suave taconeo llegó a mis oídos, ella se acercaba.

— ¿Pero qué tenemos aquí? —no fue sino hasta ese instante que en realidad experimenté lo que era el miedo, llegando a deducir sólo con su melosa voz lo que me esperaba.

Intenté erguirme sobe mis pies pero fue imposible canalizar la poca fuerza que me quedaba en sólo realizar una acción y aquella sustancia tampoco me la proporcionaba. Ahogué un grito y me permití enfocarme en la silueta azul que se aproximaba con suma elegancia.

— ¿Sabes qué es esto? —preguntó moviendo con la punta de su tacón la pluma que tenía clavada y que recién reconocía como la causante de mi parálisis.

—N... no —farfullé liberando un poco de oxígeno.

—Es miedo.

_______________________________________________________________________

Hola, chicos! ¿Ya no tan desaparecida, no? Espero que les haya gustado este capitulo y discúlpenme por no estar tan activa como antes y como quisiera. ¿Quién creen que ganará esta batalla? ¿Demoilustrador seguirá noqueado? ¿Qué significaba el helado de André? No es que me guste verlos sufrir pero ya estoy escribiendo el final de esta noche y luego ya saben que ocurre, es sábado, el baile y final. Me ha encantado compartir mis pensamientos y locuras con ustedes, pero dejemos eso para los agradecimientos que no me quiero poner sentimental.

¿Les gusta la nueva portada? Y si me permiten me voy a ver Glee por tercera ocasión (ya voy por la tercera temporada, de nuevo).

Y volvemos a las canciones del día: Take me to church y and Foolish thing.

Nos leemos en otra ocasión,

Los amo un montón y ahora me voy a desayunar,

Un abrazo enorme,

Chao, The Writer ;D

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro