Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 70

-¡Afuera o irán con el Director Damocles! -vociferó el señor D'accord, saliendo de sus casillas.

Para ser un hombre de unos cincuenta años, aguantaba muy bien nuestros "encuentros". Con eso no estaba de acuerdo la lluvia que impregnaba de enojo las gotas que caían sobre el instituto.

Esa misma tormenta se reproducía en mi interior, tormenta que fue rápidamente notada por Alya.

-¿Piper qué ocurre? -preguntó tomando mis hombros por detrás en un vano intento por apagar la tempestad que se desencadenaba en mí.

-Estoy cansada, cansada de todo.

Esas palabras que había repetido mil veces volvían a salir de mis labios, aceptando el hecho de que a partir del momento en que revelé mi identidad nada me dejaría en paz.

-¿Es por Nathaniel?

-Es por todo, por todos. No. Puedo. Más.

-En... encontraremos una solución -respondió sorprendida por el tono de voz empleado, pero yo sabía que ella así como era no tenía la solución a los varios problemas que en la actualidad atacaban sin descaro mi vida.

-No lo entiendes. Siento que voy a explotar. A hacer KABOOM -expliqué tomando sus manos con fiereza, la misma que se reflejaban en mis pupilas.

-Tranquila... -dijo, deteniéndose unos segundos mientras buscaba las palabras adecuadas para la situación. Mala suerte la de ella- todo saldrá bien.

Otras palabras, igual de detonantes que las anteriores ya que siempre eran las mismas, siempre esas tres palabras disque reparadoras de cualquier paradoja, daño o alteración. Palabras que nunca llevaban a nada, a ninguna solución, a ninguna salida.
Simplemente era demasiado, demasiado peso que cargar, que soportar, demasiada presión para una sola persona.

Nath.

Luka.

Mamá.

Marinette.

Lila.

Adrien.

Hanna.

Gabriel.

Ecuaciones sin solución aparente o con una fuera de mis límites.

Estaba perdida y necesitaba encontrarme con urgencia, recordar el motivo que me impulsaba a levantarme cada día.

Necesitaba tiempo a solas.

-¡No! ¡No estaré bien! -una risa irónica salió- ¡Nada. Lo. Estará! -grité soltándome del agarre de Alya y corrí escaleras abajo.

Tal vez el fondo era el mejor lugar para mí.

Tal vez caer y nunca levantarse.

Tal vez dejar pasar todo y aparentar que nada había sucedido.

Tal vez...

La lluvia se calaba e introducía por dentro de mi abrigo, al igual que mis lágrimas, furibundas y llenas de desdicha y desgracia.

Mis pies rebotaban con fuerza por sobre los charcos que la tormenta formaba.

Otro rayo surcó por el cielo, llenando mi cuerpo de vibraciones. No me distraje y continué.

¿Estaba huyendo?

Sí.

¿Cómo cobarde?

Exactamente.

Pero las imágenes guardadas nadie las podía borrar. Nadie.

Frío. Pesar. Decepción. Traición...

Una tras otra volvían a atormentarme.

Y la lista se extendía, haciéndose cada vez, cada segundo, cada día, más larga. Ese fue otra de las razones por las que escapé de una de mis celdas y le permití a la tormenta que me cubriera, bañándome con su imperfecta perfección.

Imperfección que se ejemplificaba exactamente en este instante, evitando que viera en medio de esta y con neblina de por medio.

Despejar la mente: en proceso.

-Vámonos -musité, cubriéndome con más rapidez de la tempestad-. Trixx paws out.

Al decir esto, sentí que era la primera vez transformándome, la primera vez en disfrutar de este aumento de energía, habilidad y protección que el miraculous me daba.

Niña tonta, esa era la Piper de hace unos meses. Cegada por la esperanza de encontrar lo mejor en cada persona que se le cruzase en el camino.

Esa sensación me invadió por unos escasos segundos, evaporándose al instante en que un peso inmenso se ancló en mi pecho, cerrándome las vías respiratorias, impidiendo coordinar mis reflejos.

Intenté inhalar, caminar, ver, pero poco a poco mis sentidos perdían señal. No podía moverme y, en consecuencia, caí al suelo, chocando todo mi peso sobre este por acción de la fuerza gravitatoria.

Estúpido Newton.

En eso, algo interrumpió la sesión diaria de insultos hacia científicos y se reprodujo en el flujo normal del riachuelo que se extendía a mis espaldas.

Unos pasos.

Constantes, firmes, decididos.

-¿Vol... Volps? -preguntó volteándome en la acera, las gotas resbalaban sobre su cabello azabache.

-¿Romeo? ¿Eres tú? -respondí con el mismo tono inquisitivo mientras intentaba ver entre mis pestañas.

A pesar de lucir apagadas, sus pupilas de oro me sonreían.

-Soy yo, Volps. Perdóname por lo que te hice... si es que lo hice. No lo recuerdo, tengo... tengo...

-Chist -musité-... no sé porqué lo hiciste o...

-Deja de disculparte por mí. He sido un tonto, un completo y reverendo idiota. Un ser insensible, un... -su voz se había extinguido y un estruendo lo acompañó junto a los relámpagos que se abrían paso entre la tormenta.

Cayó sobre mí.

-Romeo... Romeo... -lo llamé agitándolo de arriba abajo. Ahora su espalda se encontraba empapada por el agua que dormía en los charcos. Coloqué su peso en mis brazos y lo agité con aún más fuerza, pronunciando su nombre con cada sacudida-. ¡Luka! ¡Luka!
Inexplicablemente el peso en mi pecho me había abandonado y parecía tener nuevo portador.

-Volps... -farfulló en un breve segundo.
Otro rayo se dibujó en el firmamento.

-¿Por qué no me llamas por mi nombre? ¿Por qué no me llamas Piper?

Nuevamente sus cejas se fruncieron y su respiración se agitó, al instante de decir mi nombre, dándole cavidad a las gotas de recorrer su rostro.

Tenía que existir una explicación para semejante comportamiento.

-No. No. No. Luka. Quédate conmigo, Luka.

Parecía desvanecerse en mis brazos, derretirse junto al agua, evaporarse río abajo, un río que ambos habíamos creado.

-Escúchame. Mantente despierto ¿Luka? ¿Me escuchas? -no esperé respuesta y proseguí hablando-. Dime, dime por qué defendiste a Marinette de esos maleantes, cuéntame.

-Se veía tan... tan indefensa -tosió tomándose las costillas con desesperación como si aquello pudiera aplacar el dolor. Pero la humedad no le hacía ningún bien a nadie-. Sólo pensé en defenderla... lo mismo que hubiera hecho cualquier persona.

Continuó tosiendo y entonces una descabellada idea cursó por mi cabeza.

Le levanté la camisa, llevándome una gran sorpresa.

-¿Y... luego? -presioné despejando los cabellos oscuros que se le pegaban en el rostro.

Otro motivo para desviar su atención de mis dedos que recorrían los hematomas regados en su pecho y costillas. No estaba sanando.

-Luego acabé con esos... tipos -su mano se colocó en mi mejilla, sus dedos rozaron mi antifaz y sus labios se abrieron para continuar-. Volps, tengo miedo. Debí hacerte caso la vez que me advertiste.

-Luka, tus... tus...

-Lo sé, la medicina dejó de hacer efecto...

-No es sólo eso, ¿qué te hizo?

-No lo sé. Tengo miedo.

-En los días que te conocí, aprendí varias cosas -confesé colocando su camisa en el mismo lugar, los hematomas parecían desaparecer lentamente.

-¿Como cuáles? -cuestionó con la lluvia como fondo de sus dudas.

-La primera, eres muy terco -enumeré jugando con un mechón desubicado de su cabello-. La segunda, no eres cualquiera como para cambiar de opinión tan rápido. Y la tercera... -dije acercándome a su rostro- por lo que veo, siempre fuiste un tonto.

Expliqué juntando nuestras narices de la misma forma en que nuestras respiraciones se cruzaron, haciendo que su mano viajara a mi cuello, inclinándolo.

Fue una milésima de segundo, una milésima que pudo durar años, siglos pero esa milésima valió para que nuestros labios se rozaran y él me besara.

-Sabía que eras un tonto -reí, escuchando como los carros pasaban sobre las lagunas que esta tormenta estaba formando-. ¿Entonces me dirás por qué tus heridas se curan y vuelven a estar así.. -señalé su pecho- en cuestión de minutos?

Luka alzó la mirada, primero conectando sus ojos con los míos y luego a mis espaldas. Su respiración se aceleró.

Por un destello de flash estaba segura de haberlos visto azul hielo, parpadeé y volvieron a ser los lingotes que siempre me habían hipnotizado.
Lo miré confundida.

-Discúlpame, pero...

-Luka, está bien. Me hiciste reír en un momento en que no pensé que sería posible. Fuiste el único que vino a preguntarme cómo estaba cuando salí y...

-No digas más. Piper, no digas más.

-Pero...

Volvió a toser y esta vez sin control, giró en sí y manchó el agua de carmesí.

-¡Vete! -escupió con desesperación, llevándose la mano izquierda a su cuello- ¡Ahora!

La lluvia enjuagó las manchas que su boca destilaba.

Un trueno, un rayo y un relámpago que erizó mi piel.

-¡Luka qué rayos te...!

-¡Ahg! -se quejó llevándose las manos a sus cabellos mojados- ¡No preguntes! ¡Sólo vete! -ordenó.
Pasé entre los charcos, salté por las calles y subí al edificio más cercano sin mirar atrás.

Las tejas de París se habían convertido en mi pista de baile, con un nuevo paso por cada que realizaba sobre estas, con la lluvia en mi frente y una tonta sonrisa depositada en mis labios que con el transcurso de las gotas se fue borrando al recordar la razón de mi huida.

Sí, se podía escapar por unos segundos, minutos como máximo pero nunca para siempre. El siempre era IMPOSIBLE. La felicidad SIEMPRE duraba menos de lo que queríamos y lo justo que necesitábamos para sobrevivir.

Me senté a la orilla de una terraza a contemplar a la desvariada lluvia caer.

-¿Por qué todo tiene que ser tan complicado? Yo no decidí estar en este embrollo -me llevé la flauta a los labios para reproducir y entonar algo de acuerdo a la situación.

-¿Trágico, no? Yo también lo pensé, hace años -una voz se irguió entre la tempestad. Esta era calmada y la conocía.

-¿Maestro es uste...?

-En esta mañana soy sólo Fu, un anciano que acostumbra ver personas tristes en techos.

-No olvide la lluvia, es un factor importante.

-Entonces... acostumbro ver personas tristes en techos con lluvia -corrigió acercándose a mi costado.

-Otra vez se equivoca, no estoy triste. Adrien y Marinette tampoco lo estaban y menos en un techo.

-Tienes razón, ¿se podría saber qué te preocupa?

-Dígamelo usted, ni yo misma lo sé.

-Yo no tengo todas las respuestas, ni todas las preguntas para revelarlas -añadió al observar mi gesto para cuestionar y se sentó a un lado mío, aún con el paraguas cubriendo su cabeza-, pero te puedo aconsejar.

-¿Siendo sólo Fu? -pregunté viendo como se descubría del paraguas permitiendo que la lluvia mojara sus canas.

-Ya empiezas a entender. Escucha, todos tenemos un propósito, ya sea en este mundo o en el otro, tenemos una misión y generalmente no es la que deseamos, sino la que necesitamos para forjar nuestro carácter, para construirnos como personas. Llegó la hora de confiar.

____________________________________________________________________________

Hola, chicos! ¿Más temprano? Tal vez. Estoy un poco apurada así que les resumiré las cosas un poco muy rápido, aún estoy escribiendo desde el celular y por ende todavía no puedo dedicar capítulo ¿la buena noticia? Ya mandaron a arreglar la computadora.

Siguiendo los consejos (a medias) de un lector, estoy viendo The Flash y aún continúo superando Glee.

¿Qué le sucede a Luka? ¿El Maestro Fu es un acosador? ¿Nath lo arruinó todo?

Ahora sin más que decir y con un capítulo 14 de The Flash esperándome, me despido.

Un abrazo enorme,

Los amo un montón,

Gracias por los votos y comentarios,

Nos vemos el viernes,

Chao, The Writer ;D

P.D.: no me hagan spoiler de Zombizou.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro