En ese instante, no existía nada más que este baile eterno al compás de una melodía embriagadora e imaginaria en la que nuestros labios cayeron al son de la canción que se reproducía por cada uno de los rincones de París, pero por más que no intentaba ceder terminé tropezando y resbalando al mismo hoyo del que en un inicio intentaba escapar.

Me separé, en parte para liberarme de su hipnótica quimera y para buscar oxígeno que era lo más necesitaba en este momento.

Nuestros rostros aún se mantenían cercanos, y sus ojos tan dilatados como asumía que estaban los míos, continuaban clavados en mis labios, pero en lugar de otro beso, los suyos se entreabrieron para hablar.

- ¿Lirios, no?

-S... sí -logré encontrar mi voz en un susurro.

-Mañana, misma hora, una cena, te vengo a recoger -sentenció llevándose consigo su bolso y dejándome sin palabras, quedé aún más confundida que cactus en el polo.

Lo último que escuché de él fue la puerta cerrándose a sus espaldas.

- ¿Quieres palomitas? -preguntó Trixx lanzando uno de esos esponjosos maíces reventados en su boca.

- ¿Qué acaba de pasar? -respondí dudando de mis anteriores acciones, al mismo tiempo que mi cuerpo caía con la fuerza de un saco de papas en el sillón. Una tonta sonrisa se dibujó en mi rostro.

-No lo sé, dímelo tú. A mí no fue a quien...

- ¡Es un estúpido! ¡Un lindo estúpido que me hizo bajar la guardia! -grité levantándome bruscamente.

-Y aquí vamos otra vez.

- ¡Trixx!

-Bien -puso los ojos en blanco y ordenó-: Primero acuéstate en el sofá.

- ¿Va a hacer de psico-loca?

- ¿No querías ayuda? Tómala o déjala.

Acepté recostándome en el sofá, mientras ella continuaba comiendo palomitas que quien sabe de dónde había sacado.

-Esto es igual de rico que el trixx. ¿Hay más?

-Tal vez sí... tal vez no. Concéntrate.

-Está bien. A ver... ¿qué sientes por el tomate?

- ¿Es lo mejor que puedes preguntar?

-Tú sólo responde ¿sí?

-Siento... siento un odio inmensurable.

-Claro -musitó lo suficientemente alto como para entenderla-. ¿Y por Luka?

-Y ese qué pinta aquí -inquirí apoyando mi peso sobre el brazo derecho.

- ¿Quién tiene el papel de psico-loca aquí?

-Tú.

- ¿Entonces qué vas a hacer?

-Responder.

-Volveré a preguntar: ¿Y Luka?

Intenté buscar una respuesta que la satisficiera tanto a ella como a mí, pero parecía que la ciencia no estaba tan avanzada como para proporcionarme semejante escape.

-No lo sé, no tengo idea y no me interesa.

-Piper...

-La gran diferencia es que yo quise besar a Luka; sí, yo, Piper Smith tenía medio fundido el cassette.En cambio, hoy Nath fue el que me besó...

-Y tú no lo apartaste -dijo entre dientes.

- ¿Qué?

-Continúa -sonrió con inocencia.

-Ajá... ¿Por qué el cielo me castiga con esto? ¿Por qué estoy metida entre un triángulo amoroso en progreso? Yo sólo quería apresurar... unir a los tortolitos.

-Objetivo que al parecer ya cumpliste -reflexionó unos segundos y añadió-. Creo que tengo una solución, al menos para entender lo que está pasando -explicó con rapidez volando entre el cuarto y la sala-, la otra vez estaba revisan... inspeccionando tu celular y entendí, al fin, la pregunta que ese señor, Jeremy Zag, te hizo. Deberías leer los spoilers actuales.

- ¿Estás segura? -dudé cogiendo el celular que Trixx había traído del dormitorio

- ¿Tengo que volver a aclarar quién es la psico-loca? Además un poco de algo nunca hace mal.

-Si tú lo dices...

-Confía en mí.

Entonces siguiendo el consejo de Trixx, me sumergí en la web, tecleé, busqué, indagué y leí cosas impresionantes que a Thomas se le habían ocurrido, y que ni siquiera se me hubieran cruzado por la cabeza, parecía que regresaba en el tiempo a los días en que pasaba horas buscando información sobre la nueva temporada en la comodidad de mi cama, esos días ya eran lejanos. En eso, una vela se encendió en el túnel y llegué a mi respuesta.

-Aquí dice que alguien llegará a confundir los sentimientos de Marinette -leí con detenimiento.

- ¿Y quién crees que es ese alguien? -insinuó Trixx.

-El hermano mayor de Juleka, Luka Couffaine.

-Exacto.

-Pero... ¿yo qué tengo que ver aquí?

-Intenta descubrirlo, ya sabes, tú eres la que une los puntos.

Con esas palabras me llevé a analizar todos y cada uno de los hechos que habían ocurrido desde que me había chocado contra en Maestro Fu y le sumé los spoilers y la nueva información que había devorado como si de un pastel se tratara. Por lo que así quedaban las cosas: la segunda temporada se estrenaría en unos cuantos meses, ahí se suponía que Luka ingresaba; por otra parte teníamos al especial del día de los héroes en donde la mayoría de los antiguos akumatizados volverían -sin contar que había unos nuevos que en mi vida había visto- y posiblemente sería el debut de Le Paon, pero en esa "línea temporal" había un cabo suelto, una pieza que no cuadraba en el rompecabezas, yo.

-Yo intervine en la relación de Adrien y Marinette, apresurándola unas cuantas temporadas, por ende lo demás también apuró el paso, no todo pero sí la parte que no me favorece. Y aquí viene lo que posiblemente hundió el barco, Luka llegó ¿no? Bien, pero su primer encuentro no fue con Marinette, fue conmigo.

-Y adivina quién se hizo amiga del tomate -cuestionó Trixx induciéndome a la misma obvia respuesta.

-Yo.

Piper Smith era el factor común de este embrollo.

-Es decir, Hawk Moth no se auto-akumatizaría si no hubieras llegado, se sintió amenazado con tres héroes, tal vez eso debería de haber pasado en el día de los héroes.

-Pero como que digamos, aún no manejo muy bien el miraculous y está escaso de tiempo, sólo tiene tres piezas en su tablero. Nath, Lila y...

-Luka -completamos en coro.

-Y el lío amoroso entre Adrien, Marinette y Luka, recayó sobre Nath, Luka y yo.

-Eso es cruel hasta para mí.

-Son las consecuencias, siempre se pagan.

-Lo sé -musité- y espero nunca más cometer ese error.

-Nunca digas nunca.

Luego de una larga charla con Trixx, en la que ella tomaba el lugar de la psico-loca y yo de su paciente, nos fuimos a dormir, mañana sería un nuevo día y después de la extraña terapia con mi kwami, ya me sentía más ligera, pero aún no podía olvidar ese recuerdo.

No, seguramente fue la cercanía del momento, un tonto impulso.

Eso quería creer.

.

.

No podía creer lo que había hecho y cuanto estaba arriesgando por ella. Y lo peor es que no tenía excusa que me salvara de esta situación, simplemente quería hacerlo.

Mientras pensaba en esto sentía el rebote de la esfera que contenía al akuma dentro de mi bolso, no había tenido el valor de liberarlo, no con ella frente a mí.

Lo utilicé para algo mejor y me transformé en Demoilustrador para llegar a la guarida, una vez fuera de esta, derribé la puerta, encontrándome a primera vista con una Volpina amenazando directamente al maestro.

- ¡Ahora, acaba con él! -gritó.

Desperté.

- ¿Sabes quién es Ladybug? -preguntó una voz que sonaba muy distorsionada como para reconocerla, aun así sentí que lo mejor era responder.

-Sí.

-Dime.

-Marinette Dupain-Cheng.

-Lo sé.

Resoplé intentando recuperar el aliento, algo me había causado esto y estaba noventa y nueve por ciento seguro de que el akuma tenía una gran parte de la responsabilidad. Era una hormiga en medio de una tormenta de arena, débil. La cabeza me daba vueltas, difícilmente me podía mantener consciente. Estaba atrapado.

- ¿Quién es Volpina? -continuó con el interrogatorio.

-Piper... Piper Gwen Smith -farfullé mientras la voz absorbía mis fuerzas con cada palabra que salía de mi boca.

-Bien -rio.

Su mano fría se estampó contra mi rostro, estrujando mis mejillas de por medio, su presencia fútil era contagiosa, tanto que el oxígeno parecía desaparecer, la calidez a extinguirse y la sangre a descender del cerebro, dolía, palpitaba, no aguantaba.

Mi fuerza se acababa y mi vista se nublaba.

-Mírame a los ojos cuando te hablo -sentenció levantando mi mentón, su mano estaba morada.

- ¿Quién eres tú? -pronuncié con cada palabra apuñalando mi garganta, sus ojos azules no dejaban de analizarme.

-Ya deberías de saberlo.

-Yaoguai -susurré-. No, ¿quién eres...?

-Soy Hawk Moth.

-No mienta, usted... usted es Gabriel Agreste.

-Fuera bueno que estuvieras en lo correcto -dijo soltando su agarre-, ya no queda nada de él.

.

.

La mansión Agreste se encontraba en su mayor calma, ni una pluma caía sin que Nathalie lo notara; Adrien había llegado hace unas horas del colegio junto a una muchacha, ambos habían podido ver a Gabriel Agreste y ella había cumplido con su parte del trato que aquel monstruo le había ofrecido, ahora esperara que ese ser cumpliera la suya.

Temerosa por las consecuencias, abría la puerta del despacho de su jefe en donde se encontraba la ilusión de la que había sido partícipe.

Recordar aquel momento sólo le provocaba náuseas, ¿cómo aquel hombre que siempre admiró se había convertido en ese monstruo con sed de su propia justicia? La ocasión había llegado, era el único néctar que lo salvaría de su propia destrucción, la forma más baja de liberarlo.

No lo dudó más y abrió la caja fuerte ingresando la contraseña, una de las fechas más importantes para el diseñador de modas: su aniversario de bodas.

Deslizó sus dedos sobre el libro del Tíbet y lo abrió en una página específica, allí encontró la nota de la que Gabriel le había advertido:

Si estás leyendo esto sólo hay dos alternativas posibles para semejante acción, pero antes de explicar aquello deseo presentarme para que quien sea que está almacenando estas palabras en su memoria me recuerde como lo que alguna vez fui.

Mi nombre es Gabriel Agreste, soy diseñador de modas en la mítica ciudad del amor, hace unas horas he llegado a este despacho con el único objetivo de contemplar el cuadro de mi esposa... pasó algo horrible en el Tíbet, ni siquiera tengo el valor de escribirlo.

En este instante estoy por poner un plan en marcha, no sé si funcionará, aquel anciano me advirtió... ¡pero me niego a dejarlo todo por perdido! Ella no debió pagar por mi error. Por eso hago esto.

Posiblemente a unos cuantos metros de esta patética carta encontrarás una de las mitades causante de mi desgracia y pensarás que estoy loco por pedir esto pero es necesario, para detenerlo, si ya llegaste hasta aquí es por algo. Tómalo, utilízalo y alíate a ese monstruo en el cual me convertiré si no logro controlarlo, conozco los riesgos y acepto tomarlos; no dudes, a la mínima oportunidad apuñálalo por la espalda, acaba con lo que inicié y no logré finiquitar.

Y Nathalie se negó a continuar leyendo, podía sentir el quiebre de aquel hombre y lo compartía, por lo que se dispuso a comenzar con el inicio del final, no sin antes percatarse de unas cuantas manchas, provocadas por las lágrimas del sujeto, al final de la carta.

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Hola, chicos! ¿A que buen final, no? Esta semana ha sido interesante, estoy viéndome Glee (voy por la mitad de la 3era temporada) y estoy en una entrecruzada por la Universidad.

Necesito una opinión ¿si pudieran hacer algo que aman pero tienen dos opciones cuál elegirían? ¿Si la máxima probabilidad es de la forma mala, para lograrlo lo harían? ¿O buscarían hacerlo todo correcto, pero con menos posibilidad?

Otra cosa y es que estoy en proceso con el capítulo en donde la última lectora aparece, y está quedando decente, espero que les haya gustado esa dinámica. ¿Qué creen que Nathalie haya hecho? ¿A quién ama Piper: Luka, Nath o a sus 23 gatos? ¿Yaoguai es peligroso o maligno o qué mismo busca?

Creo que no queda nada más que decir, los quiero un montón, y me despido.

Nos vemos el próximo viernes,

Me voy a continuar viendo Glee,

Un abrazo gigante,

Gracias, chao,

The Writer ;D