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Capítulo 64

—Bien, Piper, respira —volvió a repetir el Maestro Fu—. Bebe un poco más de té.

Tomé con cuidado la taza que me tendió, llevándola a mis labios y bebí refrescando mi garganta.

— ¿Por qué es té helado?

—Quise probar algo nuevo. Ahora sí, dime.

—Es que...

— ¡Piper dile de una vez que Hawk Moth es Gabriel Agreste! —gritó Trixx, saliendo de quién sabe Dios donde y mirándome con sus desafiantes ojos violetas.

Me había quedado paralizada.

—Ups...

—Trixx...

La llamé haciendo que se volteara para encarar al Maestro, ella comenzó a girar lentamente, al mismo tiempo que el párpado del Gran Guardián se movía de arriba abajo, su mano temblaba y con ella el té que permanecía en la taza.

Ninguna palabra se escuchó en los próximos quince segundos.

—Dime que lo que escuché fue sólo mi imaginación —susurró el Maestro.

—Ehh... ¿no?

—Adrien y Marinette están tardando demasiado.

—Tal vez están ocupados —un sentimiento de pesar creció sobre mi pecho ¡¿por qué tenía que atar cabos?!— en la Mansión Agreste con el... Sr. Agreste.

— ¿Sabes lo peligroso que puede ser eso?

—Algo así... —respondí con miedo.

—Si Gabriel Agreste sabe que su hijo o Marinette son Ladybug y Chat noir... No sabemos lo que es capaz de hacer.

— ¿Y si es una trampa? —pensé en voz alta.

—Esperemos que no. Ahora levántate, vamos a practicar con los muñecos.

—Un momento —lo detuve—. ¿Debería decirle a Adrien, no?

Parecía que la simple idea le había agradado al Maestro Fu y antes de ingresar al santuario agregó:

—Hazlo durante un entrenamiento.

Y transformándome, ingresamos.

.

.

—Pero olvida eso, no tiene importancia —se excusó y acercando su mano a mí, me dijo—: Ten, termina el trabajo, ya sabes lo que está en juego.

—Daré lo mejor de mí —respondí tomando la esfera y volteando mi rostro le di un último vistazo a la habitación a mis espaldas.

—Vamos, hay que regresar.

— ¿No estamos en la guarida?

—Eso no te lo puedo responder.

Con su bastón hizo un ademán y lentamente nos hundimos en la oscuridad.

.

.

—Adrien.

Su voz se expandió por toda la sala, recreando un extraño escalofríos, me limité a saludarlo de igual manera.

—Padre.

—Buenas tardes, Sr. Agreste —saludó Marinette.

—Buenas tardes, Srta. Dupain — él continuó bajando las escaleras y luego de unos segundos ya se encontraba sentado en el sofá frente a nosotros.

—Creo que lo que desean es ir directo al grano ¿o me equivoco?

—Por supuesto, como se lo dije en el instituto: ella es Marinette, mi novia.

Marinette se removió en el sofá, sus pupilas divagaban analizando la habitación y sus manos cada cierto tiempo eran frotadas una con la otra, no era su mejor día y ya imaginaba lo incómoda que se sentía.

—Ya veremos eso. Por el momento —dijo levantándose del sofá— acompáñenme al estudio.

Acto seguido me levanté y guié a Marinette al estudio de mi padre, era un lugar espacioso con una pintura de mi madre en el centro, frente a esta una especie de podio que controlaba las cámaras y todos los mecanismos de seguridad de la casa y para decorar los costados se encontraban varias de mis mejores fotografías.

—Aquí tengo algunos bocetos, estoy pensando en poner a la venta una colección de bisutería, pero no sé qué joya es la mejor opción para dar la apertura al nuevo proyecto —explicó mirando a mi lady y extendiéndole unos papeles continuó con su repertorio—, me gustaría saber la opinión de la nueva generación y que mejor alternativa que una señorita tan talentosa como usted. Tengo entendido que diseñó la portada del álbum del Sr. Stone, además mi hijo modeló su bombín hace unos meses...

Las palabras de mi padre se perdieron en el viento mientras desviaba mi atención hacia Marinette, ella comenzó a analizar los papeles, juntando sus cejas cada vez que su sexto sentido de diseñadora le pedía concentración, se veía tan adorable al revisar hasta el mínimo detalle de esas hojas.

— ¿Entonces?

El cuestionamiento de mi padre me regresó a la realidad, esperanzado en que la decisión de mi lady fuera la correcta para que el honorable Gabriel Agreste inclinara la balanza a nuestro favor.

—Sr. Agreste —inició con respeto— si lo que en realidad desea es popularidad le recomendaría que vaya por el camino de los pendientes, pero si le apasiona su trabajo y quiere generar un boom en el mercado, una línea de anillos no estaría nada mal —culminó colocando en su lugar un mechón de cabello detrás de su oreja, dejando al descubierto por unos segundos sus aretes opacos.

—Lo tomaré en cuenta —sonrió—. Ahora, si me lo permite, le tengo un regalo. Sabía que era la indicada.

— ¿Un... un regalo? —preguntó ella al tiempo en que mi padre revisaba uno de sus bolsillos y de este sacaba una pequeña caja.

—Sí, espero que te gusten... eran de mi esposa —abrió la cajita, dejando al descubierto su interior y al instante en que sus ojos se fijaron en este, una sonrisa se depositó en sus labios.

Sobre la almohadilla descansaban dos pequeñas perlas brillantes, delicadas y lindas, hubieran sido perfectas si... ya saben. Pero eso no era lo más extraño, sino el hecho de que aquellas perlas por más hermosas que se veían, nunca las había visto en posesión de mi madre, no tenía ningún recuerdo de ella utilizándolas, quizás el hecho se debía a que era un detalle tan minúsculo que pasó desapercibido y mi memoria a largo plazo decidió desecharlo, me dolía pensar así.

—Wow, están hermosos —tomó la cajita de terciopelo en sus manos e inspeccionándolos uno a uno, añadió—: pero no puedo aceptar un regalo tan costoso, deben ser muy preciados para usted, teniéndolos como recuerdo luego del falleci... de su esposa, disculpe.

Con aquellas palabras pude ver claramente la fracción de segundo en que mi padre ablandó su corazón, parecía dolido con la sola mención de mamá y lo comprendía, había noches en que ni siquiera era capaz de conciliar el sueño provocado por la angustia de su recuerdo.

—Ella... ella sólo está desaparecida y... tiene razón —aceptó retirando la cajita de las manos de mi lady—. ¿En qué estaba pensando? Adrien eres muy afortunado al tener a esta señorita como tu novia, ahora... pueden retirarse, necesito un momento a solas.

Nunca antes había visto a mi padre así de sensible, irónicamente hasta me provocaba cierto miedo, parecía realmente afectado, hasta más que el día de la desaparición y yo no me salvaba. Había soñado mil veces con ese instante, repitiendo la escena como si de un disco se tratara, pero este nunca se gastaba, permanecía perenne. Hubiera colapsado sin Marinette, difícilmente era apto para ligar la aparición de Ladybug en mi vida como los ceses de esos sueños, pero parecía que aquello había funcionado; con tan sólo estar a mi lado y brindándome su apoyo, era lo mejor que podía ofrecerme.

Salimos del estudio y ella fue la primera en romper el silencio.

—Disculpa, no sabía lo de tu madre, Piper había mencionado algo y... sólo lo asumí, lo lamento, soy una torpe —bajó la cabeza, avergonzada.

—No digas eso, no eres ninguna torpe —dije tomando su mentón entre mis dedos, sus ojos se conectaron con los míos—. Pero sí, es algo muy difícil de superar para él y...

En ese momento sentí como un líquido caliente se deslizaba por mi mejilla, sus labios se entreabrieron demostrando sorpresa por las lágrimas que caían de mis ojos desembocando por mi barbilla, una punzada se apoderó de mi pecho y nuestras miradas no se desconectaron ni un segundo a pesar de la lluvia, era como volver a aquel instante en que mi paraguas sirvió de puente para nuestra unión.

Entonces, ella acercó su mano a mi rostro y con ella dispersó las gotas que caían, luego, se aproximó más y me envolvió con sus brazos, hasta este día no sabía lo tanto que necesitaba desahogarme.

— ¿Qué tal si vamos a tu cuarto? Le pediré a Nathalie un té para calmarte.

—Sí... vamos.

Pero ese té nunca llegó.

Caminamos y subimos juntos las escaleras, uno al lado del otro, cuando quedamos frente a la puerta que permitía la entrada a la habitación, me separé de ella y la invité a pasar, inspeccionó el lugar con sus hermosos zafiros y depositó su cuerpo sobre la silla de mi escritorio para luego quedar frente a mí, mirándome con sus profundos ojos azules.

—Tienes su sonrisa —intenté reír, aunque en lugar de ello un sollozo fue el que se emitió, me senté en el filo de la cama—, me recuerdas mucho a ella... por su nobleza... por...

—Chaton, respira.

—Un día... ella sólo no regresó del viaje, mi padre no volvió a ser igual, se distanció tanto que hasta llegó a ser rara... su presencia en casa. En ese tiempo, Nathalie ya llevaba años trabajando para él. Tal vez... tal vez por eso quería darte sus pendientes, para desligarse de una vez por todas.

— ¿Adrien tu viste los papeles que me dio?

—No, no los vi porque... —los restos de lágrimas se evaporaron por el fuego que ascendió a mi rostro y dije entre dientes—: te estaba viendo a ti.

— ¿Qué dijiste? —preguntó con una sonrisa juguetona.

—Te estaba viendo a ti, eres muy tierna cuando te concentras —confesé y ella se echó a reír.

—Tú eres el tierno, Chaton —expuso sentándose en mi regazo, abrazándome mientras susurraba—: ¿Así te imaginabas el futuro?

—Pensé que Ladybug caería por el gato algún día, la esperanza es lo último que se pierde —suspiré, bajando la cabeza para quedar a su altura, juntando nuestras frentes.

—Si continuabas con tu coqueteo por medio de bromas, creo que hubieras tardado más —sus labios se curvearon dejando a la luz una pequeña sonrisa—. ¿Desde cuándo?

—Desde el primer momento, el primer aliento, el beso que te di. Desde la mirada, frase o palabra que te dediqué a ti —respondí cerrando los párpados, estando seguro de su pregunta.

—El beso te lo di yo, no intentes llevarte el crédito —con los ojos cerrados escuché una pequeña risita.

—Eres el verso de mi poema, la flor más bella de mi jardín, aquella estrella que me ilumina con su sonrisa, podrás ser cualquier cosa pero para mí eres purr-fecta —murmuré deslizando mis dedos por su mejilla.

— ¿Quién dijo eso?

—Lo acabo de inventar para ti, ma'lady —la besé, deshaciéndome de todo mi dolor y pena, únicamente viviendo el momento y vaya que era exquisito—. Eres la fuente más grande de inspiración.

Nos separamos, pero aquella distancia era mínima, podía apreciar cada centímetro de su rostro, sus ojos tan profundos que provocaban deseo de permanecer allí durante horas, era hermosa. Pero toda felicidad llega a su límite y luego de unos segundos musitó:

—Los papeles que tu padre me dio... eran bocetos de nuestros miraculous.

— ¡¿Qué?! —respondí con sobresalto, provocando que me levantara de la cama como resorte y que ella aterrizara sobre la alfombra.

—Adrien, ten cuidado —rio.

—Disculpa, Marinette —le extendí la mano, había sido estúpido de mi parte haber interrumpido el romance con un acto reflejo —. Es que eso que dijiste es... extraño.

—Debemos contarle al Maestro Fu, después de todo, él también tenía el libro.

—Espera, ¿cómo sabes eso?

—Rayos...

— ¿Adrien quieres queso? —preguntó Plagg a lo lejos.

—No. Marinette responde —la presioné.

—Primero Lila había tomado el libro para impresionarte, entonces Tikki se dio cuenta que era el libro de los miraculous y se lo tuve que entregar al Maestro Fu, nunca le dije su procedencia. Al inicio, pensé que era tuyo pero luego Piper me dijo que era de tu padre.

Definitivamente no me gustaba hacia donde había guiado la conversación.

—No me digas que sospechas que él puede ser...

— ¿Hawk Moth? —completó— por favor, no. Si es así, entonces ya sabemos por qué quería que me quitara los pendientes.

—Para de sacar conclusiones, si es cierto ¿qué me queda? ¿Aceptarlo?

—No, algo mucho peor.

— ¿A qué te refieres? —cuestioné temiendo por el golpe.

—Tendrás que luchar contra tu padre, Adrien.    

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Hola, chicos! ¿Cómo les va? ¿Regresan a clases o continúan de vacaciones? Disculpen por la demora, ando con gripe (de nuevo) y hoy a fuera de mi casa decidieron grabar un programa de televisión y pues salí a ver, pero ya dejando eso de lado quiero agradecerles por hacer que lleguemos a los 5K, en serio no me lo creo (pero este tema lo ampliaré más en el especial 5k que ya mismo subiré) ¿Esto tendrá que ver con el anterior diálogo anónimo? ¿Por qué Adrien tenía que ser tan cortanota? ¿Por qué el Maestro Fu se preocupa de que sea Gabriel Agreste el que tenga el miraculous de la mariposa? 

Los dejo chico por que si no nunca escribo el especial,

Nos vemos allá,

Los amo y les agradezco,

Les mando un abrazo gigante,

Chao, The Writer ;D



P.D.: necesito un voluntario.

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