Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 58

En aquellos momentos de desesperación, las calles de París se me hacían imposibles de reconocer, un laberinto en el que sólo había recorrido una pequeña sección, del cual con sólo salir de mi zona de confort... ya estaba perdida. Mi celular vibró.

—Hôpital de la vie —balbuceé leyendo el mensaje.

Lo siguiente que hice fue detener un taxi y decirle la dirección al conductor, poniendo en marcha el vehículo, en unos minutos llegaríamos.

El paisaje se mostraba a través de la ventana, pintándola de óleos que demostraban mi preocupación, estaba segura que la pintura "El grito" constataba en el diccionario como sinónimo de Piper Smith y lo que sentía en estos momentos.

El auto se detuvo y esta vez sí le pagué al señor, luego de eso, lo único que hice fue correr al interior del edificio que se encontraba frente a mí.

—Morado, morado —musitaba mientras buscaba a Juleka de entre las personas.

Al instante, mi vista se posó sobre una chica, de sus mismas características, sentada a lo lejos con la mirada hacia la nada, en una esquina junto a una señora cuya sonrisa seguramente era igual a la de los hermanos, pero no ahora, de ésta sólo quedaban rastros. Su postura demostraba su gran preocupación y sus ojos grises hinchados acompañaban al bostezo que escapaba de su boca; su vestir pulcro se encontraba arrugado producto de todas las horas que había estado sentada.

Me apenaba que el sufrimiento se hubiera apropiado de ella.

—Juleka —susurré lo suficientemente alto como para que aquella chica, de puntas moradas, levantara su rostro, reconociéndome.

— ¡Piper! —expresó, corriendo a abrazarme. Las lágrimas comenzaron a fluir, dibujando un río por sus mejillas, un fino río que aún mantenía su fortaleza—. Rose todavía no llega.

Le correspondí el abrazo, llegando a chocar contra las tormentas de la señora y ella respondió con una sonrisa.

—No sabía que la novia de mi hijo era Volpina —la tranquilidad impregnada en su voz me sorprendió, por consiguiente, me separé de Juleka y así mismo, reproducía en mi cabeza sus anteriores palabras, intentando procesarlas.

—No... no... no soy su... su novia —tartamudeé, causando una primera impresión un poco extraña.

¡¿Por qué no podía comunicarme de una manera normal con la Sra. Couffaine?!

Y sin inmutarme, noté un sonrojo que emanaba de mis mejillas, subiendo de intensidad conforme pasaban los segundos hasta llegar a un rojo tomate.

—Una pena... Luka aún está en el quirófano, Jul me contó lo que pasó con... ¿Cariño, cómo se llama?

—Marinette...

—Sí... ella. Mi esposo está... —se detuvo unos segundos para limpiarse las lágrimas y el poco maquillaje que se escurría por su rostro— está esperando información de nuestro hijo... fue muy valiente lo que hizo.

— ¿Puedo... puedo buscarlo?

—Claro, anda a la recepción y pregunta por Jerone Couffaine, seguro está ahí... es igual a Luka.

—Okay... una pregunta, perdón por ser indiscreta pero... ¿me podría decir su nombre?

—Me llamo Soleil Couffaine y puedes dejar de tratarme como "señora", Jul lo entiende.

—Gracias.

Me despedí de Juleka, dejándola con su madre que, a simple vista y como primera impresión, parecía una persona de lo más sensata, caminé a recepción esperando que su esposo fuera igual de comprensible.

—Señorita, es urgente... necesito saber de mi hijo —pidió un hombre con una voz que, quizás en otras instancias, hubiera sido grave y autoritaria, pero ahora parecía querer quebrarse.

—Señor, ya le dije que debía esperar, aún no sale de cirugía —explicó la chica de recepción.

A juzgar por su respuesta calmada, lograba deducir lo simpática que era, su cabello rubio se encontraba sujetado por una coleta alta y sus ojos, verde mar, analizaban, con detenimiento, a cada una de las personas que la ahogaban con preguntas, aun así, se tomaba todo el tiempo del mundo para explicarles con amabilidad los resultados de los pacientes. Seguramente era nueva.

—Perdone, ¿sabe algo de Luka Couffaine? Fue ingresado por una hemorragia interna causada por una pelea y creo que aún no sale de cirugía —expliqué, a la chica, los hechos que conocía.

—Ya le repetí lo mismo a su padre, cuando tengamos alguna información se lo haremos saber.

— ¿Su padre? ¿Me puede decir dónde está?

—Claro, si desea preguntarle directamente a él, hágalo —señaló, en señal de respuesta, al hombre que hace unos segundos se encontraba enfrente del mostrador—. Es muy lindo que siendo su novia haya venido. ¿Me puede dar su nombre? Es para el registro de visitantes.

—Piper Smith, espere... ¿Yo? ¿Novia de él? No, sólo soy amiga de su hermana... nada más.

—Una pena, bien no pierda el tiempo y vaya a preguntarle a su padre.

Acepté y me dirigí al señor antes señalado, el cual, en este instante, mantenía una conversación con alguien por su teléfono.

— ¡Espera! —gritó la chica de recepción, haciéndome voltear— ¿Eres Volpina, no?

— ¿Sí?

—Vuelvo a decirlo, harían una gran pareja.

— ¿Qué? ¿Vio a Luka? ¿Cómo estaba? —pregunté con el corazón latiéndome por mil con desesperación, mis uñas se aferraron con fuerza sobre el mostrador.

—Es por esto que me gusta mi trabajo —susurró—. Sí, lo vi. Estaba intubado y en una camilla con varios médicos a su alrededor, si lo piensas... es lo típico que ocurre en este lugar.

—Ya me imaginaba, muchas gracias.

Volví a emprender mi camino hacia el hombre, él era alto con una auténtica figura trabajada vestida por un traje gris y una corbata azul cobalto, su rostro adornado por unos hermosos ojos que reflejaban a los de su hijo, pero que, por más que deseaba disimular estaban extinguiéndose igual que su sonrisa.

— ¿Sr. Jerone Couffaine? —cuestioné, levantando mi mano hacia su hombro y asustándolo de improvisto—. Disculpe, soy Piper Smith, amiga de su hija; ella me llamó para saber de Luka y perdón por hacerlo saltar.

—No fue nada, gracias por estar aquí... como has de saber Luka era nuevo... en el Instituto y no tenía muchos amigos, es cordial de tu parte el haber venido... pero ¿sabes si Rose está con Jul?

—Tal vez ahora sí, me había dicho que la había llamado, no me sorprendería que estuviera, en estos momentos, con ella y su esposa. ¿Hay noticias de Luka?

—Según la recepcionista aún no sale —bufó—, esperemos unos minutos a ver qué nos dicen.

El tiempo pasaba, pacientes ingresaban, el sol seguía su curso y la preocupación crecía en mi pecho, al mismo tiempo, que la del Sr. Couffaine.

Mis pies inquietos se la pasaron, el resto de los minutos, arrastrándose sobre las baldosas del hospital, cansándome más de lo habitual por las pocas horas de sueño que había tenido, hasta sin uñas me estaba quedando, una tras otra llegaban a su trágico destino para ser expulsadas a los segundos, ahora era el turno del meñique.

Dos horas habían transcurrido y mis pies adoloridos pedían descanso.

—Piper... si quieres puedes ir a sentarte, yo no me moveré de aquí hasta tener alguna noticia de mi hijo.

— ¿A pesar de que existe la posibilidad de que la noticia que le darán... no puede ser la que desea saber?

—Querida... es mi hijo, no lo abandonaría por nada del mundo.

—Es un gran padre.

—Y tú una buena n... —el Sr. Couffaine se vio interrumpido por mi abrazo repentino, se sentía tan cálido que los segundos pasaron lentos, permitiéndome disfrutar de ese amor fraternal que no había tenido en mucho tiempo.

—Gracias —susurré— y no se atreva a terminar esa frase en mi presencia.

—Ve a descansar.

A unos pocos metros se encontraba una pequeña sala de espera, en la que —por gracia del destino— había una silla libre junto a una chica, su mirada apagada me invitaba a servir de consuelo —a pesar de que esta no era distinguida—, y su cabello rojo me recordaba a aquel que era necesario olvidar. Vestía un jean negro, terminando con unas botas crema y en la parte superior una blusa celeste, cubierta por una chaqueta negra a juego con su jean, combinando a la perfección con su piel blanca cual nieve.

— ¿Y tú por qué estás aquí? —preguntó al sentir mi peso sobre la silla, siempre sin levantar la mirada.

—Un amigo está en cirugía.

—Que causalidad... —respiró profundo haciendo regresar las lágrimas por donde salían— mi hermano también está ahí dentro. Pero... ¿cada día es diferente, no?

—Sí... —si me atrevía a adivinar esta chica tenía menos de mi edad, unos trece años y conforme las palabras huían de sus labios, se percibía que su energía habitual residía, por el dolor, en lo más profundo de su ser, demostrándose indirectamente en sus dedos que tamborileaban constantemente en el brazo de la silla.

— ¿Y... cómo te llamas? —cuestionó para aligerar la tensión que existía en la pequeña habitación, levantando su cabeza y dejando al descubierto sus ojos tan negros como el cabello de Luka.

—Piper ¿y tú?

—Yo soy...

En eso y como si el mundo conspirara en mi contra, un hombre entró a la sala de espera, a la velocidad de la luz y con toda la felicidad que pudiera existir en este mundo gris, gritó:

— ¡Gissell, ya salió!

—Un... un gusto conocerte, me tengo que ir —se despidió torpemente, y con la misma intensidad, corrió hasta el hombre, abrazándolo de por medio y respondiendo—: ¡Es la mejor noticia, papá!

Los minutos volvieron a pasar y el reloj, que se encontraba sobre el marco de la puerta, me saludaba con las tres manecillas que navegaban sobre el mar de números que nadaban en su interior, todo pasó como si un caracol era el que hacía funcionar el mecanismo del reloj, tan lento, hasta que el Sr. Couffaine entró corriendo a la sala.

— ¡Piper!

— ¡Ya voy! —respondí levantándome de inmediato, siguiéndolo por cada uno de los pasillos.

El doctor esperaba en la entrada de la sección de operaciones.

— ¿Cómo está mi hijo? —preguntó desesperado.

—Él... él... lo lamento, está en Terapia intensiva.

— ¿Qué? ¿Pero no sólo era una hemorragia interna? —dudé confundida.

—Exacto, una bala provocó la hemorragia interna.

— ¡¿Una bala?! ¿Piper hubo balas? —el Sr. Couffaine me tomó de los hombros observándome fijamente, intentando extraer alguna información con sus profundos ojos.

—No, Chat no mencionó balas y Marinette tampoco.

—Espere un momento —ordenó el médico revisando los documentos que sostenía en su mano—. ¿Usted es el Sr. Dean Foissard?

—No, soy el Sr. Jerone Couffaine y mi hijo entró a cirugía como hace unas cinco o siete horas —dijo el padre de Luka en un tono que me puso los pelos de punta, la vena que descansaba en su frente estaba a punto de explotar.

—Disculpe, error de papeleo, su hijo se encuentra estable en la habitación 17, puede pasarlo a ver —señaló hojeando los mismos documentos.

—No importa. ¿Piper me acompañas?

—Claro —acepté, caminando junto al Sr. Couffaine.

—Otra cosa, sólo familiares pueden ingresar por el momento a la habitación del Joven Couffaine.

E imaginándome al dicho "nunca digas nunca" abofeteándome, respondí:

—No hay problema, soy la novia.

_____________________________________________________________________________

Hola, chicos! He vuelto y recargada, lamentablemente no podré subir el capítulo extra que tenía planeado hasta el lunes, mañana me voy a a la playa y el domingo dudo que pueda, pero haré lo posible, por otra parte quiero agradecerles por todo el apoyo que le dieron a la historia en mi ausencia, hasta llegamos a los 4k de lecturas y 500 votos! Gracias, muchas gracias, mil gracias. Además hoy apareció la primera lectora en la historia y ella es @-MLPEGRarity- , en unos capítulos aparecerá otro y así sucesivamente, vamos con las preguntas... ¿cómo les parecieron los padres de Luka? ¿Por qué Piper dijo lo del final? ¿Luka tendrá algo que ver con el final de la historia? Ahora sin más que decir, espero sus comentarios que es lo que más me gusta leer, no saben lo que me rio y lo que me hacen pensar con ellos, a veces hasta me dan ideas.

Me despido,

Los amo un montón,

Nos leemos presumiblemente el lunes,

Un abrazo gigante desde Ecuador, 

Chao, The Writer ;D

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro