Capítulo 55
Después de un rato saltando entre los tejados, sin una sola palabra emitida por mí y con un Chat notoriamente preocupado, llegamos al hotel.
-Listo, ¿Piper...?
Escuché decir a Chat a lo lejos, siendo ignorado por Piper Smith y ella concentrándose en el paisaje que se formaba sobre la terraza del Hotel Le Grand París, esa Piper sí que tenía razones para sonreír, no como yo, Piper Smith.
-Chico... creo que deberías dejarla sola -aconsejó Plagg.
La presencia del kwami sólo podía significar una cosa y era que el tiempo del rubio como Chat noir se había agotado, otra prueba para darme cuenta que era tarde.
-Adrien... -pronuncié.
-Si necesitas tiempo y deseas procesar lo de Nath...
-No te atrevas a repetir ese nombre -interrumpí.
-Pero... él es tu amigo.
-Él era mi amigo. Ahora es un mentiroso, un falso, egoísta, es un traidor.
-Tienes que dejar de alimentar ese sentimiento, arráncalo de raíz.
-Créeme, ya lo hice y se niega a morir.
-Hablo del odio.
-Y yo del amor.
Los ojos de Adrien se abrieron como platos, su asombro no cabía en su cara y con miedo a que le haya producido algún paro cardiaco, respiré profundo, y me arrepentí de lo que habían expulsado mis labios. Mi excusa: había sido un impulso, una bomba que sólo necesitaba ser encendida para explotar.
-Deberías decírselo, es lo mejor.
-Sí, debería.
-Adiós.
-Adiós.
Adrien se volvió a transformar en su alter ego, más confiado y valeroso que yo, sin una palabra de por medio, sólo observé como se alejaba por la noche, convirtiéndose en ese caballero el cual le pertenecía a sus dos versiones.
Caminé hacia uno de los parasoles en que, hace tiempo, había conversado con Chat, me senté en una de sus sillas y, siendo obligatorio, me sumergí en el horizonte, contemplándolo como la obra de arte más bella y valiosa.
No estaba lista para regresar a mi habitación del hotel, esa soledad que aguardaba mi llegada era un memorándum de todos mis errores y con cada noche que pasaba esta me convencía más de que este no era mi lugar. Había intentado llamar a la determinación que me acompañó ese día, la invité a quedarse, pero parecía que no era comprensiva y que sólo arrebatándola, del lado de otro, permanecía.
Eso quería decir que era improbable el volverla a ver, por mis rumbos, en un largo tiempo.
-Piper vamos a la habitación, estoy cansada -pidió Trixx.
-Ve tú. Hay trixx en la mesita.
- ¿Segura?
-Sí.
Ella esperó unos segundos, me miró con tristeza y preguntó: - ¿Estás bien?
No respondí y ella, dándose por vencida, bajó a la habitación.
¿Dicen que el tiempo cura todo mal, no? Creo que mi caso fue diferente, el odio se transformó en dolor, la tristeza en angustia y mis energías en desvelo, el desvelo por él, por su traición y por su amistad. Ya no quedaba nada dentro de mí, era simplemente un estuche vacío.
Pero algo sí me quedaba claro y era que: yo, Piper Smith, no servía para ser Volpina, no valía como estudiante y había fallado como hija. El punto de quiebre había llegado hasta el clímax de sufrimiento, dolor y caída por un precipicio del que sólo un milagro podía rescatarme.
Las horas pasaban y la luna continuaba ascendiendo por el oscuro cielo junto a las estrellas que la acompañaban en su sinfonía, vagando lentamente por todo el firmamento; el cielo, siendo partícipe, cambiaba de tono a cada hora en que permanecía, cada vez más claro conforme mis ojos se obscurecían; pequeñas aves se paseaban, emigrando y delineando las nubes que semejaban unos enormes algodones de azúcar.
Una sonrisa lastimera se dibujó en mi rostro, formando una pareja de ensueño con mi mirada perdida, directo al baile auspiciado por el cielo morado que, poco a poco, se despejaba dejando apreciar el amanecer; el movimiento de la ciudad se hacía presente ingresando por mis tímpanos y regresándome a la realidad, la realidad en que mis ojos pesaban y mi boca estaba seca por, todas y cada una, de las horas en que me había quedado en vela, admirando únicamente a la nada. Mi fiel y digna compañía durante esta situación.
-Otro domingo más -bufé, levantándome para regresar a la nostalgia de esa habitación.
Los pies me dolían, mis nudillos crujían y mi cabeza reventaba, todas esas horas se lanzaron sobre mí como un balde de agua fría, la misma agua que utilicé para bañarme y ahogar el cansancio.
Miré mi reflejo en el espejo del baño, estaba hecha un desastre, tanto así que si el asco pudiera realizar una transfiguración, Piper Smith sería el vivo ejemplo de él.
- ¿Qué te pasó? -la voz de Trixx me sacó de mi vasta analogía entre mi desagradable apariencia y las ganas de continuar viviendo.
-Se llaman ojeras.
-Piper...
-Sabes que no tienes nada que decir, por favor, no lo intentes.
-Bien.
-Bien.
Y tampoco me digné en ocultarme las ojeras, ya que no tenía nada que ocultar, y eso se evidenció cuando fui al centro de masajes del Maestro Fu.
Había llegado primera.
- ¿Cómo piensas explicarle, al Maestro Fu, tu... aspecto? -preguntó Trixx antes de poner un dedo sobre la puerta.
-No le debe interesar.
- ¡Piper deja de una vez esa actitud de indiferencia! Me estás preocupando y... nunca me había preocupado alguien que no fuera yo.
-Mala elección, esta es la única actitud que tengo y si me permites -bostecé- tengo que entrar.
Mi mano decidida viajó con rapidez hasta la superficie de madera que servía de muralla entre el exterior y el Fu's Centro de Masajes, pero antes de que siquiera uno de mis nudillos tocara el material, la puerta se abrió, invitándome a entrar y con ella el Maestro Fu.
- ¿Qué es lo que no me debe de interesar? -preguntó, mirándome fijamente, parecía... decepcionado.
-Te lo dije -recriminó Trixx.
- ¿Aún no llegan?
-No.
- ¿Puedo pasar?
-Adelante.
Las palabras y expresiones del Maestro Fu eran tristes, frías e indescriptibles, la perfecta combinación para plasmar mis emociones en su lienzo, el lienzo en donde un robot pintaba lo que sentía, absolutamente, nada.
-Siéntate y... medita. Traeré té.
Sin esperar respuesta, de mi parte, abandonó la habitación en busca de su bebida favorita. No se me cruzaba ninguna forma de "meditar", así que para quemar el tiempo y lograr que pasaran los segundos, me dediqué a prestar atención a cada uno de los cuadros que el Maestro Fu tenía en el centro de masajes.
El primero era una especie de pintura con vegetación y unas palabras en chino, un tipo de proverbio, sonreí al entender su significado y continué con mi inspección visual, a pesar de que mis fuerzas estaban por colapsar, sólo así pude entender que no valía la pena destruirme a mí misma, tenía que destruir el problema de raíz.
En el siguiente cuadro se mostraba un lindo paisaje invernal, quizás en China por el templo en el fondo que se encontraba muy detrás de la colina nevada; un diseño oriental adornaba el edificio y poco a poco el cansancio provocó que mis párpados se sintieran pesados y estos comenzaron a cerrarse, sumergiéndose en lo que necesitaba, un sueño.
Las imágenes venían a mí como un tren a toda velocidad, saltando de vagón en vagón y de estación en estación, este lentamente se detenía y me era posible observar la explosión en el templo y una silueta distinta, saliendo a toda prisa, era un niño que sostenía firmemente unos objetos con sus pequeños brazos.
Sus rasgos asiáticos estaban llenos de preocupación, miedo y culpa. ¿Cómo reconocía esas emociones? Las había visto esta mañana en mí, ocultas por el odio e indiferencia y, especialmente, por esas gigantes ojeras que delineaban mis ojos, era la viva reencarnación de algún oso panda.
Volviendo con el pequeño, este caminaba asustado y la única ocasión que tuvo el valor para mirar atrás, una nueva explosión lo hizo declinar. Él corrió más rápido de lo que su pequeño organismo le permitía, llegando a lo más alto de la montaña y cayendo de rodillas sobre la nieve, debido al esfuerzo.
Durante el sueño no me era permitido intervenir, opinar o sentir alguna sensación, como el frío o calor, pero claro que podía sentir empatía por el niño, sentir angustia y compasión, mientras de sus labios salían unos lamentos y murmullos, haciéndome pensar que algo había salido mal y él sólo repitiendo, una uy otra vez: "fue mi culpa".
La compasión retenida se liberó de las cadenas opresoras, autorizándome a acercarme a su lado y darle unas palmaditas en su espalda, palmadas que nunca lograron su cometido ya que mi mano traspasó su anatomía. Aquello ya había ocurrido y no podía ser alterado. En eso, el sonido de unas pisadas sobre la nieve, lo alertó, sacándolo de su trance y él pudiendo correr como si no hubiera un mañana.
Una sola palabra se logró distinguir entre la ventisca y las explosiones, una voz gritando una sola vez.
- ¡Fu!
Desperté.
-Era usted.
-Ya era tiempo que lo supieras, un error momentáneo llega a ser un remordimiento eterno -respondió el Maestro mientras servía el té.
- ¿Cuánto... cuánto tiempo...?
-Unas cinco horas.
-Wow.
-Ten -extendió su brazo, entregándome la misma taza en la que bebí té hace unos días-. Qué esperabas si llegaste a las seis de la mañana.
- ¿Y Marinette? ¿Adrien?
-Están en el salón de los ancestros, Marinette se encuentra un poco sensible y Adrien demasiado protector, ¿sabes qué ocurrió?
-Ayer cuando Marinette salió a comprar las telas -me llevé la taza a los labios y probé un sorbo, para luego continuar-, la atacaron, por lo que pude ver, parece que Luka la defendió y... cuando fui a la guarida de Hawk Moth, a la antigua, luego le explico eso, Lila dijo algo... como si ella y Demoilustrador enviaron a los que los atacaron, luego Chat llegó, le dio un varazo a Lila y después, se la pasó persiguiéndome hasta llegar a la Torre Eiffel, al cabo de unos minutos, en donde yo le gritaba y el me intentaba calmar, me llevó al hotel, terminando todo este hermoso cuento de hadas en mi desvelo y estas enormes ojeras. ¿Feliz?
-Sólo había preguntado lo que ocurrió... parece que la meditación te ayudó, ¿algo más que tengas que decirme?
-Me gusta Nath.
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Hola, chicos!!! Esta es la segunda parte del especial de navidad, espero que les guste y les quiero proponer algo, les voy a hacer una pregunta y las personas (3 como mínimo y 5 como máximo) que respondan bien podrán aparecer en la historia, eso sí, si la respuesta es correcta les avisaré y me tendrán que dar su descripción: rasgos físicos, vestimenta y comportamiento, otra cosa, discúlpenme por no poder subir ayer este capítulo, técnicamente todo fue culpa de Doctor Strange, ya que me quedé viendo la película, jejeje, y ahora sin más preámbulo aquí viene la pregunta:
¿Qué diferencia hay entre los poderes de Piper y Lila siendo Volpina?
Esta pregunta se revelará a fondo en el próximo capítulo, pero deseo saber con lo que hasta ahora tienen de la historia, cuál es la diferencia.
Una cuestión más y es que ya inicié el experimento que les había mencionado hace unos meses, la historia en cuestión se llama ¡¿Soy una Agreste?! como soy buena gente, les diré de qué trata el experimento, pues me encontré con un montón de fanfics un poco ¿irreales? ¿imposibles a nivel extremo? Tipo Marinette está embarazada pero puede perder el bebé así que le pasan el hijo a su hija y ella queda embarazada del hijo (feto) de Marinette, algo sumamente extraño, claro que no de aquí, sino de Youtube, así que me dije ¿por qué no hacer algo parecido? Algo que pareciera lo más serio del mundo y... no lo es, porque otra pregunta que me formulé fue ¿por qué rayos tenía muchas, pero, muchas visitas? ¿qué es lo que hacía lo tan inimaginable en popular? Y pues ahí está, espero que se animen a reírse.
Y ahora vienen las preguntas de este capítulo: ¿Qué estan haciendo Adrien y Marinette en el salón de los ancestros? ¿A qué se refería Piper con destruir el problema de raíz? ¿Se rompió el Nathiper?
Espero que respondan las preguntas, no saben lo mucho que me río con las amenazas de muerte y no-odio hacia Luka.
Los quiero un montón y que pasen una ¡Feliz Navidad!
Nos leemos el próximo viernes,
Un abrazo gigante desde Ecuador,
Gracias por todo y chao,
The Writer ;D
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