Capítulo 53
La pelea con Piper me había dejado un mal sabor de boca, la ira y el enojo, poco a poco, regresaban, como cobardes, a su remota cueva, sin ignorar que las últimas palabras, que la chica me había gritado, las sentía sobre mis hombros, taladrando mi cráneo. ¿Sería por mí que el Maestro Fu nos enseñaba de emociones y no íbamos directo a la acción? ¿Era mi culpa?
— ¿Plagg comes algo más aparte del camembert?
— ¿Por qué lo preguntas, chico?
—Sin contar que por tu culpa creen que entre mis preferencias románticas está ese queso, simple curiosidad —respondí regresando hacia el Río Sena, en busca de Marinette.
—Ignoraré el insulto hacia mi camembert y te responderé, claro que sí.
— ¡¿Entonces por qué me haces gastar cientos de dólares en tu queso?!
—Porque es mi favorito... Adrien, me hieres, pensé que te importaba —recriminó el ofendido—. Y no es tu dinero, es de tu padre.
—Touché. Entonces... ¿Qué crees que inició la pelea? —le pregunté mientras viajaba de tejado en tejado con ayuda de mi vara.
—Creo que algo está mal —señaló Plagg, últimamente se hacía más presente en mi cabeza que fuera de ella.
—Nunca me había alterado tanto.
—Nunca tuviste un motivo —recordó mi kwami.
— ¿Y si alguien causó la pelea? —esa sombra no salía de mi cabeza, había algo sospechoso en ella.
— ¿Cómo quién?
La duda de Plagg quedó flotando en el aire, ya que al recorrer el camino por donde Luka y Marinette se habían ido, la tensión aumentó nuevamente.
—Piper es una tonta al pensar que me importan más sus recuerdos que mi lady —solté cayendo en una terraza.
—Adrien... cálmate.
—Dime, por qué la tomé en cuenta, podía llevar a Marinette yo sólo —seguí caminando, mirando hacia el cielo como si de alguna forma Plagg estuviera escuchando desde allí.
—Tranquilo, chico.
Continué mi travesía, saltando y corriendo, saltando e ignorando, hasta quedar entre una casa y la panadería Dupain-Cheng.
—Sólo digo la verdad, ¡ni se por qué le creo!
— ¡Adrien! —sentenció—. No ves que alguien intenta provocarte, eres muy sensible y vulnerable. Ahora, presta atención, te vas calmar, respira, tranquilízate, recuerda pensar con la cabeza y cuando todo esto termine... me vas a dar una ración triple de camembert. ¿Entendido?
—Sí. Espera ¿qué?
—Ya lo prometiste —rio—, puedo oler el dulce aroma del camembert en mis manos.
—Plagg eres incorregible.
—Chico...
—Sí, sí, punto para ti. Tendrás tu camembert.
—Chico...
—Está bien. ¿Te parece duplicar tu triple ración?
— ¡Adrien escóndete!
— ¿Qué?
— ¡Ahora!
Acaté la orden de Plagg tan rápido como mi instinto me lo permitía y sin saber contra qué me advertía, tanto así que sin pensarlo me lancé, directamente, sobre el techo, besando a una teja en el proceso.
— ¡Felicidades a los recién casados!
—Gracias, Plagg. Desde este instante en adelante, podré decir que besé un tejado —musité con los labios, aún, pegados a la superficie.
—Silencio, chico, y concéntrate, si luego me das el triple de lo que habíamos acordado, de queso, no le diré a Marinette que la engañas con un techo.
—Sí, porque sólo es una amiga.
— ¿El techo o Marinette?
— ¿Tú quién crees?
—Espera... mira al frente.
— ¿Al frente? ¿Es una especie de código o qué?
—Es mirar al frente, genio.
En el edificio una figura se alzaba y, detrás de ella, algo parecido a una luz la acompañaba. Un contraluz perfectamente planeado.
— ¿Qué es eso?
—Abajo.
—Plagg, no sé si te das cuenta pero... ¡Ando pegado al techo! No creo que haya más abajo.
—Hazme caso, mira abajo.
Bajé la vista y le agradecí mentalmente a mi kwami por su ayuda. A lo lejos, se observaban a dos azabaches caminando — o al menos intentándolo—, uno apoyado sobre otro, poniendo todo su esfuerzo en esa actividad. En ese instante, sentí pena por Luka, ese chico tenía que cambiar de objetivo si quería seguir viviendo, porque si de mi hubiera dependido, nunca habría cruzado palabra con Marinette.
Eso iluminó mi subconsciente, ¿acaso Marinette y Luka ya se conocían de antes?
—Bien, están caminando, ¿qué hay de raro en eso?
—Vuelve a alzar la vista.
— ¿Es un juego? —reí por lo bajo.
—No y concéntrate.
—Está bien.
La extraña sombra que se alzaba en el edificio, realizaba otra acción, se movía en la penumbra, haciendo de la bruma y oscuridad, su amiga y compañera, utilizándola a su favor. Parecía intranquilo y, cada dos o tres segundos, comenzaba a tocar suavemente su brazo con un bolígrafo.
A tocar... con un bolígrafo...
—No me digas que es...
—Al fin lo captas, chico... creo que eso de la ceguera aún no se ha curado del todo.
— ¿Pero qué hace aquí?
— ¿No es obvio? Necesitas una de esas terapias que Piper anda ofreciendo, la cura para la ceguera parisina.
—Ja-Ja-Ja, qué simpático. Bien —analicé todos los datos con detenimiento, repitiéndolos en voz alta para recordarlos—, si Luka y Marinette están caminando y Demoilustrador está frente a la panadería... Sin contar que Piper recordó lo de la guarida de Hawk Moth y sabemos que él trabaja con Lila...
Tardé unos segundos en unir esos puntos, puntos que parecían estambre enredado por toda la cavidad que era mi cabeza.
Y sin dejar que mi cerebro procesara el resultado para idear un mejor plan, me abalancé sobre el pelirrojo, saltando de esquina a esquina, de tejado a tejado como un verdadero gato, arrebatándole el bolígrafo en el proceso y guardándolo en el bolsillo de mi traje; al mismo tiempo, que con el bastón golpeaba y destruía lo que sea que fuera esa luz detrás del implicado.
Frente a frente, con el pelirrojo de pie en el tejado, en sus ojos se veía el miedo inyectado en cada una de sus pupilas, caminé firme ante él para terminar mi cuerpo sobre el suyo, sentado en su pecho y aprisionando sus piernas con las mías. Determinado a dejarle las cosas en claro.
—No te atrevas a tocarla, ¿entendido? —pronuncié con la rabia correctamente canalizada. Ya era hora de manejar de la mejor manera mis emociones.
—Yo...
—Y dile a tu "maestro" que desista, ¿ves esto? —le pregunté, mostrándole la mano derecha, justo donde reposaba mi anillo; mientras que con la otra sostenía el cuello de su traje—. Juro por lo que más amo y por mi honor que él nunca, nunca tendrá mi miraculous. Dulces sueños.
Y asumo, en mi pacífica conciencia, que esas fueron las últimas palabras que el pobre akumatizado amigo de Piper escuchó de mi parte, ya que, al finalizar el discurso, mi mano furibunda se cerró en el aire, golpeándolo entre el maxilar y el frontal, cayendo su cabeza al instante sobre las tejas, como si de un muñeco de trapo se tratase.
Corrí a ayudar a Piper.
— ¿Te arrepentiste, chico?
—Plagg, fui un tonto al hablarle así a Piper, no la apoyé cuando contaba con mi ayuda, lo mínimo que puedo hacer es encontrarla para terminar por fin con este lío. Pero hay algo que sí te puedo responder y es que Hawk Moth pagará caro por todo el daño y sufrimiento que está causando.
— ¿Los aliens te raptaron y te cambiaron por un filósofo o qué? Adrien, a eso me refería con pensar con sensatez. Estoy orgulloso... creo que voy a llorar, no es broma.
—Sí, Plagg puedes dejar de sobreactuar. Te daré todo el camembert que desees.
—Lo repito, estoy orgulloso.
Inicié la búsqueda en el lugar donde Piper y yo nos habíamos separado, donde —según Plagg— alguien detonó las emociones.
Pero luego de unos segundos, mis opciones se redujeron y quedé —de forma figurada— en un callejón sin salida, pensé en una forma de continuar con mi recorrido, pero la cuestión seguía en el aire: no sabía exactamente hacía donde había partido, Piper. Entonces, un rayo de esperanza surgió de la oscura noche.
— ¿Chico, ves eso?
— ¿Qué cosa? —pregunté por inercia, al mismo tiempo, que mi vista hacía el trabajo pesado y viajaba por todos los tejados, cruzando con unas pequeñas partículas naranjas que iluminaron un, casi, imperceptible camino.
— ¿Tú crees que ese rastro es el que deja Piper cuando camina?
—No, genio, creo que es el rastro de su tele-transportación.
— ¿Seguro que no es una trampa?
—Dime cuándo te he fallado, además, es lo único que tenemos, chico.
—Bien, vamos.
Conforme seguía el camino, miles de posibilidades emergieron en mi mente, cada una de ellas lógicas y entendibles, sin embargo, todas fueron ahogadas únicamente por mi instinto.
El instinto que me ayudaba en cada batalla, instinto que me alentaba cuando algo estaba en el borde del abismo, el mismo que frente a cualquier circunstancia no se apartaba de mi lado, el que me hizo sentir que Piper estaba en peligro.
Continué con el camino trazado, hasta que este se perdió en un extraño callejón con sólo una puerta.
—Plagg, si llegué tarde... La culpa me atormentará por el resto de mi vida.
—Y qué tal si... ¡entras de una vez por todas y te dejas de discursos!
—Está bien, pero no me grites.
—Los humanos son tan difíciles de comprender.
— ¡Cataclismo! —invoqué y coloqué mi mano sobre la puerta, que impedía mi entrada, destruyéndola inmediatamente.
—Primero hubieras visto si estaba abierta.
—Esto no me tomará más de cinco minutos.
Y dejándole eso en claro a Plagg, me interné por el agujero que había provocado, pidiendo en silencio que mi sexto sentido estuviera fallando.
— ¡Piper! —grité caminando a paso lento y cerciorándome que no hubiera nada fuera de lugar. Entendía por qué este lugar se había borrado de las memorias de Piper, ni yo quisiera recordarlo.
Pero esos pensamientos fueron interrumpidos por una pared que se cruzó en mi camino.
— ¿Qué es esto?—cuestioné tocando la pared con mi bastón, cada vez más fuerte y con más desesperación.
— ¡Chat! ¡Chat! —gritaron del otro lado y los gritos persistieron hasta que sólo fueron gemidos y balbuceos sin sentido. Una boca había sido cerrada.
—Cinco minutos, sólo cinco —farfullé mientras buscaba, en mi traje, el bolígrafo de Demoilustrador.
El bolsillo estaba abierto.
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Hola, chicos!!! ¿Capítulo interesante, no? El siguiente se pone mucho mejor, ¿saben? Nunca pensé sobrevivir a la semana cultural de la semana pasada y esta semana me pasó factura de la anterior, ya que la semana pasada no escribí casi nada y esta tuve que terminar dos capítulos. ¿A que he dejado confundidos a algunos por inbox? Esos spoilers solo pasan cada mil años. Entonces... ¿quién calló a quién? ¿Quién controló las emociones de los chicos? ¿Chat llegará a tiempo para ayudar a Piper? ¿Pasará algo que lance todo por la borda? Chicos, en serio los quiero un montón y ahora los dejo porque se me pasa la novela.
Nos vemos el próximo viernes,
Un abrazo gigante desde Ecuador,
Los quiero mucho,
Chao, The Writer ;D
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