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Capítulo 50

Trigger warning: abuso

La oscuridad empezaba a cernirse sobre París, el brillo a iluminar el entorno, por algo era llamada "La cuidad de las luces". El viento corría lento, como una brisa primaveral, letargo y tranquilo, trotando cual caballo.

Una azabache había ido a liberar su mente comprando unas telas para su vestido, el baile del colegio estaba a una semana y todo había pasado tan rápido que de un día a otro ya conocía la identidad del tonto gato. Sí, un tonto, coqueto y lindo gato, su caballero de la noche, su fiel compañero y el chico del que siempre había estado enamorada. Todo era perfecto, excepto por él.

Pensaba que nunca volvería a ver a Luka, que sólo sería un bonito recuerdo, aquel chico que le había hablado en la panadería cuando... cuando Adrien la rechazó.

Ese azabache que con sus bromas le sacó una sonrisa —en un instante que nada le hacía feliz— y le hizo olvidar, por un momento, el dolor. No, ella era feliz. Sí, era feliz con Adrien; además era lo que siempre había deseado, uno de sus mayores sueños hechos realidad. La realidad y el sueño ahora se constituían como uno, pero quién le decía cuál era cuál.

No, esos sólo eran pensamientos estúpidos, no iba a lanzar todo por la borda ahora, luego de lo mucho que luchó por ser correspondida.

Esos pensamientos la atormentaban durante sus compras y poco a poco se iban evaporando, aunque luego de eso se condensarían y volverían a caer siendo una lluvia que ojalá nunca tuviera que recordar, llevándola a un círculo vicioso entre su amado rubio y el azabache que la hacía olvidar.

Analizaba cuidadosamente la textura de las telas, quería que al menos el baile fuera perfecto, sin confusiones y únicamente con su corazón latiendo por su acompañante.

—Rojo —balbuceaba caminando por el local hasta que encontró lo que buscaba.

La tela se asemejaba al color de su traje de súper-heroína, un rojo tan bello que no podía resistirse, todo esto sumado a un bello antifaz que le daría el toque final.

Pidió lo que necesitaría de tela, el diseño se formaba poco a poco en su cabeza, pagó sus materiales en la caja y salió, continuando internada en sus pensamientos, sin percatarse que la luna gobernaba y las luces menguaban.

No muy lejos de ese lugar, un azabache caminaba por las calles del París engañoso, maligno y despiadado, o bueno, así él lo describía. El día no había salido como lo esperaba, principalmente por Piper o Volps como él la llamaba —sin olvidar que el "diminutivo" fue solamente una excusa para decirle así—. Le había tomado cariño a esa chica demasiado rápido, él no era así; primero se dedicaba a analizar a la persona para empezar una conversación, pero con Volps se había saltado las reglas, sus propias reglas.

No importaba cuantas veces le diera vueltas al asunto, aún no lo entendía: ¿qué tenía ese tal Nathaniel que no tuviera él? Por lo visto también había estado enamorado de Marinette o eso fue lo que escuchó y se suponía que Piper era su mejor amiga. ¿Por qué todo el mundo se preocupaba por él?

Continuando con el día: nada mejoraba. Decidió liberar su mente ingresando al Savate, una de las nuevas disciplinas del instituto, no fue una buena idea. ¿Por qué no le había prestado atención a Juleka? ¿Por qué continuaba aparentando? Mientras más intentaba ejecutar una maniobra peor le salía y en el primer round ya estaba tirando la toalla. Él sabía que no era bueno en las artes de lucha, él sabía cuáles eran sus fuertes pero el miedo venció y decidió crearse una nueva personalidad, ser otra persona con el fin de llegar a la aceptación.

Esa fue la razón por la que un ojo parcialmente morado y unas cuantas torceduras lo acompañaron el resto del día, también caminando sin rumbo por las calles de París.

El sonido de una campana lo sacó del gran abismo en donde había caído, alzó la mirada y era ella, era Marinette saliendo de un almacén con unas bolsas en las manos, decidió seguirla. Separados por unos cuantos metros, dos azabaches se perseguían sin saberlo, un paso, dos pasos; Luka alejado prudencialmente de Marinette para no parecer un entrometido.

En eso, el ambiente comenzó a cambiar, el aire se volvió un poco denso y un mal presentimiento invadió el corazón de Luka, algo no saldría bien.

Las luces menguaban a cada cuadra que cruzaban.

"¿Acaso estaba perdida?" pensó y continuó siguiéndola.

Unas voces se escucharon en la lejanía, aproximándose lentamente, Marinette no paró. El azabache con la cabeza baja miraba el interesante suelo mientras sus pasos resonaban, uno tras otro.

Las voces aumentaron, sus dueños emergieron de la oscuridad rodeando a la muchacha. Tres, tres individuos que le doblaban el tamaño a Luka; tres, tres que devoraban con la mirada a Marinette. Ella temblaba, él empezaba a transpirar, ambos no sabían que hacer. Rápidamente, él corrió a esconderse detrás de un pilar.

Sentía en sus oídos sus desagradables palabras, esas mismas palabras para nada halagadoras y denigrantes rodearon a la azabache, y la mezcla entre el perfume barato y el alcohol adulterado ingresaban sin permiso a sus fosas nasales. Las ganas de huir aumentaban.

—Hola, preciosura —dijo el mayor alargando las palabras e intentando mantenerse de pie. El licor podía percibirse a kilómetros.

— ¿Qué te parece salir con uno de nosotros? —continuó el rubio.

—No... no está en mis planes —musitó Marinette hundiendo su cabeza entre las bolsas que ahora sostenía sobre su pecho.

Parecía que su confianza se evaporaba y el miedo corría por sus venas, en lugar del líquido rojo proporcionado de valentía. Tikki tiritaba en el bolso. No, ella además de ser Marinette era Ladybug, la súper-heroína de París que no se dejaba amedrentar por nada ni nadie. Eso lo había aprendido bien y recordó el momento en que Piper le dijo "el traje no hace al héroe", pero el valor había huido de la misma forma en que Luka pensaba hacerlo.

—Piensa mejor tu respuesta, preciosa. No creo que quieras hacer esto por las malas —respiró cerca de su rostro el caucásico, tocando su mejilla y, simultáneamente, arrinconándola a la pared. No tenía escapatoria.

Luka escuchaba la escena con atención, cada palabra, cada insinuación. ¿Dónde se suponía que estaba Agreste? Ambos respiraban entrecortadamente, como si hasta sus pulmones estuvieran sincronizados a la balada del miedo.

—Se los repito. No. Estoy. Interesada —expresó Marinette haciendo énfasis en cada palabra.

—Mala elección, cariño.

Dicho esto, el rubio se le lanzó encima como perro en celo, sus compañeros burlándose entre risas del atentado, la azabache intentado liberarse de su agarre y el maleante atrayéndola, cada vez con más fuerza, a su sudoroso cuerpo.

Su hora de recreo había empezado, era lo que esperaban, una linda colegiala para completar su día, cada gota de sudor que caía sobre el cuerpo del caramelito los alentaban más a hacer lo que necesitaban.

Y también esas fueron las gotas que derramaron el vaso de Luka que se encontraba en plena cascada, colapsándolo como una presa que no aguantaba más la presión, rompiéndola en un santiamén. El chico salió de su escondite, observando cada fotograma de la escena con asco, miedo e ira, mucha ira.

— ¡Dejen a la señorita en paz! —vociferó y sin esperar respuesta, movido por alguna extraña fuerza que le otorgó el valor necesario, lo atacó.

Se interpuso entre Marinette y el rubio, el olor era aún más insoportable de cerca, pese a eso, no dudó ni un instante y lanzó el primer golpe. Sus puños eran su arma y posiblemente su cerebro no estaba conectado, pero eso era lo importante, estaba luchando sin tomar en cuenta las consecuencias.

Directo al rostro del otro, su mano se dobló y crujieron ambas superficies. Las consecuencias no valían, el karma era un buen cobrador.

La cabeza del sujeto impactó el suelo, en donde sus recuerdos lo volvían a perseguir y justo como en esa ocasión, la esperanza duró unos segundos, tomándolo, a la fuerza, de ambos brazos.

— ¿Eres muy valiente, no? —rio levantándose y tronando los dedos de sus manos. El sujeto no estaba nada feliz con el golpe que le había proporcionado el azabache.

Luka tragó saliva con dificultad, las manos de sus atacantes lo tomaron aún con más fuerza, impidiéndole casi respirar.

Miró hacia un lado, parecía que Marinette había visto un fantasma, tenía la cara perlada de sudor, pálida como la nieve y apunto de derretirse siendo un hielo en el auge veraniego. Temblaba del miedo. ¿Qué hacía Luka allí? ¿Cómo la había encontrado?

Él respiró esperando el impacto, sabía que no tenía salida, igual que en la anterior ocasión la mano del rubio voló por los aires, en medio vuelo se cerró dejando sus venas y bien trabajados músculos a la vista, y finalmente chocó contra el estómago del azabache, superficie blanda en la que expandió el dolor. Agradeció no haber perdido la conciencia y que al menos tuviera las agallas para soportar otro golpe de igual magnitud.

Ahogó un grito, cerró los párpados y esperó.

Sus músculos no estaban listos para un segundo golpe, tampoco su cerebro estaba preparado para que mágicamente un ser mítico apareciera, sólo aguardaba cual esposa en el altar a que su valor regresara por el mismo camino en que había llegado.

Pero sólo eran opciones y lamentablemente una tenía que declararse ganadora, así que un poco más arriba... otro golpe certero selló su caja torácica, justo en el esternón y rebotando en sus costillas, el baterista más dotado debió de estar celoso por el crujido que provocaron sus huesos.

— ¡Paren! Él no tiene la culpa, no merece esto —susurró Marinette.

—Cállate, muñeca. Luego nos encargaremos de ti, ¿no queremos testigos, verdad? Esto es entre adultos —rio en el oído de Luka uno de los que lo tenía prisionero.

—Yo me quedo con él, ve tú por el caramelito —musitó el mayor mirando a su compañero.

Ahora, sólo un individuo agarraba a Luka, el rubio iba a darle el tercer golpe y finalmente el moreno acorralaba a Marinette contra la sucia pared.

¿Era posible que alguien desnudara con la mirada? Esa pregunta se respondió por sí sola, las pupilas hambrientas del moreno recorrían la silueta de Marinette, Luka se encontraba en la primera fila del espectáculo observando la desagradable escena mientras su ira se encendía, de nuevo. Los recuerdos lo volvían a atormentar, simulando una avalancha que caía sobre él, luchando por mantener el peso del cielo sobre sus hombros.

La cordura de Marinette la había abandonado por completo, ni siquiera lograba recordar su nombre, tampoco como defenderse y en su estado de delirio comenzó a repetir una sola palabra.

—Tikki, Tikki... —una y otra vez.

—Princesa, tranquila. Esto no va a doler si es que ya practicaste con tu novio antes —le susurró al oído y una sonrisa burlona se formó en su rostro al deducir la respuesta. Había ganado la lotería esa noche.

La azabache forcejeaba por su vida, aquellas palabras, aquel apodo... no le traían más que recuerdos que no volvería a vivir si dejaba al abusador lograr su cometido. Intentó defenderse pero su concentración ya estaba muy lejos. El maleante recibía pequeños golpes en el pecho por parte de la chica, a él no le importaba cuanto se resistiera, todas eran igual, además era más divertido cuando se resistían. Inició tocando su muslo, podía sentir su suave piel debajo de la ropa, continuó escalando.

La ira había sido el detonante para que el valor de Luka tomara su posición, él no podía soportarlo, no más. No se repetiría, no otra vez.

Y cuando el golpe estaba a punto de tocarlo, se agachó, rodó por el suelo convirtiéndose en un barril humano, sorprendiendo a ambos atacantes, se soltó de su agarre como si de una mochila se tratase y golpeó al degenerado que tenía entre sus sucias manos a su diosa. El rostro del moreno fue el destino de su furibundo puño en el que estaba vertido el deseo de justicia, que en ese momento, latía en su pecho. Cayó al suelo.

El segundo fue en busca de él, aventándose en el acto creyéndose gallo de pelea, Luka lo bloqueó, sostuvo la mano del rubio en el aire, tomándolo de improvisto y aprovechando la oportunidad para girar su mano a 360º, convirtiéndola en la perfecta llave de presión que necesitaba, irónicamente era la llave para salir de esa situación. Teniéndolo prisionero con su propia fuerza bruta, Luka lanzó una patada a la zona libre, el rubio gruño de dolor tomándose con las manos su amiguito afectado.

—Marinette quédate detrás de mí —ordenó.

Deseaba protegerla y era su deber hacerlo, ahora más que nunca el karma le otorgaba una nueva oportunidad para defender, por sí mismo, a alguien que amaba, por fin su cuerpo acataba los decretos que su cerebro había firmado, quedarse petrificado no era una opción.

Volteó a ver al mayor, eran sólo ellos dos, corrió a su encuentro antes de que la valentía decidiera volver al foso en donde se había escondido, su ingenio terminó siguiendo a su compañero y logró liberarse de las cadenas que la sociedad había forjado sobre sus brazos. El degenerado cerró su agarre en el cuello del azabache, el chico propició unos golpes en el rostro de su atacante y con el poco oxígeno que aún le quedaban a sus pulmones, dirigió todo su peso hacia adelante, cayendo en el hombro del mayor —mientras este continuaba de pie—; Luka sostuvo el brazo del mayor girando en torno de su cuerpo, encaminando la fuerza bruta contenida directamente al frío asfalto, terminando su ecuación con la cabeza del sujeto entre el pavimento y su pierna.

— ¡Marinette! —la llamó— ¡Ahora!

La azabache corrió como si su vida dependiera de ello, lo que era en parte cierto, llegó a un callejón con un contenedor de basura saludándola a lo lejos, esa era una señal; buscó sin parar algo que le sirviera, sus dedos merodeaban por todo el lugar, y por gracia del destino, algo metálico hizo contacto con su ya fría piel. Un pedazo de tubería.

Lo agarró con ambas manos y regresó con Luka, agradeciéndole a quién sea que mirara este mundo por su suerte. La justicia al fin tendría su valor.

— ¡Ya! —gritó, no disponía de todo el tiempo que hubiera deseado. El sujeto estaba por liberarse.

—Disfruta del postre, caramelito —pronunció levantando la tubería en lo alto, la energía mecánica sería su aliada.

Fuertemente la tubería impactó la cabeza del mayor, dejándolo inconsciente y con una muy visible marca. Aplicaron la misma técnica con los demás.

—Tenemos que irnos —respiró con dificultad el chico—, pueden despertar.

—Vamos.

Corrieron unos largos minutos alejándose lo que más podían de esos instantes, corrieron uno a lado del otro escapando de esos sucesos, corrieron dos azabaches hasta llegar al Río Sena.

—Bien... creo... que ya los perdimos —señaló Luka intentando recuperar su respiración, ahora aceptando su pasado y dejando de lado las críticas de la sociedad.

—Gracias —dijo Marinette abrazando con fuerza al azabache, él podía sentir las lágrimas calientes cual lava descender por su rostro, corriendo por un fino río a lo largo de su mejilla y desembocando en su hombro.

También le agradecía, le agradecía por regresarle su valor, por darle un motivo para luchar, porque sin ella su oportunidad hubiera sido desechada, otra vez. Él la abrazó con más fuerza. Sus corazones latían como uno sólo.

—Gracias a ti, Marinette.

Marinette, Marinette era la única palabra que repetía un rubio desesperado. Él le había propuesto acompañarla, ella le prometió que nada malo le ocurriría, pero eso no era lo que Wayzz había sentido.

Con el corazón dando borboteos por su boca, él salió en su búsqueda como Chat noir, no dejaría que nada malo le ocurriera a su lady. Su desesperación se elevaba por los cielos parisinos, hasta que vio la escena. Marinette lloraba desconsoladamente en el hombro de Luka.

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Hey, chicos!!!! Primera parte del especial 3K, ¿qué les pareció? ¿continúan odiando a Luka? ¿cómo reaccionó Adrien al decirle Wayzz que estaban en peligro? ¿que es más real el Lukanette o el Lukiper? Les dije que esperaran al 50 para sacar sus conclusiones sobre Luka, esta fue una prueba para mí... Dios no creí haber escrito unas 2600 palabras y seguir cuerda, parece que un gato estuvo celoso, para que más o menos sepan... la opción era hacer pensar mal a Chat o hacerlo pensar bien con la última escena del capítulo, ¿adivinen cuál escogí? Y además de la persona a la que le dedicaré el capítulo hoy... quiero dedicarles este capítulo por las insistentes ganas de terminarlo a mis dos mejores amigas @cjbc_0910 y a @pulycastle1998 además que en unos minutos subo el especial con sus diseños para el baile, si les gustan no olviden agradecerles, ellas son las futuras modistas de Chanel y con los trajes de los chicos quienes ayudaron fueron @nayelicata21 y Heyddy (que no me ha dado su wattpad), otra cosa y es que la ganadora del spolier por el voto #400 no se hace presente y entonces quien vote primero en este se ganará el spolier. Que inicien los Juegos del hambre!! 

Sin más que decir, me despido 

Nos vemos en el especial y el próximo viernes,

Los quiero,

Un abrazo giganorme,

Chao, The Writer ;D

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