— ¡¿Qué?! — grité. Mi cerebro estaba tan confiado en el dominio de la noche que al ver la luz del sol mis ojos se cegaron. Y en consecuencia levanté la sábana protegiendo mis pupilas.

Unos minutos después rumbo al colegio, mis pasos resonaban en los charcos de lluvia y mi mente vagaba por los aires ¿Cómo rayos Adrien obtendría el perdón de Marinette? O al menos ¿Cómo miércoles Adrien se ganaría el privilegio de una simple mirada de la azabache?

Entré apresuradamente, el sueño me había desconcertado, por lo tanto (como han de suponer) llegué justo cuando tocaron el timbre.

— Piper — dijo Chloe para luego ser interrumpida por su merced.

— Luego me cuentas. Ando un poco... mal.

— Ah, Okay — expuso retirándose con Sabrina a clases.

— Pero ¿cómo? Fue un idiota. No se merecía esa humillación. Patatas fritas. Ojalá tenga un buen escarmiento — estos eran unos cuantos comentarios impartidos por mis amables compañeros.

Me senté en mi puesto junto a Nathaniel, quien se encontraba sorprendido por el asunto.

— ¿Todo lo que dicen es verdad? — preguntó.

— En parte sí, en parte no. Depende — respondí lo más tranquila posible.

— Veo que te está afectando — comentó poniendo su cabeza sobre la banca y mirando hacia mi dirección.

— Qué te puedo decir, fue horrible.

— ¿Solamente horrible?

— Bien, si no fuera buena persona quizás, sólo quizás... mataría a ese rubio con mis propias manos.

— Eso está mejor. Debes de desahogarte. Además si estás enojada no podré preguntarte algo.

— ¿Ahora qué quieres Nath? — lo miré esperando una cuestión absurda.

— Eh... ¿Quieres ir al baile conmigo? — wow y antes de que procesara su pregunta añadió —, como amigos por supuesto. Jeje, no tenía pensado invitar a nadie más y... nadie me ha invitado así que...

— Ahórrate las explicaciones. Claro por qué no, será divertido. Pero... te tengo una mala noticia.

— ¿Tienes novio? — dijo con la rapidez en la que un león ataca a su presa.

— No... sólo creo que el baile se cancelará... por el momento — expliqué lentamente.

— Oh... ¿por?

— Pienso que no es una buena época para realizarlo y peor con lo ocurrido. Todo se hizo añicos.

— Pero tú no eres la anfitriona y...

— Sí, sí, no debería preocuparme por eso y blah blah blah...

— Exacto aunque... oh, ya entiendo.

— ¿Qué cosa?

— ¿Hacías el baile por ellos, no?

— ¿Eres mago o qué?

— Responde de una vez, Piper.

— Tal vez — farfullé —. Okay, sí.

— Y ahora que ni se hablan, claro... no volverá a ser como antes. Si Adrien en realidad la quiere debería de hacer un acto de amor verdadero.

— A ver Nath consejero de amor ¿qué propones? — lo miré alzando mis cejas al compás de alguna canción inventada.

— No me mires así y eso es muy cliché.

— Espera...

— Pero.

— No, calla — una bombilla se encendió dentro de mi cabeza.

— Piper ¿acaso te estás volviendo más loca de lo habitual?

— Chist. Lo siento, Nath te lo explicaré en otro momento — corrí hacia la puerta del salón.

Y sí, por gracia del destino la Srta. Mendeleiev no había asistido, eso logró alargar la conversación entre mi pelirrojo amigo y yo.

— ¡No te entiendo, Piper!

— ¡Cierto dile lo que te expliqué a Chloe! — grité con los útiles en mis brazos. Necesitaba ir al parque, escuchar música y calmarme. Aquella era la razón por la que el rubio no había venido.

— ¿Piper por qué te escapaste del colegio? — reclamó Trixx mientras corría a casa de Adrien.

— No es escapar. Es... buscar soluciones en tiempos desesperados — expliqué parando en un semáforo.

— Es lo mismo.

— Ya verás la diferencia.

Continué corriendo a la Mansión Agreste, muchas cosas pasaron en el camino hasta llegar a mi destino. Primero me empapé los pies con agua, luego casi me atropellan por distraída y finalmente me choqué contra alguien.

— ¿Ah? ¡Hola Maestro! — saludé alejándome.

— ¡¿No deberías estar en clases?!

— ¡Situación de vida o muerte! ¡Sin villanos! ¡Mansión Agreste!

Apresuré mi paso, toqué el timbre y nuevamente Nathalie me atendió.

— ¿Sí?

— Hola Nathalie, sé que Adrien no fue al colegio. Necesito hablar con él.

— No es un buen momento.

— No quiero ver a nadie — se escuchó de fondo muy suave.

— Adrien ya te oí. Dile a Nathalie que me deje entrar — repliqué con ansiedad.

— Déjala pasar.

Corrí hacia el living y me encontré con la persona menos esperada.

— ¿Qué hace usted aquí? — cuestionó con seriedad impregnada en sus palabras, rostro y acciones.

— Ehh... hola Sr. Agreste, muy grata su presencia.

— Vuelvo a repetir ¿Quién es? Y ¿Qué hace aquí?

— Soy Piper Smith y vine a hablar con su hijo.

— ¿Por qué a estas horas?

— ¿Por qué no?

— Padre por favor permita que Piper entre a mi recámara — propuso con calma el rubio a quien ya posiblemente no asesinaría.

— Adrien vuelve a tu habitación — ordenó el Sr. Agreste. ¿No tenía sentimientos o qué? Y por lo visto Adrien no tuvo más remedio que obedecer.

— Oiga no haga esto... su hijo lo necesita — dije y seguido de mis palabras pude notar un pequeño e incontrolable tic en el ojo del padre de Adrien.

— Piper no sé qué desea, ni cuál es el motivo para interrumpir mis asuntos, pero por favor le pido que se retire — explico con un leve levantamiento de tono.

— ¡No! Necesito hablar con Adrien. No sea un cobarde. Hawk Moth al menos se preocupa.

— ¿Qué acaba de decir?

— ¡Lo que escuchó y con su permiso! — me dirigí precipitándome a la habitación del rubio esperanzada en la paciencia de Gabriel Agreste.

— ¿No quiere que la saque? — escuché a Nathalie preguntar.

— No, déjala. Pretendo ver hasta dónde llega — comentó para luego expulsar una risita y retirarse del living.

— Piper no voy a hablar de nada — ¿así era como me recibía Adrien? Más le valía acomodar sus modales.

— Una cosa es querer, la otra es deber. Y estoy segura que esto te va a interesar. ¿No es así, Plagg?

— ¿Ahh? Claro, claro... Piper. ¿Adrien dónde dejaste mi queso?

— En la gaveta — respondió para internar nuevamente su cabeza en la almohada.

— Está bien Adrien Agreste, no me importa si me escuchas o no. Sólo lo diré. Entonces, pongamos las cartas sobre la mesa.

— Marinette me odia.

— Buen punto, pero si en realidad la quieres debes de hacer un acto de amor verdadero — dije citando la misma frase usada por mi amigo pelirrojo.

— ¿Un beso?

— ¡Como el de Cupido negro! ¡Ahh! — fangirleé continuando la conversación — ¡No! ¿Eres tonto o qué? Pensé que eras más romántico.

— Lo soy pero... la situación no se presta.

— Sí se presta. ¿Has tomado como opción un poema o dedicarle algo?

— ¿Un poema? Eso ya lo hice.

— O dedicarle algo — expresé moviendo las cejas de forma "Nathalística".

— Dedicarle algo... pero ¿Y lo de Cupido negro? — inquirió dudoso.

— Mira para no causar enredos te lo voy a explicar. Cupido negro lanzó una de sus flechas, entonces como reveló Plagg dijiste cosas horribles a tu lady y ella para sacarte de ese trance te dio un beso. ¿Bien? Fin shalalá.

— Wow...

— Por favor deja de ser tan tarado.

— Okay... basta de bullying.

— Ahora he traído unas opciones que podrían ayudarte. Este es un poema que escribí tiene un ritmo medio raro pero servirá. O este... está en versión femenina, no creo que sea un problema. Aunque una canción no estaría mal — saqué montones de hojas mostrándole a Adrien las diferentes alternativas a su gusto. Lamentablemente el rubio tenía la mirada más perdida que un borracho.

— Descuida Piper, tengo la ideal. Sólo vigila que no haga el ridículo.

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Hola chicos!!! hoy traje el capítulo más temprano de lo habitual, jaja la sorpresa ya está cerca y para conmemorar los 30 capítulos a los que hemos llegado voy a hacerles una pregunta especial y POR FAVOR RESPONDAN:

¿EN ESTOS 30 CAPÍTULOS CUÁL HA SIDO SU PARTE FAVORITA?

Volviendo con la sorpresa ya sé como ponerla sin generar inconvenientes, espero que la tomen lo mejor posible y sigan apoyando a la historia, nuestra historia. En unos capítulos se viene un giro inesperado, estoy segura que se sorprenderán tanto como yo al escribirlo y al llegarme la idea. Sin más que decir me despido, que pasen un grandioso fin de semana, comenten y voten si les gustó el capítulo.

Nos vemos el próximo viernes,

Los quiero, un abrazo

Chao, The Writer ;D