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Cap. 4 ESCAPAR


No podía creer en las circunstancias que se encontraba. Se repetía una y otra vez que todo era una completa locura.
Parte de ella sentía temor, pero luego una ola de coraje la invadió, y comenzó a pensar en que no podía aceptar nada de toda esa incoherencia.
Pensaba en lo que dijo Dani sobre los zombies, luego Clara soltó una risa antes de decir en vos alta.

—Invasión zombie ¿Eh?... A otro perro con ese hueso, me largo de aquí.

Clara se puso de pie, decidida a escapar y buscar la forma de volver a casa.
Lo primero que hizo fue abrir lentamente la puerta y ojear si habían guardias, pero el pasillo estaba vacío, al parecer era verdad lo que dijo Dani de que la dejaba andar por el distrito libremente.

Caminó al final del pasillo hasta ver a la distancia unas personas con trajes amarillos, cubre bocas y guantes de látex, quienes hablaban de desinfectar una carga que acababa de llegar.
Clara los siguió desde lejos, hasta terminar en un área dónde había varias de esas chaquetas amarillas colgadas, cajas de cubre bocas y guantes limpios.

Ella rápidamente tomó lo necesario y se vistió con aquella prenda amarilla y los guantes de látex, por último cubrió su rostro con el cubre bocas.
De esa forma atravesó unas puertas, avanzó por un largo pasillo hasta llegar a otra puerta más gruesa y con un cartel pegado que decía "Área de riesgo, solo personal autorizado".

Al cruzar por esa salida, Clara se encontró con todo un personal vestido como ella, que llevaban una especie de roceadores, y con ellos hacían trabajo de desinfección sobre grandes cajas que eran bajadas de un par de camiones.
Sin mencionar que también vió soldados armados vigilando el área.

Caminó entre la gente sin llamar la atención. Al mismo tiempo un soldado allí se acercó a hablar con un hombre adulto que desinfectaba una carga.

—Necesito a uno de su equipo, el generador de la base tres dejó de funcionar. —dijo el soldado a aquel señor.

En ese momento el anciano volteó, y a la primera que vió fue a Clara.

—¡Tú! —gritó llamando la atención de Clara—. Deja de perder el tiempo, vé con él y échale un ojo a ése generador.

Clara solo balbuceó.

—¿Estás sorda? Muévete —ordenó el hombre.

—Sí, sí —respondió Clara rápidamente.

Ella siguió al soldado, ambos subieron a un vehículo y el muchacho condujo por treinta minutos hasta llegar a la periferia.

Mientras eso sucedía, Dani se encontraba en una reunión.

—Pronto va a anochecer, y ella no a salido de la celda, tampoco a comido —dijo Viki preocupada por Clara.

—Aún no puedo creer que le contaste todo. No entiendo porque se preocupan por ella —dijo el joven de bufanda roja.

—Ella no es la Clara que conociste, Lion. No deberías desquitarte con esa pobre chica por los actos de su versión.

—En este mundo o en otro sigue siendo ella. Seguro debe tener la misma maldad por dentro.

—Eso no lo sabemos. No podemos juzgar sin conocer, hermano.

—Está bien, si eso es lo que quieren, entonces háganlo. Yo me voy. —dijo Lion caminando hacia la puerta.

—¿A dónde irás? —preguntó Dani, su hermano.

—Recorreré la periferia, me avisaron que en una de las bases había una falla, así que iré a revisar.

—Okey, vé, pero ten cuidado ¿Está bien?

—Sí, no te preocupes.

Mientras tanto, una vez que Clara llegó a la base tres, el muchacho le dió una tarjeta de acceso y la dejó en la entrada del lugar.

—El generador está en el sótano, apenas lo repares activa la cerca eléctrica. Vendré por ti en una hora, aún debo revisar la base dos antes de la tormenta.

Clara no contestó palabra, solo quedó parada frente al lugar, intentando ordenar sus confusos pensamientos.
El soldado encendió los motores y se fue del lugar. Clara caminó hasta la entrada de la base y colocó la tarjeta sobre una pantalla que se encontraba a un costado de la puerta. Luego destelló una luz verde y la puerta se abrió.

Una vez dentro vió que todo el lugar parecía un refugio de máxima seguridad, sin ventanas ni ninguna otra puerta además de la principal. Encontró armas, municiones, y varios maletines de primeros auxilios.
Se quitó el cubrebocas ya que sabía que nadie además de ella se encontraba en ese sector.
Recorrió el lugar hasta dar con una puerta, al descender por unas escaleras se encontró con el generador averiado. Allí abajo también vió una mochila así que la tomó. Al volver arriba comenzó a tomar todas las cosas que podría necesitar en el camino, y las fue guardando en la mochila.

Cuando salió de la base, caminó por el alrededor, pensando hacia donde ir.
Luego miró con detenimiento la larga cerca que se extendía hasta donde daba la vista, y una reja que servía de acceso para cruzar al otro lado.
Caminó hasta estar frente a esa entrada, y vió otra pantalla de seguridad. Sacó la tarjeta de su bolsillo y probó si funcionaba, y así fue.
La reja comenzó a elevarse y Clara cruzó al otro lado.
Conforme caminaba notó varios autos, totalmente destruidos y mucha chatarra oxidada. Luego sintió que pisaba algo de tamaño pequeño, al bajar la mirada vió que eran casquillos de balas. La inseguridad comenzó a envolverla poco a poco.

No avanzó mucho y a varios metros de ella vió a un hombre parado de espaldas, estático sin moverse. Ella rápidamente se colocó el cubrebocas para que no la reconociera, y lentamente avanzó hacia él.
En ese preciso segundo, Lion llegó al lugar, bajó del auto y se encontraba caminando hacia la entrada de la base cuando desvió la vista y notó la reja elevada.
Sumamente preocupado se acercó con rapidez a la reja, una vez allí miró hacia el otro lado y vió a una persona de chaleco amarillo que se alejaba.
De inmediato corrió hacia ella.

En ese momento Clara ya tenía a unos cinco metros al sujeto.

—¿Hola? Disculpe. —dijo ella.

Y fué ahí cuando el hombre volteó, y Clara vió su cuerpo descompuesto, ensangrentado y desfigurado. Ella quedó en shock, era un zombie, el cual apenas la vió, gruñó, y entre gritos aterradores corrió hacia ella.
Clara intentó retroceder, pero del susto se tropezó y calló sentada. Cuando casi lo tenía encima, ella escuchó un disparo, y vió como una bala atravesaba la cabeza del zombie, quien calló inmóvil al suelo.
Lion llegó corriendo junto a ella con su arma en mano.

—¡Estás loca! ¡¿Intentas suicidarte niña?! —gritó él mientras la levantaba del suelo.

—Ése... Ése eran un... —titubeó Clara sin quitase el cubrebocas.

—¡Si tú plan era morir debiste decírmelo! ¡Después de esto voy a matarte!

En ese momento Lion vió como tres zombies se aproximaban a ellos con rapidez. Fue cuando tomó la segunda pistola que traía y se la entregó a Clara.

—Prepárate, aquí vienen —dijo él.

Clara sujetó el arma entre sus temblorosos dedos, no tenía idea de cómo usarla. Presionó un botón y el cargador cayó por debajo. Lion lo notó, sorprendiéndole su torpeza.

—Pero qué... —dijo él.

En ese instante Lion le quitó el cubrebocas y vió su rostro.

—¡Tú!... ¿Cómo te saliste?

—Lo lamento, no creí que... Lo siento. —exclamó Clara intentando articular las palabras.

—Ponte detrás de mi, rápido —ordenó él mientras disparaba a los zombies en la cabeza—. El ruido atraerá más, debemos volver.

Más zombies comenzaban a llegar, y Lion siguió disparando.

—¡Quiero que corras a la reja! ¡Hazlo! —gritó Lion.

De esa forma Clara siguió sus órdenes, una vez del otro lado ella se detuvo a esperar a Lion, quien se acercaba a la cerca a pasos lentos, ya que no quitaba la vista del frente.
Cuando vió que se acercaban demasiados y que ya no podría con ellos, le ordenó a Clara.

—¡Baja la reja!

—¡¿Qué?! ¡No! ¡Van a matarte!

—¡Clara confía en mí! ¡Bájala!

Ella sacó la tarjeta de su bolsillo, y temblorosa la apoyó nuevamente en la placa de seguridad. Automáticamente la reja comenzó a descender.
Faltaba ya muy poco para que tocara el suelo, y Lion se lanzó rodando por el piso, logrando cruzar por debajo de la reja.

Estando ya ambos del otro lado la reja se cerró por completo, dejando a los zombies en el otro extremo, quienes golpeaban con sus propios cuerpos la cerca.
Lion se levantó del suelo y tomó el brazo de Clara mientras decía.

—Muévete, vamos al refugio. Se guían por el movimiento y el sonido, no se detendrán mientras sigan viéndonos.

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