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Cap. 3 RESPUESTAS


De esa forma siguió a las chicas hasta un gran comedor, lleno de largas mesas bancas, con muchas personas sentadas comiendo.
Conforme avanzaba entre el gentío, todas las miradas de los presentes se dirigían hacia ella.
Las jovencitas invitaron a Clara a sentarse en una mesa, dónde le sirvieron una taza de té. Luego una de ellas le dijo.

—Dani está en la mesa del fondo con su familia, cuando termine de desayunar vendrá por ti. Mientras tanto aprovecha y come algo.

Clara asintió con la cabeza, tomó la taza de té en sus manos y comenzó a beber. Ella se sentía muy incómoda, ya que nadie dejaba de mirarla. Después de unos minutos vió cruzar frente a ella al líder Dani, quien le hizo un gesto con la mano para que ella lo siguiera.
De inmediato Clara se puso de pie y fue trás él.
Una vez que salieron del comedor, ambos caminaron juntos por el pasillo.

—¿Cómo te sientes? —le preguntó Dani a Clara.

—Estoy bien ¿Va a decirme que fue lo que me pasó? ¿Porqué estoy aquí?

—Depende.

—¿De qué?

—De cuan lista estés para enfrentar la verdad.

—Solo sé que en un momento estaba en un lugar, y luego terminé en otro totalmente diferente, y quiero saber cómo y porqué.

—¿Qué tanto sabes del multiverso?

—No mucho. Me enseñaron algo se eso en la escuela. Mundos paralelos y cosas así, pero era solo teoría.

—¿Y si te dijera que todo es cierto? Esa teoría vuelta realidad. Copias exactas de nosotros viviendo en otras dimensiones.

—No entiendo que intentas decirme con todo esto. ¿Acaso yo... —Clara lo entendió.

—¿Viajaste a otra dimensión? Sí. Ya no estás en tu mundo, te encuentras en otro.

Clara quedó estupefacta, no se movía, su cuerpo se congeló en medio del pasillo. Su mente intentaba ordenar todas sus ideas.

—Clara ¿Estás bien? —le preguntó Dani, preocupado al verla que apenas respiraba.

—Sí, solo dame un segundo para asimilar esto.

Ella se apoyó sobre la pared y luego se deslizó hasta sentarse en el suelo.

—No, esto no es real. Es un invento de mi cabeza. Seguro voy a despertar y me encontraré en un hospital, dónde el médico dirá que estuve en coma por sufrí un accidente al caminar distraída en la calle —dijo ella, negando con la cabeza.

—Clara...

—O talvez estoy muerta.

—Clara, si me dieras un segundo...

—Seguro morí, no soporté la muerte de Dilan y me quité la vida. Pudo pasar, lo consideré una vez.

—¡Clara ya no hables! Detente un segundo. Estás muy alterada, tienes que calmarte. Respira, respira profundo ¿Está bien?

Clara siguió sus indicaciones, inhaló y exhaló varias veces hasta sentirse en calma.

—Ahora escucha —dijo Dani—. No estás en coma, ni tampoco muerta. Los mundos paralelos existen, por lo que veo se nota que de donde vienes aún es solo teoría. Pero aquí ya es una realidad, no es muy complicado de entender, solo velo como un avance científico.

—De acuerdo, solo intento entender el motivo de todo esto.

—Okey, tú me dijiste que querías saber el cómo y el porqué, ahora ya sabes el cómo. Acompáñame, y te diré el porqué —dijo Dani, extendiéndole la mano a Clara para levantarla del suelo.

Ella decidió confiar en él y tomó su mano. Una vez de pie Clara lo siguió hasta una especie de cuartel, con varias mesas repletas de papeles, fotografías y registros. Ella desvió la mirada hacia una pared, y vió un gran mapa, lleno de marcas y líneas de diferentes colores.

Fueron hasta el final de la habitación, dónde había una gran mesa con sillas a su alrededor. Clara tomó asiento mientras Dani fue por unas cosas a otra mesa cercana.
Al aproximarse a Clara nuevamente, Dani puso un expediente en la mesa mientras comenzaba a explicarle.

—Hace díez años se desató una guerra mundial, dónde se utilizaron todo tipo de armas químicas. Millones murieron. En ese mismo año los que se expusieron a la radiación y sobrevivieron comenzaron a cambiar. Su comportamiento, algo en sus cerebros se alteró, volviéndose violentos. Perdieron totalmente la razón. Muchos creen que esas personas formaban parte de experimentos científicos del gobierno, y que las armas químicas no tuvieron nada que ver, pero solo es una hipótesis. El caso es que esas personas contagiaron a otras, se esparcieron como un virus. La enfermedad no está en el aire, el contagio surge cuando la sangre de un infectado entra en contacto con un organismo vivo.

—Espera, espera... En resumen, ¿Estás hablándome de una especie de invasión zombie?

—Nosotros los llamamos Deambulantes, pero sí, son zombies. Se expandieron por todo el continente, Europa llevó muestras del virus para estudiarlas, pero un científico se infectó, paso siguiente, todo el resto del mundo invadido por el virus.

—¡Pero sigo sin entender! ¿Qué tiene que ver todo esto conmigo? ¿Porqué terminé en este lugar?

—Es aquí donde se complica la cosa.

—¿Cómo? Acabas de contarme que hay muertos vivientes aya afuera, ¿Y dices que eso no es lo peor?... Otra razón para considerar la demencia.

—Luego de la invasión se levantaron varios distritos aquí para los sobrevivientes. La mayoría ya no existen, solo dos aún están en pie, el distrito Norte y nosotros el distrito Sur... Aquí es donde entras tú —en ese momento le mostró una fotografía que la sorprendió.

—¡Es!... ¡Es Dilan! ¿Pero cómo? ¿Cómo lo conocés?

—El de la fotografía es la versión del Dilan que tú conoces, que vive en esta dimensión. Él lidera el distrito Norte... Y es el responsable de que estés aquí.

—¿Qué? ¿El Dilan de aquí lo hizo?... Eso es... Increíble —dijo Clara sintiendo muchas ganas de verlo.

El solo pensar en que podía ver a Dilan de nuevo hacia que su adolorido corazón latiéra con fuerza.

—Te encuentras en este lugar porque tu versión de aquí está muerta. Ella era la pareja de Dilan, y juntos lideraban el distrito Norte con mano de hierro. Eran desalmados y no tenían piedad por nadie. Hace cinco años atrás intentaron tomar por la fuerza a nuestro distrito.

—¿Desalmados? No, Dilan jamás dañaría a alguien, el Dilan que conocí era el chico más gentil del mundo.

—Pues no se parece al de aquí. En un solo día, Dilan ordenó la ejecución de ocho personas, por el solo hecho de que intentaban escapar de él y venir a nuestro distrito.

—Eso no puede ser verdad.

—El Dilan de aquí no es como tú crees. Pero a pesar de ser un maldito enfermo, está perdidamente enamorado de su novia. Después de que ella muriera, él y un científico loco se obsesionaron con el multiverso. Así que comenzaron a trabajar en el tema día y noche. Construyeron una máquina que a partir de una muestra de ADN podrían traer a cualquier persona de otra dimensión a esta. Hizo todo esto solo para tener a una nueva Clara que reemplace la anterior.

—Yo... No sé que decir al respecto. Tengo mucho que procesar... Entonces anoche, los vehículos que ustedes disparaban ¿Se trataba de Dilan?

—Así es. Sabíamos que tú llegarías aquí en ese lugar y a esa hora exacta, por eso fuimos por ti y te trajimos.

—Para así chantajearlo. Ustedes están en guerra con él, así que van a usarme para obtener lo que quieren ¿Estoy en lo correcto?

—Aprendes rápido, Clara. Permanecerás aquí hasta que él acepte nuestras demandas.

—¿Porqué me haces esto? Yo no les e hecho nada.

—No es personal, Clara. No tengo nada en tu contra, desgraciadamente las cosas son así.

—¿Porqué me explicas todo esto?... El recorrido, la amabilidad. ¿Porqué no solo dejarme encerrada hasta obtener lo que quieres?

—Porque no soy alguien que disfrute ver a una persona sufriendo, mucho menos cuando esa persona es inocente... Te lo cuento porque mereces saber porqué estás aquí.

—Lindas palabras, pero eso no cambia el hecho de que sigo siendo un objeto de negociación. Sin opinión, ni elección.

—Clara...

—Si eso es todo me gustaría retirarme, no me siento muy bien.

—Le diré a alguien que te lleve. Tu puerta ya no tendrá seguro por fuera, ya no estarás encerrada, puedes circular por el distrito si lo quieres.

—Lo tendré en cuenta, gracias. —contestó ella de mala gana.

De esa forma una chica acompañó a Clara hasta el lugar donde la tenían retenida en una primera instancia. Una vez dentro, Clara cerró la puerta, caminó hacia una esquina y se sentó en el suelo con las rodillas recogidas, pensando en todo lo que había escuchado.

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