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Cap. 14 ROBADA


Mientras tanto, Clara estaba agachada junto a un vehículo cuando se le acercó Adam y le dijo que debían volver a su auto para sacarla de ahí.
Pero cuando comenzaron a avanzar, dos hombres montados en una motocicleta aparecieron y rápidamente uno de ellos golpeó en la cara a Adam con un arma.

Cuando él calló al suelo y Clara se detuvo para ayudarlo, todo un grupo de motociclistas los rodearon. Uno de ellos bajó de su moto y le quitó el arma a Adam.
Clara no sabía que hacer, no podía ver sus rostros ya que todos llevaban cascos. Uno de ellos que viajaba solo en su motocicleta le habló a Clara.

-¡Sube! -le ordenó él haciendo un gesto con su cabeza para que subiera a la moto.

Notando que Clara no reaccionaba, él sacó una pistola y disparó a centímetros de Adam.

-¡La próxima irá en su frente! -dijo el sujeto apuntando al conductor-. ¡Sube y lo dejaré vivir!.

Viendo que no tenía opción ni forma de escapar, solo pensó en obedecer para que no lo dañaran.
Ella se puso de pie, caminó hacia aquel hombre y se subió a su motocicleta. Una vez arriba, él tomó los brazos de Clara y los llevó hacia el frente haciendo que ella abrazara su cintura, luego sacó unas esposas y se las colocó en ambas muñecas, quedando ella aferrada a él.
Clara desvió la mirada y vió a Lion venir corriendo hacia allí con todas sus fuerzas. Pero en un parpadeo los motociclistas salieron a toda velocidad del lugar, llevándose a Clara con ellos. Lion no se atrevió a disparar, ya que podía herirla a ella.
Sin dudar se dirigió hacia un vehículo para ir tras ellos, pero Adam se lo impidió, diciéndole que tenía que quedarse a ayudar a su hermano.
Y con una gran impotencia y enojo, dió un puñetazo al volante del auto y decidió quedarse a cubrir a Dani.

Por su parte, Clara se encontraba completamente asustada. El motociclista conducía a toda velocidad por las calles desérticas y en ruinas.
En un momento el desconocido detuvo la marcha, ya que frente a ellos se acercaban corriendo una enorme horda de deambulantes.
Los brazos de Clara temblaban como gelatina. Estaba segura que moriría, no podía más con los nervios.
El desconocido, sintiendo los temblorosos brazos de Clara, tomó las manos de ella mientras le decía.

-No temas.

-¡Suéltame! ¡Vas a matarnos! -le gritó ella.

-No morirás, ya relájate, que miedosa.

En ese preciso segundo el hizo una señal a los otros motociclistas, quienes tomaron un pequeño artefacto en sus manos y los encendieron. De esa forma un extraño sonido comenzó a resonar de unos parlantes que llevaban las motos.
Los zombies ya se encontraban a unos metros de Clara y el motociclista, pero él no mostraba ningúna reacción de preocupación.

-¡No puede ser, voy a morir! -gritó ella cerrando los ojos.

-Pero que poca fé. -contestó él.

Clara permanecía con los ojos cerrados, cuando comenzó a escuchar los gritos y horribles sonidos que hacían los zombies, todos a su alrededor.
Con el corazón acelerado, ella abrió ligeramente los ojos, y se sorprendió al ver cómo todos los zombies solo cruzaban de largo, no los atacaban, solo seguían de frente, como si otra cosa fuera más importante para ellos.
Clara volteó hacia atrás y vió como los deambulantes perseguían a dos motociclistas que se alejaban conduciendo a toda velocidad.
Ella no podía comprender lo que acababa de presenciar. ¿Porqué no los atacaron a ellos, pero sí a los otros? ¿Porqué simplemente los ignoraron?.

Ahora el camino frente a ellos se encontraba libre, así que el motociclista desconocido arrancó y condujo de frente a toda velocidad.
Se detuvo nuevamente frente a una gran puerta de un edificio, Clara desvió la mirada hacia los costados de esa entrada y pudo notar cámaras en ambos extremos. El motociclista observó hacia una de ellas fijamente asintiendo con la cabeza. Segundos después la gran puerta de metal se abrió.
Estando una vez dentro, ella solo pudo ver otras motos estacionadas, y al final de la habitación había una especie de ascensor parecido a una jaula.

El motociclista primeramente le quitó las esposas a Clara, de esa forma ella pudo separarse de él.
Apenas eso sucedió, Clara bajó de la moto y corrió hacia la salida, pero la gran puerta ya se había cerrado por completo.
Ella estaba asustada, pero mayor eran sus preocupaciones por Lion y los demás.

-Acabamos de llegar, y ya quieres irte -dijo él.

-¿Quién eres? -preguntó Clara volteando para verlo-. ¿Porqué haces esto?

En ese momento él se quitó el casco, enseñando su rostro. Se trataba de un joven cerca de la edad de Clara, y de facciones orientales.

-Siempre todos preguntan lo mismo cuando llegan aquí -dijo el chico dándole la espalda a Clara y caminando hacia el ascensor-. Las mismas preguntas todos los días."¿Quien eres?" "¿Porqué haces esto?" "No me cortes la lengua".

Clara lo miró con espanto.

-Tranquila, solo estoy bromeando -contestó el sonriendo-. Por sierto, me llamo Li. Y tú eres Clara.

-¿Cómo sabes mi nombre?

-Te lo explico abajo, entra al ascensor.

Pero Clara no se movió, sentía mucha desconfianza. Notando que ella no pensaba avanzar, Li tomó nuevamente su pistola y la dirigió hacia Clara.

-¿Tendré que apuntarte con un arma siempre para que obedezcas? Anda, ven aquí.

Clara con lentitud avanzó y entró al ascensor. Luego él lo cerró y presionó un botón para que comenzara a descender.
Mientras bajaban, Clara no desviaba la vista de él, temiendo que pudiera hacerle algo malo. Así que ella se apartó todo lo posible de su lado, quedando en un rincón, vigilándolo.
Li lo notó, así que sintiéndose muy incómodo le dijo.

-¡Ya! No voy a intentar nada, tranquilízate. No soy un pervertido por si eso es lo que piensas... No puede ser ¿Dónde creció está niña?

-Si no es eso ¿Porqué me trajiste?

-Porque eres Clara, es algo obvio.

En ese momento el ascensor se detuvo. Cuando la puerta se abrió, Li fue el primero en salir del ascensor, y Clara lo siguió por detrás.

-Escucha, te equivocas, no soy la Clara que buscas.

-Si lo eres... -dijo él en tono cómico.

-Crees que soy Clara, pero no soy la Clara que talvez tú conozcas... No sé cómo explicártelo, es complicado.

Li frenó en seco y volteó instantáneamente quedando a centímetros de ella.

-Veamos... Eres una chica que viene de otra dimensión. Traída aquí como reemplazo de la Clara muerta que vivía aquí. ¿Adiviné?

-¿Y tú cómo sabes todo eso?

-Aquí los chismes son más veloces que las motos -contestó él volteando hacia el frente.

Delante de ellos se encontraba una reforzada puerta de metal.
Li desvió la vista hacia un extremo y miró a la cámara de seguridad, asintiendo con la cabeza. De inmediato la puerta se abrió, y ambos cruzaron al otro lado.

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