Capítulo 42
Miré por el espejo de la habitación las cicatrices en mi cuerpo, hice una mueca aunque recordara las palabras de la doctora que me atendió aquí.
"-No te sientas mal por ellas. Estas cicatrices cuentan tu historia, nosotros la conocemos y eso te hace la humana más respetada de entre todos los cuervos. Eres fuerte y valiente, sigues con vida a pesar de todo por lo que has pasado así que no te desanimes. Aprende a quererlas, mejor -"
Resoplé y bajé la remera de nuevo, cubriendo mi cuerpo. Pero escuché un aleteo atrás de mi y una sombra conocida se asomó por la ventana, me giré rápidamente y abrí los ojos de par en par.
-Hola, huamana.
-Ryder, has despertado... -corrí hasta él y me lancé a abrazarlo en cuanto entró a la habitación. No traía remera así que el calor de su cuerpo me hizo sentir mejor.
-Moría por verte -respondió rodeándome con sus brazos.
-Te eché de menos -murmuré.
Él se aferró a mí y me hizo enredar mis piernas en su cintura para sentarnos en la cama sin tener que separarnos. Suspiró, haciéndome cosquillas en el cuello. Miré su espalda y como la herida en su ala se había cerrado, aunque la cicatriz permanece allí.
-¿Cómo te sientes? -pregunté separándome un poco para mirarlo al rostro.
-Un poco mareado... El médico dijo que debía reposar por un mes como mínimo.
-Entonces, ¿por qué estás aquí? Deberías estar allá, durmiendo y recibiendo los cuidados necesarios -lo regañé.
-Ya te lo dije, moría por verte.
Acarició mi mejilla llevando mechones de mi cabello hasta tras de mi oreja, me sonríe con ternura, trayendo calor a mi cuerpo y derritiendo mi corazón. Me acerqué a él y uní nuestros labios con lentitud y necesidad.
Sus manos apresaron mi cintura y subió la remera para tocar mi piel, podía sentir como el beso se intensificaba y su lengua se encontraba con la mía. Abrí levemente los ojos para ver sus alas y acaricié una de ellas, sintiendo como soltó un gemido en mi boca que me hizo erizar.
-Están... más sensibles que de costumbre -comentó sonrojado.
-Eso fue lindo -admití antes de volver a besarlo-. Pero no podemos seguir... debes reposar.
-Si tú te encargas esta vez, podemos hacerlo -respondió con una sonrisa ladina y juguetona.
-Nunca te negarás a hacerlo, ¿cierto?
-Si es contigo, nunca.
Apoyé una mano en su pecho y lo empujé levemente hasta hacerlo acostarse en la cama. Jadeé por la falta de aire que me había dejado el beso y me quité la remera, para hacerle ver que no traía brasier. Me incliné sobre su cuerpo y él acercó su boca a uno de mis senos para lamer y succionar mi pezón mientras masajeaba el otro. Bajé la mano por su cuerpo, acariciando su marcado abdomen. Besé su cuello y seguí bajando mientras trazaba una línea de besos húmedos por su pecho y lamía su abdomen. Me encantaba esa parte.
Bajé aún más y vi el bulto en sus pantalones, deslicé su ropa más abajo y noté como su miembro se levantaba frente a mí.
-Lo haré con la condición de que no te esfuerces, si me dejas el control a mí seguiré.
-Lo que quieras, amor... Tienes el control, así que por favor, déjame sentirte.
-Eso se escucha bien.
Lamí su longitud hasta la punta consiguiendo que se estremeciera. Lo metí en mi boca y empecé a mover mi cabeza mientras seguía usando mi lengua, succionaba y lamía todo lo que podía. Veía sus reacciones y sentía que me calentaba aún más. Gimió e inclinó su cabeza hacia atrás, apretando las almohadas con una mano mientras la otra sujetó mi cabello.
-Ah... Evett.
Sus alas se agitaban y se erizaban todo el tiempo. No podía dejarlas quietas. Saqué su miembro de mi boca y lo masturbé un poco antes de apartarme para quitarme la parte inferior de mi ropa. Me coloqué sobre él, acomodando su miembro en mi entrada con una mano y lo miraba atenta. Bajé lentamente, pues nunca lo habíamos hecho así, se sintió extraño y extrañamente más estrecho y profundo. Ryder apretó los dientes sin aguantar y me embistió una vez haciéndome soltar un gemido.
-¡A..Ah! Oye... no debes esforzarte -jadeé.
-Lo siento, mi amor... Pero se sentía como una tortura.
Resoplé rodando los ojos pero en cierto modo lo entendía. Me acomodé, estremeciendone cada vez que me movía, lo podía sentir muy bien en esta posición. Empecé a dar saltos sobre él, pronto supe bien cómo hacerlo y donde tocar en mi interior. Sus manos no se quedaron quietas y alcanzó mis senos para presionar mis pezones. Comencé a querer ir más rápido así que me apoyé en mis manos y rodillas para mover mis caderas aún más rápido. Él alcanzó mi cuello hasta besarlo y lamerlo.
-Evett... sigue así, se siente tan bien.
Acaricié su cabello y jalé un poco de este para mirarlo y besar sus labios sin dejar de moverme. Sus manos sujetaron mi cintura y me ayudaron a moverme hasta que estuvimos en nuestro límite, mis gemidos fueron más fuertes y seguidos, además de que mis movimientos más rápidos y descoordinados. A diferencia de las otras veces esta vez pude sentir como se corría dentro de mí y llenaba mi interior, haciendo de este el impulso que necesitaba para correrme también.
-Ah... Ryder... -gemí contra sus labios y él sonrió besando mi cuello.
Esto de ser la de arriba me comenzaba a gustar.
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