Capítulo 32
Me faltaba el aliento, mis piernas dolían al igual que mis pulmones de tanto correr, pero no me detenía.
-¿Huh? -miré al cielo al escuchar aleteos y por fin me detuve-. Ryder...
Él no me había visto por todos los árboles cubriéndome, me sorprendió verlo acompañado de otros cuervos de su clan. Empecé a correr de nuevo, esta vez sin perderlo de vista, subí por una colina hasta el borde de un abismo, me giré hacia él pero lo vi alejarse muy concentrado hacia donde iba.
-¡Ryder! -grité lo más fuerte que pude esperando que me escuchara. Así fue.
Se detuvo segundo, sorprendido de verme, de que pude haber escapado. Bajó en picada hasta mí, abrazándome e impulsándonos consiguiendo que rodáramos colina abajo. Al detenernos yo me incliné sobre él y acaricié su mejilla.
-Estás vivo...
-Y tú estás bien -agarró mi mano y la besó con delicadeza, no resistí y salté sobre él para abrazarlo aunque se sentó y me sujetó con cariño.
-Creí que no volvería a verte -sollocé-. Tuve tanto miedo de perderte...
-No volveré a dejarte sola, Evett... No lo haré.
Sonreí ante su afirmación, esperando que fuera verdad. No soportaría no volver a verlo. Abrí los ojos y vi sus alas tan mal heridas.
-Tus alas... -murmuré acariciándolas-. Estás herido. ¿Por qué entraste?
-No iba a arriesgarme a que de verdad estuvieras allí y yo no hiciera nada, prefería morir que solo ver como tú lo hacías.
Negué con la cabeza sintiendo las lágrimas amenazando mis ojos. Ryder limpia una que había escapado a la vez que acaricia mi mejilla. Pero otros aleteos llaman mi atención, al mirar tras él vi a su padre, hermanos y demás personas de su clan bajar.
-Le haz enseñado bien, hijo -comenta su padre.
-No, yo solo le he enseñado a pelear. Ella ya es lo suficientemente inteligente como para arreglárselas sola -responde Ryder sin mirarlo.
Esto era nuevo.
Ryder se levanta y me tiende la mano para ayudarme a hacer lo mismo, al estar de pie yo recordé la situación por la que estaba pasando.
-Debo irme... -mencioné.
Intenté correr de nuevo pero Ryder toma mi mano y me atrae de nuevo hasta él.
-Espera, Evett... ¿Qué ocurre? -preguntó.
-Asher, mandó a su gente a atacar mi escuela... No puedo permitirlo, hay quienes no lo merecen.
-Voy contigo -apoyé mi mano en su mejilla con cariño.
-No puedo pedirte que te muestres ante los humanos, sé lo que implicaría para ustedes.
-Yo no puedo permitirte enfrentarte a esas cosas tú sola. Iré contigo, no importa lo que pase.
Sentir su apoyo era un gran alivio para mí, aunque estaba asustada por las represalias que podía tener esto en el futuro. Pero la determinación en su mirada me dejaba más que claro que no me abandonaría en este momento.
-No hay tiempo para discusiones -miramos a su padre-. Hay que irnos, ya tuvieron la suficiente ventaja.
-¿Qué? -miré a los cuervos con confusión.
Ryder me carga por sorpresa y alza vuelo junto a los demás. Los vi seguirnos, a pesar de saber a dónde íbamos y que estaban siguiendo a Ryder.
-¿Qué ocurrió? -pregunté.
-Muchas cosas en realidad -respondió-. Yo tampoco estoy seguro...
Solo lo miré antes de fijarme en nuestro camino, era mucho más rápido ir así que a pie, eso iba a admitir. Pronto llegamos a la ciudad y vimos todo el destrozo que los esbirros causaron hasta llegar a la escuela.
-Aquí... Tienes que bajarme -le pedí a Ryder.
Él así lo hizo, me dejó en el suelo y yo reafirmé el agarre en la espada. Suspiré y corrí a ayudar a los estudiantes que estaban en mi camino mientras buscaba a la maestra. Ryder cuidaba mi espalda y sorprendentemente su clan cuidaba la suya. Escuché un grito y vi al grupo de amigos de Karla en problemas, rodé los ojos y corrí hasta ellos. Corté la cabeza del esbirro de enfrente y atraje la atención de los demás, ellos saltaron hacia mí pero Ryder apareció por detrás de mí y cortó a los tres por la mitad de un solo corte.
-Hey, ¿van a mirar como idiotas o van a irse de aquí? -pregunté mirando a los chicos.
Todos reaccionaron temblando asustados y salieron corriendo a tropezones. Escuché entonces una quema de neumáticos y al mirar quien se bajaba del auto vi que era el esposo de Brittany.
-¡Evett!
-¡No te acerques!
Él se detuvo, no por mi advertencia, sino por los esbirros que lo rodearon. Corrí hasta él y lo ayudé a librarse de todos estos.
-Evett, ¿qué es todo esto? ¡¿Dónde está Brittany?!
-Iré a buscarla, pero tú tienes que alejarte de todo esto -pedí-. Por favor, debes estar bien para cuando la traiga contigo.
-Pero tú...
-Estaré bien, me entrenaron para esto -sonreí-. Escóndete, rápido.
Salí corriendo hasta dentro de la escuela, ayudé a los que estaban aquí que no pudieron salir y abrí cada clase en busca de mi maestra.
-¡Brittany! ¡Oye, responde! -grité.
Subí las escaleras mientras seguía gritando, entonces vi una puerta cerrada con las luces de adentro apagadas. Me acerqué con cautela por el extraño silencio que me ponía nerviosa, ¿y si habían esbirros dentro? Empuñé la espada con fuerza y abrí la puerta de golpe.
-Brittany...
-¿Evett?
Corrí hasta ella y la abracé con fuerza, agradecida de verla bien. Suspiré aliviada al igual que ella que sollozó y me miró al rostro hasta acariciar mis mejillas.
-Cariño, ¿a dónde has ido? ¿Qué ha pasado? Y... ¿cómo es que sabes usar eso? -pregunta apuntando la espada.
-Lo siento, no quería dejarte pero tenía cosas que hacer que no podía contarte.
-¿Maestra? -miramos a un lado y vimos a todos los estudiantes saliendo de debajo de las mesas.
-No sabíamos que hacer, habían muchas de esas cosas por los pasillos -dijo Brittany.
-Está bien, lo hiciste bien. Será mejor sacarlos de aquí.
Brittany hace que todos nos sigan y salimos de la clase apresuradamente. Yo iba al frente, lista por si aparecía algún esbirro.
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