Capítulo 30
La cabaña hecha cenizas fue lo que más llamó la atención, el fuego ya se había extinguido y no se veía nada que pudiera haber sobrevivido al incendio. Algo brillando en el suelo atrajo la atención de uno de ellos, se acercó y levantó del suelo el collar de Evett para sujetarlo con extrañeza.
-Padre, Jira... -los llama James mostrando el collar en su mano.
-Ese collar... Es de Evett -comenta sorprendida Jira-. Estuvieron aquí todo este tiempo.
-Pues parece que ya no más -el líder del clan de los cuervos mira hacia la casa en cenizas-. Busquenlos, hay que asegurarnos de que no perecieron aquí.
Los cuervos rápidamente se pusieron a levantar trozos y escombros, sin hallar nada. Jira se apresuró más que los demás pues tenía miedo de encontrar sus cuerpos carbonizados.
-¡Huh!
Todos se sorprenden cuando una mano sobresale por entre los escombros más pesados, tratando de sacarse de encima los demás. Otra mano sujeta la suya y lo ayuda a salir.
-Te tengo, amigo -Vince aparece junto a Ryder.
-¡Ryder! -Jira y James corren hasta ellos y ayudan al otro cuervo a sacar a su hermano de allí.
Ryder se levanta mientras empieza a toser de nuevo para quitar de sus pulmones todo el humo y hollín que había inhalado. Apenas podía mantenerse en pie, su cuerpo tenía quemaduras y suciedad por las cenizas.
-Ryder... tus alas... -murmura Jira horrorizada por el estado en el que estaban.
-Mal...Maldita sea... -se queja Ryder-. Lo voy a matar.
-Oye, cálmate. Mejor dinos qué ocurrió aquí -dice James sujetando a su hermano para que no cayera al suelo.
Ryder nota el collar en la mano de su hermano y se lo arrebata para observarlo mejor. Apretando los dientes con la ira en aumento a cada segundo.
-Un maldito demonio lo hizo, me engañó para que entrara cuando todo ardía en llamas -comentó-. Debí saberlo... él no la pondría en riesgo de muerte.
-¿De qué hablas? -pregunta Jira-. Ryder... háblanos, por favor. Dinos todo lo que ocurre.
-¿Por qué debería? -Ryder se suelta del agarre de su hermano aunque al intento de dar un simple paso todo su cuerpo dolió y se dejó caer adolorido-. Como si les importara lo que nos ocurra...
-Hermano... -Jira se agacha a su lado y lo abraza-. Sabes que nos importas.
-No seas terco -Vince le da un leve golpe en la cabeza-. Haces sentir mal a tu hermana, oye.
Ryder lo mira y luego de reojo a Jira antes de suspirar pesadamente y callar. Pero la apartó suavemente y volvió a mirar el collar en su mano.
-Asher se llevó a Evett, sabe que no puede matarme él mismo así que me hizo creer que ella seguía adentro para que muriera con el fuego.
-¿Por qué no puede matarte? -pregunta James.
-Hicimos un trato. Él no puede matarme ni yo a él, no hasta que le de lo que quiere.
-¿Y eso es...? -pregunta Jira.
-Mis alas. Las alas de un cuervo.
-¿Estás loco? ¿Ibas a darle tus alas? -lo regaña Vince.
-Pero... son lo que más te gusta... Te encanta volar, ¿cómo pensabas hacer eso? -pregunta Jira asombrada.
-No tiene caso que sepan nada más -Ryder se levanta aunque se tambaleara-. No sé qué hacen aquí o cómo han llegado, pero regresen a casa. Yo iré por mi cuenta, como siempre lo he hecho.
Esto último lo dice mirándo a su padre quien se mantuvo en silencio hasta ahora.
-No podrás ir así -comenta él-. Estás en muy mal estado, te matarán nada más verte llegar.
-Tsk... -chasquea la lengua Ryder sintiéndose molesto-. Pues celebralo entonces, se te cumplirá el deseo de que la vergüenza de hijo que tienes muera por fin.
-No digas eso... -Jira toca su brazo pero él empezó a caminar hasta pasar junto a su padre.
-Aún no has madurado, sigues siendo un niño -declara este.
Ryder apretó los puños y lo miró con más enfado que antes, miró a un guardia y le arrebató su espada para ir de nuevo a intentar matar a su padre. Los demás se alertaron pero los guardias se detuvieron al ver la mano levantada de su líder, ordenándoles que se detuvieran.
-¡Es así como siempre me has visto! ¡Un niño estúpido e inmaduro que no sirve ni para ser tu hijo! -jadeaba con la respiración agitada-. No importaba cuánto me esforzara, nunca fui lo suficientemente bueno para ti. Hice todo por hacerte sentie orgulloso de mí pero lo único que recibí fue desprecio y que me alejaras aún más.
-Ryder, hermano... -ambos se detuvieron cuando su padre los miró con advertencia, bajaron la cabeza y siguieron su orden.
-No te importaba que tu hijo sangrara hasta desmayarse, tampoco te importaba cuanto lloraba porque dolía cada maldita herida que tú y tu maldito clan me hacían cada día. Si ellos te decían que debías expulsar a tu propio hijo, lo harías. Después de todo... yo solo soy un desconocido para ti.
Todos quedan en silencio, salvo por la respiración fuerte de Ryder, que mantenía la punta de su espada amenazando el cuello de su padre, que no movía ni un solo dedo.
-No voy a negar que lo que dices es cierto, sé que tienes tantas razones para odiarme hijo... Desde que tu madre se fue, he sido lo peor que pudo haberte pasado y lo sé.
-No intentes usarla como excusa de tu dolor. Luego de que se fuera regiciste tu vida, los tuviste a ellos -apuntó a sus hermanos-. Y los amaste más que a cualquier otro, me dejaste de lado mientras a ellos les dabas todo. Abrazas a tus hijos todos los días y les dices cuanto los quieres, ¿qué significa eso? ¿Cómo se sentirá un abrazo de tu padre? No tengo ni idea porque nunca recibí uno.
-No sabes cuan arrepentido estoy por lo que te hice pasar, quise arreglarlo pero no sabía como.
-¡Nunca quisiste arreglar nada! Pero da igual, eso ya me importa una mierda. Ahora la única persona que me importa es Evett, y mientras nosotros estamos aquí, Asher está haciendo lo que quiere con ella... No puedo permitir que siga así.
-Aún así no permitiré que vayas, solo para morir sin llegar a ella.
-¡¿Y qué te importa?!
-Me importa. Tú me importas... eres mi hijo.
Ryder ríe con amargura y aprieta más la espada en el cuello de su padre, comenzando a salir un líquido carmesí por este.
-¡No me jodas, Barclay!
-¡Papá! -Jira se asusta por pensar que podría perder a su padre por la ira de su hermano, Vince la detiene.
-Vamos, ve con tu hija. Necesita un abrazo.
-Ryder, ya detente, por favor -pide Jira sollozando.
-¿Quieres saber por qué hice el trato con Asher? Porque quiero matarte, después de todo lo que has hecho... lo que nos has hecho. No se merecía eso.
-Hijo...
-¡Deja de llamarme así! ¡Nunca fui tu hijo! -espetó.
-Siempre serás mi hijo, no importa lo que hagas y tampoco importa lo que el clan diga. Jamás pensé en exiliarte por más insistente que fueran los demás, tampoco quiero que mueras a pesar de lo que dices.
-¿Entonces por qué me lastimaste tanto? -la voz de Ryder parece quebrada, todos se quedan inmóviles al ver las lágrimas recorriendo su mejilla.
-Lo siento tanto, hijo...
-Vete a la mierda.
Ryder baja su espada, siendo consciente que nunca podría ganarle en una pelea aunque le diera la ventaja. Su padre siempre fue el más fuerte y él lo sabía, era por eso que lo admiraba de niño.
-Iré a buscar a Evett y luego nos iremos de aquí. No volverás a verme.
-No.
-¡Hm!
Ryder se sobresalta cuando todos los guardias que habían venido con ellos lo sujetan, incluidas sus alas.
-No dejaré que mi hijo vaya a una muerte segura. Ryder, debes pensar con la cabeza fría. Si mueres ahora ¿cómo piensas liberar a Evett? Ya no habrá nadie que la ayude, pues recuerda que no importa el entrenamiento que le hayas dado... es una humana contra un demonio y miles de esbirros.
-¿Entonces qué hago? -suelta desesperado-. Ella es lo único que me causa felicidad, pensar en que puedo perderla para siempre me destroza más de lo que tú alguna vez pudiste sentir.
-Ya sabrás la respuesta a eso. Ahora iremos al clan a que curen tus heridas.
-¿En serio piensas que alguien va a curarme? Creí que eras sabio, anciano. Nadie quiere tocar a un enfermo como yo.
-Eso se acabó.
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