Mientras más pasaba el tiempo, más sentía que mi relación con Ryder volvía a ser la de antes, o quizás hasta mejor... A pesar de nuestra situación de ser prófugos, él y yo la pasamos mucho mejor estando nosotros dos solos. Teníamos toda esta parte del bosque solamente para nosotros, se sentía bien.

-¡Ni se te ocurra! -solté pero su sonrisa se hizo más grande- ¡Ryder!

Él me soltó y como si tuviera un déjà vu terminé en el agua, empapada y con el cabello en mi rostro mientras Ryder reía. Bufé y lo miré fulminante.

-No es gracioso -reclamé.

-Lo es si te pudieras ver -respondió antes de tenderme la mano-. Vamos, sal del agua.

Sujeté su mano y me levanté pero igual que él solté una sonrisa divertida y pateé sus piernas por detrás para hacerlo desestabilizar y así tirarlo al agua.

-Nunca aprendes que soy bien rencorosa, ¿verdad cuervo? -comenté saliendo del agua.

-Quizás, pero bien, me lo busqué.

Asentí dándole la razón. Se levanto y vino hasta mi lado antes de sacudir su cabello y sus alas, me cubrí y solté quejidos porque volvió a mojarme cuando ya había escurrido la mitad del agua en mi cabello y ropa.

-¡Oye!

Se burla de mí a carcajadas y yo rodé los ojos. Decidimos que debíamos regresar a la cabaña, lo hicimos caminando y eso nos dio tiempo de hablar más.

-Ryder... Desde el día que casi matas a Asher, quise preguntarte muchas cosas... -él entendió mis intenciones, se veía nervioso e incómodo.

No había tocado el tema porque sabía que iba a ponerse así, pero necesito respuestas y Ryder es el único que puede darmelas ahora.

-¿Podrías responder a mis preguntas? -pedí.

Ryder guardó silencio en lo que pensaba y se batallaba internamente consigo mismo el qué hacer. Finalmente resopló y asintió en respuesta.

-Está bien, debes saber al menos la mayoría. Intentaré responder a lo que pueda, pero por favor entiéndeme si hay algo que no puedo...

-Lo haré, no te preocupes -suspiré y pensé en mi primera pregunta- ¿A qué se refería Asher con que desaparecerías si lo matabas?

Hizo una mueca de disgusto por tener que responder a eso pero lo hizo.

-¿Sabes sobre los contratos con demonios? -asentí-. Yo... hice un contrato con él, la cosa es que sacaríamos beneficio el uno del otro pero si alguno mataba al otro, este también moriría.

Lo miré sorprendida y tan confundida, no sabía las razones de Ryder para hacer un contrato con Asher. Jamás creí que él pensaría en hacer algo así.

-¿Por qué lo hiciste?

-Porque podía ayudarme... No solo en mejorar mis habilidades, sino en hacer algo que no sé si sea capaz.

-¿Qué es?

-Eso... Eso no puedo decirlo, lo siento -resopló- ¿Tienes otra pregunta?

Miré al frente mientras pensaba en qué otra cosa podría preguntarle a él. Ambos seguíamos caminando, aunque sentía como Ryder apresuraba el paso de vez en cuando.

-¿Por qué me has llevado a ese lugar con Asher?

-Creo que... porque no supe qué hacer.

-¿Crees? -asintió.

-No esperaba verte en mi clan y sinceramente creí que iban a matarte, preferí llevarte donde yo pudiera protegerte pero no sabía qué hacer con Asher. Tampoco me esperaba su obsesión contigo, no sabía que se conocían -fue su turno de voltear a verme con dudas- ¿Cómo pasó?

-Fue la noche en que murieron mis padres... -suspiré cabizbaja-. Yo había ido a una fiesta con Karla, salí al patio y él se acercó. Hablamos y usó su poder de persuasión para intentar besarme, solo que tu pluma lo impidió. No sabía que tenía poder.

-Nuestras plumas nos conectan con lo sobrenatural. Cada una tiene un poco de poder, es por eso que son especiales. Muchos quieren nuestras alas por esa razón -comentó.

Asentí entendiendo más la situación, ahora comprendía porqué mencionó alguna vez a cazadores que sabían de su existencia y querían matarlos. Habría que tener cuidado con ellos y los demás peligros para Ryder y su gente.
Sin darme cuenta, ya habíamos regresado a la cabaña. Entramos a esta y Ryder se encargó de cerrar mientras que yo sacaba el collar de debajo de mi ropa y lo observaba al recordar las palabras de Vince y Jira.

-Una última pregunta -mencioné girándome hacia Ryder quien asintió- ¿Cuándo ibas a decirme que darme esta pluma para ti significaba una propuesta de pareja?

El color en su rostro desapareció por un instante antes de ser completamente rojo. Apoyó su mano en la nuca y se mostró muy nervioso.

-E..Eso... Eso e..en realidad... -carraspeó-. Pues no lo sabías y creí que sería bueno dártelo para protegerte, ya sabes.

-¿Entonces no estabas tratando de pedirme ser tu novia? -enarqué una ceja.

-Y..Yo bueno... No... en ese momento.

-¿Huh?

Lo miré ahora asombrada, él suspiró y me miró de reojo apenado. No necesito palabras para saber en lo que estaba pensando, mi rostro enrojeció como el suyo y me cubrí con la mano para evitar que viera mi vergüenza.

-Y..Ya veo... entiendo -reí nerviosa antes de tratar de calmarme-. Entonces... ¿pensabas hacerlo?

Ryder resopló de nuevo, apenas podía mirarme al rostro pero se esforzaba por hacerlo.

-Creo que he sido muy obvio en todos estos años.

-¿Obvio en qué? -pregunté cautelosa.

-¿En serio quieres que te lo diga? -soltó entre quejidos nerviosos-. Dios, sí que te gusta torturarme. Primero me haces rogarte y ahora declararme.

Me sobresalté porque había admitido que pensaba declararse. Él volvió a mirarme y esta vez se acercó, me tomó por la cintura y acercó su rostro al mío pero más a mi oreja.

-Me gustas, Evett...

Abrí los ojos de par en par al escuchar el susurro contra mi oreja. Mi cuerpo tiembla pero de satisfacción por escucharlo admitir sus sentimientos por mí y estaba que estallaba de la alegría porque correspondía a esos sentimientos.

-Quería decírtelo cientos de veces antes, pero me ganaba el miedo a que me rechazaras y que toda nuestra amistad se volviera incómoda por eso.

-Sí que eres tonto -le di un golpe en la cabeza.

-¡Oye...! ¡Hm!

Lo jalé por la remera hasta acercarlo a mí y unir nuestros labios por primera vez y al fin.

-A mí también me gustas, Ryder. Desde hace mucho.

-¿Entonces por qué me dices tonto a mí? -me reclama mientras sonríe como idiota.

-Porque el que se hace siempre del valiente aquí eres tú, ya sabes que soy más cobarde.

-Eso es mentira, pero está bien. Cúlpame si quieres, ahora mismo me encargaré de compensar todos los años en que no te he dicho cuánto me encantas, Evett.

Sujetí mi barbilla con delicadeza para hacerme levantar la cabeza. Fue él quien unió esta vez nuestros labios y me hizo suspirar. Era tan impresionante como nuestros labios encajaban a la perfección y las descargas que recorrían mi cuerpo se sentían aún más placenteras. Pude sentir cuando su lengua acarició mis labios pudiendo permiso antes de dejar que entrara en mi boca. Rodeé su cuello con ambos brazos y jadeé cuando me hizo enredar mis piernas en su cintura.

Sentí que me dejaba sentada en la mesa del comedor y sujetaba mis piernas para acercarnos más. Apoyé mi mano en su mejilla y sonreí mientras besaba su itra mejilla y bajaba por su cuello para luego regresar a sus labios.

-Esto era todo lo que quería -murmuré.

-Igual que yo, no sabes difícil que fue aprender a controlarme estando cerca de ti. -sus manos acariciaron mi cintura y fueron por mi espalda hasta más abajo-. Al verte todos los días, lo único que quería hacer era besarte.

-Me hubiera encantado que lo hicieras -mis manos se deslizaron por su pecho-. Yo también quería hacerlo.

-Ahora me arrepiento de haber tenido tanto miedo de que todo cambiara.

Volvimos a unir nuestros labios con intensidad, nuestras lenguas lanzaban juntas y nuestros cuerpos se buscaban. Sus besos fueron a mi cuello, se sentía tan bien y tan placentero que no pude evitar jadear, incliné mi cabeza hacia atrás para darle mejor acceso mientras mis manos se enredaban en su cabello.
Podía sentir como iba perdiendo el control por el placer y eso sí que era algo peligroso para ambos.

-Ryder, debemos parar... -murmuré.

-Me es tan difícil hacerlo ahora.

-Lo sé, pero debemos hacerlo.

Dejó apoyada su frente en mi hombro y respiró profundo para calmarse. Entonces levantó la cabeza y me miró a los ojos antes de asentir.

-Tienes razón. Es mejor parar.

-Lo siento... -dije apenada por dejarlo así.

-No tienes porqué, apenas nos hemos enterado de nuestros sentimientos... No quiero asustarte al ir muy rápido.

Negué con la cabeza y lo abracé por el cuello, él me ayudó a bajar de la mesa pero me cargó sorpresivamente para llevarme hasta arriba y dejarme en la cama.

-Debes dormir.

-Quédate conmigo -pedí.

-¿Estás segura? -preguntó con cautela y yo asentí.

Él se enderezó para quitarle la remera porque sabía que le incomodaba dormir con ella. Yo retrocedí y me metí bajo las mantas, a los pocos segundos él me imitó y yo me acurruqué a su lado. Pude sentir cuando besó mi cabeza y me abrazó con delicadeza.

-Descansa, Evett.

-Igual tú, Ryder.