Estiré lo más posible los extremos de la manta doblada para ajustar el nudo que había hecho para unirla a las otras dos y la sábana. Miré por la ventana un segundo y lancé las mantas; noté que la cama, a la que las amarré, no se movió, pues esta estaba completamente atornillada al suelo. Suspiré profundo antes de agarrarme a las mantas y empezar a bajar, cerré los ojos pensando que iba a caer pero no... Estaba funcionando.

-Bien... -sonreí.

Empecé a bajar poco a poco, no habían más esbirros merodeando porque era mediodía, el sol los hacía muy débiles y les molestaba el bronceado. Es mentira esto último, para aclarar.

-¿Cuánto crees que te tome notar que no llegarás hasta ninguna parte?

Solté un grito de sorpresa y me aferré a las mantas con tas mis extremidades al escuchar la voz de Ryder quien estaba sentado en el marco de otra ventana, mirándome de brazos cruzados.

-Dios, me asustaste -le reclamé-. Podré hacerlo.

Seguí bajando cuanto podía evitando mirarlo para no desconcentrarme, pero él empezó a bajar junto a mí, a mi ritmo.

-Es en serio, se te acabarán las mantas antes de llegar siquiera a la mitad.

-¿Te puedes callar? Y aléjate que creas viento y me puedo caer.

-Mejor regresa, si las mantas se desatan también puedes caer y te vas a hacer mucho daño -insiste.

-Pues entonces ayúdame a bajar -lo retén con la mirada y él resopló negando con la cabeza.

-Evett... No puedo. Yo... -lo interrumpí.

-Entonces no estorbes.

Seguí bajando aunque ya empezaban a dolerme las extremidades, miré cuanto me faltaba y cuanto me quedaba de mantas. Pegué mi frente a mis manos que sujetaban estas mientras maldecía mentalmente a todo lo maldecible en esta vida.

-¿Ahora qué? -pregunta Ryder.

-Calla que estoy pensando -respondí.

Miré a todos lados y pensé en alcanzar una de las ventanas a un lado, empecé a balancearme hacia ella.

-Yo no lo haría si fuera tú -comenta Ryder y yo lo chité para que se callara y solo resopló.

Seguí balanceándome hasta que conseguí agarrar el marco de la ventana, sonreí y miré a Ryder antes de sacarle la lengua en burla. Rodó los ojos pero no hizo más, volví la mirada hacia la ventana para saber cómo abrirla y así seguir bajando.

-¡Hm! -abrí los ojos de par en par al ver a Asher allí dentro, ¡Estaba a mitad de una maldita orgía! ¡Dios, que horror!

Me solté al instante, mi corazón se aceleró por pensar que iba a caer pero mis reflejos me hicieron abrazarme completamente a las sábanas.

-Quiero borrar lo que vi de mi mente -murmuré.

-Te lo dije.

-¿Alguna vez te he dicho lo desesperante que puedes llegar a se...? ¡Ah!

Grité en cuanto sentí que empezaba a caer porque las jodidas sábanas se habían desatado. Esta vez sentí mi corazón aún más acelerado porque mis reflejos no iban a salvarme, cerré los ojos enseguida pero a la vez sentí que Ryder me atrapaba en sus brazos. ¿Es el miedo que me está haciendo delirar o por qué siento que estar en sus brazos es el cielo? Es tan musculoso, se sienten muy bien los bíceps y además el torso...

-También te lo dije.

Y arruinó el momento...

-¡Cállate ya! -me crucé de brazos y piernas y aparté la mirada.

Ryder suelta una leve risa antes de volar hasta arriba de nuevo y entrar en la habitación del comienzo. Salté de sus brazos al estar allí y me encerré en el baño para escapar de él.

-Evett...

-Vete.

Guardó silencio por poco tiempo mientras yo buscaba entre los gabinetes algo que me ayudara a salir por la ventana pequeña de aquí, pero no había nada.

-Allí no hay nada que te ayude a saltar por la ventana -dice él y yo cerré con fuerza el gabinete.

-¡¿No sabes cerrar la boca?! -abrí la puerta del baño y lo vi recargado en esta, de nuevo con los brazos cruzados.

Al verme se giró más hacia mí y se recargó con una mano en la parte más alta de la puerta. No pude evitar desviar la mirada hacia sus brazos y luego el resto de su cuerpo de arriba-abajo con lentitud para detallarlo, porque se veía mucho mejor que la última vez que lo vi...

-Puedo quitarme la remera, si es lo que quieres -sonríe con arrogancia y diversión a la vez que me guiña el ojo.

-Te has vuelto más insoportable que antes, en serio -dije pasando por su lado y yendo hacia las mantas en la ventana.

Quería traerlas de nuevo pero no tenía fuerza, no porque en serio sea débil, sino porque mis manos estaban temblando por los nervios y de nuevo mi rostro ardía de la vergüenza. Sacudí la cabeza para dejar de pensar y jalé de las mantas.

Va a matarme, en serio va a conseguirlo si sigue así.

-¿Te ayudo?

-Puedo sola.

-Sé que así es.

Aún así agarra las mantas y las estira de una hasta que todas estaban dentro de la habitación. Bufé antes de empezar a desatarlas y acomodarlas en la cama, me quité el sudor de la frente y del cuello y abrí un poco más el abrigo de Ryder que aún tenía puesto. No tenía nada más, claro estaba.
Terminé de acomodar todas las mantas en la cama pero entonces, al girarme, vi que Ryder se había quitado la remera, así que cubrí mis ojos de inmediato a la vez que soltaba un chillido.

-¡Nunca te dije que te la quitaras!

Lo escuché reír pero luego sentí que me lanzaba su remera al rostro, olía a limpio pero también a él. Lo vi alejarse hacia la ventana otra vez.

-Cuídala, ¿quieres? Es una de mis favoritas.

-¿Soy un armario o un perchero para ti? -bromeé fingiendo molestia de nuevo.

-Al menos esas dos cosas no intentan escapar todos los días.

-Son muebles, ¿qué esperabas?

Ryder rueda los ojos aunque mantenía su sonrisa ladina intacta. Él se va de nuevo y yo suspiré profundo antes de mirar la remera en mis manos. Me cambié el abrigo por esta, sintiéndome más cómoda y menos acalorada. Estaba aliviada ahora. Volví a mirar hacia la ventana y sonreí levemente por el detalle de Ryder, aunque luego reaccioné y sacudí mi cabeza para quitarme ese pensamiento de que fue tierno. Hizo una cosa bien, después nada. ¡Ten algo de dignidad, Evett, por favor!