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Capítulo 11

Jugaba con el collar de Ryder en mis manos, acariciando mi piel con la pluma y preguntándome por qué aún no ha aparecido. Me estaba escondiendo de Karla y su grupo en la rama de un árbol, no tenía fuerzas para pelear con ella ahora. No quería darle problemas a la maestra luego de que me castigaran la otra vez por golpearla, entonces ahora solo evitaba enfrentarla.

Me distraje cuando vi una sombra particularmente extraña, pero no solo eso. Un chico estaba corriendo dentro de los pasillos tratando de escapar de aquello que lo perseguía. Sabía lo que era, Ryder me había hablado sobre esas cosas. Bajé del árbol y fui en busca de aquel chico. Lo encontré escondido en un salón, con la sombra sobre él, en realidad él no era capaz de verlo pero podía escuchar sus susurros persuasivos para que hiciera algo que no quería... podría ser cualquier cosa, incluso matar a alguien.

Metí mi mano en el bolsillo interno de mi abrigo y saqué uno de los regalos de Ryder, una daga. La lancé contra la sombra y esta soltó un horrible grito de dolor antes de que se hiciera cenizas. Nada de esto fue visto por el chico al que le tendí la mano.

-¿C..Cómo...? ¿Cómo haz...?

-Fuera.

Él se espanta y sale corriendo de la clase, yo fui a por mi daga y luego giré rápidamente para clavársela en el cuello a otra identidad. Ryder me había entrenado para esto, ya me había enfrentado a estas cosas junto a él... eran parecidos a los demonios pero no se podía identificarlos como tales. Eran menos peligrosos que ellos pero eso no significa que fueran débiles. Los demonios son mucho peores y estos son sus esclavos, siendo los que atacan al clan de Ryder por diversión.

Suspiré profundo cuando ya no sentía que hubieran más de estas cosas por aquí. Miré a todos lados y guardé la daga de nuevo. Sí, yo podía verlos claramente pero es por estar unida a esta clase de mundo por el collar en mi cuello, o siendo más específica, por la pluma. La daga que Ryder me ha dado es especial, forjada en su clan con un material que es capaz de dañar y matar a estos seres y a los demonios, por eso me lo ha dado, para que pudiera defenderme mejor de ellos, pero no siempre cargo con ella. Salí de aquí y fui al baño a lavarme, siempre me sentía asqueada después de pelear con estas cosas.

No pude evitar recordar cuando peleaba junto a Ryder, cuando me acompañaba y protegía si veía que no podría conseguirlo. Me ha enseñado tanto... ¿por qué aún no se ha aparecido? Es como si me hubiera dejado, pero eso no podía ser así, ¿cierto?

-Hm -miré hacia arriba cuando escuché el timbre que me indicaba que fuera a mi siguiente clase.

Terminé de lavar mis brazos y fui. Suerte la mía al ver que ya estaban allí Karla y su grupo y que la maestra también entraba tras de mí, pues así no tendrían la oportunidad de molestarme siquiera un poco. Me senté en mi lugar y miré por la ventana, recordando igual cuando Ryder se para en el árbol de afuera para verme. Pero ahora ya no estaba ni él ni el árbol y yo ya no estaba en esa clase.

Esa fue mi nueva rutina, luego de la escuela iba a la casa de la maestra quien me ayudaba con mis tareas cuando no era capaz de terminarlas. Era bueno tener a alguien que me ayudara... me hacia más fácil esto de sobrellevar una pérdida.

-Y así es como lo haces.

-Ya veo, gracias -sonreí.

-No es nada -ella se levanta-. Bueno, ve a lavarte las manos, deja esto y vamos a cenar.

-Lo haré en seguida, quiero terminar por lo menos un ejercicio por mi cuenta.

-Está bien, pero no te tardes.

Asentí como respuesta antes de que ella saliera de la habitación y me dejara haciendo mi tarea. Así fue, terminé el último ejercicio por mí misma y fui a lavarme las manos antes de ir a comer. Ayudé a poner la mesa y a lavar todo una vez habíamos terminado, me despedí de ambos y regresé a la habitación para dormir. Apagué las luces y me acosté en mi cama, me quité el collar para verlo mejor y lo abracé contra mi pecho. No me di cuenta de que estaba llorando hasta que empecé a sollozar.

-Ojalá tenerte aquí... ¿por qué no has venido?

Miré por la ventana esperando que apareciera para abrazarme pero jamás lo hizo, tampoco vi ninguna otra pluma que me indicara que había estado aquí como aquella vez de niña. Me quedé dormida abrazando el collar y soñé con mis padres una vez más, sentía como me retorcía en la cama por el miedo y el pánico, la sangre en mis manos, tan espesa y fresca.

Todo se detuvo con el suave roce de algo contra mi mejilla, no sabía lo qué era pero se sentía reconfortante. Calmé mi respiración y abrí los ojos poco a poco empezando a ver una silueta sobre mí, pensé que estaba alucinando. Cuando me levanté de golpe aquella silueta había desaparecido y ya había amanecido. Miré a todos lados en busca de aquella persona pero no estaba, solo encontré mi collar sobre mi mesa de luz. ¿La maestra habrá sido?

Toqué mi frente, como si sintiera el cosquilleo que tenía luego de que Ryder me diera uno que otro beso allí, pero él no había aparecido...

Resoplé y me levanté de la cama para ir a alistarme, me di una ducha pues estaba sudando por aquella pesadilla. Me cambié de ropa y desayuné junto a la maestra y su esposo antes de que ella me llevara nuevamente a la escuela y volviera a mi rutina diaria.

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