Habían terminado las clases y la chica más interesada en el romance, fuera de pedirles chismes a sus amigas, no había participado por su cuenta. Kirishima se la quedaba observando considerando si serviría hablarle del tema, cuando vio como Hagakure le ahorró el problema.

—Es que... dar chocolates no siento que sea lo mío —escuchaba responderle a su amiga— pero algo voy a hacer, aunque no sé muy bien que.

Luego vio como seguían hablando hasta que Hagakure le dio una pequeña bolsa con chocolates que le habían sobrado, o que no le habían salido muy bien, que Ashido tomaba agradecida. El salón estaba casi vacío, Hagakure había salido a los saltitos junto a Ojirou, Mina comía felizmente los chocolates dados por su amiga, Sero guardaba las cosas en su bolso y tanto Kaminari como él lo esperaban parados a su lado.

Kirishima tenía la mirada perdida en su amiga y en la forma desesperada en la que hacía desaparecer los chocolates. Cuando se acababa de meter el último en la boca casi pudo ver como aparecía un foco flotando a su lado. La chica se apresuró para acercarse a ellos, mientras que Kaminari se sumaba a su mirada extrañada y Sero, sin notarla, se paraba y acomodaba el bolso. Vio a sus amigos y luego dirigió la vista a donde estaba la de ellos. Allí estaba Mina, con un chocolate entre los dientes. Mirándolo, con aquella mirada tan pícara que lo mataba.

La chica se inclinó hacia adelante y cerró los ojos, Sero se sonrojó y miró hacia sus compañeros. Kaminari había llevado una mano hacia su boca sorprendido y por los ojos suplicantes de su amigo decidió dejar que siguieran con la suya, saliendo del salón. Kirishima recibió la misma mirada pero estaba tan perdido en su celular que no la notó. Gracias al actuar inesperado de su amiga había tenido una idea.

Un tanto decidido, un tanto tembloroso, Sero llevo su mano hasta la mejilla de la chica y agachándose un poco para acortar cercanías llevó sus labios hasta el chocolate que se promocionaba como el más grande manjar. Al morder el trozo del mismo, sus labios tocaron por un perfecto y mágico instante los de la chica. En el momento en que se separó, Ashido abrió los ojos mientras empujaba con la lengua su trozo de chocolate para devorarlo, con una sonrisa victoriosa. Sero decidió que no había tenido suficiente, lo convirtió en una apuesta; el no sería el único hecho un lío por la idea de su alocada novia. Así que guiando su mano desde la mejilla hasta la nuca de la chica; la acercó para un nuevo beso. Éste fue mucho más largo, Kirishima pudo ver como la chica empezó a sacudirse y darle pequeños golpes para separarlo; hasta que finalmente Hanta lo hizo.

—Sero —dijo la chica golpeando el pecho de su novio— no podía respirar, exagerado.

—Es tu culpa por dejar que todo el día te persiguiera con la mirada esperanzado en que me dieras chocolates —dijo con su sonrisa característica.

Ashido lo miró sorprendida — ¿Acaso no te gustó el regalo que te di? —dijo tomando ambas manos con las suyas.

—Si —dio un beso en la nariz de la rosada— pero necesitaba mi venganza —dice para luego besar su mejilla, mientras ella las inflaba. Después se giró para observar a Kirishima— ¿Vienes con nosotros?

—No, adelántense —dijo sentándose en uno de los pupitres al azar, dejando su bolso a un lado.

La pareja se acercó a la puerta tomados de la mano y cuando salían Kirishima pudo oír "suerte" de parte de su amiga.

Ir al capítulo > Diferente