Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPITULO 6

Una vez que el turno es cambiado salgo de la celda, con cuidado entró a una de las habitaciones de mucama donde cambio mi ropa, con la ropa limpio mi cara de la sangre para evitar manchar la ropa que traía nueva, me cuelo entre las mucamas trato de salir por la parte de atrás pero era imposible pues habían guardias retrocedo mientras tomo unas sabanas para hacerlas pasar por algo que ocupo pasar a una de las habitaciones, otros 2 vienen así que entro a la primera habitación visible, la cierro a mi paso mientras comienzo a buscar ropa en el armario, una parte de ella era ropa de hombre mientras la otra eran ropas de mujer.

Soy sorprendida por Victoria, ella solo tenía una toalla de baño que la cubría, nos miramos por un segundo antes de ser sorprendidas por el tocar de la puerta.

—Escóndete — Me dice mientras abre el closet, para que entre, mientras se asegura de ponerse una toalla más presentable. Una mujer de cabello oscuro, y ojos jade entra a la habitación, no recordaba haberla visto en la fiesta —. Abuela.

Esta se inclina, e ignora que la mujer le había dado la mano para que la besará. Se acerca y la toma del cabello, Victoria se suelta cayendo al piso.

—Tu tenías que encontrar al emperador, tenías que romperte para poder culpar a la estúpida de esa — Dice mientras ella se levanta —. No todo salió mal, esa está en el calabozo.

—Está saliendo como usted lo planeó — Le dice ella, me escondo más entre la ropa para evitar ser vista.

—Tienes que fingir estar afectada, trabajamos mucho para esto querida — La toma de la cara para que se mire en el espejo mientras cepilla su cabello, unas lágrimas se resbalan de su cara inexpresiva —. Vamos cariño... Las emperatrices no lloran...

Mi piel se pone china mientras escucho como se lo repite, la comienza a vestir como si fuera un maniquí besa su mejilla para salir. Ella limpia su cara mientras abre el armario para que salga.

—Victoria... — Trato de hablar, pero ella se voltea.

—Ni se te ocurra juzgarme — Estaba al borde de un colapso —. Tu harías lo mismo que yo.

—No, no lo haría. Por eso eres admirable — Ella cambia su cara, no esperaba un cumplido de mi parte ni yo esperaba dárselo —. ¿Quieres ser emperatriz?

—¿Eh? — Saco de su armario unos pantalones que parecían ser de mi talla, una camisa blanca que ahora sabía que eran de Sebastián, tenía que cambiarme de ropa —. Nací para ser la esposa de algún príncipe...

Apresuró a esconderme otra vez al escuchar ruidos de pasos, era Sebastián. Este abraza a Victoria que dudaba en abrazarlo. Pero después cede a eso, este solloza en sus brazos mientras ella acaricia su cabello. No había peor cosa que ver a la persona que te gusta con la persona que le gusta.

—¿Estás bien? — Se aleja y la toma de la cara mientras la mira.

—Si, solo un poco aturdida. ¿Usted cómo está? — Le dice ella, había cambiado totalmente su personalidad.

—Mataron a mi padre, en unas horas es mi toma de protesta a la corona. Estoy estresado y cansado — Le confiesa mientras se sienta, yo necesitaba salir de aquí, no quería quedarme, pero ya iban para rato —. Sofía... estuvo en el momento y lugar equivocado como siempre...

—¿Usted la ama mucho, no es así? — Le pregunta ella.

—Desde un principio fui sincero contigo sobre que ella era mi novia, ella es el amor de mi vida. Pero ella es joven e imprudente y tengo que protegerla — La cara de ella era un poco sombría.

Un hombre entra mientras da el anuncio que he desaparecido.

—Esa imbécil... le dije que confiara en mí... — Él besa la frente y se va mientras abre la puerta del armario. Salgo de este mientras ella saca de debajo de la cama un arco que me lo da.

—No eres mi amiga, pero tampoco mi enemiga. Llévatelo y sálvate. — Sonrió mientras lo tomo, beso la comisura de su vestido, mientras la puerta se abre Sebastián me mira y Victoria finge caerse, era una buena actriz del miedo. Me daba gracia.

—¡Guardias! — Grita él sin piedad, mientras me paro en el borde de la ventana.

—Sebastián, no soy una princesa que ya a esperar que la salves y demuestres que soy inocente, cuando me tratas como una criminal — Los guardias me apuntaban con sus espadas mientras me ordenaron que bajara, era un segundo piso, la caída no iba a ser tan fuerte.

—Sofía, le quitaré el banco a tu padre si no regresas en este momento — Me sentencia, pero dónde quedaba el honor de mi familia si me rendía.

—No te conviene, pues sí mi padre no eres nadie — Este estaba haciendo tiempo pues cada vez se acercaba más, mientras hablábamos, él iba a atraparme, me inclino más hacia atrás —. Desde este momento mi familia, el ducado de Clue quitará el apoyo a la familia real.

Al decir esto él se inclina para atraparme, pero me dejó caer, esta vez no había nadie que atrapará abajo, los guardias apenas salían, mientras yo me esforzaba por correr, no sabía a dónde ir exactamente solamente sabía que debía de esconderme, debía de huir de ellos, escuchaba como varios me seguían entre las calles, chocaba con los transeúntes, que solo me señalaban, bajo a un noble de un caballo, para usarlo yo y salir aún más rápido.

Tendría que llegar rápido al bosque, me esfuerzo por galopar, al momento mis cargos serían matar al emperador, insultar al actual emperador y tirar a un noble, eso sí que sería un gran cargo, galopeo hasta llegar a las profundidades de los bosques donde los guardias seguían a mí paso, bajo del caballo, para pegarle y que esté salga corriendo mientras ando a pie, solo tenía unas cuantas cosas, que serían suficiente para defenderme, tendría que reusar las armas, pensaba en todo eso mientras huía.

Miro un árbol, lo suficientemente fuerte para escalar y poderme esconder en las ramas frondosas, era bastante difícil, y más por qué ya no sentía los pies, había estado descalza y apenas lo había notado. Los guardias pasan a mis pies mientras cuelgo en una rama con mucho cuidado las cosas, me tapo la boca para evitar que salga tan sólo un susurro.

—Parece que la tierra se la trago — Habla uno de ellos.

—No puede ir tan lejos — Habla el segundo, me obligó a callarme.

—¿Qué hacen parados? ¡Busquen bien! — Reconozco la voz de Caleb, mientras me hago bolita —. ¿Dónde estás?...

Arrancó una rama, para dejarla caer, este voltea hacia arriba, mientras sonríe.

—Atención, todos váyanse — Da la orden mientras me quedó allí, estaba helando, hasta que el último caballero se va, el me ayuda a bajar, estaba haciendo frío —. ¿Estás bien?

—Tengo mucho frío — Le digo mientras él me da su chamarra mientras saca cosas del bolso, entre ellos unos zapatos de mi talla. Me ayuda a ponérmelo mientras me da una manzana, necesitaba comer algo para mantenerme fuerte —. ¿Cómo está todo allá?

—Tu padre está furioso — Me sentía culpable por hacerlo pasar por esto cuando ya es una persona grande, me acomodo el suéter y el me mira —. Está enojado con Sebastián, está pidiendo una investigación detallada. Si nos hubiéramos apurado, el té hubiera sacado de allí.

—Típico de mi padre — Le digo mientras caminamos un poco, tendría que caminar sola pues no tenía un caballo. Me terminó la manzana y él me da otra.

—El vizconde, está pidiendo ser parte del consejo al igual que el barón de Priego, este ha abandonado la ciudad — Al decir eso me paró en seco —. El cree en usted, así que abandonó la ciudad con su esposa para buscarla.

—Le dijo dónde estoy — Le pregunto.

—No, no sé si es de confiar en estos temas — Me dice a lo que sonrió.

—Pase una guerra con él, me confiaría mi vida si es necesario — Estábamos llegando a dónde quedaría a merced de otro pueblo.

—¿Usted no mató al emperador verdad? — Me dice como si le quedará dudas.

—No, aunque lo dude todo el mundo. Yo podría jurar por dios, que no lo maté — Me sonríe, mientras me da su caballo.

—Yo conseguiré otro. Tú huye. — Agradezco mientras me subo otra vez al caballo —. Busca a los mercenarios, mandaré otra tropa de guardias. Si estás con ellos no podrán hacerte nada, tras la guerra ellos establecieron un convenio.

Lo sabía perfectamente, pues yo fui una de las iniciadoras del tratado. Me besa la mano, mientras galopeo, estaba amaneciendo otra vez, tenía que protegerme sola. Cuidarme sola. Desde este momento ya no era ni baronesa, ni duquesa, no era nadie, más que la mujer que mató al emperador. Aún tenía el anillo de Sebastián, me traía malos recuerdos, pero tenía un propósito.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro