Horas después.

Hora de receso.

Mientras caminaba por los pasillos del instituto, veía de vez en cuando a los jóvenes, corriendo de un lado a otro, algunos comiendo mientras hablaban o otros jugando. Paro de caminar delante del patio de juegos donde andaban los adolescentes para después dirigir su vista al cielo, donde curioso vio algunos palos de madera, que indicaban que en alguna parte de la vida de aquel castillo, ahí hubo un techo.

Milo: ¿Que habrá pasado con el? - preguntó confundido.

Camus: hola - saludo apareciendo aun lado de él, Milo dio un pequeño brincó al sentir que lo había tomado ligeramente por la cintura, para después darle un pequeño beso, separándose inmediatamente después de eso.

Milo: jaja ¿Que tal las primeras horas en tus clases? - preguntó mientras veía al mayor suspirar con pesadez.

Camus: si te soy sincero, cada vez me asusta más que este sea el futuro del país - aseguró mientras veía aburrido a los jóvenes.

Milo: ¡Jaja! ¿Por que tan cruel con ellos? - preguntó.

Camus: es que hay que aceptar que esta generación es... bastante tonta - respondió mientras veía al menor reír.

Milo: jaja, no seas así, únicamente necesitan que los instruyamos en el camino correcto, estarán bien cuando sepan todo lo que necesitan saber - aseguró mientras veía a Camus suspirar.

Camus: tal vez tengas razón pero bueno dime ¿que tal tú? - preguntó.

Milo: hm... si te soy sincero, ocurrió algo que me preocupo un poco Camus - aviso mientras Camus preocupado al escuchar aquello preguntó.

Camus: ¿Que paso? ¿Alguien te amenazó? - preguntó serio, mientras veía al peli azul negar.

Milo: No, no Camus no es eso para nada - respondió nervioso.

Camus: ¿y entonces que? - preocupado mientras veía cómo él peli azul nervioso se giro y dijo.

Milo: bueno lo que ocurre es que... tome en cuenta algo que me dejo pensando un poco.

Camus: ¿y se puede saber que es?

Milo: hm... me puse a pensar en tú esposa y tus hijos, creo que deberíamos tener cuidado con lo que hacemos con ellos, no quisiera meterte ni meterme en problemas por nuestro acuerdo - respondió algo nervioso.

Camus por su parte lo vio confundido por unos momentos, para después sonreír con algo de ternura ante la preocupación del menor, así que suavemente tomo sus manos entre las suyas y con voz suave hablo.

Camus: no tienes porque preocuparte por mi esposa, ella no dirá nada ni objetara nada al respecto por nuestra relación.

Milo: ¿Cómo estás tan seguro de eso? - preguntó mientras vio cómo él vampiro después de sonreirle de una forma divertida, se acercó a su oído y le susurró.

Camus: porque ella ya lo sabe - le susurró.

Milo: ¿Que? - preguntó mientras lo veía alejarse - ¿desde cuando?

Camus: desde que comenzaste a trabajar, ella lo sabe todo y esta feliz de que hayas aceptado estar conmigo - aseguró mientras veía a Milo verlo impactado - además... aunque no lo supiera, no puede decirme nada, después de todo yo la deje hacer su vida sin objeciones, respete su sentir y sus formas de vivir para llevar nuestro matrimonio lo mejor posible, ella tiene que hacer lo mismo por mi ¿no crees? - preguntó mientras veía al menor verlo, aunque su momento se rompió al escuchar un grito provenir de las escaleras, por lo cual rápidamente se dirigieron hacia allá.

Continuará...