¿Que hacer?
Dos horas después.
Al llegar a su casa, fue evidente que la situación estaba algo rara, sus hermanas y cuñados se encontraban bastante pensativos, mientras que su madre y su padre se encontraban mucho más acaramelados de lo normal.
Él por su parte de lo cansado que estaba únicamente subió hasta su habitación, dónde se tiro sobre su cama para poder dormir.
Si definitivamente había tenido un día bastante loco, sin embargó sentia que algo había cambiado dentro de él después de haberse entregado a Camus.
Milo: es extraño, pero ahora me siento mucho más feliz que antes - susurró con una sonrisa, para después acurrucarse y dormir un poco.
Mientras tanto.
Con Camus.
Después de haber dejado a Milo a salvo en su casa, se dirigió rápidamente a la suya, donde rápidamente se puso a buscar a Asmita para informarle lo sucedido con el último de sus hijos.
Camus: se que estará molesto, pero se me hace más cruel esconderselo - fue lo que susurró, para después parar frente a la puerta de la habitación del mayor.
Suspiró para después pensar un poco en lo que iba a decir, después de un tiempo llamó a la puerta, espero unos minutos y vio cómo él rubio salió de su cuarto.
Asmita: a hola Camus ¿que pasa? - preguntó el rubio.
Camus: Asmita... tengo que hablar contigo de algo serio - respondió.
Asmita: ¿hablar conmigo de algo serio? ¿Que ocurrió? - preguntó confundido.
Camus: Asmita, hace un par de semanas me volví a encontrar con Milo - soltó mientras el rubio lo veía sorprendido.
Asmita: ¿con Milo? ¿El hijo de Écarlate? - preguntó.
Camus: así es Asmita. Y así cómo lo volví a encontrar a él, también me encontré con Kanon.
Asmita: ¿con mi hijo? ¿Lo estaba siguiendo otra vez? - preguntó mientras veia al joven asentir.
Camus: así es... es más... esta noche intento secuestrarlo.
Asmita: no puede ser...
Camus: y fue por esa razón que yo... yo lo mate Asmita, lo siento. No me dejo otra opción, no entendía razones y no iba a dejar a Milo en paz por las buenas - comento mientras el rubio lo veía sorprendido.
Aunque sus ojos reflejaban tristeza, lo vio tomar aire y suspirar, para después sonreirle, colocó su mano sobre su hombro y dijo.
Asmita: no te preocupes Camus, hiciste bien, Yo se más que nadie que Kanon no era feliz, se había quedado solo con su padre y su tío, sin la protección de sus hermanos, ni la mía, debió haberse sentido muy asustado durante estos años. Te agradezco el haberlo ayudado - aseguró.
Camus: Asmita, no es necesario que finjas conmigo, si quieres golpearme hazlo, después de todo era tu hijo y se que lo querías, así como el también te quería mucho a ti a pesar de que no lo demostrará - aseguró.
El rubio por su parte sonrió con tristeza, para después caer de rodillas al suelo y echarse a llorar, ante la mirada de tristeza de Camus, quien no supo cómo darle el consuelo que necesitaba. Sin embargó sintió algo que lo alarmó.
Continuará...
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