Poder agradarte (parte 2)
Con Milo y Camus.
Después del vergonzoso momento, ambos siguieron hablando, hasta que llego al salón que estaría ocupando Milo para dar sus clases, el cual sería el salón de gimnasia.
Camus: bien... aquí es, este es el salón de gimnasia y educación física, la ocuparas con la maestra Shaina quien es la profesora de Gimnasia - reveló.
Milo: esta bien muchas gracias - agradeció - por cierto esa tal Shaina ¿Cómo es? - preguntó haciendo reír a Camus - lo digo para estar preparado - le dijo siguiéndole el juego.
Camus: mantente alejado de ella lo más que puedas ¿esta bien? Es algo pesadita ¿sabes? Lo ve todo cómo machismo extremo - reveló.
Milo: oh por Dios... ¿otra de esas locas? Creí que me había librado de ellas - bromeo mientras que Camus únicamente rió por lo bajo, para después decir.
Camus: jaja, no creo que tengas problemas con eso, después de todo eres doncel ¿no? - preguntó mientras él peli azul sorprendido lo vio, por lo cual Camus rápidamente cubrió su boca - perdón...
Milo: ¿te diste cuenta? - preguntó sorprendido, para después sonrojarse, se alejo un poco para después preguntar - ¿eso significa que me estuviste viendo el cuerpo todo este tiempo? - preguntó serio.
Camus: No, no, no... claro que no, te puedo prometer qué no lo hice, se nota con solo ver tú rostro, eres bastante lindo cómo para no deducirlo - respondió, para después ver cómo él menor aún sonrojado se acercó hasta él.
Milo: repitelo, dime que no me estuviste viendo el cuerpo - lo reto serio mientras lo veía a los ojos, Camus por su parte sonrojado únicamente desvío la mirada, lo que hizo que Milo le gritara un - ¡Viste tú cara me lo dice todo! - gritó avergonzado y molesto.
Camus: ay perdón, perdón... - se disculpó.
Milo únicamente se alejo de brazos cruzados completamente molesto mientras veía hacia el suelo sin saber que pensar, Camus al ver esta reacción se maldijo así mismo por no poder ser discreto, todo eso se lo debía al descarado de su papá.
Camus: maldita sea Camus, si que eres idiota, sabes perfectamente que los donceles odian que les vean el cuerpo como si fueran alguna atracción exótica. Tú y tu bocota - se maldijo, para después nervioso acercarse un poco y disculparse - y-yo lo siento, no era mi intención incomodarte - se disculpo avergonzado.
Milo: ¿no piensas tratarme diferente por eso? - preguntó serio.
Camus: ¿hm? ¿Tratarte diferente? - preguntó mientras veía al peli azul girarse, sin quitar su semblante para después suspirar.
Milo: si, tratarme diferente, cómo si me tratara de una princesa ¿no lo vas a hacer o planeas hacer otra cosa para llevarme a tú cama? - preguntó serio.
Camus: oye que te pasa no soy así, es cierto que te tengo ganas pero no voy a así - respondió mientras Milo incómodo lo vio, por su parte Camus únicamente cubrió su boca - perdón, perdón... no quise decir eso - se disculpó.
Milo: no se si eres raro o eres idiota - respondió serio para después meterse al salón, cerrando le la puerta en la cara a Camus quien únicamente se mordió la mano molesto.
Camus: Camus malo - se dijo así mismo, para después ponerse a pensar, se le ocurrió algo para disculparse, así que corriendo se dirigió hasta allá.
Mientras tanto.
Con Milo.
Nervioso suspiró, para después dejarse caer de espaldas contra la puerta, cubriendo su boca con su mano derecha completamente sonrojado.
Intentando ocultar su sonrisa, Camus era raro y directo, eso le agradaba, ¿a quien quería engañar? Eso le gustaba.
Milo: porque siento que ese lado atrevido ya lo conocía de alguna parte - susurró, para después suspirar - no Milo... tienes que hacerte el difícil un poco, si quiere. Además, primero debo averiguar realmente que es lo que quiere de mi, no lo se, tal vez la misión sea más fácil de cumplir de lo que creí - susurró para después sonreír.
Mientras tanto.
Después de que prácticamente corriera de un lado a otro, logró alcanzarlos, dándose cuenta de que la pareja ya había sido alcanzada por aquel sujeto que se encontraba hablándoles.
Koga: maldición - susurró mientras se escondía, para después asomarse y ver - vampiros oscuros... - susurró.
Yuna: Koga - llamo la rubia mientras se acercaba.
Koga: ven, ven... - pidió mientras la chica se acercó, para después ver ambos hacia el frente.
Yuna: así que es cierto... él clan del señor oscuro a vuelto - susurró preocupado.
Koga: ese tipo y su gente fueron expulsados por el abuelo Zaphiri de aquí ¿que demonios están haciendo de vuelta? - preguntó serio.
Yuna: no lo se... pero debemos alejar a tus padres de ellos - respondió la rubia, mientras él pelirrojo únicamente asintió.
Aunque hubo algo que pasó que los dejo boquiabiertos, ya que la cabeza de aquel hombre de un momento a otro cayó ante la mirada de ambos jóvenes que únicamente la vieron rodar por el suelo cómo si eso fuera de toda la vida y en cuanto se volteo, vieron cómo la sangre escurría de un arma que tenía en las manos el castaño, mientras que la chica suspiró.
Saori: oh sea por Dios... aquí también hay personas de este clan - susurró cansada.
Seiya: a tú padre y a tú tío les agradará saber esto ¿sabes? - preguntó mientras sacaba un paño y limpiaba el arma con el.
Saori: lo se, estoy segura que a Milo también le fascinara saber que en este pueblo también hay ratas que exterminar - susurró con una sonrisa, para después acercarse a la cabeza, misma que tomó y levanto para verla - hm... este rostro no se me hace conocido, lo cual es raro - susurró.
Seiya: vamos... tenemos que deshacernos de él antes de que alguien se de cuenta que hay cazadores aquí - reveló.
Saori: bien... pero a ti te tocara lavarme el vestido después de esto - aseguró mientras el castaño después de reír asintió.
Metiendo la cabeza en una bolsa qué Saori traía, también tomaron el cuerpo entre los dos y cuidando de que nadie los viera, fueron al bosque para deshacerse de la evidente, ante la mirada incrédula de los jóvenes que no entendían que había ocurrido ahí.
Continuará...
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