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Secuestro (parte 2)

Con Mystoria.

Sin siquiera haberlo dejado reaccionar la mujer se fue, él preocupado se aseguró de que no hubiera nadie a su alrededor que pudiera atacarlo, pero al estar seguro de eso, levanto la manta que cubría el rostro de su bebé, que al verlo sonrió al instante.

Mystoria; que alivio que estés bien - susurró - tranquilo amor, vamos a encontrar a tú hermanito, perdón por hacerte pasar por este momento tan horrible - se disculpó mientras dejaba un suave beso sobre la frente del bebé, el cual sonrió aún más, para después cubrirlo de nuevo y regresar al pueblo para ponerlo en un lugar seguro pata ir a ayudar a Lémur a buscar al mayor de sus hijos.

Mientras tanto.

Con Lémur.

Para desgracia de Kardia las cosas no estaban siendo fáciles, tenía al cazador pisandole los talones y para terminar de rematar era bastante hábil, le había hecho heridas con sus flechas en varias ocasiones.

Kardia: mierda esto está más difícil de lo que creí - susurró, el pequeño en sus brazos incómodo comenzó a llorar carajo ¿y ahora? ¿No me digas que tienes hambre? preguntó molestó.

Lémur: ¡devuelve a ese niño maldito monstruos! - le gritó al mismo tiempo que nuevamente disparo una flecha.

Kardia: ¡Si me atrapas con gusto te lo devuelvo! - le gritó burlonamente mientras esquivaba la flecha - ahora tú niño guarda silencio que vas a hacer que nos maten - le regañó.

Aiacos: ¡Bua, bua! - lloraba.

Al estar tan concentrado en el pequeño, Kardia no vio la roca que había delante de él cubierta por la nieve, por lo cual y sin siquiera haberlo previsto cayó al suelo, Lémur al ver esto tomó más velocidad confiado de que podría quitarle al bebé que seguía llorando, pero cuando estuvo frente a ellos una barrera de hielo se levantó, impidiéndole el paso, rápido comenzó a buscar con que romperla, sintiéndose preocupado al ver a un vampiro de cabellos verdes y ojos violetas aparecer, con un semblante serio y tenebroso.

Dégel: Kardia, ¿que demonios estas haciendo? ¿Acaso buscas que te maten como lo hicieron con Écarlate? - le pregunto molestó mientras paraba de caminar delante de su marido.

Kardia: ay vamos Deggie, solo fui por el "paquete" - dijo mientras mostraba al pequeño que seguía llorando.

Dégel: ¿Que le hiciste al pobre niño? - preguntó mientras lo recibia, en lo que Kardia se puso de pie, sin ser sorpresa para el, vio como su esposo calmo al bebé en cuestión de segundos - ¿Dónde esta Camus? - preguntó serio.

Kardia: en la casa supongo, lo envía allá - aseguró mientras Dégel solo se dio la vuelta le tomó la mano y comenzó a caminar.

Dégel: no estoy de humor para lidiar contigo cazador y en vista de que no lastimaste a mi esposo de gravedad no te mataré, así que por hoy voy a perdonarte la vida, pero vuelve a meterte con el y la próxima vez no mostrare clemencia - le advirtió a Lémur que con bastante impotencia seguía intentando romper el hielo sin éxito alguno.

Lémur: ¿y ahora que hago? - pregunto preocupado mientras los veía desaparecer en medio de la oscuridad.

En el pueblo.

Felizmente Krest veía como todos los vampiros que habían llegado a molestarlos se retiraban del lugar, por suerte ninguno de los cazadores de su clan había salido lastimado, lo unico malo era que varias casas se estaban incendiando, pero ya verian como arreglarlo.

Krest: realmente se están volviendo un maldito fastidio estas cosas - susurró el castaño.

Dohko: ¡Todos se encuentran bien! - gritó desde la lejanía.

Shion: los vampiros se an retirado señor - informó mientras vio al pequeño hombre voltearse a verlo.

Krest: no hay que bajar la guardia, tal vez algún tramposo todavía esté aquí así que alerta - le pidió mientras él otro asintió.

Cardinale: ¡maestro Krest! - gritó mientras se acercaba preocupado

Krest: ¿Que paso? - preguntó.

Cardinale: no encuentre a Mystoria ni a sus hijos en su casa - informó mientras paraba de correr delante de él.

Krest: ¿Que? - pregunto preocupado.

Cardinale: lo que escuchó, encontré la ventana y la puerta abierta - aseguró.

Krest: dispersence por todo el pueblo y sus alrededores rápido, ellos tienen que estar aquí - pidió mientras los cazadores que se encontraban en condiciones hicieron rápidamente lo pedido - Mystoria tienes que estar bien - fue lo que preocupado pensó.

Mientras tanto.

Con Mystoria.

Mientras caminaba, se había topado con Lémur, quien avergonzado únicamente le dijo.

Lémur: lo lamento mucho, te falle, logró escapar - le dijo triste, él peli celeste únicamente bajo la cabeza, para después comenzar a llorar.

Mystoria: no puede ser que haya permitido que se llevaran a Aiacos, realmente soy un fracaso - fue lo que triste se dijo.

Lémur: No... no lo eres, fui yo quien no pudo atraparlo a tiempo, también nada de esto estuviera pasando si no hubiera actuado tan impulsivamente, jamás debí matar a ese tipo - le dijo triste, Mystoria únicamente suspiró, para después decir.

Mystoria: es cierto, no debiste actuar tan impulsivamente, de lo contrario Écarlate todavía estaría aquí y esto jamás hubiera pasado, sin embargó, tampoco puedo culparte por una actitud que yo también hubiera tomado en tú lugar Lémur, fue mi culpa, no hable a tiempo y tu solo buscaba salvarme - le dijo triste.

Lémur por su parte iba a hablar, pero fue interrumpido al ver la luz de la luna alumbrar a Mystoria y a su hijo el cual tenía descubierto el rostro, revelando una pequeña sorpresa.

Lémur: o-oye... sus ojos - dijo señalando al bebé.

Mystoria: ¿eh? ¿Que tienen? - preguntó mientras veía al hombre verlo esto impactado, por lo cual bajo la mirada, dándose cuenta de los ojos del bebé en efecto brillaban, cual zafiro deslumbrante - ¿Que significa esto? - preguntó.

Lémur: no lo se, pero es inusual, todos los vampiros, independientemente del color de ojos que posean siempre a terminan volviéndose rojos en la noche o a la luz de la luna, más en esta, es raro - le respondió mientras veía al pequeño, que no le quitaba la mirada de encima.

Mystoria: ¿Crees que eso sea malo? - pregunto.

Lémur: si se lo hubieran llevado los vampiros si, como dije, los vampiros siempre poseen un color rojo en sus ojos, por lo cual por esto posiblemente hubiera sido rechazado aseguró mientras Mystoria veía preocupado a su hijo, ¿Aiacos también tendría esa particularidad?

Mientras tanto.

En el castillo de los Vampiros.

Zaphiri serio veía a Seraphina la cual también lo veía de la misma manera, para después ver a Dégel, quien arullaba al pequeño.

Zaphiri: ¿así que se lo devolviste? - preguntó serio.

Seraphina: con todo respeto mi señor, el bebé que entregue olía a ser completamente humano, por lo cual posiblemente moriría aquí y a pesar de todo es hijo del príncipe, por lo cual tiene el derecho y obligación de vivir - aseguró ella.

Zaphiri: ¿Cómo está ese niño Dégel? - pregunto haciendo referencia al bebé que Dégel sostenía

Dégel: el olor a humano no es tanto, pero si es notable respondió.

Zaphiri: es normal seguro, esos bebes se an criado como humanos durante su primer mes de vida, pero creo que eso es algo que podremos arreglar aquí ¿no? - pregunto.

Dégel: si comenzamos a alimentarlo como una cría pura, los genes de Écarlate se antenpondran de los de ese muchacho, por lo cual podrá vivir como un vampiro puro aseguró.

Zaphiri: ¿enserió? ¿Entonces ya le hiciste la prueba de la luna roja Dégel? Me sorprendes - aseguró mientras el peli verde únicamente asintió.

Dégel: es mi deber como actual príncipe consorte, así que no veo porque deba alagarme - aseguró.

Zaphiri: bien Dégel, me parece excelente que ya hayas tomado tú trabajo, así que como parte de él te quedarás con el bebé y te harás cargo de su crianza, cuando el tenga la edad adecuada si aún quieren dejar el puesto ustedes dos podrán dárselo a él sin problemas, si no, tendrá que esperar hasta que ustedes se jubilen - les aviso mientras, Kardia hizo una mueca de disgusto, Dégel también, tenían un largo camino por delante, era un bebé, por lo cual serían muchos años de espera.

Continuará...

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