Una explicación
Una mes después.
Cómo se había vuelto costumbre, una vez más habían salido de la cueva Aiacos para ver a su mamá aunque sea de lejos y Camus bueno, para mantener vigilado a Milo, desde el entierro lo había visto actuando muy extraño y aunque tenía un mal presentimiento de lo que podría pasar, él quería averiguar que tramaba ese pequeño cazador.
Así que una vez más lo veía caminar por ese camino, empujando de vez en cuando la nieve con sus pies mientras que sostenía en sus manos una lanza, la cual llevaba dos listones de color blanco. Pero esta vez él hizo que pasara algo diferente, aunque no estaba tan seguro que si mostrarse d esa manera fue una buena idea.
Milo: ¿así que eras tú el que me seguía todo el tiempo? - preguntó desde la lejanía, su voz se escuchaba apagada, por lo cual Camus suspiró y habló.
Camus: perdón, no creí que fuera prudente que te hablara antes - aseguró.
Milo: ¿y que te hizo pensar que este era el momento correcto? - preguntó, Camus al escucharlo comenzó a caminar hacia él - ¡No te me acerques! - grito haciendo al mayor detenerse.
Camus: te juro que las cosas no pasaron cómo lo imaginas Milo, si me dejaras explicarte - aseguró mientras vio cómo el menor suspiró.
Milo: y aunque así fuera, que más da ahora, lo hecho hecho esta, los tuyos terminaron de confirmar lo que nosotros no tuvimos claro, tú eres un vampiro y yo un cazador, debemos ser enemigos - respondió.
Camus: ¡eso no es así y lo sabes Milo, nosotros no tenemos que ver en los problemas de los demás y tú eres uno de los nuestros, no te olvides de quien eres hijo! - le gritó.
Milo: no, claro que no me olvido de quien soy hijo tanto yo cómo mis hermanas y créeme que no hay día en que me arrepienta de que esa sangre maldita corra por nuestras venas - respondió mientras Camus molestó por esto comenzó a avanzar de nuevo, aunque grande fue su sorpresa al ver que esta vez esa lanza que él llevaba en sus manos se posiciono sobre su cuello - ¿que no me escuchaste? Te ordene que no te me acercaras - le dijo serio.
Camus únicamente suspiró, para después de un manotazo mandarla a volar, Milo sin más que hacer únicamente retrocedió los pasos que Camus avanzo hasta que quedó atrapado en medio de él y un árbol.
Camus: vuelve a repetir lo que dijiste allá, anda te reto a que lo hagas - le ordenó serio.
Milo: tú no eres nadie para darme órdenes Camus - le respondió aunque grande fue su sorpresa al ver cómo él rostro del mayor se acerco hasta él suyo, para después sentir el ligero roce de sus labios con los contrarios, lo escucho preguntar.
Camus: ¿me permitirás hablar contigo? Cómo te dije, las cosas no pasaron cómo tú imaginas - aseguró, para después alejarse.
Milo: ¿Que demonios está pasando en mi vida Camus? - preguntó para después ponerse a llorar, Camus únicamente lo abrazó dejándolo que llorara, mientras veía hacia todos lados buscando a la persona que además de él también se la pasaba siguiendo a Milo.
Mientras tanto.
Con Aiacos.
Desde el árbol y gracias a la ventana, Aiacos veía cómo entre su mamá y Sasha se hacían cargo del pequeño de su hermana, suponía que el papá estaría de guardia de lo contrario estaria ahí con ellos cuidando del bebé.
La ventana del lugar fue abierta y sin que él se lo esperara, sus ojos se encontraron con los de su mamá, ambos se vieron entre sí por unos momentos para después ver cómo él mayor rompió en llanto, el por su parte compartiendo el mismo sentimiento de tristeza salto hacia la casa, abrazando a su progenitor que también le correspondió, para después ver a su hermana, la cual sonriendo de forma triste bajo a ver al bebé de su hermana.
Tiempo después.
Con Milo y Camus.
Después de que se calmo, optó por llevarlo aun lugar más seguro para que pudieran conversar de manera tranquila y ese lugar era ese que había construido su tío para ellos.
Camus: ¿te sientes un poco mejor? - preguntó mientras pasó su mano por el brazo del menor que únicamente asintió - si, sabía que este lugar te reconfortaria gracias a su historia - aseguró - ¿sabes? Después de lo que ocurrió, te espere noche y día por dos años en este lugar, confiando en que me darías una explicación sobre lo que había pasado aquella vez, pero jamás viniste - confesó mientras Milo suspiró.
Milo: no tenía cara para volver a verte, aunque quisiera explicar mis motivos, jamás pensé que sería yo el que le llevaría la destrucción a la familia de mi padre - confesó mientras mantenía su cabeza escondida entre sus piernas.
Camus: cuando nos volvimos a ver, me sentía bastante resentido contigo porque jamás viniste a darme una razón y porque me hiciste hacer algo que no quería, adelantaste todas mis desgracias en una noche por eso dije lo que dije - confesó.
Milo: tus desgracias ¿seguro? Porque para tener ya 3 hijos algo me dice que lo disfrutaste - respondió mientras veía al mayor negar.
Camus: mis hijos... - susurró para después suspirar - oye sobre eso... - Milo interrumpió.
Milo: no quiero hablar de eso Camus, solo quiero que me respondas con la verdad ¿realmente la mataste tú? - preguntó.
Camus: ¿hm?
Milo: Camus... ¿realmente tú mataste a mi hermana? - preguntó mientras vio cómo el mayor negó.
Camus: No Milo, no fui yo aunque eso no quita que tengo responsabilidad por lo sucedido - respondió mientras Milo confundido lo vio - ella nos encontró y fue a explicarnos cómo fueron en realidad las cosas, cómo dije estaba molesto, así que cómo era de esperarse ni Aiacos o yo le creímos debo confesar que le dijimos cosas bastante feas, pero no se dio por vencida asegurando de que no se iría hasta hacernos ver toda la verdad para que dejáramos de culparte por algo que tú jamas quisiste - aseguró mientras Milo únicamente suspiró.
Milo: así que si salio por eso, si que era necia, le dije que era peligroso que saliera y más sola, su hijo tenía un mes aún se estaba reponiendo de salud - respondió mientras Camus únicamente suspiró.
Camus: cómo dije... no la escuchamos y por eso tuvimos un pequeño descuido y...
Continuará...
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