Capítulo 10
La tarde llego y una Lisa chiquita caminaba con varios pajaritos en sus manitos y otros varios agarraban sus cabellitos.
—¡Jennie, miraaa!— Señaló varias trenzas hechas por los pajaritos.
Decremento un griterío en las afueras del palacio asustó a ambas chicas Jennie miro a Lisa y se la llevó junto a algunos soldados.
La gente del pueblo quería entrar a fuerzas al palacio, Irene les había dicho que su tierna princesa y la dama Jennie se casarian, haciendo que sus corazones se pudrieran. El hechizo de maldad era cada vez más fuerte.
— ¡vayan y hagan saber a su monarca su descontento, el amor de ellas no debe darse!— Jennie lloraba en los brazos de Lisa la multitud quería entrar, habían conseguido un tronco si no paraban los arrestarian.
La reina miraba molesta a Irene que sonreía cínica.
—¡ Irene, deja todo este show y preséntate otra negociar. Te daré lo que quieras!
—Quiero tu corazón Chaeyeong, quiero el final feliz que me prometiste, quiero que sufras y que cada lágrimas derramada por mi corazón sea cada gota de sangre cayendo por tu sedosa piel— La reina le miro histérica, estaba cansada de que su cobardía sea la causante del dolor de su bonita hija.
— Bien, tendrás lo que quieras. Solo... deja que Lisa tenga un futuro prospero con su novia. No permitas que tu odio arruine el amor de dos adolescentes que desean tener lo que tú.
Irene sonrió, observando como la reina se despedía de su esposo con un beso tierno. Acariciaba a su hija y tomaba su mano, los súbditos caían en un profundo sueño sin saber que fueron controlados.
Lisa salió corriendo tratando de alcanzar a su madre, se alejara con esa mujer fría sus ojos estaban tristes ella no la amaba. Su madre había desaparecido, ella no podía irse. ¡Era su consentida!
Jennie le acaricio y cayó en llanto.
Días más tarde inicio la búsqueda de la reina, la cual no la encontraron todos la buscaban por mar y tierra. Los seres mágicos ayudaban con la búsqueda y los demás clanes tenían soldados por todos sus rincones.
El rey enfermo, empezó a deteriorarse con el pasar de los meses hasta que su último respiro y su último deseo fue nombrar a Lisa y Jennie como las nuevas reynas del palacio.
Esa mañana todos en el palacio comenzaron los preparativos para la coronación, Lisa estaba nerviosa y Jennie.
Jennie jugaba con las hadas del jardín real, no le interesaba ser monarca solo quería tener cerca a su bella pelirroja.
Había aprendido muchas cosas en el palacio, la clase y la elegancia conformaban su día a día aquellos días de paz con su futura esposa acabaron, ahora solo pasaban entre maestros y órdenes de varios criados.
La ceremonia empezaba, entre vestidos peinados y comida elegante las monarcas solo querían estar solas un rato toda la semana había sido pesada. La misión de búsqueda había finalizado el rey cerro sus ojos y los súbditos estaban listos para escuchar a sus nuevas monarcas.
La ceremonia empezaba el reinado de Lalisa comenzaba y con ello más desgracias para su palacio. La traición eran el pan de cada día en el mundo real.
Y esa misma noche volvieron a tomarse como esposas reales, con todo el amor del mundo Lisa tomo en posesión las caderas de su reina que genial su nombre sonoramente siendo el canto para sus oídos. Las sutiles caricias de Lisa en su punto dulce la volvían loca, las sábanas solo estorbaba en la posición que se encontraban desnudarte sus anhelos y devorando cada inseguridad, aquella noche ambas se volvieron una misma.
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