Narra Julián:

Al otro día, decidí salir un poco antes del trabajo para empezar a equipar la habitación de los niños, elegimos un color claro para pintar la habitación y Renata hará unos dibujos en las paredes, aunque no estoy muy de acuerdo con eso porque no quiero que este arriba de una escalera, me subo yo y utilizo el rodillo para empezar a pintar las secciones altas de las paredes.
Ella tiene un pincel en la mano, pintando la otra pared y sonrió al observarla, está concentrada con su tarea y se la ve tan hermosa así que me quedo embobado, no se cuanto tiempo paso pero se da la vuelta y me mira.
- ¿Tan fea estoy?
-No… solo me quede mirando a la mujer más hermosa del mundo.
Sus mejillas se ruborizan y sus ojos brillan al mirarme.
Me bajo de la escalera y la abrazo suavemente, su vientre se va asomando de a poco y es tan hermoso verla embarazada. Nunca pensé vivir un momento tan maravilloso y más con una mujer tan perfecta como Renata.
Beso sus labios y acaricio sus mejillas.
- ¿Cómo te sientes, mi amor?
-Bien. -Sonríe. -Solamente tengo nauseas pero ya estoy acostumbrada.
Acaricio su vientre y me arrodillo para estar a la altura, escucho una risita de mi mujer y apoyo la cabeza en su estómago.
-Pórtense bien con mami. -Susurro. -Les toco la mujer mas maravillosa que pueda existir mis amores. -Beso su vientre. -Ya quiero que estén aquí. -Cierro los ojos y sonrió. -Voy a estarte agradecido toda la vida, nena. -Levanto la cabeza.
Sus manos van a mi cabeza y hace que me ponga de pie.
-Yo también Julián. -Acaricia mi barbilla. -Apareciste en un tiempo en el que creí que mi vida era perfecta y al final me enamoré de ti.
Sonrió feliz y apoyo mis labios con los de ella, besándola apasionadamente y la abrazo con fuerza. El beso se hace más agresivo y succiono su labio, mordiendo suavemente y me responde con un gemido.
Enseguida envuelve mi cuello con sus delicados brazos y dejamos de hacer lo que estábamos haciendo, salimos de la habitación de los bebés para ir a la nuestra.
Mis manos se mueven por todo su cuerpo, apretando sus abultados senos, desparramándose por todo su vestido hasta la falda, levantándola para acariciar sus muslos, gemimos en el beso y mis labios besan su rostro, mordiendo ligeramente su mentón hasta encontrarme con su fino cuello, paso mi lengua por esa piel exquisita y mis brazos la rodean con cuidado de no aplastar su vientre abultado.
De un momento a otro, ella apoya las manos en mi pecho y ella es la que toma la iniciativa, me tira a la cama y una sonrisa aparece en sus labios, dejándome ver esos dientes blancos.
Me quedo observándola mientras se hace cargo de todo, sus manos van recorriendo mi pecho hasta que llega al borde de playera y me la quiere sacar, alzo los brazos y me la saca enseguida, la tira al piso y con cuidado se agacha para quedar al mismo tamaño. Nos quedamos mirando y observo sus ojos verdes encendidos por la excitación, mi mano acaricia su mejilla y cuando quiero besarla, me hace un “no” con el dedo y se inclina hacia mi pecho desnudo, besando lentamente mi torso, provocando que se me escapen suspiros de mi boca y echo la cabeza hacia atrás.
Su boca sigue recorriendo mi piel desnuda y siento un hormigueo lleno de placer, muevo la cabeza y la tomo del cabello para besar sus labios, introduzco mi lengua dentro de su boca y me encuentro con su lengua, entrelazándolas con intensidad y la tomo de la nuca. El beso fue tan excitante que mi pene está más hinchado que nunca y mis manos van a su cintura, hago que se levante y nos acostamos en la cama, ella permanece encima y sus manos acarician mi cuero cabelludo, tirando suavemente de mi cabello y vuelve a besarme.
Mis manos acarician su cuerpo, volviéndome loco hasta la medula y empezamos a desnudarnos, le doy la vuelta y con cuidado, me pongo encima y tomo sus muñecas, inmovilizándola.
Renata me mira con una mirada encendida y picarona. Mi boca queda prendido a sus senos, chupando y succionando sus pezones, disfrutando de su gusto y siento como babeo por mi mujer.
El juego previo termina rápidamente, ya no lo puedo soportar más y separo sus piernas, penetrándola enseguida, encontrándome con su mirada llena de placer.
Cierra los ojos y apoya la nuca en la almohada, sigue inmovilizada mientras voy imponiendo un ritmo exquisito, no puedo dejar de mirarla mientras la embisto con fuerza, una y otra vez, entro y salgo con fuerza.
Ella tira de sus brazos con fuerza, liberándose y sus brazos envuelven mi cuerpo, quedamos abrazados, entregados a la lujuria que experimentan nuestros cuerpos.
-Ay eres tan exquisita… -Le digo entre gemidos. -Me encantas tanto…
Renata abre los ojos y sonríe, sus uñas se clavan en mi espalda, provocando que grite con fuerza y las penetraciones son salvajes.
-Ayyyyy si. -Delira. -Asi, así, no pares ahhhhh.
Sigo moviéndome así hasta que llegamos al orgasmo y quedamos derrotados sobre la cama, mantiene una sonrisa en su rostro y está ruborizada.
-Fue tan perfecto. -Sonriente.
-No tanto como tú.
Su sonrisa es amplia y tomo su mano, llevándola a mis labios.
La abrazo con fuerza y veo como poco a poco se queda dormida, apoyando su cabeza en mi pecho y siento su respiración tranquila.