Hoy tenemos turno con la ginecóloga y estoy ansiosa de ver a mi bebé, Julián pidió el día para acompañarme al hospital y pedimos un taxi.
Subimos enseguida y cierra la puerta, tomo su mano porque me siento tan ansiosa por saber como está el bebé, estoy cerca de las 9 semanas y ya quiero saber que es.
Julián me mira y me atrae a su cuerpo, besándome la mejilla y sonríe.
-Va a salir todo bien, mi amor.
Le sonrió en respuesta y asiento en silencio. Me abraza con ternura mientras nos conducimos hacia el hospital. Llegamos después de media hora y esperamos a que me llamen, una mujer sale del consultorio y llama.
-Renata Contreras.
Nos ponemos de pie y entramos al cuarto, la mujer me hace acostar sobre la camilla y hace que me levante un poco la playera, le hago caso y mi pareja se sienta a mi lado, tomando mi mano y lo veo tan ansioso como yo. El frio me atrapa cuando la mujer coloca un poco de gel sobre mi vientre y desliza el abductor sobre mi vientre.
Empiezo a ver un bulto pequeño en la pantalla y me enternece al ver lo chiquitito que es, observo a Julián y sus ojos están llenos de emoción, nos miramos por un segundo y sonreímos con amor.
La doctora no dice nada, solamente mueve el abductor y frunce el ceño, eso me hizo preocupar completamente.
- ¿Pasa algo? -Asustada.
-Solo quiero corroborar algo.
Sigue moviendo el abductor y en la pantalla aparece otro bultito.
-Quería corroborar y al final estuve en lo cierto. -Sonríe. -Son gemelos.
Los ojos se me abren como platos y volteo la cabeza para mirarlo a mi novio, el tiene la boca abierta y se lo ve feliz. Dios mío, en mi vientre tengo a dos pedacitos de nuestro amor. Una sonrisa aparece en mis labios y Julián me besa.
Siento un cosquilleo en mi interior que se siente tan bien y mis ojos se llenan de lagrimas al ver la pantalla.
- ¿Gemelos? -Escucho un poco de emoción- ¿Se sabe que son?
-Es muy temprano todavía. -Tranquila. -Eso se sabrá en la próxima ecografía pero mientras tomo captura de las imágenes pueden escuchar sus latidos.
Mi sonrisa es amplia y asiento enérgicamente. Mi pareja me aprieta la mano y me mira con una sonrisa, besa mi frente y acaricia mi mejilla. En ese momento, la sala está en un increíble silencio mientras unos latidos fuertes se hacen presentes.
Ambos nos emocionamos y miramos embobados a la pantalla, nunca pensé que estaría teniendo un momento tan feliz como este, pensé que nunca me iba a convertir en madre y vivir este precioso momento.
Más tarde, la doctora dio el visto bueno que siga tomando las vitaminas que me recetaron en México, nos dieron las fotografías y pudimos salir del consultorio.
Una vez que salimos del hospital, buscamos un taxi y seguimos agarrados de la mano, observo a Julián y me enternece que esté tan feliz… estoy tan segura que él será un padre maravilloso.
Llegamos a la casa y estamos recostados en el sillón, mi espalda está apoyada en su pecho mientras Julián acaricia mi vientre.
- ¿Qué crees que sean? -Me pregunta.
-Tengo mis sospechas, pero no estoy segura. -Animada. -Tendríamos que pensar los nombres, ¿no crees?
- ¿Qué nombres te gustan? -Besa mi cuello.
- ¿Nombres de niño?
-Me gustan Facundo y Emiliano.
-Son lindos… solo cambiaria Facundo por Thiago.
-Es lindo, mi amor. Bella me gusta para niña.
-Es hermoso, ¿Ava? -Volteo mi cabeza para mirarlo y asiente con una sonrisa.
-También.
-Creo que fue demasiado rápido. -Sonrió. -Tendríamos que estar peleando escogiendo los nombres.
Rie conmigo y me abraza con fuerza.
-Es que me gustan mucho los nombres. Nena. -Besa mis labios con ternura.
Sus ojos me miran con tanto amor que esa mirada tiene un efecto tan enloquecedor como el primer día.
Más tarde, llame a Candela por teléfono para darle la noticia.
-Hola Cande, ¿Cómo va todo por allá? -Sonrió.
-Tranquilo por suerte, extrañándote.
-Yo también te extraño. -Suspiro. -Me gustaría mucho que estés aquí.
-Me encantaría pero sabes que es peligroso… no se nada de Alejandro aunque hay que ser precavidos.
-Lo se… ¿te acuerdas que hoy tenía la ecografía?
-Ay si. -La escucho emocionada. - ¿Cómo fue?
-Hermoso.
Lo digo mientras Julián está sentado a mi lado, besando mi mano con suavidad.
-No sabemos los sexos pero la doctora nos confirmo que serás tía de gemelos.
- ¿Es una broma? -Levanta la voz al estar emocionada y casi me quedo sorda al escuchar su grito. - ¿2? Ay Renata, que felicidad, ya tengo a dos personitas a quien malcriar.
Suelto una risa y niego suavemente.
-Eso ya lo sabía. -Animada. -Ojalá esto se solucione pronto… quiero darte un abrazo enorme.
-Eso espero hermana, no me gusta nada está distancia.

Narra Alejandro:

Pasan las semanas y todavía no los encuentro, algo me hace pensar que ya no están en México, estoy seguro que están en Argentina…
Llamo al investigador para que averigüe en las aerolíneas, se que paso bastante tiempo desde que se fueron pero con dinero todo se consigue.
Sostengo en mi mano un vaso con whiskey para aligerar mis nervios, me desespera no encontrarlos y que ellos vivan en el paraíso cuando me muero de la rabia por dentro.
Todavía sigo soñando con Renata, tomando justicia por mis propias manos y matándola, saciando mi venganza. Tomo un sorbo de la bebida alcohólica y trago enseguida, mis ojos no tienen expresión y camino por toda la oficina.
El trabajo no me logra calmar, solo estoy perdiendo dinero pero no me importa y más cuando el dinero me ayudara para encontrar a esos desgraciados.
Aprieto los dientes y aviento el vaso a la pared, estallando en miles de pedazos y mi respiración es pesada.
-No me vas a sacar a mi mujer, Julián. -Miro a la nada. -Renata sigue siendo mía.