𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟐𝟓 "𝑳𝒖𝒛"
Narra Julián:
Más tiempo pasa y más me impaciento por ella, me obligo a pensar que ella está bien y vendrá sana y salva. Sin embargo, escucho que Renata grita mi nombre y la adrenalina se apodero de mi cuerpo. Salgo rápidamente de la casa y la imagen que veo es desgarradora, la tomo entre mis brazos y veo su rostro golpeado.
Esto no puede estarle pasando, no a ella…
Renata llora en mis brazos y mi corazón se destroza.
Una furia asesina abraza mi cuerpo y siento unas ganas de matar a Alejandro, ese hijo de puta va a arrepentirse de haber nacido por haber tocado a mi mujer.
-Lo voy a matar.
Rompo en llanto y la abrazo con fuerza, ella empieza a negar mientras me ve con pánico.
-No por favor, no quiero que te haga nada.
Solloza enloquecida y su respiración es errática, Dios mío… me duele el alma ver como la dejo. Me siento tan culpable por haberla dejado sola… yo tengo la culpa.
-No hagas nada Julián. -Llorando. -Por favor.
Traga saliva y su cuerpo es liviano, pierde la consciencia y el pánico se apodera de mí.
-Mi amor, por favor reacciona. -Le ruego.
La sujeto entre mis brazos y tomo su auto para llevarla al hospital. No hay tiempo que perder y tengo miedo que le haya hecho algo. Una vez que llego al hospital, la cargo y la llevo a la guardia.
Lo primero que hago es pedir auxilio por ella, se acerca una enfermera para acercarme una camilla y la deposito con cuidado sobre ella.
- ¿Cómo se llama?
-Renata Contreras. -Respondo. -Su esposo la golpeo y tengo miedo que le haya pasado algo. -Muerto de miedo.
-No se preocupe, usted quédese aquí.
-No, no. -Niego enseguida. -Quiero estar con ella.
-No se puede señor, ya se lo llamara cuando la señora este fuera de peligro.
La enfermera se la lleva mientras que mi mundo pende de un hilo. El tiempo pasa y nadie me dice nada, estoy caminando de un lado para el otro, sintiendo como en mi interior está batallando con el terror que siento por ella y por el profundo odio que siento por Alejandro.
Ese bastardo las va a pagar por haberse metido con lo más preciado.
Me llevo las manos a la cabeza y siento como voy a colapsar, que este bien por favor, nunca me lo perdonaría si su vida corre en peligro.
¿Por qué la deje sola? Estoy pagando con creces haberle hecho caso y la culpa me corroe por dentro.
Más tarde, se acerca un médico y su semblante es serio.
- ¿Usted trajo a Renata Contreras?
-Si… ¿Cómo está?
-La señora pudo reaccionar y aprovechamos para extraerle sangre, queremos que se quede unas horas para hacerle otros estudios.
- ¿Puedo verla?
-Antes que nada quiero hablar con usted, ¿quien se llama Julián?
-Yo.
-Desde que despertó está pidiendo por usted.
Eso provoco que quiera ir por ella pero me toma del brazo.
-Antes que nada quiero decirle que la señora tiene que denunciar al que le hizo esos moretones.
-No se preocupe doctor. -Respiro con dificultad. -Ese desgraciado va a pagar por lo que le hizo… -Aprieto los puños. - ¿Dónde está?
-La trasladamos a terapia intensiva para que este en constante observación, está en la habitación 410.
-Gracias.
Me alejo del doctor para acercarme a las escaleras y las subo corriendo hasta el cuarto piso, llego a la habitación donde está, entro enseguida y la encuentro acostada en la cama y tiene inyectado un suero en su brazo derecho. Sus ojitos verdes me miran y empieza a lagrimear.
-No llores mi amor. -Me acerco y tomo su mano. -Ya paso, ese hijo de puta no te va a tocar nunca más.
Los moretones van tomando color en su rostro y me mata la rabia que estoy teniendo.
¿Cómo pudo ser capaz de golpearla?
-Tengo tanto miedo Julián… nunca vi así a Alejandro, nunca me puso una mano encima. -Llorando.
Con cuidado utilizo mis dedos para secar sus lagrimas y beso sus labios.
-Ese imbécil nunca más te va a tocar, nunca volveré a fallarte muñeca… es mi culpa que estés así.
-No es tu culpa mi amor. -Le tiembla el labio.
-Si es mi culpa, no estuve contigo cuidándote de ese infeliz pero ya no más, ese maldito no te volverá a tocar porque antes lo mato.
Sus manos me toman con fuerza y niega.
-Por favor Julián, no hagas nada. -Asustada.
-Tranquila mi amor. -Acaricio sus manos y las beso.
Asiente en silencio y me inclino para abrazarla, sus brazos me envuelven con fuerza y deposito un beso en su frente.
- ¿Por qué tienes el suero?
-Por los vómitos. -Suspira. -Cuando desperté no me sentía muy bien, sentí el estomago hinchado y las nauseas me mataban.
Asiento y acaricio su cabello, me siento en una silla y la cuido en todo momento. Su cabeza está recostada sobre la almohada y nos miramos en silencio, mi mano acaricia su cabello y sonrió un poco para transmitirle calma.
Al rato, el doctor entra a la habitación acompañado de una mujer, esta arrastra una mesa con una máquina. Entre Renata nos miramos pero sus ojos son extraños, es como si tuviera miedo.
- ¿Qué pasa, doctor? -Le pregunto.
-Tenemos que corroborar que estén bien. -Responde la mujer.
Renata me aprieta la mano y todavía sigo sin entender.
- ¿Estén?
-La señora Contreras está embarazada.
Esa respuesta no la esperaba pero fue como encontrar la luz al final del túnel.
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