Narra Renata:

Decidí sentarme en el sofá a ver la televisión, miro mi celular que está en la mesita del living y respiro hondo. Lo agarro enseguida y enciendo el celular.
Paso lo que me imagine, llamadas perdidas de Alejandro y de mi hermana, le mando un mensaje de texto a Candela para que sepa que estoy bien.
Llamo a Alejandro y al segundo de que me atienda la llamada ya escucho sus reproches.
-Vaya, al fin me llamas.
-Eres el menos indicado para reprocharme. -Molesta. -Solamente llame para que sepas que me voy a tomar unos días lejos de la casa, ni llames a mi hermana porque tampoco sabe donde estoy, nadie sabe.
- ¿No vas a dejar que te explique?
- ¿Qué me vas a explicar? ¿Qué me quieres usar por una herencia de mierda? No, Alejandro lo que menos quiero es que me expliques, ni siquiera sabia de la existencia de tu hermano.
-Ni siquiera somos cercanos, ni lo aguanto ahora que está en la empresa.
-El merece su parte de la herencia y seguro el sabe lo del bebé.
Y ese silencio horrible, ese silencio que me hace poner peor.
- ¿Por qué no contestas Alejandro? -Mi ira se va acrecentando. - ¿Tu hermano sabe de esa cláusula?
-No, por eso me estaba apurando.
-Ay que hijo de puta eres.
-Espera Renata, no quiero…
Corto la llamada sin dejar que me explique, ya estoy harta de este estúpido. Dejo el celular en la mesita e ignoro sus llamadas.
Más tarde, escucho la puerta cerrarse y camino para llegar a la entrada, lo veo con una sonrisa resplandeciente, lleva una bolsa con lo que supongo es la cena y un ramo de flores. Primero me da un beso tierno y me da las flores.
-Son preciosas. -Paso la nariz por las rosas y sonrió contenta.
- ¿Más hermosa que tú? No lo creo.
Me rodea con sus brazos y llena de besos mi rostro. Es tan dulce cuando se comporta así, su mano libre descansa en mi espalda baja y la acaricia suavemente.
-Te extrañe mucho muñeca, ya quería escapar del trabajo.
-Yo también, me aburrí un poquito aquí estando sola… limpie, espié tu casa, me tome la libertad de agarrar una hoja y dibuje un boceto.
-Quiero verlo.
Tomo su mano y lo llevo a la cocina, agarro la hoja donde hice mi dibujo. La mira con cuidado y alza una ceja cuando se atreve a mirarme.
- ¿Soy yo?
-Hjum. -Emito un sonido mientras asiento.
Se muerde el labio y deja la comida sobre el mármol de la cocina, con sus manos libres, sus brazos fuertes envuelven mi cintura y su rostro casi roza con el mío.
-Me atrae mucho la idea de ser tu modelo.
Sus ojos están llenos de picardía y nos reímos.
-Y yo estoy deseosa de pintarte.
Envuelvo su cuello con mis brazos y nuestros labios se chocan, el sabor de sus labios me hace tan bien, su lengua traviesa entra en mi boca sin previo aviso y nos matamos en el beso, entrelazando nuestras lenguas, casi enredándose y emito un gemido.
Me separo un poco y seguimos abrazados.
-Llame a mi marido…
- ¿Qué paso?
-Nada, solo le dije que me voy a tomar unos días fuera de la casa. -Tranquila. -Le dije para que pare de llamarme.
- ¿Te vas a quedar conmigo?
Su rostro es como la de un niño en su fiesta de cumpleaños y no pude evitar sentirme feliz.
-Puede ser… si el hombre de la casa me deja.
-Está es tu casa, muñeca… -Besa mi cuello con la precisión de excitarme por completo. -Puedes quedarte el tiempo que quieras…
-Siendo asi me gustaría quedarme para siempre.
Lo digo en tono de broma pero en el fondo lo digo en serio. Julián levanta la cabeza y acaricia mi mejilla.
-Yo también quiero que te quedes para siempre.
Ambos sonreímos y su mano va a mi nuca, atrayéndome a sus labios…

Los días van pasando y llego el sábado, ahora estamos en la piscina y estoy sentada en el borde, mojando mis pies con el agua mientras lo veo nadar. La verdad que estos días fueron tan soñados, no me quiero ir, solo deseo estar con el pero el lunes tengo que regresar a mi casa y trabajar para la exposición.
Julián me sonríe y nada hacia mí, apoya las manos en el borde y luego se apoyan en mis piernas.
-Ven…
-No. -Sonrió.
-Un poquito, nena… nada conmigo.
Se escapa de mi un bufido y me acerco a la escalera, me ayuda a bajar y sus brazos fuertes me sostienen. Mi cuerpo está en el agua y no me suelta.
- ¿No querías nadar?
-Si pero te vi tan sexy con tu traje de baño y no me aguanto.
Me atrae más a su cuerpo y siento su pene erecto, mi respiración se agita y el procede a besarme el escote.
-Julián…
Suspiro y tiro de su cabello mojado.
-Aquí nadie nos vera…
Me muerdo los labios mientras sigue besando mis senos y utiliza los dientes para bajar las tiras del traje de baño, liberando mis senos y su boca atrapa mi seno derecho, la succión provoca que mi boca quede entreabierta y arrugue el rostro.
-Eres tan rica, muñeca…
Mi mano baja de su pecho a su short de baño, se introduce debajo de su short y libero su entrepierna hinchada, lo tomo con fuerza y va bajando y subiendo. Empieza a gruñir entre besos y me mira con los ojos llenos de fuego.
Nos desnudamos en la piscina y entre besos nos sumergimos en el agua, saliendo completamente mojados. Muerde ligeramente mis labios y tira suavemente, dios santo que bien se siente estar entre sus brazos… lo necesito tanto.
Sus brazos me sostienen con fuerza y nos acercamos al borde de la piscina, mis piernas abrazan sus caderas y siento como va entrando poco a poco.