Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

13

Capítulo 13 | Los nuevos Sherlock Holmes

Mis pies se dedicaban a pisar hierba y a aplastar la seca tierra del suelo mientras seguían por el tuerto sendero del bosque. De nuevo, nadie hablaba, tan solo Cody tatareaba una melodía horrible.

Comenzaba a aburrirme, por lo que decidí entretenerme dándole pataditas a una pequeña piedra que se había cruzado por el camino que tencionaban seguir mis pies.

Pum.

Pum.

Pum pum.

Por desgracia, apenas duró mi repentino entretenimiento, ya que, por torpeza, terminé acertándole a Iván en su descalzo tobillo con la piedrecita. Éste pareció darse cuenta. Sin embargo, no se volteó a verme, y de alguna manera supo que fui yo la culpable.

—Ten cuidado, fresita, no quieres hacerme daño.

—Te he dicho mil veces que no me llames así. —refunfuñé.

—Incluso te puedo llamar bebé, si se me antoja.

Oh, por favor. Parecéis crías. —se quejó Nathan meneando la cabeza.

—Algunos no solo lo parecen... —bromeó Iván.

Suspiré, casi por inercia. Crucé los brazos sobre mi pecho y caminé más rápido, tratando de alejarme todo lo posible de Iván y de la cojonera piedra. Mantendría la distancia.

El viaje poco a poco se me había vuelto a parecer tedioso y necesitaba urgentemente algo para distraírme de mis pensamientos. Opté por acercarme a Megan, que llevaba todo el camino callada.

—¿Estás bien? Hay veces en las que pareces muda. —le comenté en voz baja.

—Sí, sí. No te preocupes. Solo reflexiono sobre qué castigo nos pondrá el Sargento. Ya sabes, por lo de ayer.

—¿Qué castigos te imaginas?

Ella alzó ambas cejas y luego se encogió de hombros.

—Lo normal es que nos obligue a barrer el comedor por dos semanas, que todas las mañanas nos toque limpiar la mierda de los caballos o que, en caso de que esté realmente de mal humor, tengamos que bañarnos en el río Riokka —se extremeció tras decir eso último—. Pero algo me dice que en esta ocasión nos espera algo peor.

—¿Algo peor? —inquirí, incrédula— ¿Como qué?

Megan volvió a encogerse de hombros.

—Ni idea. Solo es un presentimiento.

Caminé en silencio a su lado sin saber qué decir como respuesta. ¿Qué castigos tendría Dalton en mente? ¿Y por qué Megan tenía un mal presentimiento? Todo aquello me mareaba. De pronto Cody dejó su irritante música y se acercó más a nosotras dos.

—¿Qué opinan de los gemelos? ¿Creen que lo que nos contó el Sargento Dalton es cierto? Me refiero al posible desaparecimiento de Dylan y al imprevisto ataque que le hicieron a Hunter anoche.

—En estos momentos yo no sé nada. —le respondió Megan— Ni siquiera sé si lo dijo de verdad o si fue para asustarnos. Sería propio de él hacer algo así.

—Sí, pero las lágrimas de Hunter eran verdaderas. Además, creo que le vi moratones recientes en la cara y en las rodillas, aunque no estoy del todo seguro. Igual fue solo imaginación mía.

—No, yo también los vi. —Nate se acababa de unir a nuestra conversación sobre la marcha, curioso y sediento de chisme— Pero podría tenerlos de antes.

—¿De qué hablan? —se interesó Carter, juntándose a nosotros rápidamente. Connor e Iván parecían preferir mantenerse alejados de nuestra conversación mientras caminábamos.

Debería sentirme enfadada hacia su persona por haber formado parte de la broma que nos pegaron ayer anoche, pero creo que ya me da igual. Nosotros también les habíamos pegado una broma, y además, Carter sí lucía como un buen chico. Al fin de al cabo las bromas fueron mutuas. Seguro que no les agradó mucho deshacerse de los malolientes pescados ni de limpiar todo el desorden que causamos con los rollos de papel higiénico.

—Nos cuestionamos si deberíamos preocuparnos con el posible desaparecimiento de Dylan o si deberíamos tomarlo como una broma pesada de parte del Sargento. —expliqué.

—No creo que sea una broma -opinó el castaño—. Anoche Hunter no quiso hablarle a nadie y juraría haberlo escuchado sollozar todavía sobre las cuatro de la madrugada. Además, ni yo ni ellos nos hemos topado con Dylan desde ayer por la tarde, y no creo que sea coincidencia. —les señaló a Iván y a Connor, que todavía permanecían alejados y ajenos de nosotros— A Dylan siempre le ha gustado hacernos sufrir malas pasadas a sus compañeros. Recuerdo que en años pasados ya nos hizo una así, él se escondió en el bosque durante una hora, pero no más. Créanme, lo conozco bien y sé que él no llegaría al punto de alarmar al campamento entero y preocupar de este modo tan cruel a su hermano, ellos se aman como nadie. Algo le pasa, eso es seguro.

Seguimos caminando unos pasos más en silencio en los que aproveché para procesar toda esa información. Si Dylan estaba de verdad desaparecido, ¿cuál sería su causa? ¿Estaría bien el chico? Pensé en no preocuparme mucho con eso y decidí esperar hasta que lo diesen oficialmente por desaparecido. Seguro que no era nada.

—Miren, ya hemos llegado.

Habiendo estado sumergida en mis pensamientos, ni siquiera había notado que ya nos encontrábamos a menos de tres metros de la puerta de la cabaña perteneciente al viejo Dalton. Dejamos que Carter abriera primero, y entonces todos entramos hacia el hall.

Dalton estaba sentado en la poltrona del mini-salón sumergido en unos papeles cuando entramos. Intercambiamos miradas, y luego Carter carraspeó su garganta para llamar su atención. El hombre no levantó la vista de sus asuntos.

—Señor. Hemos venido por—

—Pasen, pasen y cierren la puerta. Pensaba que ya no vendríais. —le interrumpió en su tono severo, haciendo un gesto con la mano por encima de su cabeza—. Sentaros en esas butacas. Haremos la reunión aquí mejor, hay más luz.

Algo recelosa, miré los asientos que nos había señalado delante de él y escogí uno justo al lado de Megan. Parecía tan temerosa como yo.

—Si no me equivoco, os he invocado para decidir el castigo por vuestro incumplimiento de órdenes la noche pasada. —meditó Dalton— Presten atención.

El hombre dejó los papeles que tenía en mano sobre la mesa que tenía delante y unió sus manos posándolas sobre la misma.

—Lo que hicieron ayer fue intolerable. Salieron de sus respectivas cabañas a altas horas de la noche y, como si fuera poco, os dedicásteis a pegaros bromas los unos a los otros como unos estúpidos adolescentes rebeldes e ingenuos. Por ende, sus consecuencias no serán buenas, y no me limitaré a daros un castigo corriente.

Bajé la cabeza, avergonzada. Megan al final sí tenía razón, y creo que nos lo merecíamos. Por otra parte, no sabía qué esperarme de ello.

—Lo que más me apetece es llamar a vuestros padres y expulsaros de este campamento.

¿Qué?

Alcé la cabeza, incrédula. ¿Nos llevarían de vuelta a casa? No puede ser, mis padres se enfurecerían. ¡No he durado más que un día!

—Pero, debido a otros sucesos recientes, tuve que tomar una decisión distinta. —al escuchar eso, me removí en mi sitio, interesada en oír qué es lo que quería informarnos— Sois los únicos de todo el campamento que habéis sido capaces de demonstrar vuestra inocencia respecto al ataque del pobre chico, Hunter. Dicho en otras palabras, los únicos en los que puedo confiar en este asunto. Antes del desayuno se realizó una búsqueda en la que los monitores procuramos a su hermano, Dylan, pero no hubo señales de él. Si esta tarde no aparece, lo hemos declarado oficialmente desaparecido. Los monitores ya tienen suficiente con sus responsabilidades de monitor, yo tengo mi vida y no me puedo andar al lujo de contratar detectives o esas mierdas. No me queda más remedio, pues, que entregaros el caso a unos adolescentes como vosotros. Y ese será vuestro castigo. Averiguaréis el culpable de esta situación.

Me atraganté con mi propia saliva.

—¿Cómo dice? —chilla Cody a mi lado, atónito— ¿Piensa entregarnos este caso a nosotros? ¿Cómo podemos resolverlo? ¡No somos más que unos estúpidos adolescentes rebeldes, usted lo ha dicho! Señor. —se apresuró en añadir, entre sus palabras.

Empecé a tosir bruscamente por culpa de la maldita saliva que me había tragado e ido por el conducto equivocado. Megan acudió dándome palmadas en la espalda.

—Pero señor, ¿no es más fácil llamar a la policía? —opinó Megan, mientras golpeaba mi espalda. Yo seguía tosiendo tratando desesperadamente de respirar— Ellos son eficaces, señor. Seguro que lo resuelven.

—La policía más cercana está a cientos de kilómetros de aquí y no quiero meterla en esto.

—¿Y no va a llamar a sus padres? —intervino Carter—. En estas circunstancias, es lo más apropiado que deberíamos hacer.

—Claro que los he llamado, Hill. Sus padres ahora mismo se encuentran en otro continente y son muy despreocupados. Dicen que están a camino, pero que debido a algunos "problemas" que disponen, solo llegarán al país en dos semanas. No se puede quedar de brazos cruzados hasta que lleguen, ¿verdad? Hay que hacer algo. Y vosotros os encargaréis de eso.

Gracias a los cielos, en esos instantes ya había dejado de toser y ahora podía por fin respirar el aire que me faltaba. Inspiré hondo.

—¿Y cómo rayos lo haremos? —inquirió Iván, en su tono burlón— ¿Nos vestiremos como Sherlock Holmes e iremos por ahí con lupas?

Dalton, exasperado, resopló.

—Miren, háganlo como sea. Reúnanse, procuren rastros de Dylan por el bosque, apáñense, investiguen, averigüen. Y descubran al agresor de Hunter. Que no os pille yo mientras estáis en el bosque, porque tendréis consecuencias todavía peores. No cometan ninguna estupidez. Tienen dos semanas para resolver esto y encontrar culpables, si no lo logran, tendrán una expulsión de este campamento. Todos. Ahora márchense por la puerta, tengo montones de cosas que hacer.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro