Bromas y Tretas.
Tales riñas entre los dos jóvenes se habían desatado por algo tan simple como lo fué que Alberto haya intercambiado las etiquetas del azúcar y la sal para molestar a la pelirroja, como era de esperarse esta encontró forma de desquitarse haciendo creer al moreno que sí enterraba una moneda, de la tierra emergería un árbol de dinero, cosa que lo dejó en ridículo frente a Luca cuando trató de impresionarlo.
Y así continuó, un día Giulia encontraría una cucaracha muerta dentro de sus guantes de pesca y el otro el más alto se toparía con la sorpresa de que ningún señor "Solomeo Paredes" había ordenado 7 kilos de bacalao y que cruzó el pueblo entero por nada.
Se volvió algo tan común que ambos acordaron una apuesta, este enfrentamiento no cesaría sino hasta que uno de los dos se rindiera, teniendo como castigo cualquier reto o desventura que el o la ganadora impusiera. No hace falta mencionar que Luca desaprobaba totalmente esta actividad.
Pero aquí las cosas se complicaron para Giulia, ya que su hermano mayor podría no ser la bombilla más brillante de la caja pero cuando se trataba de bromas el ingenio e intelecto del mismo salían a relucir. Podría decirse que Alberto poseía un talento natural para engañar y una habilidad innata para saber qué era lo que más la iba a molestar.
Y no era para menos, el mayor de los hermanos no sólo llevaba la delantera en esta pequeña competencia por ser quién más tretas hacía, sino que también eran bromas bien planeadas y que suponían un inconveniente para la de pantalones holgados, algo así como una piedra en el zapato, pero un poco más exasperante.
Alberto había escondido una pequeña grabadora en el cuarto de la pelirroja (la cual le tomó 5 días encontrar) y está reproducía su voz haciendo su característica interpretación de la trompeta que suele tocarse en campamentos o academias militares, cabe aclarar que esta sonaba aleatoriamente.
También logró convencer a algunas de las abuelitas de Portorroso de bordar en todos y cada uno de los gorros de lana de su hermana, el nombre de "Apestulia" con letras grandes y rojas.
Uyyyy, pero aquello que la había sacado de quicio fue su "bromita" más reciente, y es que el de piel morena utilizó sus dotes artísticas para crear un horrendo cartel con la leyenda "FAN NÚMERO UNO DE ERCOLE" todo en letras mayúsculas, y con colores tan llamativos que pocos lo perderían de vista. El mayor había aprovechado un momento de distracción de la más baja para pegarlo a la parte trasera de la carreta y ya que no lo notó, Giulia pasó todo el día haciendo sus entregas con esa cosa llamando la atención de todos en el pueblo.
Claro que cuando supo qué era lo que todos miraban con extrañeza ya había finalizado su trabajo, con una rapidez llevada por la ira arrancó el cartel y lo partió en dos, para después regresar a la bici y conducirla velozmente hacia su casa, tenía un par de cosas que "discutir" con su hermanito querido.
-ALBERTO MARCOVALDO SCORFANO, TÚ HIJO DE UN BURRO LEPROSO!- uno juraría que todos en Portorroso lograron escuchar ese grito.
El causante de su furia se encontraba tan campante en la silla del comedor esperando la cena, ni siquiera se inmutó por la furiosa entrada que hizo la chica, por otra parte el padre de ambos, quién se hallaba preparando la comida, notó su disgusto.
-Giulieta, ¿Ocurrió algo?- interrogó algo preocupado a su hija.
La del gorro de lana decidió controlarse, parte de la apuesta prohibía acusar al otro con su padre, esto para que ninguno se metiera en problemas.
-Estoy...bien-se contuvo- sólo algo cansada, hoy fue un día ajetreado.- con esto vió como su papá se tranquilizaba y volvía a su tarea de preparar la pasta.
Tras su excusa volteó con dirección al más alto y lo encaró, para su mayor desagrado este le devolvía la mirada con una sonrisa burlona. Sin más opciones se sentó al lado de este.
-Esto no va a quedarse así- declaró en un tono bajo sin dirigirle la mirada.-.
-Ah, en serio?- susurró de vuelta - sabes que todo esto puede terminar si sólo te rindes, verdad?- preguntó sarcástico.
-Eres más tonto de lo que pareces si de verdad crees que me rendiré tan pronto-.
-Lo mismo digo "Apestulia"-.
-Cabeza de bota-.
-Axilas de manguera-.
-Hueles a mayonesa rancia-.
-Y la mayonesa rancia huele a ti-.
Y antes de que se matasen su papá colocó los platos en la mesa y tuvieron una comida de lo más amena, la hora de comer era una tregua después de todo.
Alberto contó con lujo de detalle como Massimo atrapó un gran pez sin siquiera atravesarlo con el arpón, el hombre siendo de pocas palabras agradecía la sincera admiración del del de playera amarilla, por su parte Giulia mencionó como casi todos los pescados caen de la carreta mientras subía por una pendiente.
Porque podía no parecerlo pero los jóvenes hermanos se querían. Cinco años habían transcurrido desde aquel verano en que se conocieron y no habían hecho más que volverse más cercanos, claro, dicha cercanía era lo que los motivaba a molestarse, como buenos hermanos.
Pero luego Alberto comenzó su clásico monólogo de como Luca era asombroso, esto siempre sucedía los días en que pasaba tiempo con el menor, este sólo debía hacer algo tan simple como respirar y el moreno lo celebraría como si de ir a la luna se tratase.
Decidió dejar de prestar atención y se concentró en pensar cómo rayos regresaría las bromas, ya era hora de devolver los golpes pero el problema era que Alberto siempre los veía venir o directamente no le importaban.
Trató colocando una araña en la casa del árbol, Alberto la adoptó.
"Perfumó" la ropa de este con las sobras del pescado, a él le gustó el olor.
Y cuando lo quiso hacer creer que ella y Luca se irían a Génova de imprevisto, el mayor la despertó al siguiente día con la sorpresa de que todas sus cosas estaban empacadas y en la estación del tren.
Además no contaba con la ayuda de Luca para planear nada, por alguna razón el más bajo creía que todo este asunto era demasiado infantil.
"Seguro si pudiera involucrar a Luca en esto, Alberto se rendiría inmediatamente" pensó a la vez que llevaba el tenedor con trenette a su boca.
La realización casi la hace atragantarse; Eso era, Luca!, ¿Cómo no lo pensó antes?, Su hermano podría no temerle a las arañas, podría soportar el hedor del pescado en su ropa, podría desinteresarse por su "partida temprana" de Porto Rosso, pero si había algo que a este no lo dejaría indiferente era Luca.
Ahora sólo debía idear algo que dejara al de piel bronceada sin ganas de gastarle una broma el resto de sus vidas.
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