
Capítulo dieciséis
Sentir su lengua delineando su entrada era lo más delicioso que ha sentido.
Está ocasión al diablo andarse masturbando por su cuenta, al demonio seguir imaginando una buena sesión de sexo y al carajo su primera vez.
Si Kardia era un hombre de edad mayor que Camus, era evidente que fuera mucho más experimentado que alguien acordé a su edad.
- Que lindo te ves moviéndote de esa manera en la cama - Se burló relamiéndose los labios para poder tomar la joya anal y el lubricante.
Ante la mirada ansiosa de Camus, el señor Antares dejó caer un poco de aquel líquido sobre la punta del plug.
- Kardia que haces...
- Algo que te gustará.
Rápidamente abrió las piernas del joven de cabellos rojizos, llevó uno de sus dedos a ese estrecho lugar haciendo que el contrario soltara un grito.
Kardia dejaba leves mordidas en su vientre sin dejar de mover su dedo en ese cálido interior, los gritos y gemidos de Camus eran para el música para sus oídos, una que lo exitaba demasiado.
Sin avisarle llevo otro dedo mas para poder dilatar mejor, Camus arqueó su espalda al sentir como aquellos dedos tocaban sus paredes, si eso hacía con sus manos, que haría cuando lo tenga dentro.
El señor Antares sacó sus dedos de su interior, tomó aquel plug con el lubricante, sonrió con un toque de malicia al ver cómo el cuerpo de Camus se movía de un lado para el otro, le mostró aquel objeto y rápidamente lo metió en ese escondido lugar.
- ¡Kardia! - Gritó al sentir ese objeto frío invadir su interior.
- Que vista - Susurró Kardia relamiéndose los labios al ver cómo esa joya destellaba entre las nalgas del pelirrojo.
Nuevamente se acomodó entre las piernas de Camus y envolvió con su boca el miembro de su amado pelirrojo quien al sentir la calidez de la boca del mayor rodeó con sus piernas el cuerpo de Kardia.
Si esto era solo el comienzo, era el mismísimo cielo para Camus.
Sentía como su cuerpo se cubría de una capa de sudor, su piel se erizaba ante cada caricia, ante el contacto de piel a piel con aquel hombre apasionado.
Sentir la fricción de la desnudez de sus cuerpos no pudo evitar liberar toda su esencia blanquecina en la boca del mayor.
- Te corriste antes de tiempo - Hablo Kardia con la voz ronca, se abalanzó nuevamente sobre su cuerpo para seguir devorando esos labios de los cuales es adicto.
- Kardia - Gimió entre aquel beso apasionado.
- Vamos con el siguiente paso - En ese momento Kardia extendió su brazo para poder tomar el vibrador que tenía en el mueble.
Camus se quedó perplejo cuando Antares le mostró ese vibrador plateado, ahora su mente estaba hecha un caos por qué ese hombre era el culpable de las distintas sensaciones que le brindaba.
Lo estaba volviendo loco en cuerpo, mente, alma y corazón.
Solo sintió como retiró aquel plug y lo aventó al otro extremo de la cama, se sentía un poco vacío pero no demoro mucho en que aquel objeto entrara a su interior nuevamente.
- Amo ver cómo voy cambiando esa mirada tierna y sería a una llena de deseo y pasión - Le dijo justo en el momento que encendió aquel aparato.
- ¡Kardia!
- Y esto es solo el comienzo de lo que nos falta mi amor - Susurro abalanzandose sobre su cuerpo nuevamente. Con su boca succionaba sus pezones y con sus manos seguía disfrutando de ese cuerpo que sucumbia ante sus toques.
Esa vibración por parte de ese objeto que tenía en su interior hacia que su cuerpo sintiera como una corriente recorría todo su ser, como si un extraño calor lo quemara por dentro y solo era calmado por las manos de Kardia.
Ese hombre a pesar de ser atractivo, era sumamente sexy, sus años no eran en vano y sobre todo era excelente amante en la cama. También Camus agregaba que a pesar de tener una sonrisa que derrite a cualquiera, su amor solo le pertinencia a él y nadie más.
- Kardia... Te quiero dentro.
- Mmm, pídelo otra vez mi amor - Le gustaba jugar con la paciencia de su amado pelirrojo.
- Por favor, no resisto más...
- Solo prométeme que gritarás mi nombre una y otra vez.
Ante esto Camus asintió con la cabeza, Kardia se acomodó entre sus piernas de su amado pelirrojo, apagó el vibrador y sin perder mas el tiempo tomó su miembro para llevarlo a la dilatada entrada del menor quien al sentir como su interior se amoldaba a ese pedazo de carne dejo escapar unas pequeñas lágrimas que fueron limpiadas inmediatamente por Kardia, después de ello calmó esa intromisión con un beso apasionado.
- No sabes todo lo que he soportado por esperar este momento - Habló Kardia entre besos comenzando ese movimiento de manera tranquila.
- Y para mí peor que siempre te la pasabas mostrándome la tentación cada que podías.
- Pero no me vas a negar que te gusta verme sin ropa, más que con la toalla puesta.
- La verdad si.
Camus se maldecía internamente por tener las manos atadas pero también le gustaba todas las atenciones del mayor. Ese vaivén siguió subiendo de ritmo, la cabecera de la cama golpeaba en la pared.
- Kardia, sigue...
- Eres todo mío, me perteneces - Susurró dejando una marca en su cuello.
- Si, lo soy...
El señor Antares tomó a Camus de la cadera para dar movimientos más fuertes, amaba como esos espasmos del menor apretaban su miembro.
El pelirrojo no pudo aguantar más y terminó liberando toda su esencia en su vientre y salpicando un poco el cuerpo escultural del moreno.
- Amo verte así.
Kardia le dió una nalgada a Camus y apretó sus glúteos sin dejar de moverse de manera desenfrenada.
En ese momento Camus gritó nuevamente el nombre de ese hombre que lo hace perder la razón justo cuando sintió como un líquido espeso caliente lo llenaba totalmente.
- Eso fue...
- Lo que esperabas ¿No es así?
Ambos intentaban calmar sus respiraciones agitadas, poco a poco Kardia fue saliendo del interior de su amado, la vista que tenía en ese momento de ver cómo todo ese fluido salía de ese sitio le despertaba la curiosidad nuevamente de volver a tomarlo.
Se acercó a la cabecera para poder desatar a Camus y esperar a descansar un poco.
- A este paso no saldré de tu cama.
- Esa es la idea, de mi cama no sales y de mi vida menos.
Nuevamente se unieron en un beso más tranquilo, aunque en ese momento Kardia tomó de la cintura a su amado pelirrojo y rodó junto con él sobre el colchón dejando a Camus sobre de él.
- ¿Listo para otra?
Camus se mordió el labio al colocar sus manos sobre el pecho de su pareja, mientras se acomodaba sobre el miembro de Kardia.
- Hasta que me dejes afónico de tanto gritar tu nombre.
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Buenas noches personitas bellas espero que está historia les haya gustado. Ya solo nos resta dos capítulos y se acaba para seguir tomando el curso de las demás historias 😁
Mientras los dejo con esto, recuerden que los quiero 💖💖
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