Los beisbolistas atrapan y batean. Tienen que correr, trancar, y dejar que sus energías se descarguen con euforia en un partido.

El objetivo es claro. Anotar siempre cuántas veces sea necesario. Y a veces, es más complicado de lo que parece. Sobre todo, si el equipo contrario está en el medio.

Jeon Jungkook es un ejemplo claro. Su ego no le permite pensar que puede ocurrir algo mas, pero seguramente, el partido de beisbol no termina precisamente en un juego final. A veces termina en un sentimiento mutuo.

Y para lograr el strike, hay que esquivar miles de obstáculos.

El novio de Hannie es uno de ellos. Y a veces, no todo sale como se espera. Tal vez  solo hay que tirar y atrapar a una chica torpe y avergonzada.
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—¿Por qué dices que no?—espetó Jungkook, sus ojos estaban lagrimeando— ¿Me estás diciendo que realmente lo quieres a él? ¿Estás segura?

—S-si, lo siento Jungkook—bajé la cabeza, con un fuerte dolor en mi pecho. Odiaba mi maldita confusión.

—¿Eso significa que ya olvidaste nuestros momentos?—musita agarrando mis hombros—¿De verdad crees que a quien amas es a él?

—Jungkook, basta—intento alejarlo, pero solo consigo que se acerque más.

—¡No lo quieres, joder!

—¡No estás en mi corazón para entenderlo! ¡No puedes ver dentro de mi!

—Tienes razón, pero si he conocido cada grieta tuya, he acariciado tus defectos y tu sabes mas que nadie, que cuando te beso, cuando te abrazo, olvidas que el existe.

—Jungkook....por favor, no te hagas más daño, alejate de mi—suplico llorando

—No—regresa hacia mi y acerca mi mentón al suyo—No permitiré que estés con alguien por quién no sientes nada, cuando el que quieres esta sintiendo lo mismo por ti. Voy a luchar por ti, Hannie. Si es necesario, lograré el strike. Si logré llegar hacia ti, también podrás volver. Ganaré este juego que hay entre los dos, y creeme que al final del partido, tu y yo estamos juntos.

Dejemos que este tonto y divertido amor fluya y suceda...

Entre bases y corazones.
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¡Próximamente!