
6. No creo que sea normal sonreírles así a desconocidos
Noviembre 21, 2013
Ambrose Clark enfermo es la persona más insoportable que he conocido en mi vida, no solo se queja por todo, sino que no para de escribirme y llamarme porque está aburrido.
¿Qué culpa tengo yo de su gripa?
Presiono al botón de rechazar la llamada, mamá me mira con la ceja alzada cuando el celular empieza a sonar por quinta vez en la tarde.
—Noá, contesta ese celular antes de que explote. –dice mi madre mientras observa otra fila de vestidos colgados.
—¿Segura má ? Puedo contestar después. –digo acercándome y quitándole el vestido rosa chillón que sostiene. No me gusta.
Mamá hace mala cara al ver que me alejo con él en manos.
—Noá Elizabeth Morales, ve a contestar ese teléfono y déjame escoger vestidos.
—No voy a ponerme nada que me haga lucir como un pastel, me niego.
Ella me da una mirada que dice ya veremos antes de hacerme una seña con las manos para que me aleje.
Dios, por favor que no escoja nada demasiado loco, amo a mamá , pero sus colores favoritos son los colores neón, si me visto a su gusto llamaría la atención en cualquier lugar, y no en el buen sentido. Papá dice que es una de las dos primeras cosas que le llamo la atención en ella, su ropa de colores pintorescos y sus ojos verdes que no me encargue de heredar.
Dejo el vestido en su lugar antes de escuchar el celular sonar por sexta vez y decidir que es hora de contestar.
—Noá, ya sé que jamás te puedo llamar en caso de que me esté muriendo, te tomaría seis llamadas contestar y para ese momento ya no estaría en este plano terrenal ¿tanto te importa mi vida?
—Ambrose, estaba muy segura de que no estabas en peligro de vida o muerte –escucho un resoplido al otro lado de la línea.
—¿Cómo vas a saber si me estoy muriendo o no si no me contestas el teléfono?
—Estoy casi segura de que, si te estuvieras muriendo, tu última llamada no sería para mí. –digo mientras sostengo un vestido azul que me llama la atención.
—¿De qué hablas? Si estuviera muriendo, lo que más querría hacer sería escuchar tu voz. ¿no crees que seria una linda manera de fallecer?
La mente se me queda en blanco y el vestido se me cae al piso.
Se que lo dice de broma, pero ¿no se da cuenta que cuando dice cosas como esas solo hace que me ilusione más? Esto no es justo.
—Noá, ¿sigues ahí?
Acomodo el celular en mi oreja antes de agacharme a recoger el vestido y continuar con la conversación.
—Creo que es demasiado charla sobre muerte por hoy. No queremos tentar al universo, Ambrose –tomo otro vestido. –. O tal vez sí, así dejarías de llamarme tanto y podría escoger ropa en paz.
Escucho su risa directamente en mi oído y siento como los vellos detrás de mi oreja de alzan. Este no debería ser mi sonido favorito.
—Pero si es mi tema de conversación favorito. Ese y las mil maneras que imaginas sobre como hacer para callarme la boca, la de amarrarme a la silla y ponerme cinta en la boca es mi favorita.
Ojalá pudiera callarte la boca con un beso.
No, no puedo besar a Ambrose, ciertamente no puedo hacer eso.
Y no debería estar pensando en besarlo, no.
—Hoy se me ha ocurrido una nueva, pero prefiero no decírtela para que tengas miedo la próxima vez que me veas. –evito mencionarle que la idea era de todo menos violenta.
—¿ya se te ha ocurrido otra? Creo que con tantas podríamos hacer un programa de televisión.
No puedo evitar sonreír ante la idea.
—Creo que "mil maneras de callar a un rubio fastidioso" suena como un programa que vería todas las tardes al llegar de la escuela.
—Ya quisieras tu callarme la boca, Elizabeth.
Maldita sea, sí que quiero.
Noviembre 24, 2013
La edad de Margaret Finley es una cifra desconocida para mí, pero, si tuviera que adivinarla, le pondría entre los cuarenta y cuarenta y cinco años. Su cabello rubio suele estar recogido en un moño bajo y sin importar en que estación estemos o cual es el clima del momento, siempre lleva puesto un cárdigan tejido de color gris que le regalo su esposo antes de fallecer.
Nunca conocí al señor Finley, pero sé que Margaret lo amo hasta su ultimo latido y que, en su honor, continuó llevando la tienda de discos que el fundó en su juventud.
"Finley's Récords" es uno de mis lugares favoritos en el pueblo, sus paredes rojas están decoradas con estanterías llenas de discos que a la señora Maggie le gusta ordenar en secciones de género y por orden alfabético dependiendo del artista y el nombre del álbum. El suelo del lugar es de mármol a cuadros blanco y negro que me recuerda a los años cincuenta, cuando el lugar está vacío me gusta quitarme los zapatos y deslizarme solo en mis medias por el lugar, a veces la señora Finley también lo hace.
—Noá, mueve tu caliente trasero. –Escucho la voz de Mason. –Vamos Noá, me encanta esta vista, pero necesito llevar estas cajas a la sección de rock.
Me muevo dejándole el espacio.
Mason es uno de los tres adolescentes que trabajamos en Finley's es un año mayor que yo pero a sus dieciséis años no tiene vergüenza en coquetear con todo lo que se le presente, es una de esas personas que se atreven a hacer cualquier cosa, la palabra decoro no existe en su vocabulario, trabaja aquí por gusto porque tiene más dinero que todos los que trabajamos en la tienda juntos, sus padre es un abogado muy reconocido y su madre es una actriz; la otra adolescente en esta tienda es Destiny, con su piel morena, sus rizos, su gran sonrisa y su impecable sentido del estilo es fácilmente la persona que más llama la atención cuando entras a este lugar. mentiría si digo que a veces no me distraigo viéndola, de verdad es impresionante.
Termino de revisar la sección de pop antes de irme a la caja registradora, hoy solo somos Mason y yo, Destiny no trabaja los fines de semana y la señora Finley tiene una cita con su contador. Nos ha dejado la llave para que cerráramos antes de las seis.
—Noá ¿Dónde está tu novio hoy? –Dice mientras se apoya sobre el mostrador
Mason sabe que Ambrose no es mi novio, pero disfruta molestarme con ello.
—Lo deje en casa con la mayoría de mi paciencia, así que no te sorprendas cuando se me acabe y decida tirarte la caja registradora en la cara.
Él se ríe antes de tomar un mechón de mi cabello y jugar con él entre sus dedos, no me molesto en alejarlo porque eso solo hará que me moleste con aun más ganas.
—Joder, nos despertamos bravas hoy, y yo que venía a decirte que te veías muy linda hoy y a preguntarte si ya estabas soltera para ir a besarnos un poco al sótano.
Ruedo los ojos antes de mirarlo directamente a los ojos, el verde se encuentra con el café de los míos y sé que se está divirtiendo con todo esto, suele hacerlo mucho y yo siempre finjo que nada de esto me pone nerviosa y es que además de ser un descarado, es guapo. Lo que me faltaba.
—¿Por qué querría besarme yo contigo? No está en mi lista de pendientes contagiarme de herpes bucal.
No pretendo mencionarle que nunca he besado a nadie.
—Pero corazón, yo soy un santo. Mas virgen que maría. –lleva su mano su pecho y pone cara de indignación
Se me escapa una risa, virgen mis pelotas. Él sabe que lo he pillado más de una vez enrollándose con chicas en el baño cuando estamos en horas de trabajo.
—Seguro que sí, Mase. –Digo mientras juego con el dije de la cadena que me ha regalado Ambrose.
Después de haber empapado su camisa de lágrimas y contarle cuan mal la había estado pasando, me abrazó mientras me decía que todo iba mejorar (y le creí porque me lo dijo el y todo lo que sale de su boca parece tranquilizarme) y pareció que todavía pensaba que soy una chica genial porque mientras me daba una sonrisa me regaló una caja que tenía por dentro una cadenita plateada de la que colgaba un pequeño dije de corazón. Nunca he sido de ponerme muchos accesorios, pero este me gustó mucho y cuando Ambrose dijo que lo vio y pensó en mí, me sentí bien.
Ambrose suele venir en la tarde y quedarse un rato para acompañarme a casa, mamá siempre le agradece porque no le gusta que camine sola, aunque la tienda no quede muy lejos de casa.
—Volviendo al tema principal. –Habla. —¿Cómo está tu amiga?
Se que se refiere a Abigail porque no tengo más amigas. Si las tuviera, probablemente ya habría intentado ligarse a todas.
—Estoy seguro de que Abigail no era el tema principal de esta conversación, Mason. –Digo mientras observo como entra un cliente, lleva una sudadera amarilla y su capucha le tapa la cara así que no puedo detallarlo bien.
—Pero las chicas lindas como ellas y como tú siempre son los temas principales, Noá.
Lo ignoro mientras veo como la persona de la capucha empieza moverse por la tienda como si estuviera familiarizada pero igual decido preguntar si necesita algo.
—Buenas tardes, ¿está buscando algo en específico?
La figura se gira hacia mi voz y me sorprendo cuando observo que es una chica. Sus ojos se encuentran con los míos y recorren todo mi rostro con curiosidad antes estirar las esquinas de sus labios haciendo que su nariz se arrugue de una forma demasiado encantadora que hace que mis mejillas se sientan calientes.
Su cabello llega a la altura de su barbilla y está acompañado de un color azul que parece un poco desgastado, sus ojos cafés tienen cierto brillo travieso que hacen que le devuelva la sonrisa que me está ofreciendo.
—Creo que puedo arreglármelas sola. –dice antes de caminar hacia al fondo de la tienda y empezar a moverse entre las estanterías.
Mason la observa con curiosidad antes de dirigirse a mí.
—¿Tu has visto a esta chica antes? –Niego con la cabeza. —¿Por qué te ha sonreído así entonces?
—No lo se Mase, tal vez solo sea amable y le gusta sonreírles a desconocidos.
—No creo que sea normal sonreírles así a desconocidos, Noá.
Frunzo el ceño.
—¿Qué quieres decir con eso?
El me ignora antes de volver a observarla, su cabello azul y su chaqueta amarilla hacen que resalte mas en la tienda.
—¿Crees que pueda ligar con ella?
—Es la primera vez que la vez en tu vida, Mason.
Él me sonríe antes de empezar a caminar hacia ella.
—Nunca es tarde para conocer a alguien nuevo, Noá.
El pelinegro se acerca a ella y le habla mientras los miro.
Mason parece estar diciéndole algo, pero ella no le presta demasiado atención mientras mira los discos y el esta de espaldas a mi así que no puedo tratar de leer sus labios para ver de que hablan. La mirada de la chica barre la tienda antes de encontrarse con la mía y dedicarme una mirada que dice claramente ayúdame.
Suelto una risita al ver que los esfuerzos de mi amigo están siendo en vano, claramente esta chica no esta interesada.
Creo que debería ir a salvarla.
¡Hola!
En este capitulo conocemos a Mason y empezamos a saber sobre Destiny y la señora Finley ¿Qué piensas de estos personajes nuevos?
Si te gusta el capitulo por favor comenta en tus partes favoritas y ayúdame con un voto <3
Besos.
-Bella
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