
5. Corazón Saltarín
20 de noviembre, 2013
Toco tres veces la puerta de Ambrose de la manera que siempre lo hago para que sepan que estoy aquí, escucho varias voces detrás de la puerta antes de encontrarme a Amber, la mamá de Ambrose que insiste que la llame por su nombre. Tiene su cabello rubio en un moño desordenado y sus ojos cafés están acompañados de unas grandes ojeras y una mirada de cansancio.
—Noá, hola, ¿viniste a ver a Ambrose? –dice antes de dar dos pasos hacia atrás para que yo pueda pasar y no me da tiempo a responder cuando continúa hablando. –Ayer llegó a casa empapado, se puso a acompañar a no sé qué niña y llego tarde. Ha tenido fiebre desde ayer en la noche y no ha parado de estornudar. ¿Cuántas veces debo decirle que lleve paraguas? Casi me da un infarto cuando lo vi llegar, parecía un perrito mojado, Noá. ¿Sabes lo triste que se ve un perrito mojado?
Amber es de esas personas que se pueden tomar todo el día hablando y que nunca parecen concentrarse en algo en específico, su hijo claramente lo sacó de ella y, aunque es una cualidad que en cualquier día me parecería entretenida, ahora mismo me encuentro preocupada por Ambrose ¿llevo todo el día enojada con el cuando ha tenido una excusa más que válida para no escribirme?
—¿Está enfermo? –pregunto a pesar de que ya se la respuesta
—Si Noá, él quería ir a la escuela hoy pero no lo deje. Se sentía muy mal porque no podía desearte un feliz cumpleaños, estuvo toda la mañana pidiéndome que dejara el regalo que te compramos en tu casa, pero no he querido dejarlo solo. –habla mientras camina a las escaleras conmigo detrás –Dios, debiste ver lo indignado que estaba conmigo, me dijo que ibas a estar más enojada de lo que ya lo estabas con el ¿estás enojada con el, Noá?
Sus ojos me observan con una ceja alzada, sé que Amber me ha tomado mucho cariño estos tres meses que llevo conociendo a Ambrose, pero estoy cien por ciento segura de que, si alguna vez le hago daño a su hijo, no tendría problemas en no volverme a recibir en su casa. Ambrose es su su niño y Amber lo protege con uñas y carne.
—No...No estoy enojada. –miento –Solo he estado un poco abrumada con las cosas en casa.
Lo segundo no es una mentira, pero definitivamente debo evitar mencionarle que mi humor también tiene mucho que ver con el hecho de que siento cosas raras por su hijo y que me molesta que se pase todo el tiempo con cierta rubia que me parece insoportable y que hizo que él llegara tarde y mojado ayer.
Amber para su caminata al frente de la habitación de Ambrose y se gira para mirarme directamente a los ojos, trago.
—Noá, sabes que estamos para lo que necesites ¿cierto? A mi hijo le importas mucho y se que tú te preocupas por él de la misma forma. –dice antes de poner sus brazos alrededor de mí. –Cuídalo ¿vale? Me alegra que Ambrose haya encontrado a alguien como tú, sé que él te necesita y que tú también lo necesitas a él. Feliz cumpleaños.
Siento un nudo en mi garganta mientras le devuelvo el abrazo.
Sé que Ambrose se preocupa por mi y todo lo que me ha dicho me ha hecho reiterarlo. Últimamente, cada vez que Ambrose me pregunta si estoy bien, evito el tema y prefiero evitarlo antes que hablarle, porque solo me recuerda las cosas locas que hace mi corazón cada vez que él me presta atención. Tal vez solo debo concentrarme en tomar la mano que él tanto insiste en estirarme. En estos momentos lo que necesito es un amigo que me escuche, lo demás puede esperar.
Amber me libera de sus brazos y abre la puerta mientras me susurra que el regalo de cumpleaños que compraron esta encima de la mesita de noche de Ambrose y se retira para que yo pueda entrar.
La veo bajar las escaleras y no es hasta que escucho el sonido de sus zapatos lejos que decido entrar.
—¿Ambrose?
No logro ver su cara porque está de espaldas a la puerta y su falta de respuesta me hace pensar que esta durmiendo, decido tomar la silla del escritorio de la habitación y sentarme al frente de Ambrose.
Sus ojos se encuentran cerrados, pero puedo recordarlos de memoria, avellanas con cierto tono de verde en el centro que debajo del sol se ven dorados, son los ojos que me han quitado algunas noches de sueño; Su respiración es tranquila, su nariz se encuentra un poco enrojecida y sus labios rosados se encuentran un poco entreabiertos, a veces los abre de esa misma manera cuando se concentra demasiado en algo.
Ambrose tiene algo que hace que yo disfrute detallarlo, que disfrute aprender cada cosa que hace y aunque, muchas de estas ya me las sé, parecen gustarme cada vez más.
—¿Ambrose? –Decido tantear una vez más. —¿Estás despierto?
Lo observo, pero no parece haber ningún cambio en su conducta y por alguna razón verlo así de tranquilo me hace querer soltarle todo lo que llevo sintiendo estos días. ¿Por qué no hacerlo? Igual no parece estar escuchando.
-Creo que me gustas. –Suelto sin más. No parece haber ninguna reacción así que decido continuar –Creo que me gustas mucho. No, no se que es esto, nunca había querido quedarme hasta tarde hablando con alguien de cualquier tontería, nunca había querido verme las series favoritas de alguien solo para tener tema de conversación, nunca me había quedado toda la noche pensando en la sonrisa de otra persona, o pensando en porque parecen gustarle más los dulces de sandia que los de fresa. Nunca me había gustado tanto de una persona
» Es molesto ¿sabes? No poder concentrarme completamente en algo porque casi siempre estoy pensando en formas para hacerte reír, y cuando entro a una habitación, constantemente estoy preguntándome si tú también estás ahí y si estás, sé que me sentiré mejor. Y es que además eres lindo. Eres lindo, Dios, ¿No podías ser feo?
Se me escapa una risa mientras termino de hablar y veo como Ambrose se remueve. Me callo inmediatamente.
¿Se despertó?
Me quedo varios segundos observándolo, pero sus ojos mantienen cerrados y su respiración sigue igual. Decido continuar.
—Hay muchos niños lindos, y niñas también. –Digo para después suspirar. –Pero nadie nunca había hecho que saltara mi corazón.
Y aunque sé que tengo muchos sentimientos por Ambrose, también sé que debo tragármelos. No es el momento para esto. Ahora mismo no necesito un novio o lo que sea que pueda ser que suceda si el de verdad escucha mis palabras.
-Extraño mucho a papá. –Digo, creo que es la primera vez que estas palabras salen de mi boca, llevo tiempo pensándolas, pero no me atrevía a decirlas en voz alta. –Me hace mucha falta, él siempre estaba aquí, siempre me escuchaba y se reía conmigo, me regalaba sus camisas y me enseñaba nuevas jugadas de ajedrez.
Siento lagrimas asomarse por mis ojos, pero trato de contenerlas porque sé que, si lloro, no podre parar.
—Nunca he estado tan alejada de su lado, y yo...yo siempre he sido su niña, y el siempre ha sido la persona con la que puedo hablar, con la que me siento a salvo. Amo a mamá, de verdad la amo mucho, pero con papá era distinto. Él siempre me hacía sentir feliz.
Trato de controlar mi respiración cuando siento humedad rodar por mis ojos, no me di cuenta en qué momento empecé a llorar.
—¿Noá?
Mis ojos se llenan de lagrimas y el frunce el ceño antes de caminar hacia mí y envolverme en un abrazo.
—¿Noá, estas bien? –escucho su voz unos centímetros por encima de su cabeza.
Y por primera vez en meses me permito seguir llorando y responder con sinceridad.
—No.
Ambrose
Por primera vez en los tres meses que llevo conociendo a Noá, la escucho llorar.
Sus lágrimas mojan mi camisa, pero decido ignorarlo mientras acaricio su pelo con una mano y con la otra la rodeo. Escucho su respiración entrecortada, algo dentro de mi se retuerce cuando la escucho sollozar fuertemente y agradezco que la casa sea grande porque lo que menos quiero en este momento es que mamá se asome a preguntar qué está pasando.
Noá no es de esas personas que hablan libremente de sus emociones, pero la he conocido lo suficiente para saber que esta semana no se ha sentido bien. No he querido presionarla o estar encima de ella preguntándole que está sucediendo porque sé que eso solo haría que se esconda más. Cuando se trata de los sentimientos de Noá, hay que proceder con cuidado.
Cuando veo que su respiración se empieza a regular me separo, me duele un poco la cabeza, pero decido ignorarlo. En este momento lo importante es que Noá este bien, lo demás puede esperar.
Sus ojos se encuentran hinchados por las lagrimas y me observan con una mirada que no puedo descifrar, sus labios se entreabren como si quisiera decir algo, pero rápidamente los vuelve a cerrar. Sé que en este momento encuentra escogiendo cuidadosamente las palabras que quiere decir; mientras yo digo lo primero que pasa por mi cabeza, ella siempre piensa demasiado antes de hablar. Nos complementamos de esa forma.
Decido quedarme callado para que ella pueda hablar libremente cuando considere que esté lista y después de lo que se siente como una eternidad se sienta en el borde de mi cama, me hace señas para que me siente a su lado y empieza a hablar.
Me mira directamente a los ojos mientras me habla sobre como se siente sola y sobre como extraña a su papá, me cuenta sobre todas las cosas que hacían juntos y sobre como solían pasar sus cumpleaños antes de que se fuera. Me habla sobre las camisas, los juegos de ajedrez, las películas que veían y cuando me dice que solo yo la he hecho reír tanto como lo hace su padre, algo extraño ocurre dentro de mí.
Mi corazón salta.
Y sé que, aunque esta no ha sido nuestra mejor semana, estaremos bien.
Porque quiero estar durante mucho tiempo para Noá, y ella parece querer estar durante mucho tiempo para mí.
¡Hola!
Si te gusta el capitulo por favor comenta en tus partes favoritas y ayúdame con un voto, te lo agradecería mucho<3
Besos
-Bella
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro