Capítulo 6 "Mi premio"
Llegué a casa sana y salva. El chofer me dejó justo en frente del jardín y luego se despidió con una sonrisa amigable.
Cuando abrí la puerta, estaban mis padres bien juntitos viendo la televisión, esperando para interrogarme.
—Me resultó muy agradable el chicos de esta tarde—dijo papá interpretando el papel de policía bueno.
—Hola para ustedes también-torcí la mirada.
—¡Espero que sea decente y de buena familia! ¿Por qué no lo dijiste? ¿Por qué ocultaste que tenías novio—Habló el policía malo, mamá.
—Lucas no es mi novio es solamente un...amigo confianzudo.
—Eso es exactamente lo que decía tu madre cuando estaba saliendo conmigo. Creo que ahí hay algo más— insinuó papá.
—Olvidé que últimamente ustedes no escuchan nada de lo que digo. Ahora voy a mi cuarto, estoy agotada.
Subí a mi habitación de inmediato. Moría de curiosidad por saber que estaba escrito en el contrato de "Grey".
Eran diez hojas de papel, impresas por ambas caras.
La portada decía con letras rojas muy grandes "AHORA QUE ERES MÍA" y debajo con letras negras más pequeña:
Lucas Johan MillerGheat.
Hasta aquel momento no tenía ni idea de que Lucas tuviese un segundo nombre, y tampoco de que Miller solo fuera la mitad de su apellido. Probablemente odia su nombre y por eso prefiere que le llamen de una manera más común.
Las primeras páginas hablaban de él en primera persona:
"(...) Soy un chico de personalidad y físico atrayente, fácil de notar(...) No espero nada de nadie(...) Soy un solitario rey que goza de libertad y de hacer lo que desea..."
Lo siento por él, pero subconscientemente lo que quiso decir fue:
"Soy muy popular por mi físico y tengo una personalidad tan odiosa que es difícil que no la notes. Siento que las personas me quieren por lo que tengo, no por lo que soy, por eso no confió en nadie. Mi familia nunca está por lo que paso los días solo en una mansión inmensa y rodeado de sirvientes que solo siguen mis órdenes y no me pueden llevar la contraria, por eso hago lo que quiero, porque estoy más solo que la una".
Cuando se terminó su descripción, en las páginas siguientes, se podía leer la breve historia de como surgieron las chicas mascotas.
Cuando él tenía siete años una niña (no decía nombre) de su misma edad le confesó su amor. Lucas la rechazó pero ella estaba tan obsesionadamente enamorada que se ofreció a ser algo así como su sirvienta, solo para estar cerca de él. Lucas aceptó, pero en poco tiempo se hartó de ella ¡por intensa! Luego llegaron a su vida más pretendientes y para no rechazarlas y de paso divertirse un poco las convertía en sus mascotas.
Las siguientes páginas explicaban los beneficios de ser una Pet Girl. Por mencionar algunos te diré:
Mientras eres una PG nunca te molestan en la escuela. Lucas te ayudará con algún problema que tengas, siempre y cuando le interese. Mandarás sobre sus empleados como si fueran tuyos.
Estaba escrito además lo que obligatoriamente debías hacer o no:
No puedes ir a su casa si él no se encuentra. No puedes decirle a nadie que eres su PG (él si). Tienes que estar soltera. Cumplirás sus deseos como si fueran órdenes y sus órdenes como si tu vida dependiera de ello.
Al final había una lista con casi doscientos elementos con los que yo podía, o no, estar de acuerdo.
"Esto es ridículo y deprimente" me dije "¿A cuántas chicas habrá tenido a su merced debido a este contrato?"
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"¿Qué?"-leí algo que no me gustó-"No pienso ir a primera hora de la mañana a su casa para hacerle el desayuno. Se elimina".
Pasé parte de la noche tachando casi todo lo de la lista con marcador rojo. Cuando terminé de colorear los papeles lo guardé en mi mochila.
Al día siguiente entré al salón de clases y lo primero que hice fue dirigirme hacia Lucas para dejarle el documento sobre su mesa. Él me miró, dibujó una sonrisa en su rostro y me guiñó un ojo. Sin reaccionar a su gesto di media vuelta, me dirigí a mi mesa y me senté para poder prestarle a atención a... ¡Clim!
Una notificación llegó a mi móvil en el momento en que puse una de mis nalgas en la silla. Era un mensaje de él:
Imbécil: Veo que tachaste muchas cosas divertidas. Hoy la escuela acabará más temprano, así que nosotros iremos a la biblioteca para debatir el contrato definitivo.15:00. !No llegues tarde!
Yo: Ok nos veremos allá, pero no intentes nada raro.
Imbécil: No te prometo nada.
En la tarde llegué a la biblioteca a la hora indicada. Él obviamente no estaba ¿Qué esperaba? es Lucas.
Busqué y leí algunos fragmentos de Fifty Shades of Grey porque en ese momento me sentía muy identificada con la protagonista, Anastasia. Me senté en una silla con las piernas cruzadas, recostada al espaldar, con el libro en mis manos. No buscaba nada en específico, pero quizás el libro me ayudaría a comprender un poco más la mente de Lucas.
—Este libro no tiene la culpa—me dije en voz alta—La culpa es de él que es un imbécil.
—Espero que te estés refiriendo a uno de lo personajes—Lucas llegó a la cita media hora después de lo acordado. Se acercó, me quitó el libro, lo cerró y lo puso sobre una mesa.—Necesitamos hacer esto rápido "Anastasha".
Bonita combinación entre mi nombre y el de Anastasia.
—¿Por qué tanto apuro señor Grey?— pregunté en tono de broma.
—Hoy, además de diseñar el contrato oficial, es tu primer día como PG y necesitas entrenamiento.
—¿Perdón? ¿Entrenamiento? ¿Escuché bien?
—Todas las mascotas deben ser entrenadas, pequeña—se sentó a mi lado—para evitar que orinen en las alfombras, muerdan los zapatos y arañen los muebles.
—Pero yo no soy ni un perro, ni un gato. No necesito ser entrenada, no voy a orinar tus muebles.
—¿Podemos empezar ya?
Estuvimos dos horas debatiendo y discutiendo (sobre todo discutiendo) como quedaría todo. Había muchos elementos tachados por mí, ciento quince para ser exacta. Con su típica actitud y contra mi voluntad añadió al contrato algunos que estaban eliminados:
"Una PG es una mascota y tendrá que comportarse como tal, por encima de su felicidad, bienestar y dignidad está su amo.
La PG adoptará cualquier papel que decida su amo: bailarina, deportista, periodista o incluso modelo de alto standing para acompañarlo a eventos importantes.
Si la chica alcanza una gran estima por parte de su dueño pasará a la categoría de PG erótica, dándole la posibilidad de tener intimidad con el amo".
Hablamos además, sobre el incumplimiento del contrato:
"Si la PG hace algo que no debe, deja de hacer algo que debe, contradice, desobedece, cuestiona, difama etc. su dueño puede nalguearla, amarrarla como si de un perro real se tratase, hacerle lo que se le ocurra en ese momento o ir a vivir a su casa durante un mes".
Ni en un millón de años iba a quererlo metido en mi casa y tampoco iba a dejar que me amarrase. Me quedé con las opciones restantes o sea, nalgadas y someterme a lo que a su mente perturbada se le ocurra.
Cuando concluimos ambos firmamos. Él me miró seriamente, se levantó de la silla, fue hacia mí y de la nada, sin que lo esperase me besó.
—¿Por qué lo hiciste...otra vez?—pregunté algo sorprendida.
—Olvidé comentarte que beso a una chica cuando la elijo para que sea mi mascota y también después de firmar el contrato. Con este beso quedó sellado. Eres una PG oficial.
—Así que por eso me besaste en el pasillo de la escuela, justo después de que me dijiste que solo había una manera de que no me tocasen. Todo encaja ahora.
—Vamos Natasha—dijo tomándome de la mano.
"¿Qué estoy haciendo con mi vida?" me pregunté por lo bajo.
Salimos de la escuela y nos montamos en su coche rojo. Esta vez no me llevó a su "modesta" morada sino, a un parque. Se desmontó del coche y para mi sorpresa actuó como un caballero, abriendo la puerta para que pudiese salir. Definitivamente tiene algún trastorno de personalidad.
Caminamos un poco por los alrededores. Sacó una pelota de su bolsillo y la lanzó por encima de su cabeza.
—Vamos Natasha. Búscala, búscala, búscala.
—¡Qué coño! Búscala tú que fuiste el que la lanzó.
—¡Natasha!
Crucé mis brazos sobre mi pecho—No voy a hacerlo.
—Recuerda que eres una PG ahora. No sólo eres una mascota, eres mi mascota. Así que búscala o te castigaré.
Caminé hacia la pelota de mala gana y cuando la tuve en mis manos se la lancé. Lucas la atrapó en el aire con una mano y me gritó que volviera. En el momento en que me posicioné frente a él la lanzó nuevamente, esta vez más lejos.
—Ve corriendo, búscala y traémela. Pero con alegría mujer, que aquí no se ha muerto nadie.
—Sigue así y tal vez el muerto seas tú—Dije un poco antes de ir a buscarla.
Cuando retorné con su estúpido juguete se lo entregué, pero de una manera nada gentil. La tomó con una mano, puso la otra en mi cabeza y comenzó a sacudirla como se le hace a los perros cuando hacen algo bien.
—¡Esa es mi Natasha! buena chica. Ahora te daré tu premio.
Ese chico tonto despeinó mis sensuales rizos y yo obviamente lo quería matar. Sacó de su bolsillo una cajita muy bonita con un lazo rojo. Cuando la abrió pude ver que era un cadena de eslabones pequeños, de oro y con un dije en forma de letra L.
—En el contrato no decía nada de que tendría que andar con la inicial de tu nombre colgando del cuello.
—No precisamente, pero si decía que después de hacerlo oficial debías recibir un regalo de mi parte. Lavántante el pelo para poder colocártelo.
—¿Dónde decía eso?
—No preguntes, todo no se puede saber. El pelo por favor.
—¡Me estresas!
Levanté mi cabello. Él se posicionó detrás de mí y puso "el premio" en mi cuello. Luego de colocar el accesorio me agarró por la cintura, tiró hacía él y antes de que pudiera darle un codazo, forcejear, morderlo, insultarlo, o algo, me abrazó por detrás. Sentí su respiración en mi nuca. Eso hizo que se me pusiera la piel de gallina.
—¡Déjame, en paz!—le grité mientras forcejeaba—no seas tan pegajoso.
—No quiero soltarte.
Sabía que luchar contra lo que él deseaba hacer era una pérdida tonta de tiempo. Suspiré fuerte.
—Está bien. No pienso discutir contigo.
Dejó descansar su mentón entre mi cuello y mi hombro provocándome un fuerte escalofrío.
—Eres como las matemáticas.
—Eso es normal. Me tienes hecha un ocho.
—Nat, eres algo complicado que domino a la perfección.
—¿Cómo me debería tomar eso?
—Hasta aquí tu entrenamiento—susurró y lentamente se apartó de mí— Apresuráte y ve a tu casa. Ya te he humillado lo suficiente. Mereces unos momentos a solas. Restaura tu dignidad para que pueda volver a divertirme con ella.
Dicho esto me dio la espalda. Caminó hacia su coche, entró en él y empezó a conducir. Cuando lo perdí de vista decidí ser un poquito rebelde y desobedecerlo. Claro que en algún momento de mi vida tendría que ir a casa, pero antes quería ir a a por un hot dog y una soda de limón. Realmente lo necesitaba, y mucho.
Fui a Sophia's, mi cafetería favorita. Quedaba muy cerca de aquel parque.
Cuando llegué al establecimiento me acerqué a la barra, donde estaba una de las camareras.
—Buenas tardes. Bievenida a Sophia's .¿Desea nuestro especial Sophia Extremo por solo cuatro dólares con noventa y cinco centavos?
—No gracias, no deseo el especial, solo quiero un hot dog y una soda de limón, por favor.
—Enseguida señorita.
Mientras esperaba mi orden, escuché voces femeninas familiares. Eran Angeline y Becky. Estaban sentadas casi al fondo del local. Le dije a la camarera que llevara mi pedido a la mesa de ellas y encaminé mis pasos hacia allá para saludarlas.
—¡Hola chicas! No supe más ni de ustedes ni de los demás después de la fiesta.
—¡Hola Natasha que sorpresa tan fantástica!—exclamó Angeline.
—Siéntate aquí con nosotras, querida.— me invitó Becky—Hacía mucho tiempo que no venías por este lugar. A menudo nosotras y el resto de los chicos pasamos por aquí, nos sentamos un rato a charlar sobre la vida y a acordarnos de ti.
—Es lindo saber que aún me quieren —Dije—Pero... tengo una duda chicas y necesito que me la aclaren.
—Por supuesto—dijeron al unísono. El vínculo entre ellas siempre ha sido así de fuerte.
—Si mal no recuerdo las vi dándolo todo en la oscuridad en la fiesta de Jenna. No me digan que estaban tan borrachas que... Ja ja ja. Aún no me lo creo.
—¡Mierda! No me digas que viste eso—contestó Angeline con cara de preocupación.
—¡Qué vergüenza contigo—Becky apoyó sus codos sobre la mesa y cubrió su rostro con las manos.
—Tranquilas chicas, eso lo hace cualquiera y más en una fiesta tan genial como la de nuestra amiga. No se preocupen que yo no digo nada.
—Tú no entiendes. Esto va más allá de un lingoteo de fiesta—me explicó Angeline.
—Es complicado porque nosotras tenemos algo mucho más fuerte—dijo Becky.
Abrí los ojos como platos debido a que me sorprendí un poco por la noticia, pero la verdad es que me pareció súper tierna la situación.
—¿Son lesbis? ¡Qué lindo! ¿Desde cuándo? ¿Quién lo sabe? ¡Qué fuerte tías, cuenten todo!
Angie se apresuró a cubrirme la boca.
—¡Shhhhh!—Susurró luego—Habla bajo muchacha del demonio. Nadie lo sabe aún, solo nosotras.
—¡Está bien!—Aparté su mano—Amores, saben que las quiero muchísimo y que las apoyo en todo. Por mí no se estresen ¡Vamos, abracito de grupo!
Ellas sonrieron.
Estando abrazadas llegó la camarera con mi pedido. Yo tomé mi perro caliente y mi bebida. Me despedí para dejarlas a solas con su amor.
Salí de la cafetería y terminé de comer en la calle. Justo al lado del lugar tomé un bus. Llegué a casa exactamente a las seis de la tarde.
—Hola amor ¿En que te entretuviste por ahí?—Me preguntó mamá—¿Paso algo interesante hoy?
—No mamá. Hoy estuvo el día muy normal.—¡Natasha golpéate por mentirosa!—Tardé un poco más en llegar porque pasé por Sophia's para comprarme algo de comer y algo de beber.
—Está bien hija. Ve a tu habitación a cambiarte de ropa y luego baja a cenar. Cociné lasaña.
—¡Genial! ¡Te amo mamá, eres la mejor! Estaré aquí en poco tiempo.
Subí las escaleras a paso ligero y me encerré en mi cuarto para poder gritar sin miedo:
—¡Aaaaaahhh qué fuerte, que noticia tan inesperada, Becky y Angie son novias! ¡Por eso decía Jenna que estaban raras últimamente!
Pasé al baño luego de esa sesión de gritos. Me duché con agua caliente. Fue muy relajante y estimulante, mi cuerpo lo requería. Salí del baño envuelta con toallas, una grande, cubriéndome el cuerpo y una más pequeña envolviendo mi cabello. Como cualquier chica normal me detuve frente al espejo para apreciarme. Miré a mi cuello. Estaba ahí, ese precioso, brillante y dorado colgante que me había dado Lucas en la tarde. Con el asunto de mis amigas lo había olvidado por completo.
No sabría decir el porqué sujeté el dije de la L con la yema de mis dedos y empecé a acariciarlo mientras una cálida sonrisa adornaba mi semblante.
De repente algo me hizo retornar a la Tierra: dos ¡Clim! que provenían de mi teléfono.
Tenía dos mensajes: uno de Angie y otro de Lucas.
Angie: Gracias por entendernos. De verdad eso no lo sabe nadie. Por favor, sé discreta.
Yo: Claro que seré discreta. Pero creo que si se quieren de verdad tienen que decírselo a sus padres o si no, nunca serán felices.
Luego de responderle a Angeline vi el mensaje de Lucas.
Imbécil: Te ordeno que esta noche sueñes conmigo.
"Este hombre se pone peor con cada minuto que pasa" me dije.
Tecleé una bonita respuesta: Jódete.
Después de esa frase tan completa me vestí y bajé a cenar. Charlé mucho con mi familia y sí, discutí con J.J por el último trozo de lasaña. Cuando regresé a mi habitación recibí un mensaje de Lucas por Whatsapp:
Imbécil: Mi dulce y tierna Anastasha, ¡no sabes lo que te espera!
—Este chico es tonto.—Me dije.
Quedé dormida después de haberme pasado mucho tiempo en la cama pensando en el tema de mis amigas. Después de leer el final de mi novela y de haber dejado a Lucas olímpicamente en visto.
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