Capítulo 28 "Salvavidas Tatuado"
¡Auxilio!¡ Por favor! ¡Qué alquien me ayude!
—¿Quién ha dicho eso?—Busqué con la mirada a la persona que pedía socorro.
Había una chica dentro del agua movimiento los brazos desesperadamente, luchando por salvar su vida. No lo dudé. De un salto entré a la piscina y nadé lo más rápido que pude en su dirección. Entre más me acercaba menos escuchaba su voz. Cuando llegué al lugar donde estaba la chica sus gritos de socorro ya no oían. Su cuerpo había quedado por completo debajo del agua. Tomé una última bocanada de aire antes de zambullirme.
Ella estaba descendiendo, y descendiendo hacia el oscuro fondo. Era como si la profundidad de la piscina fuera eterna. Estiré mi brazo derecho y conseguí sujetar una de sus manos. Pude sentir que tenía la piel extremadamente fría.
Gracias a que la estaba sosteniendo quedó estática: no descendía, pero tampoco flotaba.
Sus cabellos se movían libremente alrededor de su cara y algunos estaban cubriendo sus ojos. Sus delicados labios carecían de color alguno. Su ropa era un vestido blanco algo deteriorado que oscilaba de forma junto al movimiento del agua. Moví un poco a la chica para ver si reaccionaba. Los cabellos que cubrían gran parte de su rostro se apartaron de este. Tuve la oportunidad de verle los ojos. Estaban completamente abiertos, una pequeña neblina cubría sus pupilas y no tenían ninguna expresión. Indiscutiblemente, estaba muerta. Había llegado tarde.
Eso no lo era todo. Por alguna razón, no lo noté antes. Ya había visto ese cabello castaño rizado, ese rostro de facciones delicadas, y sus ojos carentes de emociones eran de color verde.
Esa chica era yo.
La imágen me aterró tanto que grité. Me sorprendí cuando comprobé que podía respirar a la perfección debajo del agua.
—Esto es muy extraño. ¿Por qué puedo respirar aquí abajo?—La situación era muy desconcertante—¿Por qué?
"Porque los muertos no necesitan oxígeno" respondió mi cadáver.
Atrapó mi pierna derecha con una mano y me llevó hasta la oscura profundidad.
"¡Aah!" desperté con un chillido. Me quedé sentada sobre el colchón. Mi respiración se había agitado. Estaba cubierta de sudor de pies a cabeza. Mi corazón iba a mil por hora y los latidos se hacían notar en todo mi cuerpo. Miré a mi alrededor con desespero.
Logré calmarme porque pude comprobar que estaba en la habitación. Todo estaba bien y normal: el aire acondicionado a veinticinco grados Celsius, el televisor se encontraba en su lugar al igual que la cama, el armario y todo lo demás. Lucas, dormía plácidamente a mi lado, con el cuerpo sobre su espalda. Su antebrazo derecho cubría su rostro. Suspiré aliviada y me dejé caer otra vez en la cama.
—¡Qué pesadilla tan horrible!—Pensé—Definitivamente estar a punto de morir me ha causado cierto trauma con las piscinas—. Esto último lo pronuncié en voz baja.
—¿Qué te sucede?—Preguntó él sin apartar el brazo de su cara—¿Tuviste otra pesadilla?
—Sí—acaricié mi frente con la palma de mi mano.
—Llevas tres días despertando sobresaltada—se movió para quedar bocabajo. Ni siquiera abrió los ojos. Pude apreciar su espalda desnuda. Aún tenía algunas de la marcas del látigo—Pasas las noches enteras dormida, pero pidiendo ayuda entre susurros. Casi no he podido dormir debido a eso.
—Lo siento—noté como mi cara se calentaba por la vergüenza.
—¿Qué sientes?
—Por mi culpa no has dormido nada.
—Tranquila.—Sonrió de forma tierna y abrió los ojos lentamente—No es tu culpa. Tu cerebro se quedó con esas imágenes horribles grabadas. Es normal que tengas pesadillas.
—Tal vez deje de soñar con eso cuando pueda dormir en mi cama, abrazando a mi peluche de Winnie Pooh.
—Esa sería una buena terapia.
—Lo sé.
—Tienes suerte. Hoy en la tarde volvemos a nuestras casas.
—Cierto—salté de la cama y me adentré en el clóset para retirar toda mi ropa.
—¿Se puedes saber que haces?
—¿No lo ves? Estoy organizando todo. Recuerda que voy a regresar a casa con más cosas de las que traje. Nada se puede quedar.
—Hazlo después.—Dio pequeños golpes sobre el colchón con la palma de su mano—Ven aquí.
—Assg.—Hice una mueca—No quiero volver a dormir.
—No te estoy preguntando. Te estoy diciendo que vengas.
A pesar de ser su novia nunca olvido que le debo obediencia. Era algo desagradable, pero le había hallado cierto encanto a su actitud tóxica y dominante. Volví a acostarme a su lado. Me cubrí por completo con las cobijas y las sábanas porque tenía algo de frío.
—¿Ves? No era tan difícil—acarició mi rostro.
—Aún se me hace difícil actuar de forma sumisa. Soy muy orgullosa.
—Por eso es que no me canso de ti. No eres tan intensa como esas chicas que tuve anteriormente. Eran hermosas; pero no tenían personalidades interesantes como tú—acarició mi cuello, pasó a mi hombro y luego a mi brazo.
—Me alegro de que pienses así.—Sonreí. Me acerqué a él—Tú también tienes tu encanto y tu personalidad bipolar es adorable a veces. Además de que a macho alfa no te gana nadie.
—Es lo más hermoso que me han dicho nunca—fingió que lloraba.
—Es en serio. Cuando muera quiero volver a nacer siendo un chico como tú.
—Deja de pensar en la muerte.
—Perdón. Estoy algo tensa.
—Creo que yo puedo ayudarte con eso—expresó con un susurro mientras me apuñalaba el alma con una mirada ardiente.
Logró llevarme de cero a cien en menos de un segundo. Consiguió que los latidos de mi corazón se acelerarán y que mordiera el interior de mi labio inferior suavemente.
Se acomodó en la cama. Quedó de costado. Llevó su mano hasta mí. Con lo primero que hizo contacto fue con uno mis senos. Lo cubrió con sus largos dedos. Comenzó a masajearlo por encima de la blusa de mi pijama con movimientos lentos. Llevó su mirada a mis ojos. Aprecié que tenía el brillo de deseo en el centro de sus pupilas que hacía que se estremeciera cada célula de mi cuerpo. Lucas poco a poco introdujo su mano por dentro de mi blusa. Acarició mi espalda y luego la condujo hasta el cierre de mi sostén.
Mostró una destreza increíble. Abrió ese cierre con un movimiento de las yemas de sus dedos. Llevó su mano a mis senos para nuevamente acariciarlos y apretarlos. Se sentía mejor. El contacto directo de la piel de su mano con la de mis pechos era alucinante. Mis pezones se empezaron a endurecer y a erguir. Lucas notó esto y los tomó entre sus dedos para retorcerlos. El placer me llevaba a apretar mis muslos uno contra el otro. En ese punto estaba muy excitada y sentía con lentamente se iba lubricando mi entrepierna.
Su mano descendió lentamente hasta mi cintura. Me tomó de esta y me jaló hacia él con fuerza. Casi muero al notar lo duro que se sentía su miembro contra mi cuerpo.
Metió su mano por debajo de la goma de mi short con la intención de quitarmelo. Lo ayudé un poco con eso. Moví mis piernas para que la pieza de ropa saliera por completo. Lucas sujetó mi pierna por detrás de mi rodilla para pasarla por encima de las suyas. Luego le prestó atención a mis nalgas, las cuales apretó y sacudió con fuerza.
Llevó su mano pervertida hasta mi zona del frente. Me había quedado en bragas así que no había nada que impidiera que con sus dedos frotara mi feminidad por encima de la tela.
—¡Ah!—Solté un pequeño gemido—Me encanta que hagas eso.
Echó a un lado mi prenda interior. Acarició igualmente mi monte de Venus. Bajó un poco y sus dedos se introdujeron entre los pliegues de mis labios vaginales.
Eran tan delicioso sentirlo allá abajo que apreté los ojos y lubriqué mis labios pasando mi lengua de sobre ellos. Cuando su dedo índice hizo contacto con mi clítoris me estremecí notoriamente.
—Ahhh...sí...esto es genial.
Masajeó mi botón con movimientos suaves. Llevó sus dedos hasta la entrada de mi vagina. Jugueteó un poco por fuera, pero luego los introdujo de golpe y hasta el fondo, haciendo que saliera de mis labios un grito de puro placer.
—¡Nena! Tienes un manantial aquí abajo—Movió un poco más sus dedos —Me encanta que te mojes así por mi causa.
Comenzó a moverlos de atrás hacia delante, con especial énfasis en mi punto G. Mi cuerpo tembló de nuevo, pero esa vez con más poder. Las contracciones y los espasmos involuntarios hacían que me estremeciera por completo.
—Sigue—Estaba casi sin aliento—Sigue, por fav...—Me silenció con un beso apasionado.
Incluyó su lengua. Sus dedos se sentía vibrar dentro de mí. Era una mezcla gigantezca y agradable de sensaciones.
Lentamente llevé mi mano hacia su entrepierna. Se sentía suave al tacto.
La metí por dentro del pantalón de su pijama. Cuando rodee su pene noté que se sentía tibio y algo húmedo en la punta. Comencé a masturbarlo con movimientos suaves. Esto hizo que la respiración de Lucas se volviera acelerada y su piel comenzara a brillar por el sudor.
—¡Oh!—explotó en un gemido—Lo haces muy bien.
Poco a poco su miembro se fue poniendo más y más duro. Aceleré el movimiento de mi mano y él hizo lo mismo entre mis genitales. Sentía que cada vez estaba más cerca del orgasmo y que en cualquier momento iba a estallar.
Seguía moviendo mi muñeca, cada vez más y más rápido para hacerle gozar de una sensación espectacular hasta que...
—¡Aaaah!—Abrí la boca y ahogué un grito.
—¡Ooooh, sí, sí!—Apretó los ojos.
Nos vinimos al mismo tiempo. Mi cuerpo estaba como poseído y el de él también: moviéndose y temblando involuntariamente debido al orgasmo. Quedamos exhaustos sobre la cama. El movimiento arriba y abajo de nuestros pechos era más que notorio; pero no le prestamos atención a eso. Estamos muy ocupados comiéndonos las bocas con un beso salvaje. Definitivamente él sabía como relajarme.
Aprendí hace mucho tiempo que todo en la vida tiene un principio y un final. Todos nacemos y luego morimos. Algo que se construye algún día se destruirá. Un relación se rompe y, los días en el Holmes' habían llegado a su fin.
Como nunca he sido muy fanática de guardar los chismes para mí corrí, corrí y corrí (no literalmente porque fui en bus) a la casa de mi mejor amiga Jenna.
—Bien, ahora es cuando tú me cuentas todo lo que hiciste—Dijo ella cruzando la puerta de su habitación con las manos llenas de aperitivos y refrescos.
—Jenna, no sé por donde empezar—yo estaba sentada en la cama.
—Pues por el principio Natasha, por el principio.
—Pues...—Hice una pausa con mi mano en la barbilla para recordar mejor— Todo empezó cuando acompañé a Lucas al aeropuerto para ir a buscar a su hermana Dakota.
—Sí, sí continúa—Ella se había sentado en el lado opuesto de su cama y estaba comiendo chocolates. Extendió su mano y me alcanzó uno.
—Dakota es una chica muy genial, divertida, amable y modesta—Tomé el bombón y comencé a quitarle el papel dorado que lo cubría
—¿Modesta?
—Claro.
—¿Estás segura de que son hermanos?
—Sí,—mordí el chocolate—y cállate ya que no me dejas desarrollar la historia.
—Uy perdón, perdón—bebió un sorbo de soda.
Le conté a Jenna los hechos más relevantes sobre la noche en la disco dónde conocí a Frank y del elevador. También de las compras con Diki, del sadomasoquismo y la piscina...
—¡¿Cómo que casi te ahogas?!—Jenna abrió los ojos como platos.
—Pero no me pasó nada gracias a Frank. Es el amigo de Lucas que vimos en la disco.
—Quisiera conocer al tal Frank. ¿Es lindo?
—Es muy guapo. No puedo negar que llegué a calentarme con él.
—Eres una dominada por tus hormonas ¿Cómo se te ocurre excitarte con un amigo de tu chico?—Me miró con los ojos entrecerrados—No vales nada.
—Para ti es fácil decirlo, pero espera a que lo veas—Sostuve mi celular para buscar en él alguna foto, de las que nos tomamos en el hotel, donde estuviera Frank—¡Eureka! Aquí está.
—A mí no vas a conven...—Puse el teléfono delante de su rostro—¡Coño!¡Está más bueno que el pan!
Reí estruendosamente. Jenna me arrebató el teléfono de la mano para verlo mejor.
—Sólo espero que no te lo hayas follado.
—Obvio que no tonta, no tuve tiempo.
—¡Natasha!
—Ya en serio. Frank no me gusta de esa manera. A pesar de que es muy lindo. A mí me gusta Lucas.
—Sí, la verdad es que tu chico no tiene nada que envidiarle a este salvavidas con tatoos.
—Además, él fue novio de Lisa y aún la quiere.
—¿Cuál Lisa?¿La zorra con pedigrí ?
—Sí, Jen.
—¡Santa Tomasa! ¡Qué suerte tienen algunas!
—Pero, dejemos de hablar de mí. Cuenta como van los detalles de tu boda.
—Todo va sobre ruedas. Ya no tengo los nervios a flor de piel. Por cierto, el vestido que elegiste para mí, es una preciosidad. Gracias amiga I love you.
—De nada Jen, sabes que para mí es y siempre será un placer ayudarte.
En ese momento escuché el sonido de una notificación proveniente de mi teléfono. Jenna aún lo tenía en la mano así que tuvo el honor de leer el texto en voz alta.
—¿Un número desconocido? Uy, que misterioso.
—¡Jen, dame mi celular!
—Obvio que te lo daré, cuando termine de leer.
—¡Qué me lo des!
Comenzamos a correr por toda la habitación. Ella delante de mí con mi teléfono en las manos.
—Chica de chocolate soy yo, Frank.—Seguía leyendo ella mientras huía de mí— El próximo sábado en la tarde hay un partido de fútbol amistoso. Lucas, Michael, Dylan, otros chicos y yo contra el equipo del instituto Zeitra. ¿Quieres venir?—Dejó de leer—Qué raro ¿Por qué te avisa él y no Lucas?
—No lo sé.— Conseguí quitarle el teléfono después de empujarla a la cama y de sentarme sobre ella.
—¿Y por qué te dice chica de chocolate?
—¿Tal vez porque es cariñoso?
—Eso o te quiere poner contra la pared y no precisamente para sacarte información.
—¿Podrías dejar de ser tan pesada?
—Eso podría decírtelo yo a ti, pues estás encima de mí.
—Está bien—Salí de arriba de ella y me acosté a su lado—¿Pero, que le respondo?—Miré mi celular algo dudosa.
—Pues ¿no es obvio? dile que irás. Lucas va. Tienes que apoyar el equipo donde jugará tu novio.
—Tienes razón.
—Siempre tengo razón.
Tecleé en mi celular una respuesta:
Yo: Ningún problema, Frank. Pasenme a buscar por casa.
—Y...enviar—dije.
—Por cierto ¿Cómo le vas a poner en los contactos?
—¿A quién?
—Al papa. Natasha, ¿a quién va ser? al tal Frank. A veces pareces idiota.
—Pues le pondré Frank.Obviamente.
—Eres una aburrida. A Lucas le tienes puesto Imbécil y a Christian Camarero Sexy.
—¿Y?
—Escríbele a este algo lindo y original en los contactos.
—¿Qué propones?
Jenna estiró su brazo.
—Dame tu teléfono y yo se lo pongo.
—¡Ni loca!
—Natasha confía en mi. Te va a gustar.
Con un poco de miedo le di mi celular a mi amiga. La vi teclear algo en los contactos. Hubiera seguido nerviosa pero me puse a pensar "No importa lo que ponga en los contactos. Si no me gusta después lo puedo cambiar".
Entonces se escuchó el sonido de otra notificación. Jenna sonrió ampliamente al ver la pantalla y acto seguido me entregó mi teléfono. Tenía un mensaje de...
—¡Jenna te voy a matar!
—No. No lo harás, porque me amas demasiado.
Mi salvavidas tatuado sensual: El juego empieza a las cuatro de la tarde así que pasaremos por ti una hora antes. Hasta entonces, Natasha.
—Si Lucas ve este nombre me mata.
—Veamos ¿No te salvó de ahogarte?
—Sí, Jenna.
—Entonces es tu salvavidas tatuados. Y además es sensual y guapo. No escribí ninguna mentira.
—Bueno, ni para ti, ni para mí, Jen. Dejémoslo en Salvavidas tatuado. ¿Hecho?
Jen comenzó a reír—Hecho.
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