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Capítulo 22 "Dakota"

Jen, estaba histérica con el asunto de su boda. A pesar de que iba a ser algo sencillo entre familiares y amigos no daba a basto. La compadecía. Paul, ella y sus familias tenían que hacer muchas cosas para que todo estuviese perfecto para la fecha.

-Sí dramática, sé que estas estresada- le dije a Jenna a través del móvil-...Yo estoy con Lucas en su coche...Anjá...Hagamos una cosa, yo voy y lo hago por ti...Haber, tenemos gustos similares y más o menos la misma talla....Chao princesita frustrada...¡Ah! casi lo olvido, envíame la ubicación...Sí, yo también te quiero.

Tiré besitos al teléfono y colgué.

-Ya era hora-habló Lucas sin retirar su atención de la carretera-has estado hablando con Jenna dos horas.

-No seas exagerado, sólo fueron cincuenta y cinco minutos. Es que, la pobre necesitaba ir a probarse el vestido de novia pero le coincide con el mismo día que debe hacer la cata de los aperitivos de la recepción.

-Y...

-Le dije que me probaría los vestidos por ella y escogería uno muy lindo para la ocasión.

-Tan solidaria mi PGcita.

-No te pongas irónico o ¿acaso tú no harías lo mismo por uno de tus amigos?

-Yo nunca voy a tener ese problema.- Sonrió entonces-Antes de que uno de mis amigos decida casarse vas a ver unicornios verdes.

Llegamos al aeropuerto casi a las seis de la tarde. Logramos sentarnos cerca de la que iba a ser la puerta por donde apareciera la hermana de Lucas cuando su avión llegase.

-¡Diablos! Odio los lugares llenos de personas-expresó él agobiado y malhumorado mientras miraba a sus alrededores.

-Anjá.-Abrí una revista de moda que había comprado y comencé a hojearla-Menos mal que tú sólo vas a las discotecas a vender limonada ¿no?

-Al menos en las discos hay drogas y bebidas que te ayudan a no darte cuenta de quienes te rodean-Me quitó la revista y vio la página en la que estaba-¿Que estás viendo? ¡Espero que no sean estos pantalones cortos de casi seiscientos dólares.

-No. Estaba observando las últimas tendencias. Ya sabes, para siempre estar al día.

-Si quieres, te compro tres, y este vestido rojo cardenal con detalles dorados. Por cierto,-Fijó la vista en mí -te queda muy bien ese conjunto.

Mi ropa terminó sucia y mojada debido a su...a nuestra...a la idea de hacerlo en el baño, así que me prestó otra.

-La verdad es que estos jeans azules, con estas botas marronas y el suéter blanco de algodón son una combinación que alegra la vista-lo juzqué con la mirada luego-¿Se puede saber por qué tienes tanta ropa de mujer en tu clóset?

-Es que, cada novia que he tenido se deja una prenda en mi casa, como recuerdo.-Contestó con total naturalidad.

-¡Qué! ¿Me diste ropa usada de tus ex-novias?-Lo golpee ligeramente en la cabeza-Además tienes mucha ropa.¿Cuántas parejas has tenido?

-Emm,-buscó en su bolsillo para sacar su celular-déjame verlo en la calculadora.-Quedé estática y mirándolo con una expresión de enojo impresionante. Él lo notó.-¡Qué susceptible eres! Contigo no se puede bromear-Su cara se adornó con una sonrisa perfecta-. Ocurre que me gusta que las Pet Girls se vistan bien. Sólo elijo las prendas más lindas, las guardo y se quedan ahí, esperando a ser usadas.

-SÍ. Hay que admitir que tienes buen gusto; pero te advierto que la próxima vez que me hagas una broma como esa de tus supuestas ex, voy a golpearte-Le dije en broma.

-¡Auuuuch!-Hizo una mueca finjida de dolor y luego soltó una risa leve.-A partir de hoy velaré por mi integridad física y más cuando te tenga cerca.

"Atención a todos los pasajeros" se oyó en los altavoces "El vuelo 2-75 de AirSpain de las seis y media de la tarde procedente de Madrid está arribando a nuestro aeropuerto".

-Vamos Natasha-me dijo él antes de levantarse- tenemos que acercarnos a la puerta.

Cerca de la salida había una aglomeración de personas que esperaban a sus familiares y amigos. Algunos sostenían letreros con nombres. La primera que apareció, cuando se abrió la puerta, fue una chica rubia de ojos azules con un vestido corto de lana rosa y una botas altas.

-¿Es esa tu hermana?

-No.

Salieron muchas personas: adultos, ancianos, niños y chicos jóvenes. Vi a otra chica. Está vez pelirroja con ojos negros, unos jeans y una chaqueta de cuero beige.

-¿Esa es tu hermana?

-Tampoco.

La chica andaba sujeta al brazo de un chico castaño de unos veintiocho años. Estaba más que bueno. Algo así como Christian elevado a la millonésima. No podía quedarme lela mirando al novio de una chica que no conocía y menos con mi el mío al lado. Con mucho esfuerzo desvíe la mirada. Cuando lo hice lo único que conseguí fue ver a un señor con barba mientras se hurgaba en la nariz.

-¡Dios-Me quejé en voz baja, arrugando la frente y con expresión de asco-¡Qué cambio tan brusco!

-¿Dijiste algo?-preguntó Lucas.

-¿Qué?...Nada. Pensaba en que no sé como es tu hermana. No la indentificaré cuando la vea salir.

-Tranquila,-suspiró- ella se hace notar.

En ese momento una chica sonriente, con muchas cautela, se posicionó detrás de él y le cubrió los ojos. Él no hizo ningún esfuerzo por quitarse las manos de la extraña de su rostro. Era como si supera de antemano que ella iba a hacer algo como eso.

-¡Hola Luquilú!-exclamó ella con acento de española.

-Dakota, te he dicho mil veces que no me llames así- se giró y le dió un abrazo- Hermana, te he extrañado mucho¿Cuántos días vas a estar aquí?

-Yo también te he echado de menos hermanito. Y no te preocupes, que tengo varios días por delante para hacerte la vida muy difícil.Jajaja.

Dakota era tan linda como me la imaginaba. La viva imagen de Lucas, pero en chica. Sus rostros eran idénticos aunque con la diferencia que ella tenía el pelo castaño, muy corto y los ojos verdes. Usaba unos lentes de sol redondos. Aros rosas colgaban de sus orejas y traía un colgante en el cuello con un dije en forma del símbolo de la paz. Me gustaron su blusa de tirantes, con muchos colores brillantes y sus pantalones acampanados.

-¿Y esta chica tan guapa quién es?¿Tu novia?-preguntó dirigiéndose a mí para saludarme.

-De hecho sí-respondió Lucas-Dakota, Natasha, Natasha, Dakota.

-Es un gusto conocerte Dakota-le dije con una sonrisa enorme en los labios-Lucas me ha hablado mucho de ti, es casi como si te conociera.

-Me alegro muchísimo, tía. Estoy segura que seremos grandes amigas y que juntas podemos hacer la vida de mi hermano un infierno.

-Dakota Rose ¿Se te olvidó que estoy aquí, junto a ti?

Dakota giró la cabeza para poder mirarle la cara a su hermano. Le lanzó un mirada de asesina:

-Sabes de sobra que no soporto que me llamen Dakota Rose.-Luego sonrió y me miró-Natasha, tú puedes llamarme Diki ¿Vale?

-Muy buen Diki y tú puedes llamarme Nat o Natie. Cómo quieras.

-Entonces-dijo ella- somos Natie, Diki y Luquilú. Jajaja suena muy bien. ¡Hey tú!-le ordenó a su hermano- Llévame al hotel que estoy hecha polvo.

-¿Cuáles son las palabras mágicas?

-Por favor, hermanito-enebró su brazo con el mío y caminamos hasta la salida dejando a Lucas atrás con todas las maletas.

Al salir, Dakota y yo nos quedamos de pie junto al auto rojo de Miller. Estaba cerrado con llave. Poco después llegó Lucas, acompañado de uno de los empleados que ayudan con el equipaje. Luego de guardar todo en el maletero del coche Lucas presionó un botón en su llavero. Esto hizo que se abrieran las puertas del auto. Dakota y yo nos sentamos en la parte trasera y él al frente. Ajustamos nuestros cinturones de seguridad y nos pusimos en marcha, en dirección al hotel.
El viaje fue puras risas y buenos chistes. La mayoría de las bromas las hacía Dakota para irritar a Lucas. Diki narró anécdotas sobre sus viajes a África para ayudar a los más necesitados y de sus aventuras por España y el resto de Europa. Me dijo que no era hippie (lo pensé debido a su ropa). Y me explicó que a veces se vestía así porque le gustaba llevar esos conjuntos de los ochentas. Me recuerdó a mí, porque a veces me visto de negro para parecer emo. Dakota y yo teníamos muchas cosas en común, empezando por el hecho de que amamos molestar a nuestros hermanos menores.

Llegamos al parking del Holmes'. Es gigantesco y lujosisímo con una ambientación moderna; pero a la vez con unos toques de antiguedad: esculturas de mármol y pinturas antiguas. Si la memoria no me falla, y asi nunca lo hace, eran siete y cuarenta cuando llegamos. Estaba oscureciendo. Prendieron las luces, haciendo que el lugar brillase como si tuviera luz propia. El botones, un chico muy agradable y educado, llevó las maletas hasta el lobby del hotel. Dakota le dio sus datos a la recepcionista.

-Todo está perfecto señorita MillerGheat.-Dijo la chica-Tome su llave, es la habitación 2058.

Cuando a Dakota le dieron la llave de su cuarto se acercó a nosotros para despedirse.

-Chao Nat.- Me dio un beso en cada mejilla Adiós por ahora hermanito-le dijo a Lucas y luego lo abrazó-. En este momento lo único que quiero es descansar un poco. El viaje fue muy tedioso y estresante. Ya mañana exploraré los alrededores para ver los servicios que ofrece el lugar. Tal vez haya chicos buenorros.

-Bien,-expresó él-vete antes de que esa cara de momia se te ponga peor.

-Yo también te quiero, Luqui.-Nos dio la espalda con la intención de irse; pero luego frenó en seco y giró ciento ochenta grado sobre sus talones-Lucas, ya que es verano podrías invitar a tu novia y a su familia a este hotel. Así conozco a la familia de mi cuñada, disfrutan unos días y me hacen compañía.

-Me lo pensaré-dijo tomándome de la mano.

-Era eso lo que me quedaba por decir. Adiós Luqui, adiós Nat.

-Adiós Dako-contestó él.

-Chao-dije yo.

Salimos del hotel y caminamos hasta el coche. Entramos en él.

-Dejaste a tu hermana sin una respuesta aceptable."¿Me lo pensaré?" ¿En serio?

-Claro que quiero pasar algunos días aquí con ella y contigo; pero no puedo dejar que parezca una idea suya.

-Anjá,-sonreí de lado y me crucé de brazos-ahora entiendo.

-Bien por ti. Vamos que te llevo a casa y de paso convencemos a tus padres.

-¡Espera! Mi ropa está en tu casa. No puedo llegar con prendas que no son mías.

-Bien,-giró los ojos- vamos a mi casa para que te cambies y luego te llevo a tu casa. ¿Te parece bien?

Asentí con la cabeza.

-Eres tanto o más insoportable que Dakota y yo, juntos.

-Sí, yo también te quiero- lo besé.

Nos pusimos en marcha y en dirección a la casa de Lucas. Al estar allí realmente no tardamos mucho. Mi ropa estaba en perfecta condiciones y lista para usarse: lavada y planchada. Ventanjas de que Lucas tenga un servicio de mucamas de primera categoría. Luego fuimos a mi casa. Al entrar la primera escena que vi fue a Joseph sentado frente al televisor. Estaba viendo La Guerra de las Galaxias.

-¡¿No te da vergüenza!?-protestó mi hermano al verme atravesar la puerta-¡Apareces a esta hora y encima no traes pizza! Para una cosa que te pido...

-Joseph ¡no jodas! Te di dinero para que compraras una a domicilio.

-Hola Natie.-Expresó papá apareciendo desde la cocina- Hola Leandro ¿cómo estás?

-Muy bien señor James.

-Lucas, papá, se llama Lucas-me acerqué a abrazarlo-No te vi en el desayuno ¿Dónde estabas?

-Desayuné muy temprano. Hoy tuve que trabajar; pero ya estoy de vacaciones. Tendrás que aguantarme en casa unos días.

-Hola hija. Buenas noches Lucas-saludó cordialmente mamá bajando las escaleras-¿Tu hermana llegó bien de su vuelo?

-Sí. Algo cansada, pero supongo que es normal.

-Ahora-dije- que estamos todos aquí Lucas y yo queremos comentarles algo.

-¡Uf! lo que nos faltaba-habló Joseph sin despegar la mirada del televisor- la Natasha espera un sobrinito mío.

-¿Tú estás tonto, enano? No es eso.

Lucas acarició su cabeza. Estaba nervioso-Quiero invitarlos a unos días de puro relax con todos los gastos pagados en el Holmes.

-¡De puta madre, por mi wuay!-Joseph saltó del sillón muy emocionado-Voy a preparar la maleta.

-¡Alto ahí Joseph James!-gritó la jefa-Lucas es muy amable de tu parte, pero no podemos aceptar.

-¡Joder mamá-Joseph hizo un puchero-siempre igual! ¿Por qué no?

-¡Guarda silencio! ¡Y deja de hablar así!

-Señora James,-la voz de Lucas se escuchó apacible-no se enoje con su hijo. Además, piénselo mejor. Yo quiero regalarles unos días agradables en ese hotel y va a estar mi hermana. Ella se muere por conocerlos.

-No lo sé. No lo acabo de ver ¿Tú que crees Marlon?-Papá estaba con la mirada pérdida como pensativo-¡Marlon!

-¿Sí, querida?-Contestó mi papi después de sacudir la cabeza un poco (Eso hace cuando se precipita de su mundo al nuestro).

-¿Te parece bien que aceptemos esa propuesta? Somos muchos, es demasiado dinero como para que lo pague todo el chico.

-Sí...la propuesta... ¡Por Dios! ¿cómo podríamos aceptar? es mucho...Emm... ¿Qué propuesta, querida?

-Mamá, tú ni caso-le dije- Yo, Joseph y Lucas queremos ir. Tú te niegas y papá...se abstiene.

-Cierto mamá-habló Joseph- en cuestión de democracia el "sí" ha ganado.

-Está bien Lucas-contestó finalmente ella-aceptaremos la invitación, pero con la condición de que te paguemos al menos una parte del dinero.

-Si así se queda más tranquila, acepto.

Mamá sonrió. Por alguna razón Lucas le caí bien.

-Coml todo está arreglado no me queda más que desearles buenas noches. Tengo algo de sueño y quiero ir a casa para descansar.

-Muy bien bello durmiente-reí-.Te acompañaré hasta el auto.

-Hasta luego Lucas-lo despidió mamá.

-Adiós Luis-Dijo papá.

-Que me llamo Luc...¿Sabe qué? no importa suegro. Llámeme como quiera.

-Hasta la vista cuñado. Recuerda no preñar a mi hermana-soltó Joseph y subió las escaleras a prisa (para evitar que mamá lo matara).

Lucas y yo salimos, para acercarnos a su coche. Cuando estábamos ahí se colocó frente a mí contra la puerta. Me coloqué frente a él. Agarró mi cintura. Yo abracé su cuello con sensualidad.

-Que no piense Natalie que le voy a aceptar ni un centavo. Es un regalo para ustedes.

-Sí, lo sé, pero ya sabes como es.

-Tu madre es un hueso duro de roer, pero al final terminó cediendo. Me recuerda a alguien-Miró a mis ojos con picardía-.

-¿A quién?

Lucas me dedicó una sonrisa torcida.-A una loca que me encanta.

-Pues ya estoy celosa de ella.

Acercó su cara a la mía.

-Amo el cómo te ves bajo la luz de la luna,-mordió su labio inferior-Aunque yo te prefiero bajo las sábanas.

Sonreí como una tonta. Aproximó aún más su rostro al mío mientras cerraba los ojos. Nuestros labios se juntaron y comenzamos a moverlos con suavidad formando así uno de esos besos pasionales que nos hacen temblar.

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